"Quería salir de la zona de confort, de lo que sé que puedo hacer. Necesitaba que fluyera otro proyecto que me sacudiera y eso es lo que siento con Informados de todos", cuenta Guillermo Andino a LA NACIÓN en su oficina de Palermo, donde funciona su productora Argen S.A y transcurre gran parte de su jornada laboral. Después de 16 años, se despidió del noticiero vespertino de América y está entusiasmado con el nuevo programa que arranca hoy en América, y que se verá de lunes a viernes de 11 a 13.30. Este año cumple 33 años frente a las cámaras y no le da pudor emocionarse en una nota. "Hoy estuve en la Escuela Marianista, donde Fernando Báez Sosa hizo el secundario. Fuimos con Mauro Federico y los dos terminamos llorando. Si tengo que llorar, lo hago. Somos periodistas, pero también tenemos rasgos humanos [se ríe]. El día que una noticia no me movilice, voy a dedicarme a otra cosa", se sincera. También se emociona hasta las lágrimas cuando habla de sus hijos Sofía (19), Victoria (13) y Ramón (4), y de su mujer desde hace veinte años, Carolina Prat.
"Cuando mi viejo falleció hace casi 33 años, entré a Realidad '87, que era el noticiero de Canal 13. Recién estaba en primer año de Relaciones Internacionales y era bachiller en Ciencias Políticas. Después me fui a Canal 9, a Nuevediario. Fundé mi primera productora, Universo TV, en el ‘98, con la que estuve durante cinco años en Canal 13, y por primera vez generé formatos. Siempre listos fue el primer magazine que hicimos, y también un programa para chicos con Manuel Wirtz, que se llamaba Va por los pibes. Empecé a ver la industria del otro lado y salí del mundo de las noticias. Con el magazine Va por vos, volví a América y durante 16 años hice el noticiero a la noche, con Mónica (Gutiérrez). Y hasta que nació Ramón también lo hacía al mediodía", resume. "Hoy, además, hago otras ciclos y pronto arranco uno por A24 que se llama Vaca muerta. Estoy leyendo mucho sobre energía y es como estudiar una materia nueva. Lo que más me acercaba al tema energético es que el hermano menor de mi papá, mi tío Alberto Andino, es ingeniero nuclear y muchas veces charlamos. Es una persona extremadamente inteligente; para mí es el tío Bocha. El otro día le comenté que nunca pensé que iba a involucrarme en un programa que tuviera más que ver con lo de él que con lo mío, y me explicó muchas cosas". A pesar del trabajo, el periodista y conductor se da el tiempo para llevar a sus hijos a la escuela, desayunar con su mujer y, si puede, también retirar del jardín de infantes al más chiquito de la familia. "Yo quiero estar presente", dice. "Eso aprendí de chico en casa. Papá tenía 50 cuando falleció. Ya pasé esa edad, tengo 52, y me doy cuenta de que se fue muy joven, que podría haber estado mucho tiempo más conmigo. Lo extraño todos los días".
-¿Heredaste la profesión? ¿O quizá hubiera sido otra tu elección si no hubieses reemplazado a tu papá en el noticiero de Canal 13?
-No lo sé. Nosotros planeábamos hacer un programa juntos, con mi hermana Marisa: mi papá en la conducción y haciendo política, yo en la parte internacional y ella en la locución. Era algo que soñábamos los tres, sin saber que de un momento a otro, mi papá iba a morir haciendo el noticiero. Porque murió en el estudio A de Canal 13 haciendo Realidad '87. Todo un símbolo de lo que amaba esta profesión y de que en la vida el hombre propone y Dios dispone. No pudimos trabajar los tres, pero seguimos por ese sendero y no es por herencia sino por gusto personal. Soy humanista puro, de chico me gustaba leer y escribir, probablemente porque en casa se respiraba periodismo: en ese momento no existía Internet y papá recibía diez diarios por día. A los diez años empecé a leer los chistes, seguí por deportes y terminé leyendo todo el diario. En la secundaria era un avezado lector y mis compañeros me miraban como a un bicho raro. Increíblemente viví mucho más que mi viejo en la tele y además formo parte de la industria, que en aquel entonces no existía. Había cuatro canales y quizá por eso mi papá todavía está en la memoria colectiva de los que tienen más de 40, porque volvías del colegio, estaba la tele prendida y mi viejo en el noticiero.
