Gastón Soffritti: los altibajos en su oficio, el camino de la autogestión, los límites del canje en las redes y el noviazgo que le cambió la forma de pensar
El actor, que estrena la película Ustedes deciden en Star+, charló con LA NACION sobre su carrera, la popularidad y sus pruritos a la hora de exponerse
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¿Hasta dónde te puede llevar la obsesión por la fama? ¿Qué estás dispuesto a entregar para sumar más seguidores? ¿Vale todo por un like? Estos son algunos de los interrogantes que plantea Ustedes deciden, la película escrita y protagonizada por Gastón Soffritti que llega este miércoles a Star+.
Dirigida por Esteban Rey Cazes, esta nueva apuesta cinematográfica sigue la vida de Nico, un joven actor que se gana la vida como delivery. Cansado de fracasar en cada casting, este joven decide sumergirse en el mundo del streaming y de las redes sociales pero a cualquier costo, “sin importar las consecuencias para alcanzar el éxito”, le cuenta Soffritti a LA NACION.
Es que, a lo largo de los casi noventa minutos que dura el film, Nicolás Romero transitará una serie de acontecimientos absurdos, dramáticos, excéntricos y cómicos que develarán la voracidad y las consecuencias que existen en el mundo virtual. “Las temáticas que escribimos con Mariano Marquevich [su socio y amigo] tienen mucho que ver con este mundo nuevo y la tecnología. Nos gusta hablar de cosas que por ahí no se hablan tanto, personas que trabajan de algo que no es tan común; meternos en ese mundo nos divierte”, advierte el actor que, a través de su propia productora, está muy abocado a la autogestión.
-¿Qué nos podés anticipar sobre Ustedes deciden?
-La película cuenta un poco la vida de Nico Romero, que es un pibe que labura de delivery y que sueña con ser actor. Hace 10 años que hace castings y no queda, le cuesta mucho y está un poco frustrado. En ese camino de intentos fallidos, se cruza con Rolly (interpretado por Luciano Leyrado), un tipo un poco chanta pero que lo va a tratar de ayudar a conseguir su objetivo. Se da cuenta que a lo largo de ese recorrido pierde un poco los escrúpulos y que no es tan sencillo como él creía estar ahí arriba.
-Al venir del mismo palo, ¿podés llegar a comprender algunas de las decisiones que toma tu personaje?
-Nico Romero es un poco un alter ego mío. De hecho, mi segundo nombre es Nicolás y mi segundo apellido es Romero, así que definitivamente tiene mucho que ver conmigo. Cuando empezamos a escribir esta historia la pensamos de esa manera, creíamos que estaba bueno que la energía se trasladara, más allá de que hay cosas que a mí no me sucedieron, pero a amigos sí. De hecho, cada personaje que ves en la película está inspirado en personas reales, tiene a alguien atrás.
-En la construcción de tu carrera como actor, ¿sentís que vos también tuviste que remarla al principio?
-Sí, claro. Pasé por esa etapa donde con siete u ocho años me tomaba tren y bondi para ir a los castings, o los sábados iba a estudiar teatro y me acompañaba mi mamá, mis abuelos. Pero, a diferencia de Nico, lo mío fue bastante rápido. Yo empecé los castings en el 2000 y en el 2001, ya tuve mi primer contrato para Yago, pasión morena en Telefe. Después, año a año, casi de manera ininterrumpida metí alguna serie. Primero, fue en el mundo Cris Morena con Chiquititas, Rincón de Luz, Floricienta; después con Patito feo y más tarde ya en novelas más para adultos como Graduados. Pero claro que pasé por etapas en donde todo fue más difícil o donde me tocó hacer cosas que no me gustaban tanto. A diferencia de hoy -donde tenés muchas más posibilidades para mostrarte-, ahí si no tocabas una puerta o te contactabas con alguien que conociera a la persona indicada no ibas a entrar. Y eso la película creo que lo muestra bastante bien, cuenta esto de que a veces hacés castings y castings, pero no alcanza.
-¿Cómo fue el proceso creativo?
-Yo tuve la idea original con Mariano Marquevich, que es mi socio y amigo. Después, escribimos el guion y tuvimos que hacer una adaptación porque la filmamos en Uruguay, por la pandemia. Ahí se sumaron tres guionistas más, entre los que están Luciano Leyrado, que también actúa en la peli.
-Hiciste mucha televisión a lo largo de tu carrera... ¿Te costó adaptarte al mundo del streaming?
