Glenn Close: tres matrimonios, uno arreglado, y la secta en la que se crió que arruinó todas sus relaciones
La villana de Atracción Fatal confesó haber vivido en una secta desde los 7 hasta los 22 años, hecho que la afectó considerablemente a la hora de formar vínculos amorosos duraderos
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Glenn Close es una de las actrices más versátiles de su generación. Su variado legado cinematográfico la ha enfrentado a todo tipo de retos: desde interpretar a mujeres sensibles y maternales como en El mundo según Garp hasta encarnar a las villanas más despiadadas en Atracción fatal o Relaciones peligrosas. Por no mencionar su lograda personificación como Cruella De Vil en 102 Dálmatas.
A pesar de haber cosechado un sinfín de éxitos y ser dueña de un récord asombroso (estuvo ocho veces nominada al Oscar y ninguna estatuilla de la Academia quedó en sus manos), la actriz reconoce no haber tenido la misma suerte fuera de la pantalla. De hecho, hace poco lamentó públicamente no tener un compañero de vida para disfrutar de esta etapa lejos del brillo de Hollywood.
Si bien ha pasado por el altar en tres oportunidades y ha tenido furtivos romances con distintas personalidades del ambiente, Close le echó la culpa a un trauma personal del pasado por no poder desarrollar relaciones amorosas duraderas. “Todos deberíamos tener un buen trabajo y un amor auténtico, porque amar y ser lo que somos son las dos cosas más importantes de la vida”, confiesa con cierta nostalgia cada vez que le preguntan sobre sus ganas de volver a compartir su vida con alguien.
Un matrimonio arreglado y dos divorcios anunciados
Nacida el 19 de marzo de 1947 en Greenwich, Glenn Close se crió en el seno de una familia aristócrata de profundas convicciones religiosas. Sin embargo, al recordar su infancia, la actriz no guarda los mejores recuerdos de esa época. De hecho, hace un tiempo confesó el trauma que le generó haber crecido dentro de una secta de los 7 a los 22 años.
La actriz era tan solo una niña cuando su padre, el doctor William Taliaferro Close comenzó a relacionarse con un grupo religioso conservador llamado Moral Re-Armament, al que se unió junto a toda su familia. La pequeña Glenn terminó mudándose a Suiza para vivir en los cuarteles de la organización, dejando de un día para otro la rutina que conocía.
“Yo estaba en este grupo llamado MRA, que era básicamente una secta, en donde todo el mundo decía las mismas cosas y había muchas reglas y control. Por cómo habíamos sido criados, todo lo que considerábamos que hacíamos por nosotros mismos ellos pensaban que era egoísta. Nunca íbamos de vacaciones o teníamos objetos que no hayan venido de otros y que después pasáramos, lo que era horrible”, confesó en Lo que no ves de mí, uno de los programas especiales realizados por el príncipe Harry y Oprah para Apple TV+.
Según la actriz, esto impactó de lleno en su salud mental y en el hecho de que no haya podido crear vínculos amorosos a largo plazo en el futuro. “Estábamos tan rotos. Es increíble como algo que te pasa cuando sos tan pequeño tiene el poder de ser tan destructivo. Creo que es un trauma infantil por la devastación emocional y psicológica de la secta”, reflexionó.
“No tuve éxito en mis relaciones ni en encontrar una pareja permanente, y eso se siente”, agregó justificando sus tres matrimonios fallidos. Se dice que, el primero de ellos, fue un matrimonio arreglado en 1969 con el guitarrista y compositor Cabot Wade, a quién conoció dentro de la secta y de quien terminó separándose dos años después.
Tras su divorcio, Glenn decidió cambiar su vida por completo. No sólo abandonó el culto al cual había sido sometida durante toda su adolescencia sino que comenzó a estudiar teatro y antropología en Virginia. Sus primeros pasos en la industria estuvieron acompañados de algunos affaires con actores como Kevin Kline (con quien más tarde protagonizaría la película Reencuentro) y Len Cariou, con quien salió alrededor de cuatro años.
En 1984, la actriz volvió a firmar una libreta pero esta vez por decisión propia. ¿El afortunado? El empresario James Marlas, con quién se casó apenas se conocieron. Sin embargo, tampoco tuvo suerte y la relación terminó al cabo de tres años. Si bien poco se ha dicho sobre ese matrimonio, la intérprete admitió que probablemente no fue la decisión correcta casarse con alguien que no fuera parte del mundo del espectáculo.
