"Soy una amiga bastante amorosa y una buena hermana, hija y madre, pero soy la más vulnerable y la que más sufre en las cuestiones románticas. En ese sentido, me llevó mucho trabajo llegar a tener una relación de pareja sana", admitía Gwyneth Paltrow hace varios años, cuando su matrimonio con Chris Martin le demostraba que había otra manera de transitar el amor y también el desamor.
A los 46 años, la actriz ganadora del Oscar por Shakespeare apasionado volvió a pasar por el altar, esta vez con el productor Brad Falchuk y lo hizo sin temores, con la convicción que las relaciones nunca son estáticas, que van transformándose a través del tiempo y que está muy bien que así sea. Gwyneth ya no es la chica frágil y temerosa que alguna vez se conformaba con ser reconocida como "la novia de Brad Pitt".
Paltrow supo convertirse en una rareza dentro de Hollywood: no sólo se transformó en una referente de la vida saludable y el buen comer, sino que también dio un ejemplo de civilidad al separarse del líder de Coldplay en muy buenos términos y establecer con su ex un nuevo tipo de relación, más fraternal que amorosa. Claramente, la rubia de rostro angelical había elegido salirse del molde de lo socialmente esperable.
Caras conocidas
Gwyneth nació el 27 de septiembre de 1972 en Los Ángeles. La industria del entretenimiento siempre estuvo presente en su vida, desde que tiene memoria: es hija del director Bruce Paltrow y de la actriz Blythe Danner. Sin embargo, cuando tenía 11 años, se mudó con su familia a Massachusetts por cuestiones laborales de su padre. Allí pasó gran parte de su adolescencia, aunque también vivió en Nueva York antes de establecerse en California, para cursar sus estudios de Historia del Arte en la Universidad de Santa Barbara.
Convencida de que lo suyo era la actuación, abandonó la universidad y comenzó a presentarse en castings. Debutó a los 19, con un pequeño papel en la película Shout (1991), junto a John Travolta y Heather Graham. Poco tiempo después conoció a Robert Sean Leonard, quien había brillado unos años antes como Neil Perry en La sociedad de los poetas muertos y conquistó rápidamente a la enamoradiza Gwyneth.
El romance duró muy poco, y como Paltrow era prácticamente desconocida por entonces, no tuvo mayor repercusión. De hecho, ella nunca se refirió a la relación, aunque él -que años más tarde interpretó al fiel amigo del protagonista de la serie Dr. House, el oncólogo James Wilson- sí ha recordado públicamente cómo fue el noviazgo. O, más precisamente, el extraño momento que sucedió a la ruptura.
"Fue la ruptura más divertida que he tenido", recordó al New York Post, en 1998. "Estábamos en su apartamento, pensamos que ya no nos veríamos más, y a los cinco minutos ella comenzó a decir: '¿Sabés a quién le gustarías? Tengo una amiga '... Gwyneth es un poco bocona, pero es una gran, gran compañera". Sí, al parecer, la actriz siempre fue bastante práctica en sus relaciones, aunque eso no la inhabilitó a sufrir por amor.
Brad Pitt y el matrimonio que no fue
Tras un breve romance con el modelo y actor Donovan Leitch, Gwyneth conoció a Brad Pitt , el primer hombre que le rompió el corazón. El primer encuentro se produjo en 1994, cuando ella audicionó para interpretar a Susannah Fincannon en Leyendas de pasión. El rol, finalmente, quedó en manos de Julia Ormond, pero el rubio actor quedó tan bien impresionado con Paltrow que, al año siguiente, se la sugirió a David Fincher durante la preproducción de la película Pecados capitales (1995).
Pitt se salió con la suya y el director consideró que era la indicada para ponerse en la piel de Tracy, la esposa de su personaje. Ella estaba feliz: por primera vez sentía que iba a formar parte de algo grande, bajo el mando de un realizador joven y lleno de ideas, y acompañada por el galán del momento que, justamente, estaba desesperado por demostrar que era mucho más que una cara bonita.
