El periodista adelantó a LA NACION la nueva temporada de La peña de morfi, el programa musical que conduce junto a Jésica Cirio en Telefe
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En la pauperizada programación de la televisión abierta argentina, La peña de morfi se destaca por su propuesta sostenida en la presentación, en vivo, de notables músicos, la charla distendida y las propuestas gastronómicas, generalmente pantagruélicas y acordes al día y horario en el que se emite. “Hasta la llegada del programa era bastante infrecuente la música en vivo en televisión. Creo que es un espacio exquisito, no por nosotros, sino porque hemos tenido la suerte de generar momentos artísticos que considero que son históricos”, dice Gerardo Rozín a LA NACION.
Este domingo, a las 11, comenzará en Telefe la sexta temporada de un formato atípico para los tiempos que corren y de cinco horas de duración, conducido por el periodista y Jésica Cirio. Junto a ellos, los chefs Santiago Giorgini y Rodrigo Cascón volverán a reconstruir la tradición gastronómica del país, ante la mirada atenta del numeroso equipo de humoristas integrado por Pato Muzzio, Roberto Peloni, Toti Ciliberto, Chiqui Abecasis, Alejandro Gardinetti y la incorporación de Luis Rubio. Además Ariel Rodríguez acercará la información deportiva y Marcelo Polino hará lo propio con los pormenores de MasterChef Celebrity, el exitoso formato producido en el canal. “Nunca metimos un playback, ni siquiera en pandemia. No le miento a la gente. Aunque siento que la repercusión te la da el quilombo, no el laburo”, sostiene Rozín con un dejo de resignación ante alguna dinámica injusta en torno a los medios y sus contenidos.
La peña de morfi es una escisión de Morfi, aquel magazine con cocina encendida que ocupaba las mañanas de Telefe: “Se construyó en silencio, como las casas de nuestros abuelos que se iban agrandando de a poco. Empezó los viernes a la mañana con El fogón de Morfi, donde juntábamos a dos artistas que nunca habían tocado juntos. Ahí, por ejemplo, surgió el dúo de Juan Carlos Baglietto y Jairo, quienes terminaron organizando una gira. Así se encendió la chispa de La peña”, rememora el periodista que, desde hace varios años, viene apostado por los contenidos elaborados con ciclos como Esta noche, libros; Gracias por venir, gracias por estar, y La pregunta animal, entre otros.
Este domingo, La peña de morfi recibirá a Luciano Pereyra, Karina La Princesita, Diego Torres y Migrantes. “Es un programa con perfil bajo. Apostamos a otra cosa y logramos un rating que mide muy bien. Es hermoso ganar con un recital de Rodolfo Mederos, juntar a Pipi Piazzolla con Elena Roger o disfrutar del pianista Horacio Lavandera, en un tiempo donde nadie lo invitaba a tocar en televisión”.
-¿Fue complejo llevar adelante el ciclo en pandemia?
-Se convirtió en un acto de resistencia a través del Zoom y la distancia. Lo entendemos, pero fue el espíritu opuesto a lo que es una peña. La pandemia nos afectó en el corazón del programa. La pandemia es el miedo a la muerte, en cambio la peña apela a lo vital, artístico y bello de la vida. Ahora vamos rumbo al reencuentro, volveremos a tener shows en vivo y grandes momentos.
-El concepto de peña, algo no tan cercano a las grandes urbes, es atravesado por las experiencias vinculares, de sociabilidad. Justamente, todo lo contrario a lo que propone la grieta ideológica en la que está sumida buena parte de la población. Ahí también hay un acto de resistencia.
-Es exactamente así. La idea de La peña de morfi incluye muchos valores que nosotros ponderamos, como la vuelta de la palabra, que implica rescatar parte de la producción cultural de todo el país. En un país agrietado como el nuestro, La peña... permitió que se mezclaran artistas, géneros e ideas. Han tocado juntos grandes artistas que, ideológicamente, hoy están más lejos uno de otro, pero la música permite apostar por los valores que van más allá de a quién vota cada uno. Valores como la democracia, las libertades, la justicia son comunes para todos. La música y la comida también son comunes para todos, por eso la apuesta del programa siempre fue para ese lado.
-La comida, la mesa compartida, así como la música, son experiencias nada distanciadas.
