Guillermo López: el legado de Juan Alberto Badía, el duelo que atravesó con CQC y la tristeza por una pérdida que sacudió su vida
Dice que, desde que estuvo internado en la pandemia, cambió sus prioridades; por qué prefiere no hacer televisión diaria, la nostalgia que siente por su faceta como notero y las veces que lo tentaron para hacer política
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Fue clown, hizo teatro callejero, tuvo bolos en La banda del Golden Rocket y en Montaña rusa; sin embargo, no fue hasta 2002 que Guillermo “Pelado” López se hizo conocido. Ese trabajo que lo llevó a la fama y que le dio un lugar en el medio fue Caiga Quien Caiga; programa en el que estuvo durante 12 temporadas y al que estará eternamente agradecido. “Hoy en día todavía estoy en algún lugar y escucho que dicen: ‘Es el pelado de CQC’. Y es muy loco porque la última vez que estuve ahi fue en el 2012″, le cuenta a LA NACION, al tiempo que confiesa que extraña mucho la vida de notero. “Me pasa que muchas veces voy a lugares y digo: ‘uh, que buena onda hacer una nota acá’ cuando veo cuatro o cinco caras que garpan. Siempre tengo como el notero a flor de piel. Sería divertido un día ponerme el traje de CQC e ir a hacer una nota solo para mis redes, para jugar”, revela, entre risas.
Desde entonces, su suerte cambió y sus ofertas laborales también. Muy afianzado en la conducción, “el Pelado” se reparte entre la tele y la radio; esa que conoció gracias a Juan Alberto Badía y que, tras su muerte, se encargó de mantener viva como un homenaje al conductor. “Hasta el día de hoy, nuestros separadores dicen ‘por siempre la radio de Badía’. Yo quiero que la gente diga ‘escucho la radio de Badía, donde está el Pelado’. No me interesa que digan que es mi radio porque, en definitiva, para mí siempre será la radio de Badía”, asegura quien compró la emisora y cada verano, como hace 22 años, tiene su programa en esa emisora de Pinamar.
-Sos cronista, actor, conductor, productor… ¿Qué te falta?
-Siempre digo que hace ya varios años siento que laboralmente es bonus track. Yo soñaba con vivir de la actuación porque estudiaba teatro. Ponele que ahora actúo de conductor hace unos cuantos años y eso lo he logrado. Entonces todo lo que vino después (que me sorprendió y superó mis expectativas), lo tomo como bonus track.
-¿Te gustaría volver a un escenario otra vez?
-Mi unipersonal es un espacio lindo para despuntar el vicio de actuar, pero lo hago desde mí. No me imagino haciendo un personaje para una obra de teatro, aunque me han llamado. De hecho, tengo una historia muy linda con [Gerardo] Sofovich, a quien durante diez años lo volví loco como notero y me terminó ofreciendo trabajar en uno de sus espectáculos en Mar del Plata. Como yo ya hacía radio en Pinamar, como los últimos 22 veranos, no podía pero estuvo bueno como cierre de cuento después de haberle roto tanto los quinotos y que él me hiciera el juego del enojado.
-Tu etapa laboral podemos dividirla como: las ganas de ser actor, como cronista de CQC y con la aparición de Badía en tu vida que te dejó un legado...
-La radio de Badía me ha regalado cosas hermosas. De hecho, al día de hoy, me ocupo de cuidarla. Yo siempre fui como de la autogestión y llegué ahí por cruzarme a Badía y decirle que a mí me gustaría hacer radio en su radio. Fue loco porque el año anterior, el verano anterior a esa charla con Juan, yo estaba en Gesell, no tenía laburo, escuchaba su radio y pensaba: “¡Qué lindo poder ser notero de Badía en Pinamar!”. Y al año siguiente, estaba sentado ahí. Después de mi primer año de CQC, ser el conductor de un programa de la radio de Badía era mucho más de lo que yo había imaginado. Entonces ahí empezó esta cosa de superar mis expectativas.
-¿Se creó una amistad entre ustedes?
