Haydée Padilla, la mujer a la que el amor se le convirtió en un calvario insoportable
La actriz, fallecida este miércoles a los 86 años, se había casado con el dramaturgo Sergio De Cecco y había mantenido una extensa relación con el actor Federico Luppi; en su madurez confesó secretos y padecimientos
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La vida amorosa de Haydée Padilla ha sido controvertida. Tuvo dos parejas importantes, pero los sinsabores la acompañaron en su cotidianeidad. Bien le cabe a la actriz, fallecida este miércoles a los 86 años, aquellas palabras de William Shakespeare: “En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber”. A veces supo y otras no tanto y pagó caro el costo de alguna relación tóxica.
La intérprete de La Chona, aquella ama de casa pícara y familiera casada con “el Hétor”, por ignorancia se vio involucrada en la adopción controvertida de su hija, allá por los setenta, y padeció la violencia de género física y psicológica. Padilla hacía mucho que no actuaba. Los sinsabores de su vida personal la fueron alejando del medio, aunque jamás olvidada por varias generaciones de argentinos que disfrutaron con su humor y también con aquellos papeles dramáticos donde pudo demostrar su enorme valía como actriz.
El reñidero
Luego de algunos romances menos trascendentes con compañeros de estudio y con colegas del ambiente artístico, Haydée Padilla encontró en el dramaturgo Sergio De Cecco a uno de los grandes amores de su vida.
La actriz y el escritor compartieron la vida durante algunos años y también varios proyectos teatrales, como aquella inolvidable puesta de El gran deschave, que De Cecco escribió junto a Armando Chulak. La pieza, uno de los clásicos del teatro nacional, narra los sinsabores de una pareja, tomando como disparador la falla técnica de un televisor. Paradójicamente, la temporada estreno en el Teatro Regina reunió a Padilla con Federico Luppi, con quien luego formaría pareja.
Durante la relación con De Cecco, Haydée Padilla había perdido varios embarazos, logrados con tratamientos de fertilidad muy invasivos y con técnicas muy diferentes a las de hoy. Tal era su deseo por ser madre, que no dudaba en recorrer iglesias para consultar si había alguna criatura abandonada.
Ensayando El gran deschave y grabando Piel Naranja en el viejo Canal 11, le comunicaron que había una niña en un hospital que podía ser adoptada. En el ciclo El ángel de la medianoche, le confesó a Baby Etchecopar: “Me dijeron algo que me indignó: ‘Mire que es morochita’”.
Corría 1975 y Padilla y De Cecco inscribieron a la criatura como María Laura De Cecco, pero sin conocer exactamente su procedencia. “Ella nunca se quiso hacer el ADN”, se justificó en aquel programa de televisión. Sobre el final de la entrevista con Etchecopar, la actriz le dijo al conductor “esto es un secreto”. Ya era tarde, estaban en el aire, saliendo en vivo por C5N.
Su hija le dio dos nietos, y era tal el vínculo de afecto que las unía que Haydée Padilla le cedió los derechos de autor que genera la obra de su exmarido.
Pasajeros de una pesadilla
En 1976, Haydée Padilla se enamoró de Federico Luppi, dando por terminado su matrimonio anterior. Ella era una actriz prestigiosa y popular y Luppi se había convertido en uno de los intérpretes más buscados del teatro y el cine. A todas luces, conformaban la pareja ideal, aunque este ideario era solo una máscara externa que nada se condecía con lo que sucedía realmente en el seno de esa relación.
Si bien, mientras duró la pareja, cerca de una década, nada salió a la luz, una vez separados comenzaron a correr los rumores acerca del calvario que le había tocado vivir a la actriz durante ese tiempo de traumática vida conyugal.
Luppi ya era un actor prestigioso, cuya fama trascendía las fronteras del país. Un intachable del medio. Padilla, en cambio, de a poco comenzaba a ver mermar su actividad. Más de una vez, la actriz confesó que “a él, el medio lo protegía”. Eran otras épocas y determinados temas no eran puestos a la luz en el marco de una sociedad machista y patriarcal.
Sin embargo, con los años, Haydée Padilla decidió contar su experiencia mientras estuvo en pareja con Luppi, con quien no tuvo hijos. En una gran entrevista que le realizó Moria Casán en su programa Incorrectas, emitido por América, la actriz confesó que Federico Luppi le pegaba con un zueco y que fruto de esas agresiones, alguna vez sus compañeros de trabajo descubrieron moretones en sus piernas. “Le daban como ataques”, dijo en esa charla televisiva.
Como suele suceder con la mayoría de las mujeres víctimas de violencia de género, el silencio no deja sacar a la luz el tormento. “Te da mucha vergüenza”, le dijo Padilla a Casán. En esa charla también confesó que “empezaba una relación y él se aparecía”.
La relación con Luppi la marcó para siempre, pero tal era el poder del nombre del actor que el medio decidió conservarle el lugar ganado con su talento, pero desplazar de la escena pública a Haydée Padilla, la mujer que también padeció el ostracismo. Luego de aquella relación, sobrevivió como pudo, sin bienes y con escaso trabajo, y con las marcas emocionales de aquello tan tóxico que le había tocado vivir.
Haydée Padilla fue una gran dama de la escena que mereció mejor suerte en su vida artística. Esa buenaventura que también le fue esquiva en sus relaciones más íntimas. Acaso en La Chona, su querido y popular alter ego, y en el extenso e incondicional matrimonio del personaje con su marido camionero, la actriz depositó aquella ilusión aspiracional que nunca pudo conseguir en la vida real.
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