Iliana Calabró y su nuevo amor: la particular manera en que lo conoció y cómo la ayudó a aprender la letra de la obra que estrena
A punto de estrenar Perdidamente en el Multiteatro, la actriz revela cómo varios de sus amigos se complotaron para presentarle al empresario marmolero tras varios encuentros truncos; “una vez que me abrí al amor, todo fluyó”, dice
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Iliana Calabró está enamorada, pero prefiere andar con pies de plomo y no gritarlo a los cuatro vientos, al menos por ahora: “no he tenido buenas experiencias y me merezco guardar mi privacidad. No tengo que esconderme porque soy una mujer libre y él también, pero está bueno mantenerlo fuera de esto porque acá la figura pública soy yo”, le explica la actriz a LA NACION. Sin embargo, da detalles del encuentro, dice que se llama Luis y es un empresario marmolero. Y no sólo brilla en el amor porque, además, Iliana Calabró estrena Perdidamente, en el Multiteatro, obra que se verá de miércoles a domingos a partir del 10 de este mes.
-¿Cómo se conocieron?
-Nos presentaron amigos en común, pero el encuentro se hizo desear. Mi amigo joyero, Jorge Smok, me llamó en el verano y me dijo que tenía un amigo para presentarme y si podía darle mi teléfono. Le dije que no porque no lo conocía. No hablo con un desconocido, no es mi estilo. Entonces no se lo di. El hombre me hizo llegar un hermoso ramo de flores al teatro que agradecí por Instagram porque la tarjeta venía sin nombre. Me respondió que quería conocerme, y que podíamos salir a cenar con Jorge y la señora. Le respondí que sí, pero ya a mi regreso a Buenos Aires porque estaba haciendo temporada en Carlos Paz. Cuando volví, casi no estuve en casa porque viajé a Mar del Plata para ver el final de Perdidamente porque me sumo a la obra y debutamos el próximo miércoles. Me quedé unos días en Mar del Plata, una suerte de minivacaciones de tres días, y cuando volví, en vísperas de las Pascuas, mi amigo me dijo que su señora se había ido de viaje con amigas. Quería que saliéramos los tres, entonces, y dije que no iba a ir a comer con ellos dos solos, qué iba a pensar la gente. “No voy a comer con ustedes dos porque me aburro (risas), ¡contraten una animación! (risas)”, les dije. La cuestión es que esperé que volviera la señora de mi amigo y salimos los cuatro juntos. Y ese fue el primer encuentro.
-¡Se hizo desear mucho ese encuentro!
-No se daba (risas). Paralelamente, y como no avanzaba el encuentro con el joyero, Luis intentó otra cosa (risas). Conoce a Ana Rosenfeld y a su familia, y a través de ella me mandó otro mensaje y me hizo llegar unas fotos, para que lo viera. Ana me dijo que es una buena persona y quería que fuéramos a cenar, pero ella viajaba a los Estados Unidos a ver a sus nietas. Así que todo se demoró.
-¿Y cómo fue esa primera cita, finalmente?
-Finalmente se dio el encuentro y desde aquella noche nos seguimos viendo y acompañando. Me respetó los tiempos, encontré a una persona a la vieja usanza, que es una especie en extinción, un caballero de los que te abre la puerta, te va a buscar, te quiere agasajar, quiere estar con vos, hacerse un hueco y verte todos los días a pesar de las ocupaciones de ambos, compartir una cena, una charla, una salida. Y me gusta todo eso. Así estamos, acompañándonos. La vida nos encontró.
-¿Tenías ganas de volver a enamorarte?
-Creo que tampoco es casual. Yo estaba muy bien sola y no quería a nadie que me complicara la vida (risas) porque me llevo bien conmigo misma, estoy tranquila, tengo mi grupo de amigos, mis salidas, mi trabajo, me puedo ocupar y dedicar. Por eso en un momento decidí quedarme sola porque estaba bien. Y como logré esa armonía y esa paz conmigo misma no quería que nadie me sacara de mi zona de confort. Estaba un poco negada a la pareja, la verdad.
-¿Y ahora?
-Y ahora que estoy en pareja me doy cuenta que está bueno y me siento distinta. Y de alguna manera, se te abre la cabeza.
-¿Cómo es eso?
-Al comienzo no podía aprenderme la letra de Perdidamente (risas). Pasaba horas tratando de memorizar el texto y no podía y desde que me abrí al amor, todo fluyó. Y me parece que no es casual. Perdidamente habla de las relaciones humanas, los vínculos, los afectos, las ausencias, las presencias, y son tan importantes en la vida. Perdidamente habla del Alzheimer, enfermedad que sufre uno de los personajes, y se aborda el tema con altura y mucho humor, que creo es la mejor forma de tomarse todo lo que nos toca enfrentar en la vida. Estoy muy feliz de trabajar con estos monstruos de la escena que son Leonor Benedetto, Ana María Picchio, Emilia Mazer, Mirta Wons, y con dirección de José María Muscari. Es una obra que habla de sentimientos, emociones, estados y estadios de la vida que son comunes a todos, por eso el público empatiza inmediatamente. En lo personal, puedo contar que me conmovió mucho ver Perdidamente, y fue un antes y un después por la manera que tiene de encarar el trato con los adultos mayores, con la gente que ya no esta en la brillantez de sus funciones.
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