La química entre ellos fue inmediata y no demoraron en demostrar lo enamorados que estaban el uno del otro. Como prueba, bien vale el gesto de Pitt en la entrega de los Globo de Oro 1996, cuando subió al escenario a recibir el premio a mejor actor de reparto por su trabajo en 12 monos y le dedicó el galardón a su flamante novia. "Gracias a todos, especialmente al amor de mi vida, mi ángel, Gwyneth Paltrow". Ella sonreía y aplaudía, embelesada, a unos pocos metros.
Ese mismo año, Pitt se instaló en Mendoza para filmar Siete años en el Tibet, bajo las órdenes de Jean Jacques Annaud. Entre las condiciones que había puesto el actor, se le garantizaba un avión privado para pasar la Navidad en Los Ángeles y también para llevar y traer a su novia, desde el hemisferio norte. Así, Paltrow pasó varios días en suelo argentino, aunque gran parte de su tiempo transcurría dentro del hotel.
"A Gwyneth sí que no la pudimos convencer de que acá había de todo", contó la productora argentina Ana Aizenberg. "Venía con cajas enormes de comida para Brad, como cereales y también VHS para ver películas. Lo cual era un problema en la Aduana cada vez que viajaba. Venía todo el tiempo a visitarlo", recordó.
Para diciembre de ese año, Pitt y Paltrow hicieron público su compromiso, pero apenas unos meses después, en junio de 1997, sobrevino la separación. El motivo fundamental tuvo que ver con que ambos sentían que no podían desarrollar sus carreras y sostener un matrimonio feliz al mismo tiempo. Tenía sentido: él se encontraba en la cima, ella estaba en camino, y el tiempo para compartir una vida en común se volvía ínfimo.
Otro tema que dinamitó la relación fue la exposición a la que se veía sometida la pareja a diario. El punto de saturación lo marcó la aparición de unas fotos tomadas durante unas vacaciones en el Caribe, en el que ambos estaban desnudos, disfrutando de su intimidad. Esas fotos fueron publicadas por la revista Playgirl, desataron un conflicto legal y llevaron al límite la capacidad de tolerancia de la pareja.
"Tengo tanta suerte de haber pasado un tiempo con Brad, ¡alguien que era tan buena persona! Especialmente cuando yo era... un lío", dijo la actriz en 2003, entrevistada por Diane Sawyer. De algún modo, ella siempre se sintió culpable por la ruptura, y responsabilizaba a su propia inmadurez como causante del fin de romance. "Yo era una niña, tenía 22 años cuando nos conocimos. Me tomó hasta los 40 poder sacármelo de la cabeza. No estaba lista, y él era demasiado bueno para mí", aseguró en otra oportunidad.
Un Oscar y un nuevo amor
Ni bien terminó su relación con Pitt, llegó el despegue definitivo para Paltrow. Su corazón se mantuvo también ocupado: quien tuvo la dura tarea de sacarle de la cabeza al rubio galán fue el productor de Miramax, Jason Blum.
El romance fue fugaz y pronto se transformó en una amistad. Después de todo, es posible que Blum haya funcionado para Paltrow como una suerte de "escudo" frente a los embates de Harvey Weinstein. Tal como contó ella a partir de la serie de denuncias que derivaron en el movimiento #MeToo, en 1995 sufrió el acoso del productor, y fue Pitt quien hizo uso de su poder y su influencia para protegerla. Ella se mantuvo trabajando en Miramax, aunque sabía que el "cazador" seguiría al acecho.
Hacia fines de 1997, durante una cena celebrada para los "niños mimados" de Weinstein, Paltrow conoció a Ben Affleck , el actor que la acompañaría en su próximo proyecto, Shakespeare enamorado. El amor duró casi los mismo que el rodaje: para cuando ella ganó el Oscar a mejor actriz, en 1999, su relación se había enfriado. Cada uno llegó por su lado a la ceremonia; él pasó por la alfombra roja acompañado de su socio y amigo Matt Damon, al tiempo que ella estuvo acompañada por su madre.
