Goldie Hawn, a corazón abierto: el Oscar que ganó y no recibió, su particular mirada sobre la cultura de la cancelación y qué proyecto podría hacerla volver a los sets
En una extensa entrevista, la actriz habló sobre su largo romance con Kurt Russell, reveló cuáles son los proyectos por los que está dispuesta a volver al cine y que podrían
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El 7 de abril de 1970, Fred Astaire anunciaba el nombre de la ganadora del premio Oscar a la mejor actriz de reparto: Goldie Hawn, por su participación en Flor de cactus. Todos los presentes aplaudieron esperando verla llegar al escenario, pero eso nunca ocurrió: la simpática intérprete de ojos chispeantes y risa contagiosa se encontraba muy lejos de Los Ángeles, profundamente dormida. En su lugar, Raquel Welch recibió la estatuilla.
Hawn se encontraba en Londres, esperando que la alarma sonara y comenzara otro día más de filmación de la que sería su próxima película: Hay una chica en mi sopa. En una reciente entrevista publicada por Variety, la actriz aseguró que si pudiera volver el tiempo atrás, haría todo lo posible por estar presente aquella noche, para recibir el único Oscar de su carrera. “Nunca me vestí. Nunca llegué a recoger el premio. Me arrepiento de eso. Es algo que ahora recuerdo y pienso: ‘Hubiera sido genial poder haber estado ahí'”, reflexionó.
Más allá de sus obligaciones contractuales, admitió que el hecho de estar convencida de que no iba a ganar fue también determinante a la hora de decidir quedarse en Gran Bretaña. Las otras nominadas eran Sylvia Miles por Perdidos en la noche, Catherine Burns por El último verano, Dyan Cannon por Bob y Carol y Ted y Alice, y Susannah York por Baile de ilusiones. Quizá por esa misma razón, ni siquiera se le ocurrió sintonizar en el televisor de su habitación la transmisión que vieron más de 63 millones de personas. “La verdad es que me olvidé. Me despertó una llamada en medio de la noche, a las 4 de la mañana. La voz de un hombre me dijo: ‘¡Ey! ¡Felicitaciones! ¿Te enteraste?’. Le pregunté de qué, y ahí fue cuando aquel desconocido me anunció que había ganado el Oscar. Colgué, llamé a la casa de mis padres y hablando con ellos, lloré. Lloré mucho”, recordó.
Pero a pesar de la emoción de aquel momento, nunca sintió curiosidad por ver aquel momento consagratorio. Recién este año, cuando viajaba en auto junto a Jimmy Kimmel a la fiesta de un amigo en común, él le preguntó: “¿Alguna vez viste la parte en la que Fred Astaire anuncia tu nombre?”. Hasta ese momento nunca se había preguntado quién había sido el encargado de dar a conocer a la ganadora. “¡¿Fred Astaire?!’ ¡Él era mi ídolo!”. Recién en ese momento sintió la necesidad de buscar aquel momento en las redes. “Me emocioné cuando finalmente lo vi”, reveló.
¿Dónde quedó aquella estatuilla? ¿Está en exhibición en una vitrina de su gran mansión de estilo sureño? No. Lo tiene guardado en el fondo del armario de su dormitorio, donde nadie más que ella puede verlo. “No soy muy presumida, así que esas cosas las mantengo en la intimidad”, explicó.
Esa humildad, asegura, es una de las características que comparte con el amor de su vida, el actor Kurt Russell: “Kurt y yo somos muy similares. Él no se considera una estrella de cine. Yo tampoco”, aseguró. La pareja coincidió por primera vez en el set de The One and Only, Genuine, Original Family Band. Él tenía 15 años y ella 22. El romance entre ellos nació años después, en 1983, mientras filmaban Swing Shift. “Kurt es extraordinariamente brillante, creativo y colaborativo, pero no en la cocina”, expresión, entre risas. Y aclaró: “Pero en realidad él es simplemente asombroso”.
Más allá del largo pergamino de éxitos que puede exhibir a sus 77 años, Hawn también conoció el lado oscuro de Hollywood y tuvo su conflicto personal y laboral con uno de los hombres más poderosos de la industria: el productor Harvey Weinstein. La actriz recordó que a finales de los años ochenta, ella y Madonna estaban por comenzar a filmar una versión cinematográfica de Chicago. “Básicamente, nos despreció y socavó el proyecto”, rememoró la actriz.
