Irma Roy: su origen humilde, la decisión de dedicarse a la política, el gran amor de su vida y la relación con su hija
A siete años de la muerte de la recordada actriz y política, hacemos un repaso por su vida y su carrera; “Mi mamá vivió intensamente”, asegura Carolina Papaleo a LA NACION
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Siempre fue una mujer decidida y ya de chiquita supo que quería ser actriz. Se soñó en un escenario mientras crecía en un conventillo, cerca de San Juan y Boedo, y sus padres, inmigrantes italianos, la peleaban día a día para llevar un plato de comida a casa. Se llamaba Irma Carolina Guglielmo, pero todos la conocimos como Irma Roy. Había nacido el 10 de junio de 1932 y murió a los 84 años, el 14 de junio de 2016, a causa de una infección, luego de un accidente doméstico.
Egresó del Conservatorio Nacional de Arte Escénico y debutó en cine de la mano de Los Cinco Grandes del Buen Humor, en Cinco grandes y una chica, dirigida por Augusto César Vatteone, en 1950. En sus primeras intervenciones cinematográficas figuró en los títulos de crédito como Irma Roig porque creían que era hija de la actriz Maruja Roig. A esa película le siguieron muchas otras, entre ellas Al compás de tu mentira, Historia de una noche de niebla, El hermoso Brummel, Caídos en el infierno, Mi marido y mi novio, Requiebro, Los viciosos, El derecho a la felicidad, Las venganzas de Beto Sánchez, Siempre fuimos compañeros. En 1989 filmó la última, D.N.I. (La otra historia).
Dos amores y una hija
Se casó muy joven con el actor y director Eduardo Cuitiño y estuvieron juntos hasta que él falleció, en 1963. Años después, Roy conoció al periodista Osvaldo Papaleo con quien se casó en 1967 vía México porque él era separado. Tuvieron una hija, la actriz Carolina Papaleo. “Mi mamá siempre decía, en broma, que no había aprendido la lección porque había enviudado de un peronista y se había casado con otro”, bromea Carolina Papaleo, en diálogo con LA NACION.
Cuitiño debió exiliarse luego del golpe de Estado de 1955 y se instaló en Colombia durante seis años. Según cuenta Carolina Papaleo, su mamá trabajaba mucho allí y llegó a ser tan famosa que vendían muñecas con su rostro. “En ese momento estaba muy rubia y era muy jovencita y hacían muñecas como ella que se vendían como pan caliente. Tengo una nota guardada que decían que era como una Cenicienta”, recuerda.
Cuitiño falleció al poco tiempo de volver a nuestro país. Unos años después la actriz conoció a Osvaldo Papaleo y Carolina detalla algo que le escuchó decir muchas veces a su mamá: “Su profesor de yoga le decía que iba a conocer al amor de su vida y que le iba a traer el libro El principito. Mi papá ya le había hecho una nota y le había criticado una lámpara que mi mamá tenía en su casa y que le había hecho una tía. Ahí hubo un primer roce (risas). Volvieron a verse cuando mi mamá se tropezó y se rompió la tibia y el peroné, mientras hacía teatro. Cuando la estaban llevando al quirófano, mi papá -que se había enterado de la noticia- se acercó y le regaló El principito. Ese era el cuento de hadas que ella contaba”.
Carolina nació en 1969, en pleno éxito de Simplemente María, la novela de Celia Alcántara que Irma protagonizaba junto a Alberto Argibay. “Mi mamá pensaba que no iba a tener hijos porque con su primer marido no había podido. Cuando estuvo con mi papá fue a un obstetra, quedó embarazada de mí y, pese a que se separaron, siempre dijo que mi viejo era el amor de su vida”.
Actriz y política
En 1976 la pareja debió exiliarse y ella estuvo prohibida durante algunos años. Dice Carolina que a su mamá la habían dado por muerta y que le habían hecho una tumba en Lanús, donde la gente le dejaba flores creyendo que era verdadera.
Con la vuelta de la democracia, Irma Roy volvió a la TV y uno de sus primeros trabajos fue en el unitario Vínculos, en 1987. Ya para entonces militaba activamente en el Partido Justicialista. “Se hizo peronista cuando era chiquita. Mis abuelos eran muy humildes y en las Navidades iban a la casa de una tía paterna que a las siete de la tarde los despedía diciendo que tenía visitas. No había plata para festejar las fiestas hasta que Perón puso el aguinaldo y por eso se hizo peronista. Mi abuelo trabajaba en Obras Sanitarias y mi abuela se iba caminando desde San Juan y Boedo hasta el trabajo de mi abuelo para que mi mamá pudiera ir a estudiar en tranvía, en Las Heras y Callao. Y muchos años después se compró el departamento de sus sueños en Las Heras y Callao, donde ahora vivo yo. Ella contaba que se hacía visitas, se sentaba en el living y miraba todo porque no podía creer que tuviera un departamento así”, dice nostálgica Carolina.
Sobre la militancia de su mamá, Carolina recuerda: “Ella ya venía trabajando con Juan Antonio Cafiero en su campaña y un día le dijo que quería ser diputada, a lo que él le respondió que antes tenía que ganar varios distritos. Así que recorrió media provincia y en 1987 mi vieja fue diputada. Y ahí siempre digo que mis viejos se cruzaron las profesiones: mi papá de la política pasó a la producción artística, y mi mamá de lo artístico se fue a la política. Fue legisladora también e hizo las primeras leyes sobre violencia de género, fue una de las impulsoras de la ley de cupo femenino y también estuvo comprometida con la ley de adopción; tenía a su cargo la comisión de Minoridad y Familia”.
La vuelta al primer amor
Con los años, Irma Roy retomó su la vida artística. “El mundo había cambiado mucho y, de alguna manera, fui su representante porque no entendía qué había pasado. Fue así, un día decidió que era más importante ser militante que actriz y dejó la carrera para dedicarse de lleno. Mi mamá vivió intensamente y logró un montón de cosas” explica Papaleo a LA NACION.
En televisión hizo El cielo es para todos, con guiones de Nené Cascallar; El día nació viejo, El amor tiene razón, Alta comedia, Lucía Sombra, Frente a la facultad, Trampa para un playboy, Alguien como usted, El teatro de Irma Roy, Alguien como vos y en Los buscas de siempre y Amor en custodia, donde trabajó con su hija Carolina.
En teatro hizo Alguien como vos, Los árboles mueren de pie, No hay que llorar, Fuego entre mujeres y también trabajó con su hija en Flores de acero, un gran éxito con el que recorrieron todo el país. En 2015 protagonizó radioteatros en el ciclo La radio en el teatro, dirigido por Víctor Agú.
“Con mamá tengo millones de anécdotas porque pasábamos mucho tiempo juntas y solas cuando papá viajaba. Me acuerdo que en una época mirábamos televisión por teléfono, yo en mi casa y ella en la suya, y nos matábamos de risa porque yo tenía un poco de delay y le decía que el programa había terminado o que había pasado tal o cual cosa”, recuerda entre risas Papaleo. Y agrega: “Cuando era adolescente íbamos casi todos los días a comer comida china a la vuelta de casa. Mi mamá era muy graciosa y yo la hacía reír mucho. Me decía que me admiraba porque yo escribía y dirigía. Yo quería que ella escribiera un libro y de hecho hay un manuscrito que todavía tengo que leer bien entes de editarlo y publicarlo. Era muy coqueta, le encantaba ir al teatro, a comer. Salíamos mucho”.
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