“No es una buena mezcla. Para seguir siendo un artista tenés que estar con personas que entiendan eso y no esperen que tengas su visión del mundo. Realmente son como dos idiomas diferentes”, dijo Close sobre los motivos que la distanciaron del hombre de negocios.
No pasó mucho tiempo para que la artista volviera a enamorarse. Esta vez un reencuentro con el productor John Starke, a quien había conocido anteriormente en el set de El mundo según Garp, fue suficiente para que la llama de la pasión se active y comience un apasionado romance. Tan apasionado que en 1988 tuvieron una hija, Annie Starke, que siguió los pasos de su madre y hoy es una gran actriz. De hecho, hasta trabajaron juntas en La buena esposa, un film por el cual Close sumó una nueva nominación al Oscar.
Pese a tener una hija en común, y casi como si se tratara de una estadística, su relación con Starke terminó al cabo de tres años. Parece que los traumas del pasado volvían a interferir en su corazón una vez más.
Amores fugaces
Su relación con el jugador canadiense Cam Neely y luego con el actor Woody Harrelson la ayudaron a superar este nuevo fracaso sentimental en su vida. Sin embargo, el affaire con este último, con quién había coprotagonizado la obra de teatro Brooklyn Laundry, la metió en problemas. Es que, por ese entonces, Harrelson estaba casado y se veía a escondidas con la actriz. Según las malas lenguas, el galán tenía dos pisos en Malibú y mientras en uno vivía con su mujer, en el otro se citaba con su amante, que le llevaba 15 años. Dicen que Glenn se obsesionó tanto con él que lo seguía a los rodajes y lo esperaba en su camarín. Demás está decir que aquello no terminó bien.
En 1995, Close volvió a mostrarse enamorada del carpintero Steve Beers, con quien había trabajado en Sunset Boulevard. Si bien los tortolitos llegaron a comprometerse, nunca se casaron y se separaron en 1999. Su compañero de South Pacific, Robert Pastorelli, se encargó de que la estrella se distraiga y vuelva a sonreír. En 2004, el actor fue encontrado muerto en su casa de Hollywood Hills a la edad de 49 años. Si bien Close ya no estaba con él, sintió una gran tristeza por el tiempo compartido.
Su romance más duradero
El 3 de febrero de 2006, Glenn Close volvió a sorprender a todo Hollywood con un nuevo casamiento. La actriz -que seguía buscando a su gran compañero de vida- lo encontró nuevamente fuera de los sets y del mundo del jet set. El ejecutivo David Evans Shaw llegó misteriosamente a su vida y fue quien (tras tantas decepciones amorosas) le devolvió las ganas de gritar: “¡Sí, quiero!”.
A tan sólo meses de conocerse, la pareja dio el sí en una íntima ceremonia en la casa del empresario, cerca de Prouts Neck, en el estado de Maine, lugar donde residieron durante su matrimonio. “Me siento realizada, he tenido una vida espléndida y un trabajo fantástico. No pido más (...) Con David sólo aspiramos a terminar la vida juntos y sentarnos a la ventana a mirar el horizonte”, planeaba Close en una entrevista con El País.
A pesar de que el experto en biotecnología parecía ser el amor de su vida, la protagonista de Atracción Fatal decidió ponerle punto final a su relación luego de nueve años, todo un record para ella. “Han estado separados durante algún tiempo y las cosas son amistosas entre ellos. El divorcio fue de mutuo acuerdo”, declaró su representante a Page Six, en septiembre de 2015.
“Glenn y David han comunicado a sus amigos este verano que se estaban divorciando. Él seguirá viviendo en Maine pero ella volverá a tiempo completo a Nueva York. La relación que mantienen es amistosa”, agregó el medio dando cuenta que todo ocurrió en los mejores términos.
“No he tenido éxito en mis relaciones y en encontrar una pareja permanente y lo siento por eso”, confiesa, a sus 75 años, quien no ha tenido ninguna relación pública desde que rompió con David. Y si bien parece lamentarlo, por otro lado asegura sentirse cómoda con ella misma y su vida actual. “Sería maravilloso tener a alguien aunque debo decir que, en este momento de mi vida, no quiero ser invadida por ciertas formas”, advierte, quién actualmente disfruta de pasar tiempo con sus hermanos (uno de ellos fue diagnosticado con trastorno bipolar) y su perro Pippi en su casa de Montana.
“Esta es la primera vez que estoy en un lugar el tiempo suficiente para ver el cambio de estaciones durante un año completo”, revela, entre risas, quien alterna sus días entre sus campañas benéficas y la lectura del guion ideal para volver al ruedo.
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