-¿Fue difícil pasar la barrera de los 50? Es la edad que tenía tu papá cuando falleció.
-Te voy a ser sincero: lo pensaba habitualmente. Quería pasar los 50, abroquelarme sobre ese número porque hoy una persona de 50 años es joven. Me siento vital, tengo hijos de distintas edades con los que comparto diferentes problemáticas: Sofi estudia Ciencias Políticas y ya presentó novio; Vicky tiene 13 y es el manual de la adolescencia; y Ramón tiene 4 y me la paso corriendo detrás de él. Hace unos días, por primera vez, jugando en casa, se pegó un golpe y tuvimos que correr a la clínica para que le dieran unos puntos en la cabeza. Estar frente al cirujano es como morir un poco y en ese momento entendés a tus viejos que te cuidaban. Ramón, que lleva el nombre de su abuelo, es intenso. Con Caro tenemos un poco de todo.
-Antes de irte de vacaciones te despediste del noticiero. ¿La salida abrupta de Mónica Gutiérrez aceleró esa decisión?
-La salida de Mónica, como ella explicó, se dio en medio de un embrollo entre abogados y eso precipitó algo que ya venía hablando con el canal y que era la idea de volver a hacer un magazine. El año pasado hice Intratables durante tres meses, mientras buscaban un nuevo conductor. El programa me sirvió para mostrame, después de mucho tiempo, como conductor y moderador. Era algo que había hecho y tenía guardado en la memoria, y ya el primer día me sentí como pez en el agua. Fueron meses de mucho trabajo, terminaba muy tarde y yo quería ir a cenar con mis hijos sino qué sentido tiene todo esto. Me entendieron y me focalicé en el magazine. Volví de las vacaciones y sabía qué iba a hacer y con quién. Me siento como en primer día de clases o el primer día en la tele.
-¿Te incomodó que Mónica se fuera del noticiero de una manera tan poco clara?
-No es la manera que a ella le hubiese gustado ni la que avizorábamos o soñábamos, pero las cosas quedaron muy bien: Mónica guarda recuerdos muy lindos y en el canal, ella es palabra mayor así que no me caben dudas que tiene las puertas abiertas para cuando quiera volver. Además somos muy amigos. No hay día que no hablemos por teléfono.
-Contás que te gusta llevar a tus hijos a la escuela y, si es posible, buscarlos también. ¿Cómo son esos ratos compartidos con ellos?
-¡Los mejores! Si de algo me acuerdo de los 19 años que viví con mi viejo es del tiempo que él me dedicó a mí y a mi hermana. Estoy convencido de que mis hijos van a recordarme por el tiempo que compartimos, por los juegos, la ayuda en las tareas escolares, las charlas sino no tiene sentido la vida. No soy de los que se jactan de la obsesión por el trabajo. No. Me encanta mi trabajo y amo lo que hago, pero primero amo a mi familia y el momento más lindo del día es cuando vuelvo a casa.
-Llevan 20 años juntos con tu mujer y siempre se los ve armoniosos, ¿hay tormentas alguna vez o todo es calma?