-Es un programa que abona a la idea del encuentro, por eso la pandemia nos afectó tanto. Acá la gracia es que cuando te das vuelta, ves a David Lebón tocando con Eruca Sativa.
-La charla acompaña a la música, ese es un valor también algo perdido en la televisión actual. El paso de ciertos artistas en el programa permitió un acercamiento más profundo a ellos, más allá del personaje con el que habitualmente se muestran.
-No todo el mundo tiene la voluntad de verlo así. La peña... tiene la premisa de respetar al artista en el sentido más profundo. Este es un programa que celebra a Karina y a Raúl Barbosa. Cada uno, en lo suyo, pone todo. Sabemos que para la persona que elige el programa, una canción de alguno de los artistas le puede cambiar el mundo. Digo esto porque recibimos miles de mensajes, y esto es literal, donde gente que la pasó mal el año pasado por enfermedades o porque perdió el trabajo, nos dice que encontró en la música en vivo en la televisión abierta, un abrazo. Algunos lo sienten cuando tocan Luciano Pereyra, Abel Pintos o Soledad y otros con el rock. Un artista es un montón.
-Es un programa sin prejuicios en torno a los géneros, puede estar Mavi Díaz con Las Folkies o Alejandro Lerner.
-Ese es nuestro orgullo. Puede tocar Ráfaga o Pedro Aznar, pero no somos demagogos, no decimos que nos gusta todo. Es obvio que hay propuestas que me atraviesan más a mí, otras a Jésica, o a los compañeros del elenco.
-Es muy elogiable que Telefe, desde su liderazgo, se permita contar en su grilla con un producto de este tipo.
-Nos permiten hacerlo con libertad, poder tener a Alejandro del Prado tocando en horario central en un canal líder, no es común.
-La peña de morfi recupera algo de aquel Badía y Compañía, que rescataba el trabajo del músico con mucho respeto.
-No nos comparamos nunca con el talento de Juan Alberto Badía, pero sí nos sentimos parte de una historia de la televisión. Lo que hacemos, lo hacemos porque otros lo hicieron antes, porque estuvieron Badía y Juan Carlos Mareco, nosotros podemos hacer lo que hacemos, nos sentimos una continuación.
-Alguna vez dijiste que entre juan Carlos Mareco y Marcelo Tinelli, elegías el rumbo de Pinocho por compartir una esencia similar.
-No elijo a Mareco por sobre otra figura de la tele. Elijo a Mareco por sobre todo y todos.
-¿Por qué?
-Por su inteligencia, su fe democrática, el tono con el que conducía y el amor que sentía por los artistas. Lo que yo hago es Mareco sin talento.
-Pero lo hacés Cordialmente…
-No estamos a la altura de esos maestros, pero sí estamos a la altura del ánimo de esa gente. Trabajamos mucho para construir programas de esa naturaleza. Es muy difícil comenzar haciendo un programa de cocina y transformarlo en uno de los shows más grandes de la televisión en español. Por La peña... pasó dos veces Joan Manuel Serrat, estuvo Ricardo Montaner, Juanes. Se transformó en una cita grande.
Ideario
-Son muy distintos con Jésica Cirio, pero han logrado una fórmula muy armónica.
-Para mí fue un gran aprendizaje. Soy muy fana de las canciones, me encanta la música, pero mi manera de vivirla va por el lado de la emoción y cantar. Cuando se incorpora Jésica, si aparece una chacarera, se baila una chacarera. Además de su carisma, llegó para traernos eso porque danzó toda su vida. Yo siempre iba a la letra y Jésica rumbea para la danza, no es un detalle menor porque la danza conforma ese combo que es la música y su celebración. Es muy interesante lo que generó Jésica, aprendí que la música es el disparador del baile, un complemento perfecto.
-Sabemos como baila Cirio, ¿cómo lo hace Gerardo Rozín?
-Soy tremendamente patadura.
-Si Martín Insaurralde, pareja de Cirio, se postulase como candidato a Presidente de la Nación, ¿contaría con tu voto?
-Buenoooo, a ver… Es el marido de nuestra compañera, es parte de nuestro equipo y lo queremos un montón, pero el voto se define por más cosas. Arranco de nuevo porque me dejaste tecleando con la pregunta, mi respuesta oficial es: “El voto de Rozín es secreto y siempre tiene que ver con lo que pienso del mundo y con lo que creo, al momento de votar, qué es lo mejor”. Pero debo decir que tenemos por Martín un cariño enorme, está cerca y somos banda.