-Sí, generamos un vínculo re lindo. Él tenía siempre la costumbre de recibir el año nuevo en su radio en vivo. En Budge y el mar se llenaba de gente, entonces yo cenaba por ahí y 23.45 me iba con él y le hacía la segunda en la transmisión en vivo. Lo hice durante diez años.
-¿Pinamar ya era un lugar especial para vos?
-No, se transformó en un lugar especial a partir de la radio. Había ido como a los 20 con un grupo de amigos pero no dábamos con el target entonces no nos daba bola nadie. Pero con Badía se transformó en una cosa súper linda. No imagino enero en otro lugar que no sea haciendo radio en Pinamar.
-Y después, cuando él lamentablemente fallece, vos decidiste seguir…
-En realidad, cuando él falleció la radio empezó a endeudarse y en un momento se encontraba con una deuda de $10 y la radio valía $9,50; por decirlo de algún modo. Entonces ahí la familia y sus socios me propusieron si yo me quería hacer cargo. Eso fue hace siete años. Tuvo como una cosa también romántica de que esa radio no desaparezca.
-Y durante todo el año te ocupas de eso y vas y venís de Buenos Aires a Pinamar...
-Sí, en un momento lo hacía bastante. Ahora ponele una semana al mes. Pero en un momento directamente estaba allá, venía los viernes a laburar el fin de semana y me volvía. Tengo un socio que se llama Jorge Leiva, con quien llevamos adelante esto así que, entre los dos, hacemos que la radio también tenga vida en el invierno. Es re lindo porque es una radio muy emblemática con 30 años ahí en Pinamar. Es parte del verano de mucha gente.
-¿Y con los hijos de Badía tenés vínculo?
-Sí, ahora últimamente no he hablado. Con el que más siempre tuve vínculo es con Agustín Badía, que vive en Pinamar entonces cuando fue toda esta transición era con el que más estaba en contacto. Con las hijas no tengo tanto vínculo, pero hace poco estaba hablando al aire en La100, nombrando a Badía, y me aparece un mensaje de una de ellas diciéndome que me estaba escuchando y que lindo lo que había dicho de su papá.
-¿Qué te pasa con Pinamar? ¿Te gusta esto de salir de la ciudad?
-Sí, ya llevo varios años que me han ofrecido tele diaria y he preferido no hacer. La última propuesta que tuve fue el programa que está en eltrece con El Pollo (Álvarez) y el Chino (Leunis) porque eran tres conductores; el otro era yo. Pero ya estaba con Juego Chino en Telefe y me gusta más hacer este tipo de cosas que me permiten la libertad de estar acá, estar allá.
-¿Lo dejaste de disfrutar? ¿Cómo te llevás con esto del minuto a minuto?
-Lo del minuto a minuto es una enfermedad, pero es como que empecé a priorizar otras cuestiones. En 2018 hacía un programa diario, me tuve que operar y ahí me generó como un reseteo. Entonces empecé a elegir un poco tener más tiempo.
-Dejaste de ser “el pelado de CQC” para convertirte en “el Pelado López”. ¿En qué momento fue esa transformación?
-Hoy en día todavía estoy en algún lugar y escucho que dicen: “es el pelado de CQC” (risas). Y es muy loco porque la última vez que estuve en CQC fue en el 2012, hace 12 años. Pero después de hacer mucha radio o después tener varios programas, empecé a ser el Pelado López. Fue a partir de Lo sabe, no lo sabe en América que nos iba muy bien y era diario. Grabábamos todos los días seis horas en la calle. Caminábamos un montón, hacía mucho frío, hacía mucho calor, eran muchas horas, muchos casos de gente pero, por otro lado, estaba buenísimo.
-¿Te sentís más cómodo en la calle?
-Sí, me pasa que muchas veces voy a lugares y digo: “Uh, que buena onda hacer una nota acá” cuando veo cuatro o cinco caras que garpan (risas). La última vez que fui a los Martín Fierro, fui con Nella (mi mujer)y en un momento le dije: “Me aburro sentado comiendo porque yo toda la vida vine acá a hacer notas”. Entonces siempre tengo como el notero a flor de piel. Sería divertido un día ponerme el traje de CQC e ir a hacer una nota solo para mis redes, para jugar.