-Estoy aprendiendo porque con las plataformas todo es más exponencial. Si hay algo que funciona y va muy bien, eso te puede transformar en la próxima figura de Corea, como le pasa al personaje. Hay algo de eso que no sabés para dónde puede disparar. De repente, estás en otra parte del mundo sin estarlo. Creo que este es el momento de la historia con más cantidad de posibilidades, a diferencia de otras épocas.
-¿Cómo te llevás con la popularidad? ¿Se vive distinto a cuando eras más chico?
-Siento que la popularidad es de a ratos, porque esta es una carrera que es un sube y baja constante. Hay momentos donde es muy difícil salir a la calle, como me pasó con Patito feo o Graduados, y otros, en que no te para nadie. Igual siento que antes se generaba un furor distinto al de ahora, porque en aquel momento cuando me tocó viajar a Israel con Chiquititas o recorrer todo Latinoamérica con Patito Feo, eras como más inalcanzable porque no había redes sociales. En cambio hoy, estás más cercano. Pero siempre me llevé bastante bien. No soy muy fóbico a eso.
-¿Y cómo te llevás con las redes sociales?
-Las redes te pueden subir o bajar en 14 segundos. Uno pasa a ser parte de la vida de los demás, pero esos otros no saben cómo estás vos. Dan por sentado que vos sos parte de sus vidas y ellos no son parte de la tuya entonces hay una pared que se rompe de un lado solo y que si bien es difícil de entender, yo lo entiendo. Eso no quiere decir que haya días que esté mejor o peor, o no tenga ganas de exponerme, por eso a veces en esta carrera te volvés un ermitaño, te metés un poco para adentro porque sino tu vida pasa a ser de los demás.
-¿Hay algo de lo que te arrepientas, ya sea algún canje en Instagram o algún papel como actor?
-Uno muchas veces termina haciendo cosas que no le gustan, sobre todo publicidades pero es lo que te da la guita para vivir. Hace años me pasó algo muy loco con una aplicación de delivery, tenía que promocionar que esta aplicación te llevaba el disfraz de Halloween que vos quisieras a tu casa. Bueno me mataron por eso, estuve una semana en todos lados y desde adentro se vive con mucha angustia porque decís: “¿Qué hice de malo?”. Un año después caí en que no solo tenía que ver con la precarización laboral que estaban atravesando los repartidores sino que tenía que ver con una guerra entre empresas. Entonces, había trolls contratados para bardear a la marca y eso me llevo puesto a mí.
-Y en esas situaciones, ¿cómo haces para no engancharte?
-Haciendo una película (risas). Escribiéndolo y poniéndolo en algún lugar para no volverme loco.
-¿Qué cosas no harías jamás? ¿Cuál es el límite?
-Creo que mis límites son más morales, según lo que creo que está bien y está mal, según cómo me criaron y, a su vez, según lo que yo hice con eso, porque en muchas cosas no pienso como mi mamá y mi papá sino que me fui transformando y fui tratando de hacer la versión más parecida a lo que yo considero. Ese es el trabajo más importante que hice en todo este tiempo: el tratar de ver para adentro y ver qué cosas haría y qué no haría en este mundo.
-¿Y en las redes? ¿Cambió algo a partir de tu noviazgo con Cande Molfese, una reconocida influencer?
-Yo soy un poco pudoroso, me cuesta mostrar. Mi novia es todo lo contrario; tengo que tratar de aprender de eso porque evidentemente no es algo que maneje y ella lo hace muy bien. A mí a veces me da un poquito de miedo pero creo que el límite es siempre y cuando uno no moleste a nadie con lo que está haciendo. De hecho, es algo que podés ver a lo largo de mi carrera. Yo no tengo prejuicios de hacer una película y después un reality [el actor pasó por la pista del “Bailando por un sueño” y fue uno de los participantes de la tercera temporada de MasterChef Celebrity Argentina]. Si a mí me divierte y me hace feliz, ya está. Había otra época donde si hacías tele estaba mal visto para el teatro o no te iban a llamar nunca para cine.
-¿Qué pasó por tu cabeza cuando el teléfono no sonaba?
-Nada, porque tuve la posibilidad, las ganas y el empuje de llamarme a mí mismo a través de la autogestión. Todos los personajes que hice siempre tuvieron que ver con cosas que me pasaron a lo largo de mi vida. Cuando los escribe uno mismo es mucho más catártico porque estas gritando para afuera lo que querés comunicar.
-¿Qué tiene que tener un proyecto para que digas que sí?
-Me tiene que gustar el libro, tiene que interpelarme por algún lado porque si no me cuesta dedicarle tiempo. No me importa el género pero sí que el personaje esté bueno, que el elenco con el que voy a trabajar también, porque si son personas con las que no me interesa trabajar prefiero hacer otra cosa. Hoy por suerte tengo la posibilidad de elegir un poco más por la autogestión.
