Después de ocho años lejos de la tele, el actor regresa con Los Protectores, una divertida comedia que tuvo su preestreno en eltrece y puede verse completa en Star+; cómo es trabajar con su amigo Adrián Suar, qué hizo durante todos estos años sin pantalla y su relación con Verónica Varano, en una charla imperdible
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Es como si el tiempo no hubiera pasado para él. Su porte elegante, su tono de voz grave y su frondosa melena se mantienen intactos. A sus 57 años, Gustavo Bermúdez sigue formando parte del equipo de los galanes.
Conocido por protagonizar las telenovelas más emblemáticas de los años 90 (Celeste, siempre Celeste, Antonella, Nano y Alén, Luz de luna, entre otros éxitos), ha demostrado que no tiene miedo de desaparecer de la pantalla cuantas veces crea necesario. “Cuando leo el guion de un proyecto me tiene que decir algo, ya sea porque entretiene, porque emociona, porque tiene un mensaje lindo. Algo tengo que encontrar para hacerlo”, confiesa Gustavo Bermúdez en diálogo con LA NACION.
Casi como si se tratara de algo planeado, va y vuelve de escena cada siete u ocho años. Es que en 2007, después de hacer Sos mi vida, el rosarino se retiró por decisión propia para volver recién en 2014 con su protagónico en Somos familia. Ahora, el nuevo paréntesis vuelve a romperse con el estreno de Los Protectores, la ficción que lidera junto a Adrián Suar y el colombiano Andrés Parra por Star+.
Por lo que pudimos espiar en el rodaje, además del adelanto que ya vimos por eltrece, en esta nueva ficción Bermúdez mostrará una nueva faceta: la de hacer reír. “Hace mucho tenía ganas de sumarme a una comedia y este proyecto es muy lindo, así que no fue difícil tomar la decisión”, contó quien suma como plus el hecho de trabajar junto a su amigo de Pelito.
Instalado desde hace un tiempo en Buenos Aires (aunque viaja todos los meses a su querido San Martín de los Andes), este eterno seductor se hizo un hueco en las grabaciones de la segunda temporada de la ficción y habló de todo: cómo es volver a la tele después de tantos años, los proyectos que lo mantuvieron ocupado detrás de cámara y su relación con la actriz, modelo y conductora, Verónica Varano, con quién vive un romance desde finales de 2020.
-¿Cómo es volver a la ficción con este proyecto? ¿Qué te hizo decir que sí?
-Hace mucho tenía ganas de sumarme a una comedia y este proyecto es muy lindo, así que no fue difícil tomar la decisión. Además, tenía ganas de volver a trabajar con Adrián, así que compartir con él estos meses de grabación fue un plus. Después se sumó Andrés, a quién no conocía, y se armó un equipo muy lindo. Más allá de su talento como actor, es un compañero extraordinario.
-¿Podría decirse que tu personaje es el galán del trío?
-No lo sé (risas). Es un tipo serio, inquebrantable, todo lo contrario al personaje de Adrián, que es un oportunista y que sus valores son los que convienen según el momento. En cambio, El Conde hace todo mucho más solemne. Es el deber ser. Es como el padre del grupo, siempre está ahí marcando los límites.
-Vos también sos un poco así: serio, correcto, con bajo perfil...
-Siempre tenés cosas en común con tu personaje. Quizá como amigo, como padre, como exmarido. Por ahí hay situaciones que suceden al igual que en la vida y uno le mete cositas propias.
-¿Cómo es trabajar con un amigo como Adrián Suar? ¿Te da muchas órdenes?
-El dice que es al revés (risas), que yo lo corrijo a él y que no hay ninguna posibilidad de que me pueda decir algo, pero no es así. Son décadas de amistad, nos conocemos mucho. Con sólo mirarnos ya sabemos lo que está pensando el otro.
-¿Y cómo es trabajar en estas nuevas plataformas digitales? ¿Notás algún cambio?
-No, la verdad que no. Para mí un proyecto se encara con la misma responsabilidad, con el mismo código, no importa para el soporte que sea. El amor, la emoción, los guiones, las actuaciones, el relato son los mismos, no importa para donde sea. Uno trabaja para la gente, así que el objetivo es llegar a la mayor cantidad posible y que guste nuestro trabajo.
-¿Qué es lo que más extrañaste de la tele?
-No extrañé la tele en sí sino los buenos momentos, las buenas escenas, los buenos compañeros. Uno extraña no sólo el hecho de hacer una ficción sino el “con quién”, porque éste no es un trabajo individual. Hay que interactuar con todo un equipo y, sin dudas, eso es lo que más se extraña.
-¿Te cansaste de ser galán?
-No, no me cansé de trabajar en novelas. A mí nunca me preocupó el encasillamiento. Me han ofrecido un montón de proyectos y son más las veces que dije que no que las que dije que sí. Cuando leo el guion me tiene que decir algo, ya sea porque entretiene, porque emociona, porque tiene un mensaje lindo; algo tengo que encontrar para hacerlo. Sí tengo una contra: me aburro fácil y necesito cambiar permanentemente. Pero cuando un proyecto tiene una linda energía me entusiasmo rápido.
-¿Y no te preocupa estar mucho tiempo sin pantalla?
