Guido Süller revela quién es su joven novio y por qué quiere entrar a Gran Hermano: “Tiene muchas condiciones”
En diálogo con LA NACION, el mediático habla de su novio, de la diferencia de edad entre ambos -se llevan casi 40 años- y de los planes del joven para entrar al reality más famoso de todos
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Guido Süller está enamorado y se le nota; cada vez que habla de su nueva pareja, se le dibuja una sonrisa en la cara y le brillan los ojos. El joven se llama Federico Acosta, tiene 22 años y es de Zárate, provincia de Buenos Aires.
Se conocieron por Instagram hace cuatro años pero el romance se fortaleció durante la pandemia, cuando Guido, de 61 años, estaba haciendo los primeros meses de aislamiento por la pandemia por el Covid-19 en una isla cerca de esa zona y Fede, como lo llama, le llevaba pescado fresco.
La relación creció, hoy Fede trabaja en el restó que funciona en la casa de Guido de Pilar y planea entrar a la nueva edición de Gran Hermano que comenzará en agosto por Telefe. En diálogo con LA NACION, Guido habla del video que presentó su novio para el casting del famoso reality, cuenta cómo conoció a Federico y qué le trajo a su vida este nuevo amor.
-¿Cómo conociste a tu novio?
-Me habló por Instagram hace cuatro años, ese fue el principio de todo. Y durante los primeros meses de la cuarentena, decidí irme a una isla en Zárate, lejos de todo. Estuve seis meses en una cabaña y un día me quedé sin comida. Fede era uno de los pescadores que me traía pescado para poder comer. Se subía un bote, cruzaba el río Paraná y me traía pescado fresco. Fue algo que me enamoró mucho. Cuando nos conocimos él tenía 18 años y siempre me sonó mal esa gran diferencia de edad: le llevo casi 40 años. Pero así y todo nos encontramos y hubo un flechazo.
-No le diste importancia a esa diferencia, después de todo…
-Es que, además, Fede no sabía quién era yo. No se acercó por el personaje, tuvo que googlearme y eso me encantó. Vino por mí. Cuando nos conocimos me mintió la edad, me dijo que tenía más. Ya es un hombrecito y puedo contar que estoy enamorado porque me siento más seguro; antes me daba vergüenza.
-¿Qué trajo Federico a tu vida?
-Recibí muchos golpes en la vida y hubo muchas lágrimas a lo largo de estos años. Me cuesta ser feliz. Y Fede es una persona que me inunda de felicidad, tiene la inocencia de la juventud, cree que las cosas se van a cumplir y es positivo. Yo soy negativo y entonces me hace bien estar con una persona que me llena de ganas de vivir. Es muy compañero, es un chico, simple, sencillo. La gente del interior es más sana, desinteresada. Trajo felicidad a mi vida; mis padres murieron en el lapso de un año, no tengo hijos y Fede me devolvió las ganas de vivir.
-¿Por qué lo presentás recién ahora?
-A los pocos meses de conocerlo falleció mi papá y yo me aferré desesperadamente a quien tenía cerca, que era Tomás, con quien me casé al poco tiempo. Eso le dolió mucho a Fede, lo sintió como una puñalada que hasta el día de hoy no me perdona. La verdad es que la relación era muy reciente, y además, me parecía demasiado joven. En cambio a Tomás lo conocía hacía años. Fue un acto desesperado; mi papá falleció un 6 de mayo y yo me casé el 14. En mi psiquis había algo de miedo a quedarme solo, como si casándome fuera agarrar a la persona para siempre. Me casé por miedo a la soledad. Eso fue doloroso para Federico, estuvimos en un tira y afloje a lo largo de estos años, y en la pandemia venía a traerme el pescado, se quedaba en la cabaña, se iba otra vez con el bote. Todo eso me parecía de novela, se subía a los árboles y me cortaba pomelos, juntábamos nueces del nogal. Me ayudaba mucho. Descubrí un mundo de simpleza en la pandemia y de cosas que, capaz, tenía olvidadas, como el atardecer, el silencio, los animales... Me parecía que vivía en una fantasía y eso me gustaba. Cuando se liberó todo, volví a mi casa y empezamos a vernos. Tomás se fue a Córdoba después de la muerte de mi mamá, en el 2019 y me dejó en un mar de lágrimas. Y prácticamente no lo vi más. Fue entonces que se afianzó mi relación con Fede, con tira y aflojes porque es de otra generación. Somos totalmente diferentes, pero cuando hay amor, cariño y compañerismo, todo se subsana. Por otra parte, los opuestos se atraen. Fede es sano, trabajador, humilde, de una familia que padeció momentos de mucha pobreza. Me dan ganas de ayudarlo, acompañarlo, aconsejarlo.
-¿A qué se dedica?
-Jamás le di un peso, no está conmigo por conveniencia sino porque me quiere. Me ayuda en el emprendimiento que tengo en mi casa, las cenas los fines de semana. Es bachero y mozo, además limpia la casa, atiende a la gente. Es una pieza fundamental en ese emprendimiento, me da una mano grande. Ahí sí le pago su sueldo. Trabaja sin parar. No está por interés económico porque jamás le di un peso, más allá de su salario. No me está “gateando”, en casi cuatro años nunca me pidió nada. Le gusta estar conmigo. No convivimos pero a veces se queda en casa.
-¿Y querés ayudarlo a entrar a la casa de Gran Hermano?
-Tiene muchas ganas de entrar al reality. Sé que es difícil, pero tiene muchas condiciones porque atrás de esa cara de angelito y chico sano, simple y de campo, hay un hombrecito de mucho carácter que a veces me hace llorar. Pero así es la vida, no es todo risa y felicidad sino también crecimiento y aprendizaje contante.
El video: ¿se viene Gran Hermano?
En el video del casting para Gran Hermano que Federico Acosta envió a Telefe, se presenta así: “Hola, mi nombre es Fede, tengo 22 años, soy de Zárate. Tengo seis hermanos, soy el segundo. Vengo de una familia muy humilde y trabajadora como yo, por eso soy una persona muy buscavida. Soy barbero, bachero y mozo”, comienza a contar antes de tentarse de risa y hablarle a Guido, que lo filma.
“Te veo de reojo y me da risa. “A pesar de nuestra diferencia de edad, a mí no me importa. La gente me criticó, me dijeron que soy oportunista, gato, todo junto, pero la verdad me importa muy poco, y a él también, así que eso es lo que vale, ¿no? Total, lo que importa es que hablen bien o mal, pero que hablen. Mi estrategia de juego sería simplemente: ser yo”, afirma.
“Es un juego, todos van por algo, a ganar, nadie es amigo de nadie. Si voy, voy a ganar y a competir, así sea que tenga que eliminar a alguien. Porque alguien si me quiere eliminar, seguramente lo va a hacer. Cuando me levanto, obviamente no me gusta que me molesten porque estoy re dormido y que me taladren y me coman la mente, no; prefiero que pase un rato y después sí, hablemos, saltemos, lo que vos quieras. Soy lo mejor, pero apenas me levanto no me jodas porque te va a ir mal. Quiero ayudar a mi familia, a mi mamá, a mis hermanos, quiero que tengan una casa mejor, para que mi mamá pueda estar mejor. Ella se esforzó mucho por nosotros, siempre anduvimos de acá para allá, no teníamos dónde vivir, pero ella junto con mi papá se esforzaron mucho. Entonces, hoy en día siento que me toca devolverlo”, afirma por último.
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