Gisela Bernal, lejos de su pareja, brilla en Stravaganza: “No nos separamos, pero por ahora él está en Italia y yo acá”
Se despidió del futbolista Eros Medaglia y de Europa, donde vivió los últimos casi cuatro años y volvió al pías para ser parte de Stravaganza 10 años, en Carlos Paz y luego en Buenos Aires
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Estaba viviendo en Italia con su hijo Ian y su pareja, el futbolista Eros Medaglia, lejos de los escenarios que la vieron brillar en Stravaganza y en “Bailando por un sueño”. Pero la nostalgia la trajo de vuelta al país y también un llamado de Flavio Mendoza, que quiso que Gisela Bernal fuera parte de Stravaganza 10 años, el espectáculo que puede verse de miércoles a domingos en el Teatro Luxor de Carlos Paz. En diálogo con LA NACION, Bernal cuenta por qué tomó la decisión de volver a nuestro país y qué pasó con su pareja.
-Sorprende que hayas vuelto al país porque hacía más de tres años que estabas en Europa, enfocada en tu familia, ¿qué pasó?
-Es verdad, estaba en otra sintonía, en familia, pero nunca perdí el contacto con Flavio (Mendoza). Siempre estuvo presente la idea de celebrar los diez años de Stravaganza porque no es poca cosa. Me decía que quería que yo estuviera aunque sabía que era difícil lo que me pedía, dadas las circunstancias. Finalmente este reencuentro se dio porque también me vine a la Argentina extrañando un poco a mi familia, con la necesidad de reconectar con las raíces. Y a los pocos días de llegar me llamó Maxi, la mano derecha de Flavio, para hacerme la propuesta concreta y formal. Por supuesto le dije que sí inmediatamente. Tenía unos días de haber llegado, estaba haciendo la cuarentena porque fue en octubre pasado. La idea era juntarnos y ponernos al tanto de nuestras vidas, además de hablar del espectáculo.
-¿Cómo fue ese reencuentro con Flavio?
-Fue mágico porque apenas nos vimos dijimos: “Probemos a ver si nos salen los trucos” y salieron como si nos hubiéramos visto ayer. Increíble porque venía de hacer disciplinas más tranquilas como el yoga y bailamos como si nada. Es algo único.
-Debe hacer sido emocionante volver a subirte a un escenario después de tanto tiempo.
-Fue algo muy especial, maravilloso. Venía deseándolo porque un artista no puede abandonar esa magia que se da sobre el escenario. Volver a ensayar y reencontrarte con amigos y colegas fue espectacular. ¡Y volví a bailar todos los días! Me siento una privilegiada de ser parte de Stravaganza, junto con otros compañeros originales como Facundo Mazzei, Lucila Juárez y Flavio, claro.
-¿Te dabas cuenta de cuánto extrañabas?
-Tenía esa sensación de que me faltaba algo fundamental en mi vida porque bailo desde los 7 años. Había proyectos en Europa, pero llegué y a los seis meses sucedió la pandemia y todo se postergó, así que me dediqué a mi familia, cuidando a mi marido y a mi hijo. Fue satisfactorio, pero por otro lado extrañaba el escenario. Me lo debía. El día del estreno lloré muchísimo, fue muy emocionante. El aplauso y la ovación del público son un regalo de la vida.
-¿Te quedás en Argentina?
-Por ahora sí. Vamos a estar en Carlos Paz hasta la primera semana de marzo y hay proyectos para hacer la obra en calle Corrientes.
-¿Tu hijo va a empezar las clases acá?
-Cuando viajé ya tenía el cambio de colegio para Ian porque no puedo dejarlo sin escolarizar en ningún momento. Así que terminó acá su tercer grado y va a empezar cuarto. Sospechaba que iba a haber una continuidad con Stravaganza. Ian se adapta a los cambios enseguida. Hizo primer y segundo grado en Italia y habla y escribe perfecto el italiano. Y acá retomamos en el mismo colegio, en donde había hecho el jardín de infantes así que tiene los mismos compañeros. Enseguida se hace amigos, pero extraña a su papi, aunque se reencontró con la familia y no lo puede creer. Está contento.
-Eros quedó en Italia, ¿te separaste?
-Eros está haciendo allá su carrera y le está yendo muy bien. Desde mediados del año pasado juega en el Nápoles United. No nos separamos, pero por ahora él está allá y yo acá, cada uno haciendo su trabajo. Estamos viviendo un momento particular pero, por suerte, tenemos un diálogo muy bueno, interesante. No es fácil manejar la distancia. Tratamos de sobrellevar este momento, pero seguimos siendo familia porque la armamos con mucho cariño y corazón. Para Ian también es importante porque tienen un vínculo maravilloso que espero no se rompa nunca.
-¿Y ustedes?
-Conversamos porque la distancia hace que tengamos diferencias también. No quiero ser una persona egoísta y pedirle que venga aunque hay varios clubes en los que podría jugar. Pero también entiendo que es un sueño enorme poder hacer carrera en Europa. Hoy lo importante es que seamos felices haciendo lo que nos gusta y quizá esto es algo temporal y luego la vida dirá: si tenemos que estar juntos nada lo va a poder evitar.
-¿Pero te viniste separada?
-No, para nada. De hecho hablamos casi todos los días porque Ian me dice que tiene ganas de hablar con su papi.
-¿Le dice papi? Lindo vínculo...
-Se aman y por eso intentamos tener las cosas en claro, con buena energía porque formamos algo muy maravilloso, que va más allá del título que le pongamos él y yo: somos familia. Es un vínculo real, verdadero y sano y por eso podemos conversar y no pelear. Hoy simplemente tenemos necesidades diferentes. Claro que me gustaría que Eros estuviera acá compartiendo y de hecho iba a venir a pasar las fiestas pero no se dio por el rebrote de Covid y las nuevas restricciones. Por suerte tenemos la tecnología. Nos hubiese encantado seguir juntos y de hecho Eros me propuso volver cuando terminara la temporada de verano en Carlos Paz, y lo mismo le dije yo: “Veremos cómo se dan las cosas”.
-Y si se diera volver a la televisión como lo hiciste con Marcelo Tinelli en “Bailando por un sueño”, ¿seguirías quedándote?
-No me cerraría nunca la posibilidad de trabajar. Me fascina y no quiero cerrar puertas, y jamás tuve problemas laborales con nadie. En principio Stravaganza posiblemente siga a partir de abril en el Teatro Broadway, que es donde estrenamos y siempre se hizo. Es mi teatro favorito, un pedazo de mi corazón está ahí.
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