Jane Fonda reveló algunos de los secretos mejor guardados de Hollywood y disparó contra Robert Redford: “Simplemente, tiene problemas con las mujeres”
En una charla que la tuvo como protagonista, en el marco del Festival de Cannes, la actriz de 85 años habló sobre su carrera, su experiencia junto a algunos colegas y al modo en que el activismo político le dio un sentido a su vida
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El Festival de Cine de Cannes suele ser una de las plataformas preferidas por las estrellas para mostrar sus grandes galas y autocelebrarse. Pero una de las grandes damas de la pantalla grande, Jane Fonda, demostró este viernes que siempre es bueno llenar de contenido los espacios a los que la fama les permite acceder: a lo largo de una hora y media, la protagonista de Barbarella se prestó a una charla en la que no esquivó ningún tema y no tuvo reparos en disparar contra uno de los galanes con los que más trabajo. “Robert Redford tiene problemas con las mujeres”, dijo ante un auditorio atónito.
La entrevista se llevó a cabo el viernes a la tarde y ya desde el principio la actriz dio por entendido que no pensaba esquivar ningún tema, por más privado que pareciera: al comienzo de la charla explicó que podía entenderle a la moderadora sin la necesidad de un traductor porque el francés es un idioma que no le resulta extraño. “Uno de mis maridos, he tenido tres, era francés”, indicó, en referencia a Roger Vadim, el realizador que la dirigió en Barbarella.
Sobre aquel icónico y edulcorado film futurista de 1968 indicó, sin tapujos: “No me gustó nada cuando la estaba haciendo”. Y explicó: “Al comienzo de la película, hice un striptease en el espacio. Era muy tímida, aunque no lo crean, así que tuve que beber mucho vodka para perder la vergüenza y filmé aquella escena borracha”.
Sin embargo, cuando aquel baile sensual parecía haber quedado atrás, un “elemento” inesperado la obligó a volver a moverse ante las cámaras. “Al día siguiente, mientras revisábamos el material filmado, notamos a un murciélago que aparecía todo el tiempo volando entre la lente y yo. Y tuvimos que hacer todo de nuevo, solo que para ese entonces yo tenía resaca”, rememoró.
Otro golpe a su timidez, más fuerte aún, le dio de lleno cuando vio por primera vez el film, el día del estreno. “Me vi allí, desnuda... Vadim me prometió que mi cuerpo estaría tapado por los títulos, y no fue así”, recordó. Luego, hizo una pausa y recordó, con picardía: “¡Ya no estamos casados!”. Sin embargo, más allá de su primera impresión y de su reacción el día del estreno, Fonda reveló que con el paso de los años aprendió a amar la película: “Ahora, cuando la veo, me resulta divertida”, indicó.
Consciencia
La actriz, que también es una reconocida activista, se remontó a 1965 para señalar con precisión el momento en el que empezó a entender que pertenecer al firmamento de Hollywood trae aparejados millones de beneficios, pero también una gran responsabilidad. Aquel año, ella y Lee Marvin fueron contratados “a muy bajo costo” para filmar La Tigresa del Oeste.
Las condiciones de trabajo eran descarnadas: todo el equipo estaba obligado a trabajar 14 horas diarias. “Me encantó filmarla, porque monté a caballo y yo soy marimacho... Y Lee Marvin estuvo fabuloso. Era muy divertido y siempre estaba borracho. Nos alojamos en el mismo motel y tuvieron que cargarlo escaleras arriba”, reveló.
Y luego, indicó: “Pero, además, era un hombre muy consciente y me enseñó algo muy importante. En un momento, me rompieron un diente, pero no dejaron de filmar, solo que me filmaban de espaldas. Entonces, él me llevó a un lado y me dijo: ‘Fonda, somos las estrellas de esta película. Si permitimos que nos hagan trabajar tantas horas, no somos nosotros los que salimos lastimados, es todo el equipo. Tenemos que defender a los trabajadores’. Esa fue una gran lección de Lee Marvin, que no era un revolucionario. Era un borracho fabuloso y un ser humano maravilloso”.
Dos galanes muy distintos
Y entonces, llegó uno de los momentos más impactantes de la conferencia. Cuando le recordaron las películas que había filmado junto a Redford - La jauría humana (1966), Descalzos en el parque (1967), El jinete eléctrico (1979) y Nosotros en la noche (2017)- la actriz sorprendió con su respuesta: “Bueno, estaba enamorada de él”.
“Hice cuatro películas con él, y durante tres estuve enamorada de él. Lo que significa que la pasé muy bien”, señaló. Pero, a la vez, indicó que había un gran problema: “A él no le gustaba besar”.