Poco tiempo después la chispa volvió a encenderse durante el rodaje de Bounce, aunque tampoco prosperó. Paltrow fue siempre bastante filosa al momento de hablar del romance que los unió. Durante una entrevista en Good Morning America, Ben dijo con cierta malicia que el hombre perfecto de Gwyneth probablemente sería alguien como su padre, y ella le devolvió la gentileza diciendo que la mujer ideal del actor era "cualquier tipo de stripper o cualquier persona que sirva cerveza fría en bikini".
"Ben hace que la vida sea difícil para él", reflexionó Paltrow en diálogo con Diane Sawyer, en 2003. "Tiene muchas complicaciones, aunque realmente es un gran tipo. Así que espero que pueda resolver sus problemas. (...) Creo que tenemos un tipo de sistema de valores muy diferente", disparó, marcando sus diferencias.
De galanes, cantantes y herederos
El frondoso historial amoroso de Paltrow continuó con un touch-and-go con su compañero en Duets (2000), Scott Speedman, y con un noviazgo –breve, pero noviazgo al fin– con su coprotagonista en Los excéntricos Tenembaums (2001), Luke Wilson.
Su relación con el menor de los hermanos Wilson fue bastante pública y duró casi un año. Ella se mostró muy feliz con el modo en que marchaban las cosas cuando, en 2001, fue consultada por la revista Harper's Bazaar por cómo definiría a su hombre ideal. "Es alto y delgado, pero con músculos, como para empezar por el costado superficial. Un caballero. Alguien que es educado, divertido, ingenioso, artístico y con mucha integridad. No pretende acaparar toda la atención durante una reunión. Es muy bueno besando", enumeró. Sin decirlo, estaba hablando de su flamante conquista.
Luego, fue bastante explícita al hablar de sí misma y las cosas que valoraba en una relación: "Me encantan los hombres, aún cuando son mentirosos y tramposos. Soy una persona muy sexual. Tengo suerte si paso las seis semanas en una relación".
Poco antes de enredarse con Wilson, Paltrow había sido vista en algunas ocasiones con Chris Heinz, el heredero de la compañía de ketchup y aderezos fundada por Henry J. Heinz en 1869, e hijastro del político estadounidense John Kerry. Para su primera cita, él no escatimó en gastos y la llevó a Londres; luego, fueron vistos juntos en la fiesta aniversario de una exclusiva galería de arte en Nueva York y en alguna que otra salida nocturna por la Gran Manzana. Sin embargo, el romance no prosperó.
Los rumores la vincularon con el productor Guy O'seary -muy cercano a su amiga, Madonna-, con el príncipe Felipe de Borbón y con los actores Mark Wahlberg, Aaron Eckhart y Viggo Mortensen. También salió con el británico James Purefoy, mientras trabajaba en la puesta de Proof en el West End londinense, y fue vista en varias oportunidades con el cantante Bryan Adams, aunque ninguna de esas relaciones tomó carácter oficial.
El rockstar que cayó del cielo
Gwyneth atravesaba uno de los momentos más tristes de su vida cuando conoció a Chris Martin . Su padre había muerto hacía muy poco tiempo, y ella no conseguía reponerse del golpe. Un grupo de amigos la convenció de ir a un recital de Coldplay, con la idea de que se distrajera, sin imaginar que estaban dando pie a una relación que cambiaría para siempre su vida. Se casaron poco tiempo después y se asentaron en Londres, aunque se movían entre Nueva York y Los Ángeles cuando la agenda de Paltrow así lo requería. Se convirtieron en padres de Apple, en 2004, y de Moses, en 2006, y mantuvieron su vida privada lejos de los flashes. Martin fue el más esquivo en ese sentido: desde su punto de vista, quienes caminaban por una red carpet lo hacían para vender algo, y él no tenía nada para vender.
Paltrow, en cambio, era un poco más abierta a hablar sobre su vida en común. De hecho, fue la primera en contar que su mundo estaba lejos de ser un lecho de rosas. "Pasamos por períodos que no son del todo positivos. Siempre digo que la vida es larga y nunca se sabe qué va a pasar", le dijo a la revista Elle, en 2011. "Si, Dios no lo quiera, no estábamos destinados a estar juntos, lo respetaré por siempre como padre de mis hijos. Se que hice una gran elección".
