Georgina Barbarossa, entre la emoción que le causa su nieta, los límites de su hijo Juan y el único “señor” con el que comparte su cama
La conductora de las mañanas de Telefe, que está exultante con el nacimiento de la pequeña Julia, habló con LA NACIÓN sobre su agitado año laboral, cómo está de su operación de rodilla y reflexionó sobre la situación del país
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Georgina Barbarossa está emocionada, feliz y orgullosa: uno de sus mellizos fue padre y ella no puede más de amor por su nieta Julia. Ya le tejió una manta, le compró ropa y le mandó hacer tantos juguetes de crochet que su hijo la tuvo que parar. En pocas palabras: es un gran año para la actriz y conductora, aunque esto no quiere decir que no haya tenido algunos momentos no tan buenos, con una gran exposición mediática y una dolorosa operación de rodilla en el medio. Ella reconoce que su vida es así: cuando le pasa algo, le pasa “mucho y todo junto”.
Además, su presente laboral es muy intenso, no solo se luce en las mañanas de Telefe con A la Barbarossa -con muy buen rating- sino que también supo ponerse al hombro La peña de morfi en un momento crítico del programa. Y ahora enfrentará un nuevo desafío cuando el lunes próximo, a las 9, eltrece sume a su grilla Mañanísima, el envío de su amiga Carmen Barbieri. Sin embargo, ella asegura que no está preocupada por esta competencia y aclara: “Ya le dije a Carmen que tenemos que ir a tomar el té uno de estos días, antes de que nos peleen”.
Por otro lado, si bien está muy preocupada por el presente del país, tiene esperanzas de que la Argentina salga adelante. Tampoco descarta volver a enamorarse, aunque si lo hace sabe que será con “cama afuera”.
“Me desconozco”
“Voy a ver a mi nieta”, con esta frase arranca la conversación con Barbarossa. La pequeña Julia nació el 11 de octubre pasado, pero es la segunda vez que la va a ver. Los padres de la bebé ponen sus límites y ella acata. Dice que está aprendiendo a tener paciencia y a respetar los tiempos de la crianza actual. Y si bien ella ya fue abuela de los hijos de su exmarido, Miguel “Vasco” Lecuna, este abuelazgo la agarra en un momento especial.
–Hace unos días contaste la gran noticia que tu hijo y tu nuera dieron a luz a Julia, algo que hasta ahora te tenían prohibido anunciar...
–Mis hijos son de perfil recontra rebajo. Imaginate que cuando se casó Juan me dijeron: “Llega a parecer un periodista o un fotógrafo y te matamos, vieja”. Así que hasta ahora no podía decir nada, pero es una emoción increíble. Al principio la podemos ir a ver muy poquitito, pero ahora todos los padres son así, según me dijo Paula Chaves hace unos días. Los padres ahora no quieren que les estén encima, quieren que los primeros días los bebés estén con ellos, que sientan su olorcito, su calorcito, que le escuchen la voz y todas esas cosas de piel. Hay que respetarlo, a pesar de mi ansiedad de abuelita, de ganas de estrujarla, morderla, besarla, agarrarle los cachetes. Me tienen tan mesurada que me desconozco.
–¿Hay algo que te sorprendió de ver padre a tu hijo Juan?
–Es la primera vez que lo veo tan feliz. Yo creo que nunca lo vi así. Es como que estás viendo un niño feliz todo el tiempo, me da mucha ternura. Está hiperpresente, se hace cargo, la cambia, está todo el tiempo. Se pidió una licencia de un mes sin goce de sueldo para quedarse en casa... No le importaba nada, quería estar con su hija y con su mujer. Es un súper padre y un marido súper compañero.
–¿Cuántas veces la fuiste a visitar a Julia?
–Es la segunda vez que la voy a ver y para mi ansiedad es re poquito, pero no están recibiendo a nadie. Al único que recibieron es a Tomás [el hermano gemelo de Juan] y a mí, pero nada más. Yo les digo: “Dale, voy a conocer a la chica con aparato de ortodoncia” (risas).
–¿Le regalaste algo exagerado o fuiste medida?
–No, no, les pregunté cuando me enteré que era una mujer. Lo único que me pidió mi nuera fue: “No le regales nada rosa”. No son de esa onda, así que dije “perfecto” y le tejí una manta que les va a servir hasta que tenga 85 años. Es una manta grande, de colores, divertida. Le compré ropa, le mandé a hacer juguetes de crochet porque mi nuera y Juan son súper ecológicos, entonces nada de plástico. Pero les mandé a tejer tantos muñequitos que me dijeron: “Vieja, no tenemos más lugar, por favor, tené en tu casa un par de juguetes porque ya está, es como el Arca de Noé”. Y después les conté algo que ellos no podían creer y es que yo había juntado de mi mamá ropa de cuando yo era chiquita y yo había juntado ropa de cuando ellos eran chiquitos y está todo perfecto, en súper buen estado.
“No lo dudé”
–¿Cómo estás de salud, cómo está tu rodilla?
