Inés Estévez: “Ser madre es un mandato y las mujeres somos víctimas de eso”
La actriz vuelve al teatro de la mano de José María Muscari; protagonizará Redes viví tu experiencia, con los influencers Connie Isla, Bimbo Godoy, Nati Jota, Cande Molfese, Flor Jazmín Peña, Grego Rossello y Lucas Spadafora
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Inés Estévez vuelve al teatro para protagonizar Redes viví tu experiencia, el espectáculo de José María Muscari que se estrena este 13 de abril en la sala Picasso del Paseo La Plaza, se verá los martes y miércoles a las 21 en forma presencial y también por streaming. La acompañan los influencers Connie Isla, Bimbo Godoy, Nati Jota, Cande Molfese, Flor Jazmín Peña, Grego Rossello y Lucas Spadafora. En una charla íntima con LA NACION, la actriz habla de este regreso, de su relación con las redes sociales, de sus hijas Vida y Cielo y reflexiona sobre la maternidad.
-Redes no es una obra convencional, ¿de qué se trata?
-Muscari lo llama show conceptual pero de todas maneras es un hecho teatral, con otros códigos. Creo que es el rumbo del nuevo teatro, en este marco. Lo que más me sorprendió muy positivamente es que la obra tiene un gran contenido y muestra de una manera humorística y muy cruda la contradicción que genera el mundo de las redes sociales en todos nosotros. Tiene una mirada bastante descarnada. Los influencers actúan, todo está ficcionado y, si bien Muscari escribió el guion, nos pidió a cada uno que le diéramos nuestro parecer sobre qué sentíamos frente a las redes. Mi lugar es el de la persona que cuestiona ese mundo y que desnuda el negocio detrás de ese mundo. Hay una coherencia en el enfoque que cada uno de nosotros hace en las redes y lo que luego hace en la ficción. Yo encarno a una persona que conoce mucho menos las redes de lo que las conozco en realidad. Nunca había trabajado con Muscari, aunque hace años que coqueteamos con la idea pero no podíamos coincidir. Me encanta cómo dirige, va al punto. Es concreto, conciso, es muy claro su objetivo y los tiempos de ensayo son muy potenciados por su eficacia y su capacidad de síntesis. Me había llamado para Sex también y no se dio. Y en Redes me atrapó el tema, porque es muy vigente, muy rico.
Las redes sociales, una relación amor-odio
-¿Cómo es tu relación con las redes sociales? Muchas veces contás cosas personales, otras opinás sobre la realidad o reclamás justicia social.
-Tengo una mirada de investigación y crítica hacia las redes, incluso formando parte de ellas. Y soy bastante joven en el tema: tuve Twitter en 2015, luego me abrieron un Facebook porque necesitaba tener una página para no sé qué, e Instagram en el 2017. Tampoco me paso horas en las redes pero descubrí que es un arma poderosa. Uso Twitter para hacer servicio social más que nada: junto con otros padres de chicos con discapacidades conseguimos sillas posturales de gente que no las usaba más y vivía en Mendoza y encontramos quien la llevara hasta Escobar, por ejemplo, o botones gástricos.
-Es maravilloso que se usen como servicio, para construir y no para destruir.
-Es inevitable sentirse afectado a veces. Me parece un arma muy interesante para esgrimir ciertas verdades, para desnudar ciertas realidades. En lo personal, subo cosas que tienen que ver con alguna celebración factible de ser compartida, o algo que crea cierta conciencia respecto de la discapacidad, la inclusión, la diversidad, de temas que me atañen, que me desvelan. Me interesa ser constructiva, hacer la diferencia desde ese lugar.
-¿Cuánto te afectan los comentarios negativos?
-A veces desaniman y otras alejan. Twitter es una red que ya no tengo en mi teléfono y entro cuando tengo que decir o promocionar algo. Es una red que se ha vuelto un tanto feroz. A veces afecta cuando ves la belicosidad o la liviandad con que algunas personas atacan o se expresan de una manera agresiva. Pero también puedo divertirme y si una noche no puedo dormir, miro los posteos de Gente rota o de Mica Lapegüe, me rio un poco y duermo más tranquila. No dejan de ser un elemento de distracción. Y a su vez ese es el peligro, ¿de qué te están distrayendo? Redes habla también de eso. Estoy entusiasmada y además, martes y miércoles son dos días de la semana que están buenísimos porque puedo hacer otras cosas. Por ejemplo, si tengo un show con mi banda el fin de semana, pudo hacerlo. Además tengo proyectos para hacer tres películas. Espero poder combinar todo. Una me tiene como protagonista y la dirige María Victoria Menis, otra se rueda en Rosario y tengo una participación, y hay una más. Por eso es importante que el teatro me deje tiempo para hacer otras cosas.
-Y para compartir con tus hijas. Con dos días de funciones debe ser más fácil la logística familiar.
- Sí. Es una hora del atardecer que me gusta estar en casa pero al ser sólo dos días se vuelve más fácil administrar el cuidado y los tiempos cuando no estás.
La maternidad: mandato o puro amor
-Muchas veces contaste que no tenés una mirada romántica sobre la maternidad, ¿alguna vez te preguntaste por qué decidiste ser mamá?