-Cuando termina tu ciclo en CQC, ¿fue algo personal o una decisión de “hasta acá llegamos”?
-No, creo que nunca lo conté. Estábamos en América con CQC y Lo sabe, no lo sabe. CQC se va a Canal 13, entonces yo pienso: “¡Qué bueno voy a estar en América con Lo sabe, no lo sabe y en eltrece con CQC” y me dicen: “No, no. La condición del señor Daniel Vila (con quien tengo muy buena onda) es que para que CQC se vaya, vos te quedes en América con el programa”. Entonces como que no tuve opción. Yo estaba tan cómodo en CQC (era como mi casa) que me dio un poco de pena. Estuve de duelo unos cuantos meses. Nunca veía el programa porque tenía ganas de estar. Entonces (como no me había podido despedir) le di un cierre con una sección que invitaban a alguien y me invitaron a mí. Estuve 12 temporadas en ese programa.
-¿Sentís que le debés todo?
-¡Sí, todo! Al programa, a Mario [Mario], a [Diego] Guebel, a todos mi compañeros. Ese programa me cambió la vida personal y laboral.
-¿Se volvieron a juntar alguna vez?
-A mi casamiento vino Gonzalito [Rodríguez] y Clemente [Cancela], y Mario me grabó un video. Hicimos como una terapia de pareja donde el psicólogo era Pergolini que, en realidad, lejos de buscar la unión de la pareja, nos preguntaba por qué carajo nos casábamos. Además, me grabó unos audios para ir poniendo durante la fiesta, que también eran en chiste. Pero a los que más veo podría decir que es a Gonza y a Clemente. Con Mario me mensajee hace muy poco porque estuve de viaje y sabía que él estaba ahí pero justo estaba por embarcar, así que tenemos un café pendiente acá en Buenos Aires.
-¿Te gustaría volver a trabajar con él?
-Sería un placer. No sé si él quiere volver a la televisión, pero si hiciera un programa, yo encantado le hago la segunda. Todo lo que me pasó fue porque él me dio un lugar en la puerta de la Rock & Pop cuando lo encaré para pedirle laburo. Que alguien le dé una posibilidad a un pibe que apareció en la puerta de la radio no tiene nombre. Durante muchos años, cuando iba a hacer radio a Pinamar, me iba hasta Cariló y le agradecía el año de laburo. Un día me dijo: “Venime a visitar pero no me agradezcas más, ya me lo pagaste con trabajo”. “No, flaco. Vos no entendés. Vos me cambiaste la vida. Ves ese auto que está en la puerta, me lo compré gracias a vos”, le decía. Es fundamental ser agradecido. Hay gente que rápidamente se olvida.
-¿Siempre lo pasaste bien en CQC?
-Sí, fue uno de los programas históricos de la tele y estaba bueno. Además, en mi caso con los famosos siempre buscaba empatía. A lo mejor el chiste incómodo era más para el político. Con los deportistas lo mismo. Por eso siempre le agradezco a Darín, a Francella, a Suar que me remaban las notas. Me tocaban las notas más agradables, iba a la cancha, el 90% era color en lugares agradables.
-¿Te ofrecieron algún puesto político alguna vez?
-Sí, dos veces me sondearon para intendente de La Matanza y de dos partidos distintos. ¡Y medía bien; eso es lo más gracioso de todo! Uno fue no hace mucho en el 2018 y el otro fue un poco antes. Vinieron y me preguntaron: “¿Te interesa hacer política?” Además de que no me interesaba, no sé. Y hace poco me ofrecieron si quería ser secretario de Turismo de Pinamar. Me sentí muy halagado y lo agradezco pero tampoco. Donde estoy ubicado está bien y si puedo colaborar con algo con Pinamar buenísimo porque quiero mucho a la ciudad pero hacer política no, no me siento capacitado.
-¿Hablás de política públicamente?