-Además de esta película, ¿qué otros proyectos se vienen para este 2023?
-Estoy con mi productora, ya tenemos otro libro escrito y algunas ideas en desarrollo. Hay uno que a mí me encanta y que tiene que ver con la historia que te contaba del delivery que se llama Tomás, la vida de un troll. Las temáticas que escribimos con Mariano tienen mucho que ver con este mundo nuevo y la tecnología. Nos gusta hablar de cosas que por ahí no se hablan tanto, personas que trabajan de algo que no es tan común... Por ejemplo, nadie sabe cómo trabaja un troll así que meternos en ese mundo nos divierte. Por otro lado, estoy en el armado de un canal de streaming que se lanzará a partir de abril, así que tratando de entender un poco mejor este mundo donde sin dudas voy a mostrar más a Gastón, por fuera de cualquier personaje.
-En esta época de autogestión también creaste junto a Peter Lanzani y otros artistas ACTA (Asociación Civil de Trabajadores del Arte). ¿Qué te llevó a involucrarte?
-Yo soy bastante inquieto y comencé a ver que, cuando acá había muy poco trabajo, en otros países de la región la industria audiovisual estaba en pleno auge. Muchas plataformas se iban a hacer contenido a Uruguay, y la Argentina -que siempre fue pionera en lo que es cine- se estaba quedando atrás. Con un grupo de colegas estudiamos el caso y dijimos: “La única manera de cambiar las cosas es teniendo injerencia sobre la ley”. Porque si no te metés y te embarrás un poco no se puede cambiar nada. Así que entendimos que la única forma es haciendo política, no partidaria porque acá no hay banderas. Cada uno piensa como quiere, pero todos estamos unidos bajo un mismo objetivo: queremos que haya más trabajo y de mejor calidad. Y para eso, hay que modificar cosas, porque así como estamos vamos con el freno de mano puesto. Es un trabajo muy a pulmón, de hecho hay muchas cosas que laburamos en las sombras. Ahora en marzo vamos a tener un evento que se llama “Charlas compactas”, que habla sobre la intersección entre arte y tecnología. Va a ser en la Usina del Arte y va a haber diferentes referentes en la materia para que todos podamos aprender hacia dónde vamos.
Perfil bajo vs. novia influencer
A pesar de su perfil bajo y de sus continuos intentos por mantener su vida privada lejos de los flashes, el actor de Simona fue noticia en más de una oportunidad por sus novias famosas. Es que Soffritti fue pareja de Cande Vetrano y Agustina Córdova, salió con Laurita Fernández y Bárbara Vélez y estuvo más de un año junto a Stefanía Roitman, actual esposa de Ricky Montaner. Su relación con la modelo Antonella Pauletto parece haberlo sacado un poco del radar mediático hasta que, hace unos meses, sumó miles de seguidores cuando se enamoró de Cande Molfese, una de las influencers más famosas del país.
Si bien se conocían de eventos, el actor y la exVioletta se flecharon en un viaje que compartieron para grabar una publicidad y, desde entonces, se volvieron inseparables. De hecho, ya están hablando de convivencia.
-¿Qué dijo Cande cuando vio la película? ¿No te dijo que exageraste un poco?
-Si bien le gustó mucho y es muy objetiva, es cierto que le pareció un poco border por momentos. Pero creo que es porque le toca alguna fibra que tiene que ver con estar metida en este mundo, donde siempre estás al borde del abismo y cualquier movimiento en falso te puede llevar puesto.
-¿Tienen discusiones diarias sobre qué mostrar y qué no en la intimidad?
-No. Creo que esta vez es al revés. Yo estoy como un poco más animado y ella trata de cuidar un poco más la pareja. Ella pone más el freno de mano mientras yo estoy tratando de liberarme un poco más.
-¿La seguías en Instagram antes de conocerla?
-Sí, nos conocimos haciendo una publicidad en Ushuaia, aunque antes nos habíamos cruzado un montón de veces en eventos pero ella estaba de novia y yo también. Cuando la vi de nuevo en el aeropuerto, yo me había separado no hacia tanto tiempo y no buscaba nada, pero sucedió. Y cuando sucede no hay nada que hacer. La verdad que tenemos un vinculo muy sano, muy divertido, nos reímos mucho juntos y creo que eso es lo más importante.
-¿Se viene la convivencia?
-Sí, dentro de poco nos vamos a vivir juntos. Yo tengo que dejar mi departamento ahora en febrero o marzo así que es la excusa perfecta para dar un paso más.
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