En su paso por Argentina, los novios tomaron clase de 2x4, admiraron las cataratas del Iguazú y compartieron una cena de gala con el presidente Mauricio Macri y la primera dama Juliana Awada
Siempre tomados de la mano y sin dejar de mirarse a los ojos, Mario Vargas Llosa (80) e Isabel Preysler (65) se mostraron inseparables los días que duró su visita a Buenos Aires. Desde que se hizo pública su relación, hace casi un año –gracias a las imágenes que reveló en exclusiva ¡Hola! en junio de 2015, en las que compartían un almuerzo para dos en Madrid–, el premio Nobel de Literatura y la "Reina de Corazones" pasean su amor por el mundo. Pasaron Navidad y Año Nuevo entre Puerto Rico y Miami y ahora disfrutaron juntos de su última escala en Buenos Aires. La excusa fue la presentación de la nueva obra del escritor, Cinco esquinas, en la 42a Feria Internacional del Libro. La escapada de una semana a Argentina también incluyó su participación como invitado de honor en la cena de gala de la Fundación Libertad, junto al presidente Mauricio Macri, un viaje relámpago a las cataratas del Iguazú, y el paseo obligado por San Telmo para ver un show de tango.
MI BUENOS AIRES QUERIDO
Se encontraron en el Palacio Duhau-Park Hyatt Buenos Aires el sábado 30 de abril. Él llegaba de un breve viaje por Santiago de Chile y ella, de Madrid. Pero no estuvieron solos en su paso por Argentina, sino que los escoltaron el hijo del escritor, el ensayista Álvaro Vargas Llosa (50), y su mujer, Susana Abad. Con ellos, y en plan secreto, volaron a Misiones por el fin de semana para admirar las cataratas del Iguazú. Volvieron a Buenos Aires el lunes 2 por la noche y se refugiaron en el hotel, dispuestos a descansar. Al día siguiente, organizaron su primera salida en la ciudad y el lugar elegido fue San Telmo. Allí, Mario e Isabel disfrutaron de un show de tango y folclore en Gala Tango, al 431 de la calle Balcarce, donde vieron un espectáculo que recorrió las canciones más representativas del género, interpretadas por un quinteto de piano, bandoneón, dos violines y contrabajo, dos cantantes y cuatro parejas de baile. "Fue un show fantástico, la puesta en escena del tango me pareció maravilloso", fueron las breves palabras de Isabel tras la función, quien incluso se animó a tomar clases con uno de los bailarines y practicó algunos pasos y firuletes con su novio, Mario.
Probaron allí un menú típico del lugar. El autor de La ciudad y los perros eligió unas empanadas de carne que completó con un bife de chorizo y un flan; en tanto, ella prefirió el carpaccio de salmón de entrada, para después probar un lomo a las brasas y de postre, peras al Malbec.
MARIO, EL INVITADO ESPECIAL
Fiel a su costumbre, Mario Vargas Llosa no se mantuvo distante de la realidad política del país, y así lo demostró al día siguiente, al asistir como invitado de lujo a la primera cena anual que Fundación Libertad organizó el 4 de mayo en Golden Center de Parque Norte. Acompañado por su novia, el Nobel compartió la mesa principal con el presidente Mauricio Macri (57), la primera dama Juliana Awada (42) y el presidente de la Fundación, Gerardo Bongiovanni, entre otros. Ante más de mil personas, Vargas Llosa expresó: "Es un momento histórico para la Argentina, un momento excepcional y no peco de exagerado si digo que los ojos del mundo, y en especial de América Latina, están volcados en este país".
Aunque en su breve discurso no mencionó a Isabel, Vargas Llosa ya demostró más de una vez lo que siente por ella. Basta recordar sus palabras durante el festejo de su 80° cumpleaños, el pasado 28 de marzo, para advertir su gran presente: "Por fin he sabido que la palabra ‘felicidad’ tiene nombre y apellido: Isabel Preysler", dijo entonces.
El jueves 5, la pareja aprovechó la mañana para hacer sus propias actividades. Mientras el escritor participaba de una conferencia de prensa en el Alvear Palace Hotel, Isabel se hizo un tiempo para recorrer las exclusivas tiendas de la calle Posadas. Por su círculo más cercano se supo que la ex de Julio Iglesias quedó encantada con la reconocida marca de accesorios Pérez Sanz, donde se tentó con un cinturón de cuero con alpaca de hilo de seda, piedra y nácar; una cartera de gamuza con piedra y alpaca y unos pendientes de alpaca y ónix.
Ya entrada la noche, Mario e Isabel recalaron en la avenida Corrientes. Acompañados esta vez por su amiga y modelo puertorriqueña Astrid Muñoz (42) –casada con el polista argentino Eduardo Novillo Astrada (43)–, Mario e Isabel llegaron al teatro Broadway para aplaudir "Franciscus, una razón para vivir", la obra dirigida por Flavio Mendoza, basada en el libro escrito por el empresario Alejandro Roemmers.
LA EFERVESCENCIA DE LA VIDA
El viernes, un día antes de emprender el regreso, el escritor peruano concretó finalmente el gran compromiso de su viaje: presentar su última novela en la Feria del Libro. Escoltado fielmente por Isabel, Vargas Llosa llegó al salón Jorge Luis Borges, que estaba colmado de admiradores, unos minutos después de las ocho de la noche. "¿Qué pasó en estos ochenta años, Mario?", fue una de las preguntas del escritor y periodista Jorge Fernández Díaz. Sin abandonar la sonrisa, Vargas Llosa abrió su corazón por primera vez durante su paso por Buenos Aires. "No me siento distinto a cuando tenía 79… Sólo espero seguir vivo hasta el final y no morirme en vida. No hay que esperar la muerte. Esta tiene que aparecer como un accidente, mientras uno está en plena efervescencia", confió emocionado.
El sábado 7 se despidieron de Buenos Aires tomados de la mano. Y ante la pregunta de la boda inminente, respondieron con una sonrisa. Pero ¿quién les quita lo bailado?
- Texto: Jaqueline Isola
- Fotos: Matías Salgado, Juan Roncoroni, Juan Huerta, Pedro Orquera y EFE
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