Instalado hace años en Miami, donde sigue sumando proyectos como actor, habló con LA NACION sobre su carrera, su nueva actividad y su reciente paso por nuestro país
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Guido Massri tenía 11 años cuando, de una semana para la otra, conoció la popularidad gracias a la tira Amigovios, en 1995. A partir de allí, siguió creciendo y trabajando como actor sin ser demasiado consciente de lo que sucedía, hasta que en 2013 viajó a Miami, convocado para hacer una tira en Telemundo.
Pasaron nueve años, logró un buen curriculum en los Estados Unidos y no sintió ya esa necesidad de volver al país, más que para visitar a sus afectos y para trabajar cuando lo convoquen. De hecho, hace hace unas semanas estuvo Buenos Aires, grabando C.H.U.E.C.O. para Disney+, sitcom con la que volverá en febrero para hacer la segunda temporada.
El actor, que está soltero, vive solo y cada tanto fantasea con la idea de ser padre, conversó con LA NACION sobre sus días en Miami, sus proyectos y su nueva actividad en bienes raíces, métier en el que incursionó en los días más crudos de la cuarentena. “Me vine a Miami en el 2013 para hacer Reina de corazones, en Telemundo. La idea era terminar el proyecto y volverme pero me fue muy bien, surgió otra novela y después otra más y, casi sin planearlo, me quedé a vivir”, relata Massri.
-¿Decidiste radicarte ahí o simplemente se dio?
-Se fue dando y casi no me di cuenta. Obviamente, fue un proceso y estoy muy cómodo desde el primer día, porque me encanta la ciudad y además hubo algunas factores que se fueron dando y ayudaron a decidir quedarme. Me va bien laboralmente y en lo personal, encontré un lugar que me gusta, en el que me siento en paz. Y al año de estar acá vino mi hermano con su mujer y mis sobrinos, y hace un año y medio se mudó mi papá con su mujer.
-¿Cómo fue este último regreso a Buenos Aires, para grabar C.H.U.E.C.O. con Darío Barassi?
-Fue un viaje hermoso porque estuve seis semanas trabajando y estuvo muy bueno volver de esa manera; hacía muchos años que no grababa en mi país. Lo último había sido la novela Secretos de amor, en el 2010, aunque seguí mi carrera como actor en el exterior. Pude reconectar con mis raíces, le di una gran sorpresa a mi mamá que no sabía que viajaba. Es cierto que la tecnología acerca mucho, pero lo virtual no reemplaza el abrazo presencial. Estoy contento, el año arrancó con todo, grabando una serie en Miami, también para Disney, que se llama 4ever y los protagonistas son los CNCO, la banda que apadrinó Ricky Martin. La serie cuenta la historia de ellos cuatro y yo interpreto al manager, un villano que es CEO de una compañía muy grande y les pone palos en el camino”, detalla.
-Durante esta etapa en Estados Unidos, viviste cuatro años en Los Ángeles, ¿cumpliste el sueño trabajar en Hollywood?
-Sí, tuve una participación en una película íntegramente hablada en inglés, Ernesto’s manifesto (2019), una comedia muy linda. Fue un sueño y espero que haya sido un primer paso. Misteriosamente, mientras estuve allá, me salieron muchos trabajos en otros lugares del mundo, como si el universo me llevara a otra parte. Fue muy gracioso, me fui a rodar una película a Roma y luego a Miami, donde me terminé instalando nuevamente. Y tuve mucho trabajo en publicidad, con campañas muy grandes en el país, algo que casi no había hecho en Argentina. La realidad es que a Los Ángeles fui para estudiar actuación a la escuela de teatro más importante de esa ciudad, la de Stella Adler. Una vez que terminé, volví a vivir a Miami, hace ya más de un año.
-Pasaste la mayor parte de pandemia en Los Ángeles, ¿qué hiciste?
-Leí mucho libros, me compré un piano y retomé mis clases y también saqué mi licencia en bienes raíces (real state). Aunque siempre suelo tener trabajo, en el medio de la pandemia se paralizó todo y entonces pensé en hacer algo productivo y con una salida laboral, como para abrir puertas y tener otra posibilidad. Siempre digo que empecé a trabajar como actor a los 11 años y enseguida supe que me gustaba y pude vivir de eso toda la vida, pero nunca tuve la oportunidad de saber si algo me gustaba tanto o más que la actuación. En pandemia me replanteé muchas cosas y entendí que era un buen momento para estudiar algo más. Tenía conocidos que se dedicaban a los bienes raíces y empecé a estudiar real state, que me interesa y lo disfruto mucho. Obtuve una licencia y es algo que hoy hago a la par de la actuación. Estoy trabajando para un broker, una de las compañías más grandes de La Florida del sector, The Keyes Company.