-Te referías a tus ideas sobre el mundo. En ese sentido, en tu colegio secundario hiciste una enumeración de los alumnos desaparecidos en tiempos de la dictadura.
-No fue una experiencia individual, sino que hicimos una investigación en grupo.
-¿Qué edad tenías?
-12 años y nació de la más genuina curiosidad. Aquella primera lista surgió antes del Nunca más. De hecho, sirvió al trabajo que se hizo para editar el volumen de la Conadep. Hoy, de grande, me genera mucho orgullo lo que hizo ese chico.
-¿Ya eran tiempos democráticos?
-Sí, transitábamos la primavera alfonsinista, tiempos de una sociedad que vivía con esperanza. Eso se percibía en mi familia y entiendo que ayudó mucho, favoreció a que aquel chico se involucrara en ese trabajo de investigación.
Terruños
-¿Dónde late en vos tu Rosario natal?
-Soy muy rosarino. Lo que soy, lo soy un montón, no solo para llenar la ficha del avión. Si hablo de mi ciudad, estoy hablando de mi patria. Me emociona pensarlo, no puedo nombrar a Rosario sin carga: es pensar en mi mamá, en mi equipo Rosario Central, en la música con la que me crié, es la escuela pública a la que fui y me llena de orgullo. En el sentido más profundo, soy hijo de ese lugar. Soy rosarino, como soy judío y de Central. Soy aquellas cosas que me construyen.
-Tu ADN.
-Ese es mi ADN.
-Tu ADN también está construido en el potencial creativo personal y de tu productora Corner, que hace poco estrenó Es por ahí, en América. ¿Cómo ves a la televisión actual en relación a las posibilidades de generar contenidos?
-Está en un momento muy difícil y a la televisión le cuesta mirar por afuera de la pandemia. En términos de coyuntura, este es un momento espantoso, la pandemia hizo muy difícil generar entretenimiento en medio de la muerte y la falta de vacunas, y con los propios temores que uno carga, como cualquier ser humano en pandemia.
-¿El fin de la pandemia sería la posibilidad de una recuperación creativa y presupuestaria a mediano plazo?
-La televisión está inmersa en la crisis económica de la Argentina, pero tiene por delante una oportunidad maravillosa con las plataformas. En nuestra productora estamos trabajando en nuevas ficciones y documentales, no queremos dejar pasar esta oportunidad. Las plataformas nos abren las puertas a productores, guionistas, técnicos, actores. Es una gran posibilidad creativa, laboral y económica nueva y extraordinaria. Hace cinco minutos era solo Netflix, ahora se sumaron Amazon, Paramount+, Disney+ y Apple.
-¿Algún proyecto propio que se pueda conocer?
-Hasta que no firmo, no canto. Espero poder contártelo muy pronto.
-Decías que estabas trabajando en nuevas ficciones, un camino que iniciaste con la producción de la película Caballos salvajes.
-Fui productor asociado junto con Corner, un gran orgullo para nosotros. En realidad, fue una oportunidad para aprender más que para dar. Significó entrar a ese mundo con el pie derecho, gracias a una de las grandes películas del cine argentino. Lo hicimos con mucha voluntad de aprender.
-Estás en pareja con Eugenia Quibel, la locutora del programa, eso también permite La peña...
-Eso también se celebra.
-¿Cómo te encuentra el rol de la paternidad?
-Tengo dos hijos: Pedro, de veinte, exitoso estudiante de física y Elena, que ya llegó a los diez añitos. Los nombro y sonrío ancho. La paternidad es una de las actividades que más disfruto y que más me ocupo en aprender. Creo que no me va mal. Estoy muy agradecido por tener los hijos que tengo.
-Fuiste un colaborador directo y fundamental de Nicolás Repetto en Sábado bus, programa donde te mostraste desnudo bajando una escalera. Hay que tener la autoestima muy alta y mucha seguridad en uno mismo para hacer eso frente a cámaras.
-Eh, hay que tener convicción y la necesidad de tener un remate. Aprendí que la comedia es pie y remate y en esa búsqueda, sin todo eso que vos decís sobre la autoestima, también puede venir un remate.
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