Se luce en teatro con Bosque adentro, con dirección de Corina Fiorillo y estrena Plagio, con Malena Solda y dirección de José María Muscari; su exposición en Diputados en apoyo a la ley de capacitación docente en discapacidad
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Actriz, docente, directora, cantante, bailarina, escritora, Inés Estévez nunca se detiene y busca esos espacios propios en los huecos que le deja la crianza de sus hijas Vida y Cielo. Actualmente protagoniza Bosque adentro y en pocos días estrena otra obra de teatro, Plagio. En una entrevista con LA NACION, la actriz habla de esta diversidad que la caracteriza, de sus variados proyectos y da detalles sobre su maternidad en discapacidad.
-Bosque adentro habla sobre el vínculo entre una madre y su hija, ¿qué es lo que más te atrae de la obra?
-Me sedujeron varias cosas, como por ejemplo que el texto provenga de alguien joven y que inicia su camino como Carla Moure, y descubrir un arco dramático simple, sin estridencias y sin embargo muy hondo. La dirección de Corina Fiorillo, con quien ya tenía pendiente trabajar, también me atrajo de entrada porque es una directora con tremenda experiencia, pero además tiene ruptura. Corina tiene rock (risas) y mucha sensibilidad. Es inteligente y resolutiva. Entonces son muchas cualidades atractivas para una actriz. Por último, compartir escena con Ornella D’Elía es algo delicioso. Es tan joven y a la vez tan responsable y enfocada en su tarea, tiene un compromiso y una madurez inusuales, además de un gran talento, y ya la quiero como a una hija, o una hermanita menor.
-Las relaciones entre madres e hijas son las más cuestionadas en nuestra sociedad. ¿Cómo vivís tu vínculo con tus hijas?
-Creo que lo destacable para mí en particular es el hecho de poder utilizar la ficción para transitar una maternidad más hegemónica, más ligada a lo neurotípico. Nunca voy a vivir en la realidad una maternidad así, porque mi rol materno está atravesado por la neurodiversidad. La discapacidad es contundente e ineludible. Cuando las madres hablan del nido vacío o de estudios terciarios o de novios de los hijos e hijas o de nietos futuros, yo sigo pensando en pañales, dependencia, nutrición, pediatras y psicopedagogía. Es otro modo de maternar y deberíamos empezar a naturalizarlo socialmente. Entonces, es interesante transitar el sentirme un poco parecida al común denominador, aunque sea en la ficción.
-Si bien tenés un perfil bajo, con el tiempo empezaste a hablar de tus hijas, de la maternidad en discapacidad y de los muchos palos en las ruedas que tenés que sortear. ¿Fue una decisión positiva? Me refiero a si se te allana el camino, de alguna manera.
-Cualquier persona pública que materna o paterna tiene derecho a no ocultar a sus hijos, e incluirlos naturalmente en salidas, paseos, vacaciones, y que eso forme parte de su cotidiano y de su vida, lo cual los vuelve visibles socialmente. Todo el mundo lo ejerce y nadie lo señala como algo distintivo. Lo que decidí hacer es exactamente lo mismo que hacen todos, con el detalle de que la condición de mis hijas es la discapacidad. Eso se convirtió para la gente en algo fuera de lo común y me colocó en una posición de cierta responsabilidad en cuanto a la defensa de los derechos de las personas con discapacidad. Tomé esa bandera como un estandarte de toma de conciencia. Muchas de las causas que apoyo llegan tarde para mis hijas, pero ya no lo hago solo por ellas sino por la causa en sí. Es necesario darles voz a los millones de padres y madres desesperados y a los millones de niños y adultos desamparados. El sistema es cruel. Y es de destacar que vivimos en un país en el que hay mucho avance y mucha conquista en esa dirección, pero aun así hay desconocimiento social e institucional y mucha ignorancia al respecto. De modo que no sé si me ayuda o me allana el camino, pero lo que sí sé es que colabora con la visibilidad de esas necesidades. Algo se va a lograr.
-Apoyás la ley de capacitación docente en discapacidad y hace unos días expusiste en Diputados. ¿Podés contar de qué se trata?