-Públicamente, mucho no. Siempre digo que no creo mucho en general, ni de un lado ni del otro. Me siento parado justo en la grieta, mirando y no sé… Me gustaría ilusionarme más, creer más, pero la verdad que me cuesta un poco porque también pasan un montón de cosas que te decepcionan y que te hacen no creer. No es que estoy en ese lugar para zafar y estar cómodo. Lo que sí me pasa es que, gane quien gane, yo quiero que le vaya bien porque la verdad es que esta cosa que es muy argentina de desear que le vaya mal al otro porque no eligieron el que me gusta. Cuando empezó la pandemia, hubo una imagen de Alberto [Fernández], [Horacio Rodríguez] Larreta y [Axel] Kicillof. Hubo como dos semanas que estuvieron todos para el mismo lado. Era linda esa imagen de unión, pero duró poco. Lo único que genera eso es la Scaloneta, donde todos quieren lo mismo. Porque hubo otros tiempos donde inclusive con la Selección argentina también querían que pierda.
-Recién hablabas de la pandemia, un momento muy duro donde estuviste internado. Contaste públicamente que llegaste a pedir por tu mujer para despedirte. ¿Tuviste mucho miedo?
-Sí, tuve mucho miedo. Era un momento que no estaba ni la vacuna entonces escuchabas que la gente entraba y no sabías si salía. Lo pienso y me genera piel de gallina. Habían pasado 10, 15, 20 días en casa y no mejoraba. Me fui a chequear por segunda vez y la neumonía bilateral estaba peor y la saturación estaba mal. Entonces me dijeron que me iban a internar unos días. Llegamos a la clínica y había tanta fobia que no dejaban pasar ni a mi mujer ni a mi cuñado a darme un abrazo antes que me guarde. Entonces les dije “dejame salir a la calle, voy a darles un abrazo”. Gracias a Dios a los cinco días salí, pero fue horrible. El día que me vinieron a buscar, me entraba el vientito por la ventanilla en el auto e iba pensando: “Ahora que voy a mi casa me hago algo rico, un cafecito”. Eso es muy valioso. Andamos tan apurados que a veces te la perdés.
-¿Qué te dijo la pandemia?
-Yo no soy místico, no estoy todos los días agradeciéndole al universo, pero esto del “aquí y ahora” es verdad porque mañana qué sé yo. Uno se pierde tantos momentos… Entonces todo el tiempo agradezco lo chiquito.
-Hace poco perdiste a tu mamá; imagino que debe haber sido otro sacudón que te dio la vida...
-Voy a intentar hablar de ella sin llorar. Mi mamá era muy cholula y cuando entré a CQC me la pasaba nombrándola; la usaba para los chistes. Todo era Nelly, Nelly, Nelly. La sacaba al aire en la radio, en América también. Entonces ahora cuando falleció, dije: “Voy a armar algún video lindo porque sé que le gustaría”. Y me sorprendió porque tuvo como 3 millones de vistas y no sé cuántos miles de comentarios que nunca tuve en ninguna cosa de todo lo que hice. Ella falleció un jueves y el sábado fui a la radio entonces puse unos audios de ella (de conversaciones telefónicas que habíamos tenido) como si estuviera haciendo radio conmigo.
-Volviste muy rápido…
-Sí, a la radio sí porque me hace bien. Al resto, voy haciendo solo lo que tengo ganas y de poco.
-Le escribiste una frase muy linda diciendo que una parte tuya se había ido con ella…
-Claro, y es así. Yo perdí a mi viejo a los 19 y dejó un lugar en mi corazón de tristeza para siempre. Pero mi vieja me acompañó en todo, vio todo lo que me pasó, entonces una parte mía se fue con ella. Estoy viendo cómo me reacomodo. En algún momento, podré ver los videos y reírme sin angustiarme. Tengo muchos videos, mucha charla grabada. Yo siempre le decía: “Si volviera a nacer, te volvería a elegir como mamá”, y en el último tiempo que ya estaba bien viejita se lo decía porque quería que me haga el remate para ver si se acordaba de la frase. ¡Y se acordaba!
-Se fue consciente de dejar a su hijo feliz, casado, con una familia. Sé que la quería mucho a tu mujer...
