Homero Pettinato, de su buen momento laboral a la relación con su papá y cómo acompaña a su hermano Felipe
El humorista y músico habló con LA NACIÓN sobre su exitoso presente laboral y también sobre su familia y las diferentes situaciones en las que se vieron envueltos
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“Estoy pasando un gran momento laboral y en lo personal, soy alguien muy regular en su caos. En todas las épocas de mi vida estoy igual: con plata, sin plata, con poco trabajo, con mucho trabajo, con novia, sin novia. Soy inestable de forma constante aunque en mi caos hay un orden, entonces me cuesta discernir cuándo es un buen momento personal. Hoy tengo mucho trabajo, pero el amor está más alejado, quizá. Soy más horizontal en ver la vida en todos sus aspectos”, dice Homero Pettinato a LA NACIÓN. La charla es en Olga, luego de Sería increíble, el programa que conduce y que tiene más de 3 millones de vistas mensuales y 500 mil personas cautivas, líder de la franja de 8 a 10. Está eufórico todavía y se toma unos minutos y un café para relajarse. Acaba de cumplir 36 años y la noche anterior hubo festejos en su casa y se acostó bien tarde. Coqueto, pide un saco que le gusta para lucir en las fotos y se dispone a conversar de todo: sus comienzos en la radio con apenas 15 años, por qué necesitó tomarse un tiempo y se retiró a San Marcos Sierra, donde pasa los veranos e inviernos de su vida, su relación con su papá Roberto Pettinato y las denuncias de acoso que tiene, y cómo está su hermano Felipe.
-¿Te esperabas el éxito de tu programa y del streaming Olga?
-Estamos llegando a mucha gente grande que aprendió a vernos. Había un problema con el artefacto de reproducción porque los más grandes no estaban acostumbrados a ver programas en la computadora. Cuando se enteraron de que podían ver YouTube en la tele, ¡listo! Y ya no ven el noticiero sino Olga. Por eso muchos me dicen: “Te veo en la tele o te escucho en la radio”. La tecnología permite reproducirnos en todos lados y nuestros oyentes se multiplicaron. Creo que había un público huérfano después del boom de las series, que estaba necesitado de televisión en vivo y lo encontraron en el streaming.
-Tenés dos programas, Sería imposible y Cuando Eric conoció a Milton. ¿Hay alguno con el que te sientas más identificado?
-Los lunes, de 13 a 16, estoy en Cuando Eric conoció a Milton y es un programa que tiene más que ver conmigo, tiene una impronta que dosifico en el programa de la mañana, que es más bien un magazine en el que hacemos actualidad, hay columnas de filosofía, deporte, cine y series, policiales. Y el de la tarde, es un programa de humor para distenderse y es algo que la gente también necesita y agradecen que los saques de su cabeza y los invites a viajar a otro lado. Es una de las cosas más lindas que tiene este laburo. Soy muy trabajador y me gusta, aunque digo que soy vago porque me parece gracioso. Pero si no trabajo, me muero. Lo que no me gusta es levantarme temprano para ir a trabajar porque es como ir a la escuela. Horrible. Ya hay un ruido agresivo que interrumpe tu sueño natural. Habría que laburar, pero a las 4 de la tarde.
-Sos noctámbulo...
-Soy noctámbulo y en este momento de mi vida vivo reprimiendo gran parte de mi forma de ser, que es quedarme hasta la madrugada escribiendo música, leyendo, en un flash introspectivo que tiene el silencio de la noche. Me estoy perdiendo todo eso, pero nos va bárbaro y no queda otra que seguir levantándome temprano. En el último mes Sería imposible acaparó el 42% de la audiencia que consumen canales de streaming en ese horario. La gente me manda cartas con un cariño enorme. Es muy loco. Agradecen la compañía, el ser parte de su día a día. Lo comparo mucho con la época en que acompañé a mi viejo cuando era una de las figuras más famosas del país. Estamos en un momento muy parecido al Telefe de los 90 y a eltrece de los 2000, y hoy hay cola en la puerta de la radio para participar en cualquier programa y están las marcas que apuestan. Eso hay que aprovecharlo. Yo vengo de otro palo, entré en los medios cuando estaban muy arriba y viví toda la caída con las radios empobrecidas, los presupuestos bajos en los canales, todo el país tuvo una degradación.