-Es necesario que el docente sepa que no se trata de retirar apoyos, ni de una especialización en discapacidad. Solo se trata de informarlo de pequeños recursos para que el niño o niña que por su funcionalidad debe ir a una escuela común, no se sienta segregado, ignorado, incomprendido o eyectado. Y en la mayoría de los casos el niño siente que se cuestiona su identidad, porque el docente, en un intento de “normalizarlo” y por desconocimiento, suele intentar suprimir características conductuales, por ejemplo, para uniformarlo con el resto. Es atroz que en pleno siglo XXI, con la aceptación de la diversidad de género habitando la escuelas primarias y secundarias, no podamos comprender y aceptar que un niño inteligente y capaz que tiene alguna particularidad que lo saca de la norma, sea confinado a una institución escolar que no es acorde a su funcionalidad evolutiva. Es atroz pensar que porque una persona se expresa de un modo diferente al resto, no tiene derecho a sentarse en el mismo pupitre que un chico neurotípico. El mundo está en crisis en grandísima medida porque nadie tolera que el otro no sea como él mismo, o como quisiera que el otro fuera. Debemos dejar de hablar de inclusión y comenzar a hablar de convivencia. No se trata de obligar a dar pasos forzados, sino de concientizar, para mitigar el sufrimiento de miles de chicos, para una escuela, para una sociedad, para un país y para un mundo más justos.
Siempre fuera de la zona de confort
-En estos días estrenás Plagio, de José María Muscari, una obra particular con cuatro elencos y donde tu pareja es Malena Solda. ¿De qué se trata y cómo es el trabajo con Malena?
-Plagio es una obra de gran intensidad y ruptura, con trazos de humor, rotunda y luminosa, bien Muscari. Pero en este caso también es un texto dramático, con cuatro elencos haciendo la misma obra. La historia es la misma pero cada elenco define la jugada de modo diferente. Estrenamos el 19 de mayo en el hermoso Teatro Regina. Trabajar con Male es encantador, es profesional y comprometida, pero además sintonizamos en el acto, en los ensayos y en la vida.
-Actriz, docente, directora, cantante, bailarina, escritora. Nunca te quedás en tu zona de confort. ¿Es una decisión o parte de una búsqueda?
-Es verdad que no me detengo ni un segundo, siempre digo que me encantaría entrar en la zona de confort, aunque no sé cómo sería eso (risas). Quizás mi naturaleza no podría evolucionar si asociamos zona de confort a una especie de temor a avanzar, quietud o cobardía frente a los desafíos. No concibo otro modo de vivir que no sea el de la búsqueda de la felicidad. Y en mi caso, la felicidad es expresarme creativamente. Tengo la certeza que si hubiera nacido cerca de ciertos recursos, seguramente me hubiera expandido muchísimo más. Vivo con una sensación de no haber hecho ni la mitad de aquello para lo que fui concebida.
-Con dos obras de teatro, ¿la música queda relegada este año?
-Estamos tocando en Bebop Club que es una casa amiga, pero no con la frecuencia acostumbrada. Desde la pandemia en adelante las cosas fueron reorganizándose lentamente. Mi segundo disco está relegado a algunos otros frentes, al igual que las clases de actuación. Son dos actividades autogestivas y no dispongo aún del tiempo para recuperarlas. Pasaron varias cosas: me mudé con las nenas a zona norte, tuve que reorganizar la escolaridad y sus terapias, y fue y todavía es un operativo comando (risas). Participé de muchos proyectos que habían quedado latentes en 2020 y de pronto en tres meses hice dos miniseries y una película, retomé mis clases y tuve que delegarlas en mi socio, pero la idea es abrir una escuela. Ahora me avoqué a dos obras de teatro en simultáneo y es probable que en junio participe de una miniserie. Espero volver pronto al cine con algún proyecto que me entusiasme. Y por supuesto escribir mi segunda novela, además del disco. Cómo y cuándo concretar cada cosa siempre es un enigma. Pero tarde o temprano encuentro la brecha y avanzo.
-Aunque no era tu intención, sos una actriz que ganó popularidad. ¿Qué cosas tuviste que ceder?
-No he hecho una carrera popular, por el contrario, he sido selectiva y muy cuidadosa en cuanto a la calidad de lo elegido y eso hace que la gente se me acerque con empatía y respeto. Así que lejos de molestarme me resulta amoroso recibir esas muestras de afecto y reconocimiento. Con lo que me resulta complejo lidiar a veces es con las direccionalidades equívocas de cierto tipo de prensa, ahí es donde solo me dedico a crear conciencia cuestionando titulares banales o contenidos inventados.
-¿Tenés otros proyectos?
-Estoy con la idea de crear una escuela integral de actuación. No sé por dónde empezar, pero en principio estamos buscando el espacio adecuado. Mi segundo disco está en espera y mi libro también. Y tengo ganas de hacer una obra teatral unipersonal que me permita moverla con libertad. En fin, ideas hay muchas y el tiempo para concretarlas es escaso. Pero nada es imposible.
Bosque adentro. Los martes a las 20 en el Centro Cultural 25 de Mayo, Triunvirato 4444
Plagio. De viernes a domingos en el Teatro Regina, Santa Fe 1235
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