Durante doce días, la empresaria y el modelo internacional disfrutaron de la naturaleza y la belleza de las playas de la Riviera Maya junto a su niña de nueve meses
Ivana Figueiras (29) tenía un sueño: conocer al hombre indicado. Y se cumplió cuando se cruzó, a mediados de 2015, con el modelo Tomás Guarracino (26). En poco tiempo, se enamoraron perdidamente, se fueron a vivir juntos –acompañados por Juana González Victorica (8), hija mayor de la modelo y empresaria– y casi inmediatamente apostaron a formar una familia. Entonces llegó Suri, que hoy tiene nueve meses, y desde ese momento disfrutan a tiempo completo sus días de a cuatro. “Este verano decidimos celebrar Año Nuevo en Punta del Este y después pasar el resto de las vacaciones lejos del país. Nos fuimos a Playa del Carmen. Yo había ido de chica, con mis papás y mis hermanas, y tengo muy lindos recuerdos. Quería que mis hijas experimentaran eso, especialmente Juana. Y aunque muchos veranos de mi vida los pasé en Uruguay, preferí alejarme de la exposición”, dice.
–El año pasado pasaste todo el verano en el Este, ¿qué te hizo cambiar de opinión?
–Siento que ya no es mi lugar. El año pasado, que estaba embarazada, decidí estar todo enero ahí por comodidad, pero ya no disfruto ni me relajo, no estoy en la playa tranquila. Después del segundo embarazo empecé a cuidar un poco más mi imagen y sólo quiero verme en bikini cuando tengo ganas, no cuando me “agarra” un paparazzi.
–En tu familia, 2016 estuvo marcado por la llegada de nuevos integrantes. Además de tu hija Suri, nació Hilario, el bebé de tu hermana Natalia, y Alfonso, fruto del matrimonio de tu papá [Marcelo Figueiras] con la senadora María Laura Leguizamón.
–Cuando tenés una familia tan grande es posible que pasen muchas cosas en simultáneo, a veces muy difíciles de aceptar. Con la llegada de Tomi a mi vida aprendí a hacer la mía, porque con él logré formar una familia y quiero protegernos a full. Mi papá decidió volver a ser papá con Alfonso y se lo súper respeto, me alegro por él y disfruto a mi hermanito, va a poder contar conmigo toda la vida. Al principio fue difícil acostumbrarme a la idea, porque Nati y yo también estábamos embarazadas en ese momento. Yo sentía que era tiempo para que nosotras, que tenemos treinta, atravesemos por esa etapa, no él. No es una situación de lo más normal, pero trato de tomarlo con humor… Pensá que Suri se lleva diez días con su tío menor y con uno de sus primos.
–También apareció en sus vidas Tainá, tu hermana mayor, que vivía en Brasil y a quien tu papá conoció en marzo pasado. ¿Cómo recibiste esa noticia?
–El otro día estuve mirando videos de cuando era chiquita y reviví experiencias divertidas, viajes y situaciones del día a día que tuve con mis hermanas [Nadia, Natalia y las gemelas Gabriela y María]. Son personas con las que me miro y sé qué piensan. Tengo un vínculo especial con ellas. Me enteré de Tainá cuando estaba a dos meses de dar a luz. Mi papá vino a mi casa y me contó que tenía una hija más grande, fruto de un affaire a sus 18. Quedé en shock. Hubiese preferido, por un tiempo, mantenerlo para nosotros como familia y no que se diera a conocer públicamente. Me cuesta adaptarme a esta realidad; todavía no lo asimilo. Y aunque sé que Tainá tiene derecho a poder disfrutar de su papá, yo no siento por ella lo mismo que por el resto de mis hermanas. Por eso, también, decidí hacer la mía en el verano y alejarme un poco de los planes de mi papá [que tiene una casa en José Ignacio].
–¿Cuáles son tus prioridades?
–Quiero cuidar a mis hijas. Pero, además, no estoy lista para conocer una historia tan fuerte. Estoy metida en mi “mambo”. Desde que abrí Pompavana [su marca de lencería y trajes de baño] me mantengo sola y no dependo de mi papá, como muchos creen. Nadie me ayuda en nada. Salvo Tomi, con quien aprendí que puedo independizarme. Soy cero tradicional, pero mi relación con él me hace ver todo de otra manera, no me interesa otra cosa más que nosotros cuatro, es la primera vez que me pasa. Ya no me interesa sentirme admirada o deseada y gustarle a otros. No me gustaría que nadie ni nada desarme esto que formamos con Tomi.
–¿Qué encontraste en él que no tienen otros hombres?
–Si bien Tomi es tres años menor que yo, es súper maduro. Además me entiende, me cuida, me ayuda a crecer. Todo lo que yo pienso y sueño, él me ayuda a hacerlo realidad. Es el mejor compañero. Cuando se puso de novio conmigo, tuvo que bancarse el paquete. Fue un apoyo incondicional y no se enrosca con nada, es súper simple y me ayuda a bajar los decibeles en general.
–¿Cómo es la relación de Juana y Tomás?
–Increíble. Él la trata como a una hija. Obvio que es consciente de que ella tiene a su papá, pero la quiere y la cuida como a Suri. En México yo estuve muchos días metida adentro del hotel con Suri, que estuvo con gripe, así que Juana y Tomi la pasaron juntos. Te diría que hicieron el viaje solos [Se ríe]. Se animaron a la tirolesa, hicieron snorkel, nadaron con delfines, se metieron en el mar mil veces. Mi viaje fue cero aventurero, no sólo por mi bebé, sino porque a medida que voy creciendo, todo me da más miedo.
–¿Les gustaría casarse?
–Algún día… No tenemos planes de casamiento todavía. Me gustaría que fuese cuando Suri sea más grande.
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