-Sí, Nella fue muy buena con ella; la cuidó hasta el último día. Así que siempre le agradezco porque en definitiva no era su mamá y era muy amorosa con mi vieja. En cuanto a mi vieja, yo creo que estaba contenta con lo que veía. Recién se están por cumplir tres meses.
-Te fuiste de viaje hace poquito, ¿tuvo que ver con esto?
-Sí, porque coincidía que el 23 de junio era el cumpleaños de mi vieja, el 25 se cumplían dos meses, el 27 era mi cumpleaños; fue una semana dura. Pero estuvo bueno porque terminé pasando los días como disperso en otras cosas.
-¿Hacés terapia?
-Ahora puntualmente no estoy haciendo, pero hice hasta hace muy poco. Ahora quiero retomar porque me parece que está bueno ver dónde ubico esto. Igual para mí la radio es sanadora; todo lo que me saca del foco está bien. Me agarro de cosas que me hagan bien y si no me hace bien, me quedo en casa.
-Ramos Mejía es tu lugar, ¿volviste después de lo de tu mamá?
-Sí y fue raro. Fui solo y me encontré con la foto de mi papá… No está más, mi mamá… No está más foto de mi tío y mi tía… No están más; es como la canción de Fito “el barrio está igual pero voltearon la casa de al lado” y decía: “Puta, no quedó ninguno acá”. Si bien ahí me crie y pasaron muchas cosas lindas, prefiero no ir más.
-Volviendo a tu profesión, lograste un montón de cosas, tenés tu productora, sos un tipo que nunca para…
-Sí, siempre es como que estoy craneando algo más. De hecho, ahora de acá me voy a una reunión para otra cosa más. Con Germán Paoloski producimos Juego chino para Telefe y estoy en la previa, en las marcas auspiciantes; me gusta, lo disfruto y le pongo tiempo. En La100 hace 15 años que estoy y en breve, empiezo a armar el verano 23 de Pinamar. Soy inquieto y eso me hace feliz. En el último tiempo, volviendo un poco a lo que decía antes, lo importante es la salud y el amor… El resto es cartón pintado. Encima el cartón pintado está bueno, así que no me puedo quejar (risas). Me considero un tipo no sólo feliz, sino afortunado porque la gente lo está pasando mal. Soy un privilegiado, más allá de que la remé para lograrlo porque nadie me regaló nada, pero está bueno no perder de vista eso.
-Pasan los años y estás igual… ¿Te cuidás mucho? ¿Hay algún retoque por ahí?
-No, nada. Tampoco hago nada; solo caminatas. Alguna vez hice pilates seis meses; tendría que retomar.
-¿Es verdad que vas con tu neccesaire a todos lados?
-Es verdad; para mí el perfume es como el desodorante. Esa coquetería sí, pero las cremas no.
-¿Y es siempre el mismo o lo vas cambiando?
-Ahora este es nuevo y está generando cosas (risas). Me lo recomendó “Guillote” Coppola, que es el rey de los perfumes. Le di un abrazo en un lugar que me lo encontré y le digo: “Qué perfume, Guillote” y me paso la data. Hace dos semanas que lo estoy usando. Los voy cambiando, no soy como el Diego que siempre olía igual.
-Hablando de Maradona, ¿fue una de tus mejores notas?
-Sí, él y Charly García, que me generaba un nivel de adrenalina y cholulez hermosa. La primera vez que lo vi a Maradona, le dije: “Yo en este momento tengo un nivel de cholulez total pero cuando se prenda la cámara no te lo voy a demostrar”. Se me quedó mirando y le gustó. Y como le gustó, me empezó a dar cabida.
-¿Y con Charly?
-Con Charly una vez en la embajada de Francia, le dije: “Yo te quiero agradecer porque me crié escuchando tus canciones. Mi hermano Marcelo, que me lleva 11 años, me hacía cantarlas cuando yo no entendía ni la letra y era la gracia con sus amigos. Y cada vez que me ves, me das una nota así que te lo agradezco”. Me dio la mano (toda pintada de plateado) y me dijo: “Porque vos tenés códigos”. Charly parecía como que no registraba a los noteros pero sabía todo. Así que tanto él como Diego me generaban una cosa muy especial.
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