Gerardo Rozín y la historia de sus tres grandes amores, entre el perfil bajo, la pasión y el orgullo
Padre de dos hijos, el conductor habló en contadas ocasiones de su familia y de sus relaciones con Mariana Basualdo, Carmela Bárbaro y Eugenia Quibel, su última pareja
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Gerardo Rozín era un tipo que le escapaba a hablar de su vida privada. De perfil bajo, prefería preguntar y escuchar. Y a pesar de que todos sabían que estaba en pareja y que era papá de dos hijos, nunca daba demasiados detalles.
Conoció a su primer amor en su Rosario natal. Él ya era periodista y ella, abogada. Se llama Mariana Basualdo y actualmente es Directora General de Asuntos Jurídicos en la Secretaría Legal y Técnica de la presidencia de la Nación, según rezan sus redes sociales. En el 2000 fueron padres de Pedro, que hoy tiene 21 años y es tan fan de Rosario Central como lo era su papá. Fue Pedro el encargado de cumplir el último deseo de Rozín: despedirse con una bandera del club de sus amores. Y así fue.
Basualdo y Rozín se divorciaron en el 2005 pero siempre tuvieron una buena relación, con afecto y respeto. Unos años después, el periodista conoció a Carmela Bárbaro. Fue en el 2008 y por amigos en común. El flechazo fue tan fuerte que se casaron ese mismo año. Su hija Elena nació en el 2010 y cuatro años después se divorciaron, luego de intentar superar la crisis y haciendo terapia de pareja.
En una entrevista, hace algunos años, Rozín confesó: “La pegué con las madres. Mis hijos tienen madres que los aman y un padre muy dedicado. En sus casas se pueden circular tranquilos, porque hay buenos valores”.
Sus hijos eran su gran orgullo. “Los hijos que dejo para el mundo van a estar bien siempre. Aunque suene muy soberbio, dejo hijos que fueron queridos siempre. Le voy a dejar al mundo dos hijos con amor y con ideas”, solía repetir. En charla con LA NACION también volvió sobre el tema: “Hay una suerte de orgullo de papá cuando tengo los chicos en casa, creo que es una construcción que está bien. Cuando me levanto a la noche y paso por el cuarto de los chicos y veo que miden un metro y pico, están tapados, con la panza llena... Hay como un orgullo de papá que, cuando no estás distraído, te lo podés llevar por un ratito. Uno se puede equivocar más o menos. Pero esos cinco segundos te construyen una imagen previa al sueño que estás viviendo”.
Su última pareja fue la locutora Eugenia Quibel. Se conocieron en Radio Pop, y también trabajaron juntos en Gracias por venir, gracias por estar, Morfi todos a la mesa y La peña de Morfi, todos programas que salieron por la pantalla de Telefe. Empezaron a salir en el 2015 y estuvieron juntos hasta el último día.
Cuentan quienes los conocieron que disfrutaban mucho de trabajar juntos y aunque no se ocultaban, tampoco eran muy demostrativos mientras estaban en el ámbito laboral, o en sus redes sociales. Los dos preferían preservar su intimidad. Los amigos en común dicen que Rozín había logrado un buen ensamble familiar y que sus hijos se llevaban muy bien, y también con la hija del primer matrimonio de Quibel, Emilia. Gerardo y Eugenia nunca habían planeado ser padres juntos; “estaban bien así”, aseguraban. Y tampoco convivían formalmente, aunque muchas veces se quedaban a pasar la noche en una u otra casa. En cambio, sí compartían vacaciones, solos y con sus hijos.
El círculo más íntimo de la pareja cuenta que se admiraban mutuamente, que celebraban el crecimiento personal y laboral de cada uno y que se amaban mucho. Una de las pocas veces que Rozín habló de Quibel fue también en LA NACION, y dijo: “Es extraordinaria. Tiene una forma muy particular de decir, es una locutora con personalidad, que relata de una forma maravillosa. Somos una pareja normal, natural”.
Luego de la muerte del periodista, Eugenia escribió en sus redes sociales: “¿Qué es ser valiente? Enterarse una mañana de una noticia horrible y darle pelea hasta el final. Aferrarse a la vida y aceptar que un día se termina. Transitar el proceso sostenido por afectos, familia y rodeado de amigos. Recibir amor y dejarse abrazar. Llorar, putear, luchar y pensar las mil y una alternativas. Eso sos. Y cada uno de nuestros momentos, los descubrimientos gastronómicos (los buenos y los fiascos), los viajes, hacer equipo en la radio, en la tele y en la vida, y una lista de motivos íntimos que me hicieron enamorarme de vos. Brindo por vos, canalla”.
Carmela Bárbaro, que en los últimos días pidió permiso para ausentarse de Momento D (eltrece), también realizó una emotiva despedidaen redes: “¿Cómo se elige una foto? ¿Una sola? ¿Cuántas fotos pueden mostrar lo que viviste con una persona? ¿Y cómo se describen las fotos que van a faltar?. Intento despedirme públicamente de una de las relaciones más íntimas de mi vida, y no encuentro la manera adecuada. Seguramente le hubiera pedido a él que me ayude a escribir estas palabras. Ya me estás faltando. Me quedo con una familia hermosa, con saludos muy amorosos y el reconocimiento público de tu trabajo que va a llenar de orgullo a tus hijos. Gracias a los colegas por el respeto y el cariño. Hoy no, pero vamos a estar bien”, concluyó.
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