Iliana Calabró ya convive con su nuevo novio: “Un día lo invité a cenar a casa, se quedó a dormir y no se fue más”
La actriz, que está pasando un gran momento tanto a nivel personal como laboral, habló con LA NACION sobre su presente sentimental y contó que si bien la relación empezó hace poco, lo que viven es “muy intenso”; además está muy feliz de participar en una obra que la desafía
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Se la ve radiante a Iliana Calabró y hay una muy buena razón: volvió a enamorarse de un empresario marmolero de nombre Luis y decidieron convivir, a poco más de dos meses de ese primer encuentro. “Un día lo invité a cenar a casa, se quedó a dormir y no se fue más. Estamos muy bien”, le dice la actriz a LA NACION y le brillan los ojos. Además se sumó a la tercera temporada de Perdida mente, en el Multiteatro, con muy buena aceptación del público. En una charla íntima, Calabró dio detalles de cómo empezó su nuevo romance y cómo se dio la convivencia. Además contó que ya hubo presentaciones oficiales de sus hijos y dice que él “es mucho más” de lo que soñaba.
-Conociste a tu pareja en abril, ¿cómo evolucionó la relación?
-Disfruto mucho de esta relación que me sorprendió. Creo que también le di el espacio y cuando volví de la temporada empecé nuevamente terapia. La verdad es que tenía miedo de que me gustase mucho la soledad; estaba tan bien sola que no pensaba en complicarme la vida y no daba lugar a ninguna posibilidad ni de café. Fue la insistencia de amigos que me hizo cambiar de opinión porque tanto Jorge, mi amigo joyero, como Ana Rosenlfeld querían presentarme a la misma persona y... ¡sin conocerse! (Risas). No podía ser tan necia de no permitirme ir a cenar con una persona. Creo que la terapia contribuyó y así fue que salimos a cenar con una pareja amiga. Al día hablamos por teléfono, al otro compartimos un café, después otro café, una cena más hasta que lo invité a casa a cenar y desde ese día se quedó a dormir. Estamos conviviendo (risas).
-Se llevó el cepillo de dientes, el pijama y se quedó en tu casa...
-Fue bastante rápido todo. Se quedó a dormir un día y después al día siguiente y pensamos que para qué se iba a ir si estábamos bien. Y se dio. Creo que nos encontramos en un momento especial y no es casual que dos personas nos quisieran juntar. Tenemos las mismas raíces italianas, la misma educación, los mismos valores, vivencias parecidas. Los dos somos chapados a la antigua, compartimos gustos, y tenemos hijos grandes los dos. A medida que nos íbamos conociendo nos dábamos cuenta que cada vez teníamos más puntos de contacto. Disfrutamos mucho el tiempo compartido. Naturalmente empezamos a presentarnos a nuestros amigos, y algunos ya se conocían. Era muy loco.
-¿Creés que era un amor destinado a vos en este momento de tu vida o fue una casualidad?
-Los dos creemos que no es casual. Siento que la vida nos preparó para poder encontrarnos en este momento. Soy una convencida de que nada es al azar. Los dos somos muy creyentes y me parece que nos merecíamos una persona a la cual brindarnos como lo hacemos y que el otro lo acoja con el mismo amor, respeto, tolerancia, compañerismo. Estamos muy bien.
-¿Habías pedido un amor como este?
-Me decían que tenía que pedirle a Dios y al universo un amor, pero con detalles porque sino algo que me olvidara iba a ser lo que fallara en la relación. Y creo que no soy tan ambiciosa como para pedir un Luis, pero me sorprende gratamente por su forma de ser, su comportamiento. Superó lo que pedí; creo que fui más modesta (risas).
-¿Conoció a tus hijos?
-Conoció al menor de mis hijos (Stefano), pero todavía no al mayor (Nicolás) porque vive en Brasil y hace un año que no lo veo. Yo conocí a su hija y compartimos algo muy lindo que se dio de manera natural, como si nos conociésemos de mucho más tiempo. Nunca forcé mis parejas y me di tiempo para encontrar a quien apostara tan fuerte como yo, porque me entrego mucho. Y sucedió.
-¿Van a viajar a Brasil a ver a tu hijo?
-Pensamos en encontrarnos en un punto medio, pero no sé cuándo porque yo tengo dos días libres solamente y mi hijo también trabaja, pero ya se va a dar. De todas formas, hemos hecho videollamadas, así que se conocieron a la distancia.
-Alguna vez dijiste que buscabas un compañero de vida, porque no te va el touch and go...