-Nunca pensé que iba a ser tan largo este proceso, o sea, yo no quise saber mucho, sabía que tenía que operarme y no lo dudé. Elegí el médico porque es lo más y él me dijo: “Te cuento”. Pero yo le dije: “No me cuentes nada...”. Sabía que me tenía que hacer un cambio total en la rodilla. El postoperatorio es largo y lo único que cuando me operaron me tocaron las lumbares y el ciático y yo ya los tenía medio hecho pelota y se me volvieron a hacer pelota con la fuerza de la operación, entonces ahí se me complicó un poco. La operación en sí fue increíble y tengo una cicatrización fantástica. Me paré al día siguiente. Ahora estoy haciendo natación tres veces por semana. Hago mucho entrenamiento dentro y fuera del agua y estoy con acupuntura.
–Además el programa lo podés hacer sentada...
-Por suerte sí, el programa no lo tengo que hacer parada ni nada por el estilo, así que puedo estar tranquila, lo único que tengo que tener mesura es con mis locuras de saltar. Estoy en una etapa que Dios me está mandando a tener paciencia, tener mesura con mi nieta y paciencia con la rodilla.
Trabajo full time
–Después de algunos años fuera de la pantalla volviste con todo: primero MasterChef, después A la Barbarossa, La peña de morfi... ¿En el algún momento sentiste que era demasiado?
–Es que todo me pasa siempre mucho a mí, te lo juro por Dios. Yo no tuve un hijo, tuve dos juntos y en mi familia no había antecedentes ni en la del Vasco. Entonces, ¿cómo tengo gemelos, me podés explicar? No hice ningún tratamiento, no hice nada. No hago nada, pero de repente me ganó dos Martín Fierro... O sea todo lindo mucho y todo lo feo mucho.
–Y en cuanto al trabajo, después de MasterChef volviste con todo...
–Sí, trabajar en pandemia. Yo creo que fue mi vieja que me tiró una ondita porque justo mamá se murió en 2020 y vivimos casi 12 años juntas porque estaba ciega, así que yo me la traje a vivir conmigo. Yo creo que fue morirse mamá y me bajó el santo de las recetas, una cosa increíble porque yo cocino, pero tampoco vivo en la cocina todo el día porque siempre me estoy cuidando y haciendo dietas. Pero, bueno, sabía cocinar y es como que a partir de MasterChef hubo algo ahí, fue increíble.
–¿Y cómo siguió?
–Yo creo que Santiago del Moro tuvo mucho que ver. Al principio yo iba a hacer un programa de cocina [por la mañana], nada que ver con A la Barbarossa y grabé un montón, ahí están guardados los programas, pero después de la noche a la mañana cambiamos. Flor [Peña] se fue a hacer teatro, así que me dijeron “vas a estar en el horario de Flor” y yo feliz, porque creo que el público de la mañana es un poco mi público. O sea, yo comencé haciendo Movete hace un montón de años, en los 90, con Rosita Sueiro y Liliana Parodi, y fue un boom. A mí me da una gran alegría hacer el programa por más que tenga que madrugar. Agradezco tanto a Dios esta posibilidad de trabajo, esta conexión con la gente porque casi no hay gente de mi edad trabajando.
–En relación con esto que decís de la edad y de Movete, el lunes próximo se suma Barbieri a las mañanas de eltrece, ¿cómo ves esta competencia?
–¿Con Carmen? Me parece genial, le dije vayamos a tomar el té o algo juntas, porque van a decir que estamos peleadas. Nunca nos peleamos en la vida con Carmen, nunca, nunca, nunca. Estoy contentísima que tenga su espacio, porque se lo merece, porque es una trabajadora y una mujer hipertalentosa, así que no es usual que estemos trabajando. No hay trabajo para los artistas.
Preocupación
“No puede ser, esta no es la Argentina de mis abuelos”, señala Barbarossa cuando reflexiona sobre el presente del país, la violencia que se ve en las calles y la pobreza que impera.
–¿Cómo ves la situación política del país?
–Yo no me meto nunca en política porque no me gusta. Me han ofrecido cargos, tanto de un partido como del otro y jamás me he metido porque no me gusta la política. He amado a Raúl Alfonsín, que me parece el líder por excelencia, el padre de la democracia, un hombre impecable, pero después no tuve ningún líder. No pongo las manos en el fuego por nadie, pero sí apoyo la democracia y por supuesto la voy a defender y voy a ir a votar tipo Mirtha [Legrand] hasta que pueda ir caminando a votar.
–Y ahora, de cara al balotaje...
–Hay que ver bien, hay que pensar mucho, pero yo tengo fe de que podamos salir adelante y de que sea la Argentina que yo vi cuando era chica, ese país que era rico, maravilloso, donde todos teníamos trabajo, en donde no había pobreza, en donde no había chicos muertos de hambre.
–Con tanto trabajo y tanto trajín, ¿hay tiempo para el amor?
–Mirá, si pintase algo, qué sé yo, hasta ahora… Yo salgo como una bestia los viernes y los sábados. Voy al teatro, veo a mis compañeros, salgo, hago una vida social muy activa, pero no estoy desesperada porque alguien me tenga de la manito. Yo vivo, tengo una vida muy intensa y si aparece alguien bueno, bárbaro, pero lo tendría con cama afuera. Por ahora, el único señor que duerme conmigo es López y es mi perro.
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