El periodista suma un nuevo programa a su agitada agenda diaria: estrena un late night show; en diálogo con LA NACION, Paoloski habla sobre cómo compagina las exigencias laborales con la vida familiar
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Arranca el día bien temprano para llevar a sus hijos a la escuela, vuelve y pasa el rato con su mujer, la actriz Sabrina Garciarena, y al mediodía está al frente de El noticiero de la gente, en Telefe, a la tarde conduce SportCenter en ESPN, y a la medianoche estrena No es tan tarde, un late night show, también por la pantalla de Telefe, que irá de lunes a viernes a la medianoche. “El año pasado, con la pandemia, tenía un solo programa y estuve demasiado tranquilo, pero este año volví a la locura de antes”, le cuenta Germán Paoloski a LA NACION.
-¿Con que te sentís más cómodo?
-Es raro, porque debería decir que me siento mas cómodo con la tranquilidad pero hay un poco de esta locura y del acelere que me produce cierta adrenalina y me gusta. Todo lo que hago me da placer y no es un trabajo sino mi pasión. Es como el refrán de sarna con gusto no pica.
-¿Es la trampa de quienes hacen lo que les gusta y se vuelven adictos al trabajo?
-Totalmente, no tengo dudas de que es así. Mi trabajo me da placer, me gusta, me siento cómodo haciéndolo. Me siento un afortunado y agradezco y valoro que me de felicidad trabajar.
-Hiciste Nunca es tarde, un late night show en Fox Sports, hace unos años, ¿No es tan tarde es una continuación?
-Le buscamos la vuelta al título porque quería una continuidad del late night show que hice durante cinco años en Fox Sports y era un programa que se salía de los cánones habituales de la señal deportiva, como en su momento fue Pura química en ESPN. Fueron años divinos y ahora apareció la posibilidad de hacerlo en Telefe y mi idea era trasladar ese espíritu, por eso el nombre juega un poco con aquel y está la misma banda con el Zorrito Von Quintiero y los mismos músicos que me acompañaron en el programa anterior. La estética es la de un late night show americano y el gran desafío es que en media hora hay que meter entrevistas, humor, música y juegos. Es un tiempo demasiado corto para la idea y la pretensión, hay que compactar, que elegir entre todo lo que tenemos y ver de qué manera lo podemos llevar adelante. No hay otra chance porque a Telefe le va muy bien y no hay mucho espacio; nos acomodamos a la medianoche entre el final de Bake off y Staff, el noticiero que cierra la programación. La idea es ir sumando algunos minutitos más pero hoy está planteado de esta manera y contentos igual. El año pasado traje la idea de hacerlo en la trasnoche pero por las complejidades de la pandemia no se pudo, insistí y se dio este año. Me gusta mucho el formato del late night show y no está muy trabajado en nuestro país, de hecho nosotros lo hicimos cinco años en el cable y en televisión abierta hubo un intento de (Roberto) Pettinato y de alguno más que se me puede escapar y este año apareció Jey Mammon y después lo corrieron al prime time aunque mantiene el espíritu. Esos programas te permiten contactarte con el invitado desde un lugar lúdico y con buena onda y es un lindo escape sentarte frente a la tele y ver algo con linda estética, divertido, con humor y música.
Amor de familia
-Sos papá de tres (León de 7, Beltrán de 4 y Mía de 1 año) ¿Hay tiempo para la familia?
-Los sábados y domingos son para ellos. Requiere de un esfuerzo de mi parte, duermo menos horas, me levanto temprano y los llevo al colegio. A la mañana estoy más tranquilo aprovecho para hacer otras cosas, para estar con Sabrina y a partir de las 11 el periplo diario. Y los fines de semana a full en mi casa haciendo planes con mis hijos. Cuando hacía dos programas, a las 19.30 ya estaba en casa para bañarlos, cenar y compartir un poco más. Ahora con se complica porque cuando llego están durmiendo, pero Sabri me espera para comer. Por eso me levanto temprano para desayunar en familia y llevarlos a la escuela.
-¿Qué hacés cuando no trabajás y no estás en familia? Debés tener algún hobby de disfrute propio...