-Hacés radio desde muy chico, ¿empezaste con tu papá?
-A los 15 empecé con una columna en un programa que mi viejo tenía en La 100. Discutía mucho con mi viejo porque yo le pedía cosas y no me las compraba. No era un tipo muy dado en cumplir todos nuestros caprichos porque tenía esa filosofía y me parece que está bastante bien. Un día le pedí una Play 2 o 3 y me dijo “comprátela”. Le pedí que me consiguiera un trabajo y lo hizo, así que empecé con una columna en su programa. Después estuve en TyC Sports, en la Rock and Pop, Metro, Pop. Es algo que mamé en casa; si tu papá es Ricardo Mollo vas a estar arriba de un escenario a los 5 años, y si tu papá es abogado te va a llevar al estudio, y el que tiene un restaurante lleva al nene a la cocina porque vos querés que tu hijo sepa cómo es tu mundo; creo que es parte de la paternidad y la maternidad. Yo también lo mamé y me gustó.
-¿Nunca paraste de trabajar?
-Trabajo nunca me faltó, pero en el medio me fui a vivir a San Marcos Sierra (Córdoba) durante dos años. Me estaba pegando mal la exposición. En ese momento estaba en Los 40 principales y durante cuatro años fuimos terceros en todo el país, yo tenía 23 años y me pareció mucho. Quería ser músico, probar otras cosas. Arrancar de chico tiene algo delicado que vale la pena prestarle atención porque en un momento te preguntás si eso es lo que querés de verdad o simplemente te tocó. Necesité ese proceso; sabía que conducía en radio y me iba bárbaro y necesité desacelerar, fui a Córdoba, formé una banda con mis primos, me construí una casa con mis ahorros y me reubiqué en saber quién era yo y qué quería hacer. Era eso, en definitiva. Necesitaba confirmarlo. En San Marcos Sierra viví de chiquito, pasé todos mis veranos e inviernos, y ahí están mis tíos, mis primos.
-¿Y qué pasó a la vuelta de ese tiempo que pasaste alejado de todo?
-A la vuelta me fui encontrando con nuevas cosas. Era conductor y me sumé a hacer humor en un programa de Martín Ciccioli, en otro de Diego Scott, en el de mi papá. Empecé a trabajar multifacéticamente y producía el programa de radio de mi papá, guionaba otro de televisión, adapté obras de teatro. Me diversifiqué y me fui consolidado más como humorista, pulí el lenguaje, y hoy hago mi unipersonal de humor Lo doy todo y la gente se va con dolor en la cara de tanto reírse.
-¿Y lo das todo como dice el título del unipersonal?
-Todo. Estamos los viernes en el Paseo La Plaza y de gira por todo el país, y vamos a ir a España, a Uruguay. Está agotado siempre y es como si cada viernes hiciera una fiesta exitosa. Es una locura total. Es un unipersonal que escribí yo y tiene varios actos diferentes: en uno toco el piano, en otro hago un personaje, en otro stand up, leo fábulas que escribo. Tiene uso de la pantalla y una cosa muy performáticas que lo aleja del stand up tradicional. Está bueno y no veo la hora de armar otro. El otro año quiero que explote.
-¿La radio, la música y el humor son herencia de tu papá?
-A veces hablo con colegas y coincidimos en que necesitamos del medio y no desde el ego ni la aprobación, aunque no sé precisar de dónde viene esa necesidad. El artista es como un monstruito siempre muy disconforme que necesita escupir cosas. Es como una necesidad básica que yo tengo con hacer reír y sentir. A fin de año voy a presentar mi música y es medio triste. Es algo que me conflictúa porque me parece que la gente va a esperar reírse y no es eso. Mis canciones son otro viaje, son tiernas, nostálgicas y a veces tristes. Amo la música, compongo desde siempre. Algo de todo eso es herencia de papá quizá porque mamé la música y su trabajo en los medios. Mamá (Cecilia Dutelli) fue actriz, es astróloga y ama de casa que nos dio una vida cinco estrellas. Era modelo del pintor Antonio Berni. Tenemos mucho consumo artístico en casa, lee un libro por semana, por ejemplo. Supimos de siempre de la importancia del arte en la vida de las personas.
