Heather Graham, la “chica sexy” que rompió tabúes pero no pudo escapar del encasillamiento
Un recorrido por la carrera de esta actriz que tuvo que reinventarse para poder perdurar en Hollywood
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Su carrera podrá tildarse de irregular pero nunca de improductiva. Con más de sesenta películas y una veintena de trabajos en televisión, Heather Graham es de sobra conocida en el ámbito hollywoodense, aunque nunca ha logrado ese halo de popularidad que muchos artistas alcanzan tras varias décadas de rodajes y sets.
Lo cierto es que, a sus 51 años, Graham ha aprendido a tomarse con sentido del humor la imagen de “rubia tonta” que la industria le ha reservado para ella. Desde la colegiala en rollers en Juegos de placer hasta la dulce stripper en ¿Qué pasó ayer?, esta muchachita oriunda de Wisconsin se convirtió en la chica sexy que todo director quería tener en su película, y ella supo sacarle provecho a eso para perdurar en una industria tan competitiva.
¿Sólo una cara bonita?
Heather Joan Graham nació el 29 de enero de 1970 en Milwaukee, Wisconsin. Criada en una familia de tradiciones católicas, su padre es un agente jubilado del FBI y su madre, una escritora de cuentos infantiles. Si bien en un primer momento la apoyaron en su carrera (su madre solía llevarla a las audiciones), pronto se opusieron a que dejara sus estudios de filosofía inglesa para ser actriz así como también a que protagonice desnudos o escenas de sexo.
Sin embargo, Graham desoyó ambos consejos. Tras dos años de formación en la Universidad de California, dejó las clases para dedicar todo su tiempo a su profesión y se mudó a Los Ángeles, donde tuvo diferentes trabajos mientras intentaba convertirse en una estrella de cine.
Fue con apenas 14 años que logró su primera participación como extra en una película, Mrs. Soffel, aunque su primer protagónico le llegó cuatro años después de la mano de la comedia adolescente Sin permiso para manejar (1988), junto a dos estrellas de la época, Corey Feldman y James Avery. En 1989, logró entrar en el reparto de Drogas, amor y muerte para trabajar bajo las órdenes de Gus Van Sant, lo que le abrió las puertas para ser parte de otros títulos de peso como Twin Peaks (1990), Grito de rock (1991), Swingers (1996) o Juegos de placer (1997). Justamente, en la reconocida película de Paul Thomas Anderson Graham apareció completamente desnuda, algo que motivó un distanciamiento con sus padres que se mantiene hasta el día de hoy.
Dueña de una belleza arrolladora, comenzó a ser convocada cada vez con más frecuencia para papeles con una alta carga sexual, convirtiéndose en la chica sexy de cada historia. “Para ser honesta, de joven estaba bastante acomplejada y era rara, permanecía aislada de la sociedad. Por lo que ahora me hace mucha gracia que me den los papeles de mujer atractiva y sexy. Es una ironía que haya terminado así. En realidad, lo que aparece en pantalla es una especie de álter ego”, confesó la actriz.
Lo cierto es que a Graham nunca le ha faltado trabajo. De hecho, a lo largo de los años ha aprendido a tomarse con sentido del humor esta imagen algo inocente y superficial que Hollywood le ha reservado para ella. Tanto en películas de cine independiente como en productos más comerciales, interpretó este rol a la perfección. Desde esa chica sobre patines que le valió el reconocimiento del gran público, pasando por la sexy integrante de la CIA en Austin Powers: el espía seductor hasta la dulce stripper que se casó en Las Vegas con Stu (Ed Helms) en ¿Qué pasó ayer? no hicieron más que alimentar ese encasillamiento dentro de la industria. Lo mismo ocurrió con las más reciente At any price (2012), donde metida en la piel de una chica de pueblo mantiene un affaire con un hombre casado (Dennis Quaid) y con su hijo (Zac Efron).
Lejos de molestarse, Heather percibió estas experiencias como una oportunidad de seguir activa en el medio, ya que con el cambio de milenio las nuevas generaciones le empezaron a robar protagonismo. “Estoy muy agradecida por seguir trabajando y estar aún en el candelero”, expresaba la actriz a la que cada vez se le hacía más cuesta arriba encontrar su propio lugar. Sin embargo, en 2014 la artista renació de sus propias cenizas encadenando varios trabajos para la televisión como Californication, Angie Tribeca, Bliss, La ley y orden: True Crime y, en el último tiempo, en la comedia para Netflix Amor garantizado.
