El periodista deportivo de TyC Sports se convirtió en el cronista más querido por los argentinos tanto por sus coberturas televisivas como por su desempeño en redes sociales; su relación con Messi, Scaloni y todos los campeones del mundo y su gran deseo para el próximo año
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“Te quiero mucho, Gastón Edul”, dice el meme del perrito que suele verse en las respuestas a los tuits del periodista. Lo que logró este cronista durante el último Mundial es inédito: en épocas en las que muchos de sus colegas cosechan dudas, desconfianzas, cuestionamientos o repudios, él se ganó un reconocimiento profesional unánime que hasta llegó a mutar en cariño popular por su impecable cobertura del evento. Su trabajo se volvió parte de la iconografía de esta Copa del Mundo para el hincha argentino: las confirmaciones del equipo en sus redes con un escueto “titular” y una foto, la información urgente, al hueso y sin polémicas y -la frutilla del postre- aquella entrevista a Lionel Messi en la que el capitán soltó el imborrable “¿qué mirás, bobo?”, son sólo algunos de los hitos que lo ubican como el gran ganador del torneo en lo que a comunicación respecta. De cubrir la actualidad de Independiente a entrevistar a los jugadores de la Scaloneta minutos después del penal consagratorio en el Lusail de Qatar, el periodista de 26 años cierra un 2022 soñado y promete un 2023 con fuerte presencia en streaming.
-Lograste el reconocimiento de la gente en un momento de desprestigio de la profesión periodística. Más allá de haber hecho bien tu trabajo, ¿dónde sentís que conectaste?
-Principalmente, creo que con no opinar y solamente informar. Cuando uno opina, cuando uno forma opinión, seguramente hay gente que se sienta beneficiada con esa opinión y gente que se sienta perjudicada. Yo en ningún momento di mi pensar, porque creo que tampoco a la gente le interesa lo que yo pienso, sino lo que tengo para informar y contar de la Selección Argentina, que en este caso es la cobertura que me tocó, como lo he hecho en otras coberturas. Yo creo que tiene que ver con eso principalmente: con encontrarse con el oficio de trabajar solamente con información y con las entrevistas y no darle lugar a mi opinión, que no me parece trascendente.
-Se suelen justificar prácticas poco profesionales en el periodismo con la excusa de que “es lo que quiere la gente”. Que te haya ido bien sin buscar la “bomba”, sin perseguir la polémica, ¿permite soñar con otro tipo de periodismo?
-Ojalá. Yo creo que sí, sin duda, porque acá lo importante es que los periodistas sepamos que también da rédito eso. No había que sacar ninguna tajada extra de esos momentos para tomar relevancia. Es decir, el momento era tan relevante en sí que no hacía falta. Muchos me preguntan por la nota de Leo y lo que dice, que se enoja y después quedó gracioso y para la posteridad. Pero yo no hubiese adoptado ninguna otra actitud, porque ya el simple hecho de que él haya dicho eso y tener esa entrevista te da cierta notoriedad. Y la gente se da cuenta cuando vos querés sobresalir de tu papel, que es solamente preguntar por el micrófono y aislarte o alejarte del protagonismo. Yo creo que sigue habiendo muchos grandes periodistas, pero quizá estamos en un momento delicado de relación con la gente.
-Tuviste momentos claves en la cobertura. Uno fue tu manera de encarar la supuesta lesión de De Paul antes del partido contra Países Bajos. ¿Cómo se vivió ese momento allá? ¿Fue muy caótico?
-Sí, porque son momentos donde tenés que pensar, tenés que decidir rápido, pero tratar de pensar con pausa. Porque ahí no podés errar, no te lo permite la circunstancia. Yendo a lo periodístico, lo que hice es: me enteré de que De Paul esa tarde no se estaba entrenando, que estaba aparte, y a partir de ahí fui desarrollando la noticia solamente con lo que yo tenía. Lo que tenía confirmado es que De Paul una parte del entrenamiento no la había hecho, y es lo que me limité a informar al aire en TyC Sports. Y después me tomé el trabajo de escribirle a él: eso es algo que hacemos todos, referirnos a la fuente directa y después ir a alrededores para preguntar bien qué es lo que tenía. Y la primera información que tuve chequeada con dos o tres fuentes era que él no se iba a perder el resto del Mundial. Es decir, no desmentían que él no se había entrenado, pero que no se iba a perder el resto del Mundial. ¿Cuál es el punto medio de eso? Que tiene una lesión no tan grande, que se la va a jugar igual. Él jugó infiltrado contra Países Bajos, jugó con vendaje. Yo creo que ahí lo que me dio rédito fue la pausa y el tiempo y no dejarme llevar por las presiones. Y el canal por suerte entendió que yo no iba a dar más información que la que yo tenía, más allá de que se estuviera dando otra cosa en otros medios. Era que solamente que no se había entrenado, nada más.