Lo que ocurrió fue que el productor, que pasará el resto de su vida en prisión por haber sido declarado culpable de violar y abusar de varias mujeres, decidió mandar a reescribir el guion. “Velma, mi personaje, ahora tenía 23 años [dos décadas menos que ella en ese momento]. Le dije: ‘No me jodas. Porque sé exactamente lo que estás haciendo. Hicimos un trato’”, recordó.
Weinstein decidió “cajonear” el proyecto hasta 2002, pero para sorpresa de Hawn, decidió pagarle lo que habían acordado por su trabajo. ”Está pagando su karma. Te enfrentás a un matón y, a veces, ganás. Le dije: ‘¿Sabés qué es lo mejor de que me hayas pagado? No es el dinero. Es que restauraste mi fe en la dignidad y la ética. Poco sabía yo..”, Así que el proyecto languideció durante años antes de que más tarde se transformara en la película ganadora del Oscar de 2002 protagonizada por Renée Zellweger y Catherine Zeta-Jones.
Además de los casos de abuso, de los que Weinsten se convirtió en uno de los poderosos con más acusaciones, otro fenómeno sacudió a Hollywood: la cachetada que Will Smith le propinó a Chris Rock durante la última ceremonia de entrega de los premios Oscar. Hawn ofició varias veces como anfitriona y como presentadora, pero siente que los tiempos cambiaron, al igual que el humor que se maneja en la entrega de premios. “No soy anticuada, pero a veces los chistes son subidos de tono. Y no les encuentro reverencia. Las cosas se han politizado. ¡Yo quiero ver a la gente asombrada! ¡Quiero ver a la gente creer de nuevo! ¡Quiero ver a la gente reírse más de una manera que no sea solo a expensas de otra persona!”, expresó.
Sobre la bofetada, a su vez, reflexionó: “Es indicativo de nuestra cultura en este momento Podrías mirarlo y decir, ‘¿Qué diablos acaba de pasar?’ Alguien perdió el control. Perdieron su autorregulación. Su cerebro más grande no estaba pensando, e hicieron algo horrible y tampoco mostraron remordimiento. Eso, para mí, es a menudo un microcosmos de nuestro mundo. Chris fue brillante: se aferró y controló totalmente sus emociones, pudo pararse con dignidad. Ese es un ejemplo de cómo nos gustaría que fuera nuestro mundo. Pero, desafortunadamente, no es ahora mismo”.
Para la actriz, una de las grandes diferencias entre el Hollywood en el que desarrolló su carrera y el actual, es como las estrellas deciden manejar la sobreexposición. “Los actores de cine a la antigua generaban misterio y entusiasmo. Solíamos decir: ‘Voy a tomarme un descanso porque creo que estoy sobreexpuesto’. Muchas de estas personas que están surgiendo están ganando más dinero que nadie como actor, pero no son conocidos”, indicó.
Otra de las nuevas costumbres que encienden su señal de alarma es la creciente cultura de la cancelación. “Me preocupa. De repente, no tenés trabajo. De repente, no podés salir con una mujer dentro del negocio porque te van a despedir. Están cancelando libros, libros clásicos que nadie puede leer. No me gusta eso. Hay desconfianza en todas partes. Entonces, no solo hay cultura cancelada, sino que hay guerras culturales. Las escuelas están siendo politizadas. ¿Pero por el bien de nuestros hijos? Nadie realmente está mirando eso. El desequilibrio no es bueno. Espero volver a algún nivel de sensibilidad y equidad. Cancelar es producto de un pensamiento rígido, concretizado, que no es bueno. Tiene bordes dobles. ¿Y quién tiene derecho a cancelar?”, se preguntó.
Y agregó: “El nivel de sensibilidad es tan alto que los comediantes tienen miedo de contar ciertos chistes como solían hacerlo. Y es un dilema para los comediantes; hay cosas que no podés decir. Quiero decir, está bien, hay ciertas áreas con las que estoy de acuerdo, pero el nivel de sensibilidad es implacable. Esa no es una buena sensación cuando estás en un modo creativo”.
Hawn sigue firme en la idea de que tomarse un respiro es una opción respetable. Después de filmar Locas de atar, junto a Susan Sarandon, decidió mantenerse alejada del cine. “Había estado haciendo muchas películas durante mucho tiempo. Y cuando sucedió el 11 de septiembre, el mundo se puso patas arriba. Y no me sentía muy feliz”. Sin embargo, aseguró que está dispuesta a volver a pararse frente a las cámaras si aparece el proyecto indicado. “Tal vez una película de Marvel con un personaje de carácter salvaje y loco. O quizá esa secuela largamente prometida de El club de las divorciadas o una nueva película de la saga Crónicas de Navidad, junto a Kurt, por supuesto”.
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