-Juego al paddle, me hago tiempo para el deporte, me gusta ver alguna serie. Me encanta ir al cine pero no volví todavía, después de la pandemia. Vas resignando cosas por el trabajo y por dedicarle tiempo a la familia. Cuando no tenía hijos quizá veía más películas y series o practicaba más deportes o salía, y ahora restrinjo eso por estar con ellos.
-¿Hay reclamos por parte de Sabrina por lo poco que estás en casa?
-No hay reclamos porque entiende que amo lo que hago como ella ama lo que hace y hubo épocas en las que grababa muchas horas por día y hacía teatro a la noche también. Uno está para bancar al otro y nos acomodamos y nos llevamos bien como pareja y como familia. Sabri también es una apasionada de su trabajo y hace Madres en teatro los viernes, sábados y domingos y ahí nos complementamos con los chicos. Nos acompañamos en nuestros sueños y en nuestros trabajos, y nos amamos.
-¿Te imaginabas este buen momento personal y profesional a los 47 años?
-Lo deseaba pero sabía que era difícil entre los objetivos, las metas, los sueños y la realidad. Por suerte estoy feliz por la manera en que se fueron dando los acontecimientos, tanto en lo personal, la familia que formé, como en lo profesional y la posibilidad de elegir los proyectos y no que te los impongan.
Entre deporte y noticias
-Empezaste como periodista deportivo, ¿fue difícil correrte de ese lugar y desarrollarte en otras áreas?
-En la Argentina solemos encasillar, y yo tampoco escapaba a eso. Por suerte muchos periodistas transcendieron el deporte y pudieron hacer otro tipo de programas desde Bernardo Neustadt, Néstor Ibarra, Nelson Castro hasta Marcelo Tinelli, y funcionaron en otros terrenos. Para mí también fue una búsqueda que pude llevar adelante porque no me imaginaba siendo solamente periodista deportivo, tenía otras inquietudes y ganas de hacer otros programas y se fue dando. Mi curiosidad y mi deseo me empujaron a salir de la comodidad. Nunca me quedé con un formato y probé, a veces me fue bien y otras no pero siempre tengo esas ganas de buscar.
-Fuiste dirigente de un club chileno (San Luis de Quillota), ¿también es parte de esa búsqueda? ¿Cómo fue la experiencia y volverías a repetirla?
-Lo dejé porque cuando volví a ESPN me parecía que no era ético ser periodista deportivo y presidente te de un club, aunque fuera en Chile, porque ESPN también se ve allá. Sí, tiene que ver con mi búsqueda y con posibilidades que van apareciendo. Un grupo de inversores argentinos, algunos amigos míos, compraron un club chileno y me propusieron participar, me dio curiosidad saber cómo era el mundo deportivo desde adentro y no desde la crítica o la observación del periodista sino desde la toma de decisiones. Fue una linda experiencia, corta pero linda. No sé si volvería a hacerlo, posiblemente si pero hoy estoy enfocado en lo que más me gusta y es el periodismo.
-Hace ya dos años que conducís El noticiero de la gente, dando noticias muy trágicas a veces. ¿Quedás enganchado o podés desprenderte rápidamente de los temas de los que hablan?
-Es difícil porque lo que sucede te golpea. Al mediodía mayormente mostramos hechos policiales duros y es imposible no empatizar y sufrir con quien sufre. Cuando termino me tomo quince minutos solo en el camarín, para bajar un poco porque terminás golpeado, es inevitable. Todos lo que hacemos un noticiero, creo yo, nos involucramos y al aire padecemos y después es difícil bajar pero es parte de la vida, del entrenamiento que necesitás porque si no no podés hacerlo. Pero me cuesta, no es sencillo. Creo que es para un tiempo determinado, no sé si haría 20 años el noticiero porque te hace mella, no es gratuito.
-¿Decís que vas a dejar el noticiero?
-Hice Diario de medianoche (Telefe) durante seis años y acepté gustoso el desafío del noticiero del mediodía y nos va bien y seguramente voy a estar un tiempo más, pero no me imagino haciéndolo diez años o veinte años porque no me hace bien, es duro y desde que tuve hijos me parece más duro todavía y pienso que lo que le pasa a la persona sufriente me pude pasar a mi o a mi familia. Terminás golpeado.
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