Fue Goop, de hecho, la vía elegida por Paltrow para dar a conocer su separación de Martin. La noticia corrió como un reguero de pólvora, mientras ellos disfrutaban de unas vacaciones familiares en las Bahamas. Esa sería la regla que regiría para ellos de ahí en más, en el marco de una "separación consciente": ellos dejaban de ser un matrimonio, pero nunca una familia.
El amor después del amor
Con ojos machistas, muchos vieron a Paltrow como un escollo para que el líder de Coldplay diera vuelta la página en lo sentimental. Así, cuando la relación entre el cantante y Jennifer Lawrence no llegó a buen puerto, todas las miradas apuntaron a Gwyneth y no faltó quien asegurara que ella seguía enamorada de Martin y por eso se negaba a "soltarlo".
"Lo ideal es seguir casados, pero si no podés seguir, ¿no estaría bien seguir siendo una familia y dejar a un lado tus temas el tiempo suficiente para explorar esta nueva forma de familia? Chris es un gran exmarido. Estamos constantemente haciendo a un lado nuestras propias cosas y tratando de reinventar la relación", explicó en 2016. Poco tiempo después, la prensa local se sorprendió con su llegada al país: la actriz, junto a sus dos hijos, era parte de la gira de Coldplay por Latinoamérica.
Sin embargo, para entonces había un rumor que iba y venía, pero nunca llegaba a tener confirmación: Paltrow había iniciado una relación con Brad Falchuk, uno de los productores de la serie Glee, pero prefería mantener el asunto bajo siete llaves.
El paso del tiempo y la falta de una foto o una declaración que confirmara el asunto se ocupó de desacreditar la versión. Pero en marzo de 2017, tres años después de que surgiera el rumor, fueron las redes sociales las que blanquearon el romance. Con una selfie, Gwyneth se ocupó de confirmar su relación con Falchuk. "Feliz cumpleaños, guapo", escribió en Instagram.
"Esta es la mujer más hermosa de todos los tiempos y hoy es su cumpleaños. Todos tenemos tanta suerte de que ella vino al mundo (pero nadie tiene más suerte que yo). Feliz cumpleaños, amor. PD: esta es la foto más grande de #Gwyneth que pude encontrar: tiene pizza, vino tinto, su teléfono y esa sonrisa perfecta", escribió él unos meses después, devolviéndole la gentileza.
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En abril de este año, Paltrow y Falchuk celebraron su compromiso con una fiesta a la vieja usanza, en la que no faltaron celebridades como Jennifer Aniston, Cameron Diaz, Julia Roberts, Demi Moore, Reese Witherspoon y Kate Hudson. La cita fue en Los Angeles Theatre, poco después de que la actriz regresara de su despedida de soltera en Cabo San Lucas, México.
"Estoy ansiosa por todo, nunca antes tuve una boda, así que aunque tengo 45 años, me siento como de 21", dijo ella en la tapa de la revista Goop. La foto del compromiso también se difundió a través del Instagram oficial de Paltrow.
Frente a apenas 50 personas, Paltrow y Falchuk celebraron su boda en los Hamptons, Nueva York, el 29 de septiembre. Amigos, familiares y unos pocos famosos tuvieron acceso a uno de los días más importantes en la vida de la pareja. Pocas horas después, ambos cruzaron el océano para disfrutar de una luna de miel en Francia e Italia, de la que dieron cuenta en sus redes sociales. Claramente, el productor entiende perfectamente el universo en el que se mueve su amada, y por eso parece mejor predispuesto a acompañarla en lo referido a su vida como figura pública.
"He tenido una vida extraordinaria, donde las cosas han sucedido con enorme magnitud: un gran éxito, una gran alegría, un gran dolor, una gran pérdida. Y la razón por la que me siento feliz hoy es porque he conseguido sacar lo mejor de cada una de esas oportunidades", le dijo Gwyneth a The Edit en junio de 2017. "No he cometido un error que no haya usado como un trampolín para llegar a otro lado. Soy implacable cuando se trata de aprovechar las dificultades".
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