-Cuando cerras algún boleto de compra-venta, ¿te reconocen?
-Totalmente. Tengo muchos clientes de Argentina que no me conocen en persona pero me contactan porque me tienen confianza; me vieron crecer en televisión y eso les da cierta familiaridad y es lógico. Saben que conmigo no hay forma de que nada salga mal porque tengo mucho que perder a nivel imagen.
-¿Tuviste que ganarte la vida de otra manera cuando no salían trabajos como actor?
-Tuve la bendición de tener trabajo como actor siempre. Sin embargo, esta curiosidad del real state surgió, obviamente, para tener otra salida laboral y para poder mecharla con la actuación. Las veces que hice otra cosa, entre proyecto y proyecto, fue para la empresa familiar: una compañía de decoración de interiores que se llama La Josefa y tiene también tiendas en Buenos Aires. Y hago muchas publicidades, algo que en Argentina no exploraba tanto y es un buen ingreso.
-¿Te adaptaste bien a tu vida en los Estados Unidos? ¿Qué extrañás?
-Todo cambio en la vida lleva su tiempo, nada es de un día para el otro. Miami me gustó desde un primer momento y nunca sentí la necesidad de irme o de volver a la Argentina. Amo mi país, extraño a mi gente, comidas, lugares pero no está en mis proyectos volver a vivir allá. Aunque nunca digo nunca, tengo una vida feliz acá. Y esa vida feliz incluye planes de domingos en la playa para salir a correr o tomar mate, un entrenamiento diario de dos horas para mantenerse en forma y una próxima mudanza a otro barrio de Miami.
-¿Qué recordás de tus inicios en Amigovios?
-No tenía en mis planes ser actor. En realidad era muy chico para saber qué quería pero no tenía deseos de estar en la tele aunque en la escuela me encantaba ser parte de los actos de fin de año y tenía roles importantes en las obras. Simplemente la vida me puso esto en el camino. Tenía 11 años, estaba en la casa de unos amigos, mi mamá no pudo pasar a buscarme, ellos tenían un casting así que los acompañé. Cuando llegamos a Cochabamba, en canal 13, había como 800 chicos y después de tres horas de cola llegamos a la audición y Pablo Culell, que era el productor ejecutivo, Patricia Weber, también productora, y el director, Gustavo Cotta, me invitaron a pasar. Les dije que estaba de acompañante pero insistieron, así que accedí. Me resultó divertido y al día siguiente me volvieron a llamar, me llevaron al estudio de Montaña rusa, programa del que yo era muy fan, hicimos prueba de cámaras y me dieron veinte capítulos para estudiar. Porque como si esa casualidad fuera poca, para que vean que era claramente el destino, otro actor ya había empezado a grabar mi personaje y no funcionó así que quisieron grabar todo de cero.
-Fue un boom, ¿cómo lo viviste siendo tan chico?
-Me cambió la vida cien por ciento porque en una semana pasé de ser anónimo a popular. Recuerdo ir con mi familia a una exposición en la Rural y tener que irnos a los cinco minutos porque los chicos y chicas se me tiraban encima y no sabíamos cómo manejarlo. De todas maneras tengo recuerdos hermosos de ese momento, de alegría, cariño y disfrute. Nunca lo padecí, porque tuve a mis padres apoyándome y diciéndome que si no lo disfrutaba, lo dejara. Tenía en claro que era un juego.
-Era tu destino…
-El destino me marcó el camino pero yo hice lo mío para seguir mis sueños. Cuando vine a los Estados Unidos me pagué mi pasaje para que me vean: no tenía contrato sino que había un interés en verme y aposté. Uno tiene que poner lo suyo para que el destino avance.
-¿Y después estudiaste teatro?
-Sí. Los productores me sugirieron que aprovechara la frescura y estudiara cuando fuera más grande. Y tuvieron razón porque cuando maduré y supe que quería crecer en esto, estudié con Julio Chávez y Helena Tritek. Puse mucho esfuerzo para lograr buenos resultados.
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