-Es verdad, quiero un compañero y creo que nos encontramos. Llevamos poco tiempo juntos, pero muy intenso. Es lindo acompañarnos, necesitarnos, extrañarnos. Y los dos hemos aprendido de nuestras experiencias, tenemos más herramientas y me parece que nos encontramos en un buen momento de nuestras vidas.
-A la distancia, ¿qué reflexión hacés sobre tus dos parejas anteriores, Fabián Rossi y Antonello Gandolfo?
-Estoy agradecida porque creo que si terminaron es porque yo tenía que llegar a este momento. En la vida hay capítulos y han sido muy lindos porque disfruté mucho: el primero me dio dos hijos maravillosos y el segundo una relación linda, de aprendizaje.
-¿Tenés contacto con ellos hoy?
-Poco. Con el padre de mis hijos casi nada y con la otra pareja, poco. También por respeto a la nueva pareja. Me parece que pude soltar y de eso se trata. Hay que soltar con convicción y me hizo bien para darle lugar a esta nueva pareja que me tiene enamorada.
Nuevos desafíos y el recuerdo siempre presente de su padre
-Este año te sumaste al elenco de Perdida mente, una obra con dirección de José María Muscari que ya va por su tercera temporada, ¿qué te interesó de la propuesta?
-Estoy feliz porque es una obra ya instalada. Yo no había podido verla porque en ese momento estaba haciendo Dígalo con mímica y después me fui a hacer temporada a Carlos Paz. Muscari me llamó cuando me despedía de Sex y quedé fascinada. Somos amigos y hacía tiempo que queríamos trabajar juntos, pero no se dio hasta el verano pasado. Mi personaje tiene muchos matices, pero no despierta empatía, arrancás odiándola y terminás adorándola. Es una obra que me pareció un poema, que plantea toda la paleta de personajes con diferencias culturales y de clases sociales dentro de un mismo núcleo en el que se plantean enfrentamientos por la lucha del poder, vínculos familiares, afectos... Y los temas no están tocados a la ligera, sino que se profundizan y con humor. Toca el tema del Alzheimer con mucha altura, habla del cuidado de los adultos mayores y conmueve. Es realmente muy interesante, con texto rico, sabio, con frases potentes, algunas muy crudas.
-Se te relaciona más con comedias ligeras, ¿sentís esta obra como un desafío?
-Es verdad, esta es una comedia profunda, pero la comedia es una sola. No es un ritmo fácil y en este caso está la responsabilidad de darle naturalismo, sin estereotipos. Es un elenco hermoso, con Leonor Benedetto, Ana María Picchio, Emilia Mazer y Mirta Wons, y todas nos llevamos súper bien y eso se nota en el escenario.
-¿Te toca de cerca este tema sobre adultos mayores?
-Yo viví el deterioro en carne propia con mi papá (Juan Carlos Calabró). No fue un deterioro neurocognitivo, pero sí una enfermedad que lo impedía físicamente. Y tuve que acompañarlo, junto con toda la familia. Fue muy duro, pero es un deterioro que vamos a sufrir todos y que nos toca a todos porque lo vivimos con algún familiar, con un amigo. La obra es un disparador que sirve de excusa para hablar de rivalidades, enfrentamientos, la lucha por el poder; es la hoguera de las vanidades. Además son problemas comunes que le suceden a la humanidad entera y han venido a vernos portugueses, polacos, que según dijeron estaban perfeccionándose en nuestro idioma, y se acercaron a saludar y agradecieron la emoción, con los ojos vidriosos.
-Nunca paraste de trabajar, pero hace tiempo que no hacés tele, ¿por qué?
-En la pandemia estuve en MasterChef celebrities y conduje un programa después en la TV Pública. La verdad es que siempre hago teatro y vengo de muchos años de giras ininterrumpidas, entonces se torna difícil hacer televisión. Y ahora no hay ficción, no hay producciones aunque con las plataformas se abrió una puerta.
-Tampoco hay programas de humor, que son tu raíz...
-Por eso creo que lo extrañan tanto a mi papá. No pasa un día sin que alguien me diga que se reunía con la familia a ver Calabromas, por ejemplo. Es asombroso el cariño que sigue vivo en el público, que lo disfruto. Me dicen que los alegraba, que los acompañó y no se olvidan. Así como se recuperó la afluencia de público a los teatros, ojalá podamos volver a tener esas programaciones que alimentaban la cultura porque hoy esos programas que disfrutamos de chicos son patrimonio cultural.
Para agendar
Perdida mente. En el Multiteatro (Av. Corrientes 1283, CABA). Miércoles, jueves y viernes a las 19.30, sábados a las 19 y 21, y domingos a las 19.
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