-Creo que no somos las mujeres las que propiciamos el aspecto forzadamente romántico de la maternidad, sino la sociedad. Ser madre es un mandato y las mujeres somos víctimas de eso. Hasta la madre con vocación de serlo desde que tiene uso de razón, seguramente tiene momentos en los que se hastía, se cansa, se agota y desearía tomarse unas vacaciones en una playa paradisíaca, con las patas en el agua y tomándose un trago sin que nadie le hable ni le demande nada. Es humano, es normal (ríe). Sigo analizando mucho y preguntándome si he sido madre por mandato o por rebeldía a otros mandatos o por vocación de servicio. No creo que ninguna madre en el proceso de serlo lo piense, pero tal vez con la objetividad de los años, cuando tus hijos son grandes, seguramente mirás y decís: ‘estuvo buenísimo’ y llegás a conclusiones muy satisfactorias que justifican la decisión de haber sido madre. En mi caso es diferente porque tengo dos hijas con discapacidad que nunca van a ser adultas e independientes. Pero cuando sos una madre corriente, con hijos con un crecimiento y una inserción social típica, tal vez sea así. Es una pregunta muy profunda que reviste muchísimas aristas. No creo tener una respuesta. Soy una persona absolutamente productiva, creativa, con impulsos evolutivos que giran en torno al quehacer artístico y a la búsqueda de diferentes expresiones. No es una pregunta que tenga una respuesta concreta y concisa. Son decisiones que uno va tomando en la vida. En mi caso, en un momento me sentí ya adulta, con un camino recorrido y en condiciones relativas de ayudar a otros seres a evolucionar. Es una decisión muy seria y las mujeres solemos ser víctimas de un mandato social, y hay que atenerse a ese rol a una edad determinada y en un momento determinado de la vida. Es un corset bastante pesado.
-¿Cómo están tus hijas hoy? Muchas veces contaste lo duro que es encontrar la educación y las terapias adecuadas para ellas.
-Es algo muy cambiante porque tienen un retraso madurativo global, en diferentes niveles cada una. Una está más afectada y otra, menos. Es algo que va cambiando porque cada dos o tres años te das cuenta en qué aspectos esa evolución ha crecido y en cuáles parece que no se va a desarrollar mucho más. Están organizadas ahora pero es algo frente a lo cual hay que tener cierto estado de atención, de lucidez, de observación profunda y de energía para ir volanteando. Voy reencausando la pedagogía de la más grande (Vida), y me doy cuenta en qué cosas la puedo apuntalar más a la mas chica (Cielo). Es muy lábil. Hay que estar muy encima.
-¿Cómo recargás las pilas?
-Tengo que estar atenta siempre porque incluso cuando están con el padre (el actor Fabián Vena), la cabeza que organiza la distribución horaria de las terapias, los ritmos del aprendizaje, la administración de medicamentos, las dosis, los médicos, soy yo. Es algo que me demanda muchísima energía, y tengo que trabajar contantemente para poder tener un espacio y un resto para seguir produciendo y viviendo. Por ejemplo, estaba estudiando la letra de Redes y la cabeza se me iba al pañal específico que hay que comprarle a la más chica, o si tengo suficiente anticonvulsivo o si la más grande tiene que hacer la tarea por zoom la semana que viene.
-También despojás de romanticismo el hecho de adoptar. En tu caso, adoptaste a dos hermanitas que difícilmente hubieran encontrado una familia que las cuidara.
-Frente a la adopción también me interesa desmitificar que es un acto de amor. Mi caso es particular porque decidí adoptar hermanas con enfermedades tratables o reversibles. Pero adoptar es una decisión tan valiente y amorosa como la de tener un hijo biológico. No hay una diferencia. Lo que hay es un mito en torno al hijo biológico, como si llevarlo en tu vientre te garantizara que va a tener salud, un buen vínculo familiar. Y el vínculo hay que construirlo siempre, sino no existirían padres e hijos que no se hablan. Nada te garantiza lo ideal en un vínculo de construcción de familia y es importante este mensaje. No hay ninguna diferencia entre adoptar y tener un hijo biológico. Desmitifiquemos. El mito del hijo biológico tiene que empezar a desaparecer. En mi caso particular tomé un riesgo al adoptar hermanas con enfermedades tratables o reversibles, y es una pregunta que te hacen cuando haces los trámites. Es verdad que no nos imaginamos que las dos iban a tener compromiso de salud. Cuando nos dijeron quiénes serían las niñas ya lo supimos, claro. Pero las condiciones se fueron manifestando con mayor compromiso de lo que parecía y ahí te enfrentás con tu decisión, la asumís y trabajás para que tengan la mejor calidad de vida posible, para que evolucionen lo máximo que ellas puedan, para aceptar sus límites, y aprender a no forzar hasta dónde pueden llegar. Es un poco el día a día. Por otra parte, me gustaría referirme al caso Mimí y decir que la Ley de Adopción tiene ciertas falencias y cuando la Justicia se atiene al manual y no contempla la instancia particular de cada niño, comete gravísimos errores. Espero que en este caso se modifique la situación y que eso ayude a instalar la idea de que deberían trabajar en ciertos aspectos de la ley de adopción para optimizarla a favor de los chicos.
-¿Seguís en pareja con Sebastián Grohaus (baterista de jazz)? Blanqueaste la relación hace unos meses.
-Creo que posteé una foto para un cumpleaños pero hacía más de un año que estábamos juntos. Hace un montón que estamos juntos y nadie se enteró: sigo siendo discreta.
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