El trágico final de Jazmín de Grazia, la modelo que dejó su último mensaje en el espejo
Demasiado joven para morir. El 5 de febrero de 2012, la modelo Jazmín de Grazia fue encontrada muerta en su domicilio de Recoleta. La noticia conmocionó al mundo del diseño y el modelaje, y al ambiente televisivo donde había dado algunos pasos como notera y conductora.
La partida de Jazmín de Grazia volvió a colocar en letras de molde las consecuencias trágicas a las que puede conducir una adicción como la que ella padecía. Querida por sus colegas, desfachatada y simpática, tenía todas las condiciones para transitar el universo mediático. Sabía jugar ese juego. No pudo ser. Era indómita. Y en ella eso era un valor.
Atardecer fatal
Aquel domingo, hace nueve años, la temperatura máxima fue de 34°. El calor soporoso de Buenos Aires y la quietud habitual de la época con menos gente que la habitual debido al período vacacional, le conferían a la esquina de la avenida Las Heras y Rodríguez Peña una atmósfera bucólica.
Jazmín de Grazia tenía decidido pasar la tarde en su departamento de avenida Las Heras 1703. Había regresado de algunos eventos en la costa atlántica y en Punta del Este que ocuparon su agenda de enero. Febrero, más tranquilo para el marketing turístico, era el mes escogido para disfrutar de su casa, de su pareja y de sus amigas incondicionales como la entonces modelo Paula Chaves, a quien había conocido, una década atrás, en el certamen de televisión Super M. Aquel domingo, luego del almuerzo, ingresó a su departamento del 5° B junto a una amiga, quien al rato partió y la dejó sola. Quizás ese fue el momento en el que posteó su último tuit. Eran las 15.19 cuando escribió: “Este fin de semana fue variadito, variadito. Casi tanto como un tenedor libre con chinos como dueños”.
Cerca de las 17, la modelo decidió tomar un baño de inmersión. A la luz del tiempo, fue una decisión errónea. Alrededor de las 17.40, de Grazia comenzó a sentirse mal. Como su familia vivía en el sur del conurbano, decidió enviarle un mensaje de texto a Leandro Cabo Guillot, su novio, quien vivía a quince minutos en automóvil. El joven, con quien estaba en pareja desde hacía un año, decidió acercarse hasta el domicilio para evaluar el grado de malestar de Jazmín y si era necesaria una consulta médica.
A las 18, Leandro Cabo Guillot golpeó insistentemente la puerta del departamento de de Grazia sin obtener respuesta. Algo no estaba bien. Rápidamente, llamó a un cerrajero y a Richard, el encargado del edificio que su novia tanto quería. Antes, constató si el padre de la modelo tenía una copia de las llaves. Nadie contaba con eso. Cuando pudieron destrabar la puerta, el cuadro era el peor: Jazmín yacía muerta en la bañadera.
La autopsia determinó “asfixia por inmersión”. Se dijo que la joven se habría desvanecido por consumir drogas y ansiolíticos y, producto del desmayo, se habría generado la asfixia en el agua. Más allá de las razones de aquel desmayo, lo cierto es que, a los 27 años, se apagaba muy prematuramente la vida de una mujer que tenía un aura especial. Antes del fatal desenlace había escrito en el espejo de su baño: “Vos no tenés la culpa de que el mundo sea tan feo”.
En el sur
Jazmín de Grazia se crio en la casa familiar entre Lomas de Zamora y Temperley. Su mamá era profesora de biología y su padre estaba vinculado al rubro de la construcción. Además, eran los propietarios de la confitería Miguel, un clásico de la zona sur.
Su padre era más permisivo, pero su mamá solía marcarle los puntos desde pequeña. Es que Jazmín siempre buscó la libertad sin importarle los riesgos. Si se escapaba a andar en bicicleta podía regresar muy tarde sin dar mayores explicaciones. Esa rebeldía, seguramente, la llevaron a su independencia a los 17 años. Dejó Temperley, donde había nacido el 4 de julio de 1984, y se radicó en la Capital.
Atrás quedarían los amigos del barrio, aunque nunca abandonaría su pasión por Los Andes, club del que sus abuelos fueron fundadores, y su amor por Patricio Rey y Los Redonditos de Ricota. Esa música acompañó la despedida final en Lomas de Zamora.
Recién llegada a la Capital, Jazmín se acercó a la agencia de Ricardo Piñeiro, el exitoso manager de los ´90. Lo hizo a escondidas de su familia porque sabía que no estarían de acuerdo con sus intenciones de iniciarse como modelo profesional. Se intuía bella y seductora, a pesar de ser casi una adolescente. Fue Piñeiro quien le aconsejó participar del certamen de Canal 13, Super M 20-02, un concurso que convertía en modelos profesionales a aspirantes ignotas. Paula Chaves fue la ganadora y Jazmín logró el tercer puesto. El programa Princesas, conducidos por ambas, marcaría su comienzo como animadora. Chaves suele declarar que mantiene algún tipo de vínculo con el espíritu de su querida amiga. Cuando eso sucede, no duda en llamar a Ricardo, el papá de Jazmín, para contarle la experiencia. Además, Filipa, la hija de Chaves, nació el mismo día que Jazmín.
Códigos propios
Se negó a muchos trabajos porque no sentía que lo que le ofrecían estuviese encuadrado en sus deseos. Más de una vez confesó que el dinero y el poderío económico no eran su meta. Si su porte le permitió destacarse en el mundo de las modelos, su personalidad la llevó a cruzar otros umbrales vinculados a la conducción y el periodismo.
En 2007 comenzó a estudiar periodismo en TEA (Taller Escuela Agencia), porque notaba que lo suyo estaba en la palabra, más que en la exhibición del cuerpo. Con ese norte, fue hostess de E! Entertainment Television, la cadena internacional dedicada al entretenimiento. También pasó por Fox Sports, Fashion TV y MTV. En marzo de 2010 le tocó integrar el panel de Duro de domar, conducido por Daniel Tognetti y producido por Diego Gvirtz. Su paso por el ciclo no terminó de la mejor manera: criticó a Aníbal Fernández e incluso se trenzó con el funcionario en las redes sociales. Al poco tiempo, dejó de pertenecer a las huestes del show, considerándose despedida. Años después, la familia de Jazmín ganaría un juicio a Diego Gvirtz y su productora PPT.
Mejor le fue cuando formó parte de Animales sueltos, donde mantuvo un muy buen vínculo con el conductor Alejandro Fantino quien, ante la irreverencia poco concesiva de las preguntas de Jazmín, la apodó “Saviolita”.
En su joven y escasa vida, Jazmín de Grazia dejó una huella. Ese desborde, la vivacidad que la caracterizaban hicieron lo suyo para ganarse el afecto y el recuerdo de muchos. El polideportivo del Club Los Andes, en Temperley, lleva el nombre de Jazmín de Grazia. Y Andrés Ciro declaró que su canción “Mírenla” es un homenaje inspirado en ella. Vivió a mil. Acaso demasiado rápido en busca de algo que no terminaba de encontrar. El consumo de drogas fue un paliativo letal ante ese mundo que no lograba comprender del todo. Cuestionamiento que se había atrevido a escribir en un espejo que nadie supo leer.
La difusión de las fotos de su cuerpo ya fallecido generaron repudio y hubo acciones legales hacia los responsables. Los 27 años de Jazmín Daniela de Grazia tuvieron la intensidad de varios más. Murió sola. Quizás así se sentía.
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