-También es destacable que un medio te permita trabajar así, ¿verdad? A veces los periodistas no tienen más opción que sucumbir a presiones de sus medios y resignar profesionalismo.
-Está claro. Yo creo que también es responsabilidad de cada periodista saber plantarse en ese momento y no dejarse llevar por la vorágine. Tuve la suerte de tener productores que me respetaron y me avalaron eso, y cuando yo dije que no iba a dar nada más que eso porque no tenía confirmada otra cosa, que no iba a copiar ningún zócalo ni nada, que me banquen y que no se apuren, ellos me bancaron. Quizás otros no tienen esa posibilidad, pero es importante no dejarse llevar por el apresuramiento ni por ninguna presión. Porque aparte la noticia de que un jugador tan importante no se está entrenando ya es suficiente, ¿para qué vas a exagerar?
-Hubo una polémica en ese momento por declaraciones de Scaloni sobre si el periodismo tenía que informar o guardarse información para no jugar para el rival. ¿Cómo te parás ante esa discusión? ¿Cuál es la prioridad durante un mundial, informar a rajatablas o que nada perjudique a la Selección?
-Hemos hablado mucho en off y en on con el técnico de la Selección sobre esto. Yo como periodista por supuesto que estoy con la idea de que hay que informar lo que pasa, principalmente porque la gente merece saber lo que pasa. Nosotros lo contamos porque hay gente que está interesada en saber qué es de la vida de la Selección Argentina, principalmente. Entonces, esa parte del oficio está clara y nunca se puso en duda. También es cierto que hay maneras de decirlo, contextos especiales donde vos podés ser más ameno, podés evitar ser tan tajante, pero siempre contando lo que pasa. Y el mismo técnico de la Selección lo entiende así. Y de hecho él, después en una nota que pasa de largo porque fue después de la euforia de los penales de Países Bajos o después de Croacia, aclara que lo que había dicho no era tanto para los periodistas, sino puertas adentro. Era un tema de él puertas adentro con el manejo de la información, pero este cuerpo técnico siempre nos dio la libertad para trabajar. Eso también quiero dejarlo claro, porque si no pareciera que él estuvo detrás de eso y la verdad es que no, todo lo contrario.
-Otra cuestión importante es la cercanía con los jugadores o el cuerpo técnico. Está claro que tenés que estar cerca y llevarte bien, pero tampoco podés ser amigo porque eso te puede condicionar para informar. ¿Cómo manejás lo personal con las fuentes?
-Eso es cierto. Yo creo que nos pasa a todos los periodistas que estamos a cargo de una cobertura constante. O sea, en el fútbol de equipos, por ejemplo, yo también he cubierto a Independiente, lo he hecho hasta la previa del Mundial y es lo mismo: vos tenés que tener una relación de respeto, de cierta confianza profesional -porque vos lo lográs con el jugador si sos respetuoso, y si ellos ven que es una manera de trabajar te lo van a respetar-, pero al mismo tiempo saber que son tareas que a veces tienen intereses contrapuestos. Es la verdad. Eso va a pasar siempre y se convive. Yo creo que el panorama ideal es tener confianza, poder charlar, que haya un ida y vuelta, que ellos te puedan escribir y que vos puedas escribirles, pero cuando forjás una amistad -que te puede pasar, porque en la vida hay cosas que uno no controla y termina pasando- obviamente que ahí se va a ver resentida tu parte periodística. Y yo no tengo tapujos en decirlo: me ha pasado que me he hecho amigo de jugadores, no solamente de la Selección sino que también me pasó en Independiente, o cuando cubrí Argentinos Juniors, Defensa y Justicia y Chacarita, y eso hace que uno se vea condicionado, porque uno también es persona. Y después no es la misma manera de contar las cosas. Lo ideal es no llegar a la amistad, pero a veces es difícil evitarlo.
-El otro momento fundamental fue cuando Messi se enojó con Weghorst después del partido con Países Bajos. Tu reacción no fue “pincharlo” para conseguir el momento televisivo sino calmarlo y sacarlo de ahí con otra pregunta. ¿Te diste cuenta in situ de que estabas ante una situación histórica?