-No, la verdad que no. Al contrario, hubo un montón de veces que yo no tenía ganas de trabajar como actor. Una vez alguien me dijo: “vos sí que hacés lo que querés, ¿eh?”, y yo le contesté que es mucho más importante querer lo que hacés que hacer lo que querés. Porque no siempre hacés lo que querés, así seas actor o jugador de fútbol. Muchos piensan: “que suerte que tiene” el futbolista, pero a veces no está jugando en el club que quiere jugar, o el actor a veces no está actuando de lo que quiere actuar.
-¿Qué estuviste haciendo durante todo este tiempo?
-Estuve en algunos proyectos detrás de cámara, en la parte de producción y dirección artística. En realidad, no es algo nuevo para mí porque en las novelas que hice siempre estuve involucrado en el detrás de escena. Algunas fueron producciones mías pero no me gustaba que se sepa porque soy un poco tímido. Además, tenía un fuerte rol como actor y no me parecía decir que también hacía la producción o dirigía, no es mi perfil ni mi manera de ser. No digo que esté mal el que lo hace. De hecho, Adrián es mi mejor amigo y lo hace. Y lo admiro por lo bien que lo lleva. Pero no todo es para todos.
-¿Sentís que de alguna manera el productor se comió al actor?
-Un poco sí, creo que pasó eso. Siempre fui muy responsable en todo lo que encaré, le ponía todo de mí y eso implicaba también un desgaste. A veces se te va la vida, se te va el tiempo con tu familia, tus amigos y ya no queda tiempo para hacer otra cosa.
-Hay una de tus hijas que sigue tus pasos...
-Sí, la más grande. Estudió Diseño de Imagen y Sonido y Dirección en la UBA y es muy buena profesional. Estuvo trabajando en Estados Unidos, en México (para Warner y HBO) y en Chile conmigo en la adaptación de Educando a Nina. También trabajó mucho en Polka en distintas áreas, así que es un orgullo para mí. Me encuentro con gente que la conoce y todos me hablan muy bien.
-¿Cómo fue trabajar con ella?
-Una muy buena experiencia. Cuando yo estaba en Chile a cargo de una producción, necesitaba una persona que aguante todos los quilombos que había. Me acuerdo que ella estaba trabajando en Polka y le dije a Adrián: “Me la tengo que llevar”. Le pregunté a ella primero y me dijo: “¿Te parece, pa?”. Yo no había trabajado nunca con ella pero tenía referencias. Todos me hablaban maravillas, así que me animé y la llevé. Le dejé a cargo un área muy grande y la manejó espectacularmente bien.
-¿Podría decirse que desde chiquita tuvo al mejor profesor?
-(Sonríe tímido). Es que yo terminaba de grabar y mientras editaba la tenía sentada al lado mirando todo. Tengo una anécdota de eso muy graciosa. Yo hacía las correcciones en casa de noche porque estaba grabando todo el día. Entonces me había armado como una islita de edición y le dejaba todo anotado al editor para el día siguiente. A veces, medio que rezongaba y decía: “No ahí no”, “¿Por qué no cortaste acá” e iba anotando. Me acuerdo que un día estábamos viendo una escena con el perro y me dice: “Corte papá, ahí corte” y tenía apenas 5 años. Sin dudas, es algo que mamó desde pequeña.
-¿Y la más chica?
-La más chica se fue para otro lado. Está estudiando nutrición en la UBA. La verdad que tengo dos hijas divinas, no podría estar más orgulloso.
-¿Seguís viviendo en San Martín de los Andes?
-Sí, voy y vengo, en realidad. Tengo mi casa allá, así que viajo todos los meses. Durante la pandemia estuve acá porque mi mamá, que vivía en Rosario, no estaba bien de salud, así que estuve con ella. Después falleció y ya me quede acá. Y cuando se empezó a abrir un poco todo ya arrancaban las grabaciones (Los Protectores comenzó a rodarse en noviembre de 2020), así que me quedé definitivo.
-¿Cómo haces para no extrañar la paz del Sur y adaptarte a la ruidosa ciudad?
-Si bien San Martín de los Andes es un lindo lugar y fue muy lindo que mis hijas crezcan allá, ya no es lo mismo que era antes. Ya creció mucho y ésta no es la versión que más me gusta, porque ya hay mucha gente. Aparte, siempre digo que los lugares son las compañías. Cuando tenés buenas compañías, los lugares no importan.
-Y vos acá estás muy bien acompañado...
-Estoy muy bien.
-¿Cómo va la relación con Verónica Varano? ¿Están conviviendo?
-Estamos muy bien. No, no estamos conviviendo pero así estamos muy bien.
-¿Cómo es vivir un amor en esta nueva etapa de la vida?
-Tanto ella como yo no hablamos mucho de eso pero está todo bien. Estamos bien.
-¿Te gustaría protagonizar una novela con ella?
-Mmm, no sé si haría una novela. Estamos muy bien así como estamos.
-Sos actor, productor, director, ¿tenés alguna asignatura pendiente en tu carrera?
-No tengo pendientes. Disfrutar de la vida, estar atento a lo que viene para saber disfrutarlo a pleno, esa es mi meta.
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