Estos nuevos créditos no sólo le permitieron volver a escena sino también le sirvieron como trampolín para dar ese gran salto a la dirección, algo con lo que venía soñando desde hace tiempo y que logró en 2018 con un guion que ella misma escribió, Half Magic. “Acabo de escribir un guion que espero dirigir, algo que sea mi propia voz, lo cual es un lujo a estas alturas”, advirtió sobre este proyecto que trata sobre dos mujeres y su actitud ante el sexo. “Es una comedia sobre el sentido del ridículo en ese aspecto y de cómo tener relaciones más naturales y directas”, agregó quien comparte cartel con Stephanie Beatriz, Angela Kinsey y Molly Shannon.
Sortear tabúes
A pesar de que Hollywood pareciera tener una fijación con la imagen sexual de la actriz, a ella parecen importarle otras cosas. Desde hace años, es una ferviente defensora pública de la labor llevada a cabo por la ONG Children International y su activismo la ha llevado a viajar hasta Cambodia para denunciar el tráfico de niños esclavos. A su vez, se muestra como una gran luchadora de los derechos de la mujer y está sumamente comprometida con el cambio climático, problemática que ha estado denunciando desde mediados de los años 2000 junto a Global Cool Fundation.
En sus continuos intentos por demostrar que no sólo es una cara bonita, Graham reconoce que no está atenta a su figura y que el único secreto de belleza que cumple a rajatabla es la hidratación. “Bebo mucha agua y no puedo vivir sin una buena crema hidratante. Ahora también se me ha dado por eliminar la harina blanca de mi dieta, me hace sentir más sana”, advierte quien también está meditando la posibilidad de hacerse vegetariana.
Los resultados saltan a la vista, aunque Graham dice que hay más. Se trata de la meditación transcendental (algo que aprendió de David Lynch cuando trabajó en esa serie de culto que fue Twin Peaks) que practica a menudo y que la lleva a retiros espirituales por todo el mundo para poder perfeccionar sus técnicas. “Mens sana in corpore sano”, bromea cuando le preguntan si tiene alguna cirugía estética.
Consciente de las presiones de la sociedad a la hora de imponer cánones de belleza, la intérprete de Wander asegura que “ser sexy es una cuestión de energía”. “Yo me siento sexy incluso cuando estoy toda sudada y con el pelo revuelto (…) Por ejemplo, mi ídolo en esta industria es Susan Sarandon. Ella es una mujer sexy, muestra su edad y tiene su propio estilo. Está cómoda en su pellejo y eso le confiere una sensualidad que la hace diferente”, lanzó, entre risas, intentando despegarse del mote de frívola.
De hecho, en el pasado las cosas eran muy distintas para ella. Criada en la fe católica, la actriz recuerda una infancia llena de tabúes familiares donde se oían palabras como “pecado” e “infierno” y se la amenazaba con enviarla a un convento. Su independencia fue un proceso personal que la llevó a tener una fulgurante carrera en Hollywood, distanciarse de sus padres y coleccionar una impresionante lista de amantes que incluye nombres de la talla de Leonardo DiCaprio, Heath Ledger, Ed Burns, Kyle MacLachlan, James Woods y Yaniv Raz, entre otros.
“Todos fueron geniales”, confiesa aunque, por lo visto, no cumplieron sus expectativas, ya que sigue soltera hasta la fecha. Con 51 años, Graham sigue evitando ese obstáculo que para ella significa el matrimonio. “Encantada de estar felizmente soltera y no infelizmente casada. Lo paso muy bien”, advierte quien tardó un tiempo en quitarse de encima ese mandato de llevar una vida convencional. “Hay que eliminar la neurosis, todos esos pensamientos que te hacen sentir triste. Puedes dejar que la sociedad te imponga lo que debes hacer o te puedes preguntar si eso es para ti y decir que, quizá, lo que quieres no es lo que se supone que tienes que hacer, pero es lo que te hace feliz”, aconseja.
Lejos de sentirse sola, la artista que también ha decidido romper con sus vínculos de sangre asegura tener la familia que ha elegido, sus amigos. “Está la familia que tienes, los que te quieren y quieren lo mejor para ti en la vida. Y luego, está la gente que tú eliges. Y siento que he sido muy afortunada de tener esta familia que he escogido”, expresó, además de dejar en claro que no quiere hablar de sus padres ya que “la prensa malinterpreta”.
A pesar de haber perdido varias cosas en el camino, Graham está feliz con lo que ha logrado hasta el momento. Y mientras sueña con ser “una chica Almodóvar” algún día, la estadounidense ha aprovechado la pandemia para seguir reinventándose: está tomando clases de español y se está preparando para volver a demostrar sus dotes en la dirección con dos nuevos proyectos que la mantienen muy ilusionada.
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