-Hubo y hay de todo. Con Caro nos conocimos en 1995, nos pusimos de novios en 1999 y nos casamos en 2000. Cuando la conocí era modelo y viajaba mucho, me encantaba. Siempre me gustó, pero no podíamos establecer una relación con tantos viajes. Cuando ya se quedó en Buenos Aires, volvimos a estar juntos, nos pusimos de novios seriamente y no nos separamos más. Caro es artista plástica, estudio arquitectura y da clases también. Ama la pintura y enseñar y hace cuatro años que hacemos juntos el programa de solidaridad: ella le aportó la parte de inteligencia emocional que el ciclo no tenía. No sería la persona que soy si no hubiese conocido a Caro. Pasamos momentos duros, como cualquier familia. Tuvimos a Sofí, perdimos embarazos entre Sofi y Vicky y también entre Vicly y Ramón (Guillermo se emociona y necesita unos minutos para reponerse). Queríamos otro bebé y nos arriesgamos: yo ya tenía 47 y Caro 41 cuando nació Ramón, por eso decimos que somos padres-abuelos. La gente cree a veces que uno es la tapa de la revista y la sonrisa pero somos las vivencias. Pasamos muchas cosas, como todos. Las discusiones tienen que ver con crecer en la enseñanza a nuestros hijos. Porque en los desacuerdos también creces si está cimentado en el amor y la pasión, que es lo que no hay que perder. Creo en eso y lo voy a defender con todo mi ser, pero también respeto que haya gente que no piensa como yo. En el día a día hay muchas cosas con las que podemos no estar de acuerdo pero desde que nos conocimos, nos propusimos no irnos a dormir enojados. Y lo cumplimos.
-Muchos dicen que parecen los Ingalls, una familia perfecta.
-Los Ingalls retrataban a una familia que se amaba, pero con los padecimientos de cualquiera. Nosotros somos una familia que tiene la camiseta puesta y defendemos lo que pensamos. Tenemos un grupo de WhatsApp que se llama "Los cinco fantásticos" y así nos sentimos. Éramos Los cinco, pero Ramón, con el tema de los superhéroes, sumó "fantásticos". Nos pasa lo mismo que a todas las familias, detrás de las sonrisas también hay una madre y un padre que sufren por los padecimientos de sus hijos, por los temas amorosos, los desengaños de cualquier adolescente, el llanto de una mala nota. Es la vida, pero también hay que darles alas a los hijos y dejarlos volar. Sé que tienen que ganar la calle y hacerse a la vida aunque siempre voy a estar esperando que lleguen a casa, como hacía mi viejo. Recuerdo que me esperaba a la noche, aunque fuera muy tarde. Yo olía el cigarrillo y cuando él me escuchaba, apagaba la luz para que yo no notara que estaba atento a mi llegada. Las historias se repiten.
-¿Cómo vivís el feminismo en casa con una hija de 19 años?
-Aprendo todos los días y respeto los pensamientos de todos, sobre todo de Sofi que es la que interpela continuamente. Me parece bien que se naturalicen cosas que nosotros no naturalizábamos y respeto sus ideas.
-¿Son ideas muy diferentes?
-Sobre algunos puntos de vista sí y los discutimos. Voy a usar un verbo nuevo: me voy deconstruyendo en el día a día, porque pertenezco a una generación que fue criada con otros valores y tradiciones mucho más cerrados, a pesar de que mi papá era un adelantado y muchas de las ideas de hoy, ya me las expresaba. Con mis hijos aprendo todos los días. Antes ese aprendizaje era unidireccional y eras vos el que enseñabas. Y no hay día que no le diga que los amo, porque nuestros padres no nos decían eso a pesar de que nos amaban y es importante decirlo.
Más notas de Guillermo Andino
Más leídas de Personajes
El fallido viaje de Wanda. De la interna de Zaira con Paula Chaves a la reacción de Jimena Barón al sentirse un “plan B”
"Tengo una nueva reunión". Massaccesi define su futuro, tras la salida de Lapegüe de TN, y Nelson Castro le pone un punto final a los rumores
“Deberías quedarte ahí”. Matthew McConaughey explicó cómo Hollywood lo “obligó” a mudarse a un rancho en Texas
Auge y caída de Roberto Giordano. De ser el peluquero de las celebridades a terminar acorralado por la Justicia