“Además, siempre estaba de mal humor, y yo siempre pensé que era mi culpa. Cuando filmamos la última película juntos, yo sentí que había crecido porque cuando él llegaba al set tres horas más tarde y de mal humor, ya no sentía que fuera mi culpa. Siempre la pasamos bien. Es una muy buena persona… Simplemente, tiene un problema con las mujeres”, disparó, sin dar más detalles.
Su experiencia con el Alain Delon, expuso, fue totalmente distinta. Juntos filmaron La jaula del amor en 1964. “¡Oh, Dios mío! ¡Qué bello era! No tanto ahora... Ha tenido una vida dura. Pero entonces, él era el ser humano más hermoso del planeta”, expresó. E indicó: “A él sí le gustaba besar. Tuvimos bonitas escenas de amor”.
A los golpes
Fonda resaltó también la importancia de Mi pasado me condena, la película que protagonizó en 1971 y reveló cómo fue que se preparó para interpretar a una trabajadora sexual. “Me instalé junto a un grupo de prostitutas durante una semana en Francia, pero ningún hombre me guiñó un ojo. ¡Nadie se me insinuó, siquiera! Entonces, le dije a Alan [J. Pakula, el director]: ‘Dejame rescindir el contrato. Contratá a Faye Dunaway. Ella será buena: todos quieren acostarse con ella’. Él simplemente se rio”, recordó la actriz.
Además de su “trabajo de campo”, Fonda decidió que debía ir a la morgue para profundizar en su personaje. “Allí me mostraron cientos de fotografías de mujeres que habían sido golpeadas por hombres hasta la muerte. Cuando filmé la escena final, esas mujeres pasaron por mi cabeza y me largue a llorar. No lloraba de miedo, sino de tristeza y horror. Una mitad de mí estaba allí en la escena y la otra me decía: ‘Mierda. Me estoy volviendo feminista’. Fue tan poderoso”, rememoró.
Ser una mujer en Hollywood
Promediando la charla, Fonda reflexionó sobre la amistad femenina y destacó la relación que supo construir con Lily Tomlin -con quien protagonizó los films Cómo eliminar a su jefe (1980) y 80 for Brady (2022), y la serie Grace & Frankie-, a quien definió graciosamente como el “hombre favorito con el que ha trabajado”. Luego sumó: “Es mi hermana y la amo más que a nada”.
La actriz explicó que realmente no siente ser “parte de Hollywood”, tal como muchos podrían pensar tan solo por su linaje. “Yo no voy a fiestas. Desearía haber ido a más, pero no siempre me invitan”, admitió. “Siempre me preocupé por otras cosas además de mi carrera. Si realmente me importara mi carrera, nunca habría hecho lo que hice, que fue dejar los Estados Unidos, mudarme a Francia y vivir en un ático en Le Marais con Vadim... Fue un paso terrible desde el punto de vista de mi carrera”. Sin embargo, ese paso fue el que le abrió las puertas al activismo, lo que realmente le dio sentido a su vida.
Mientras respondía a la pregunta de una mujer sobre cómo entrar en la industria, Fonda fue muy directa: “¡No dejes que los hijos de puta te atrapen! Tienes que ser fuerte y hacerles frente, pero hacerlo de manera diplomática. No quieres hacer enemigos. Se trata de relacionarse. Ese es el gran error que cometí: nunca construí relaciones. Michael Douglas [con quien protagonizó El síndrome de China] es excelente para construir relaciones. No creo que yo le caiga bien, pero es muy diplomático”.
El recuerdo de Katharine Hepburn
Fonda concluyó la charla con una anécdota sobre su padre, Henry Fonda y Katharine Hepburn, con quienes hizo En la laguna dorada, en 1981. “Mi papá estaba muy enfermo, tenía una enfermedad cardíaca y no quería que muriera sin que hayamos trabajado juntos”, dijo. “Así que compré los derechos y la convertí en una película con él. Ni siquiera habíamos empezado a pensar en quién debería interpretar a Ethel, y un día en mi oficina suena el teléfono. ‘¿Hola? Escuché que estás haciendo una película de En la laguna dorada...’. Era Katharine Hepburn. ¡Ella nos llamó! ‘No puedes filmarla en mayo, los árboles se volverán rojos’. Ella nos estaba diciendo cómo hacer la película”, relató entre risas. “Por supuesto, la contratamos. Fue una de las experiencias más gloriosas de mi vida. Hice la película para mi padre, pero la persona de la que más aprendí en la película fue Katharine Hepburn”, aseguró.
La razón por la que Hepburn era “tan interesante” era porque “quería que siguieran hablando de ella después de su muerte, y yo hablo de ella todo el tiempo”. Sin embargo, la actriz está convencida de que la legendaria actriz no la quería: “Los tres fuimos nominados a los Oscar, y yo no gané, y ellos sí. Y llamé a Hepburn para felicitarla y me dijo: ‘¡Nunca me alcanzarás ahora!’”.
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