Lo importante es la familia
-¿Cómo te llevás trabajando con tu papá?
-Muy bien. El trabajo fue un pilar para el buen vínculo entre nosotros porque capaz en lo personal nos costaba un poco más, y en lo laboral no tanto. Y mantuvimos lo que nos sale bien.
-¿Cómo vivís las acusaciones de acoso que tiene en su contra?
-Es un tema de él. Tenemos una diferencia de edad muy grande, opiniones diferentes en algunas cosas, charlamos mucho, me escucha. Porque aggiornarse no es decirlo de la boca para afuera sino entender y lleva tiempo y trabajo, pero ese es un problema de él. No quiero que nadie meta púa para que nos peleemos ni tampoco quiero que el que no lo banca a él no me banque a mí. No tengo por qué heredar ningún problema de nadie. Ni yo ni nadie. Somos personas diferentes. También pienso que mi viejo es de una época más combativa como lo son Mario Pergolini, Marcelo Tinelli, Susana. Era un mundo más picantón, en el que se bombardeaban todos, más áspero. Hoy nos llevamos todos bien, paz y amor y convivís con el que te gusta lo que hace y con el que no te gusta. Es otra cosa. No me interesa pelear. No me gusta, es otra manera de ver el mundo.
-¿Cómo está tu hermano Felipe?
-Está mucho mejor. Lo dejaron salir por mi cumple y cenamos en casa. Está muy bien. Está golpeado por mucha mentira que se ha dicho, por mucho odio que se cultivó. Los medios televisivos no miden lo que dicen y calculo que algún día van a tener que pagar el daño psicológico que les hacen a las personas por fomentar el odio; ese tipo de programas hace que él no se pueda rehabilitar y se termine de destruir; es un paciente psiquiátrico con problemas de adiciones que perdió a un amigo. Es muy difícil para él usar una red social sin que le digan barbaridades.
-¿Están convencidos de su inocencia?
-Nosotros estamos convencidos de su inocencia totalmente. Y convivimos con eso también porque cada vez que pongo algo me dicen: “Tu hermano es un asesino”. Y no lo es. Todo porque un amigo de él falleció en su departamento de una manera accidental y trágica. Y fue traumático también para Felipe, que trató de apagar el fuego y salvar a su amigo. Una cosa horrorosa, teniendo patologías de base y problemas de adiciones también. Es una pelea larguísima y la más importante de nuestras vidas. Queremos que Felipe esté bien y pueda vivir tranquilo.
-¿Va a seguir internado?
-Ahora viene una etapa complicada que es la reinserción real, empezar a trabajar, a vivir porque hace dos años y medio que lleva internaciones, se alejó de los consumos problemáticos, está haciendo mucha terapia, se acercó mucho a su hija, a nosotros, tiene más herramientas y está preparado para vivir, pero del otro lado hay una sociedad violenta que repite cosas que escucha en la tele y nos pone palos grandes en la rueda. Esperamos que pueda retomar su vida y ojalá el ambiente artístico le dé lugar algún día porque es una excelente persona, llena de luz y de magia. No merece nada de lo que le tocó y tiene mucho talento.
-¿Y cómo te llevás con tu hermana Tamara?
-Me debe plata... (risas). Tamara es el pilar de la familia y ahora yo trato de seguir el mismo camino. Mi hermana es una amiga.
-¿Qué se habla en la familia Pettinato en el encuentro familiar de los domingos?
-No tenemos tantos todos juntos. No somos Los Benvenutto. Por ahí vamos a comer con papá medio por separado, a nos preguntamos dónde estamos y vamos. Pero cuando nos juntamos nos reímos mucho y nos divertimos. Es una linda familia.
-¿Estás en pareja?
-Estoy solo hace cuatro años, pero soy un romántico y sueño con enamorarme y al mismo tiempo tardo un montón entre relación y relación. O me enamoro de gente que no me da bola, lo que debe ser un mecanismo para mantenerme lejos creyendo que estoy amando a alguien... (risas). Siempre quiero que pase, pero me pasa cada tanto. Igual soy bien, es un lindo momento para estar soltero.
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