-No tomé tanta magnitud en el momento porque pasa todo tan rápido ahí en zona de vestuarios, que uno no tiene tiempo para procesar lo que pasa. Sí después de la nota vi la repercusión y ya no estaba con el celular encima porque cada vez que termina un partido le revoleo el celular al productor de turno, porque si no literalmente no te podés concentrar en trabajar por la cantidad de gente, por lo que significaba ese momento lindo. Pero yo quería que Leo salga de ahí principalmente porque había gente de FIFA que anota todo lo que hacemos nosotros los periodistas y también los jugadores, y yo no quería ser partícipe de ningún tipo de cuestión perjudicial para él ni para la Selección Argentina. Yo quería que él se concentre en que había logrado estar entre los cuatro mejores de vuelta. Pero bueno, también hay cosas que uno no puede evitar, y después termina siendo algo lindo o recordado para siempre. Pero mi primera sensación post entrevista no fue de euforia; al revés, fue de cierta preocupación, porque al tener cercanía con ellos hay una conducta que respetar y mantener, y yo no sabía cómo se iban a tomar todo lo que había pasado. Porque tampoco había sido mi culpa pero al mismo tiempo había estado ahí. Después cuando pude hablar con gente cercana a Leo, familiares, ellos se habían tomado a gracia. El propio Leo también se lo tomó a gracia, lo pude constatar. Ahí ya me quedé tranquilo y acepté lo que todavía me siguen mandando por mensaje directo en Instagram: tatuajes, camisetas, remeras, mates. La verdad es que yo creo que ahí no tuve mérito alguno, es simplemente haber estado ahí, pero me queda ese momento tan argentino de él guardado para siempre.
-Algo que también se valoró mucho fue el equilibrio que supiste hacer entre usar tus redes e informar desde la pantalla del canal. Muchas veces los periodistas sentimos la tentación de comunicar desde nuestras redes por la inmediatez, pero lo cierto es que hay un medio que te contrata para eso. ¿Fue un tema para vos ese balance?
-Sí, obviamente, es un tema. Todo el tiempo lo hablo con los productores. Por supuesto que yo le debo el viaje y la cobertura tan cercana al canal que me puso en ese lugar, pero al mismo tiempo yo siempre traté de potenciar mis redes sociales, porque es la forma con la cual yo me identifico para ejercer mi trabajo. Es decir, yo ejerzo mi trabajo en varias plataformas. Una que me encanta son las redes sociales, te diría que creo que es lo que más me gusta. Porque yo al tener 26 años siento -si bien hoy las redes sociales son para todas las edades- que por ahí le puedo hablar a gente más de mi edad. Y con otro lenguaje, con otros códigos, de otra manera que sale un poco de los medios tradicionales. De hecho, lo hablaba con mi familia, con mi hermano Esteban que también es periodista, en la previa del Mundial. Yo le decía que quería hacer una cobertura integral y darle mucha importancia a las redes, porque era un Mundial que se iba a consumir mucho por ahí. Y por suerte terminó saliendo bien y también es una gimnasia que había adquirido con el tiempo. Por eso digo: no fue todo espontáneo ni que se me haya ocurrido en el Mundial. Yo tengo esta forma de trabajar hace tiempo. Me pasa en Independiente: quizás eso tiene menor alcance, pero los que seguían la cobertura se dan cuenta de que es lo mismo pero con un alcance exponencial, mucho más grande, como es un Mundial. Pero no es nada que yo no no viniera haciendo. Digamos que ahora lo pudo conocer más gente.
-¿Cuán difícil fue conservar el profesionalismo en el momento de la consagración, después del penal de Montiel? ¿Cómo se hace para seguir siendo periodista en un momento tan sensible?
-Sí, creo que fue el momento que más me costó. Esa es otra charla que todo el tiempo tenía con mi hermano, que aparte de hermanos somos colegas, hablamos todo el tiempo y nos ayudamos mucho. Y en la previa de la final yo estaba con esto de cómo hacer, y coincidimos en que si bien está bueno emocionarse y mostrar tal cual está pasando todo -porque es genuino y la gente compra- yo no quería mostrarme emocionado al aire porque había un momento histórico que registrar. Es la verdad. Sinceramente me costó. Las notas inmediatamente post partido, que fueron tres minutos después de patear los penales, las repaso ahora y me dan un poco de vergüenza por la euforia. Y después me propuse durante el resto de la cobertura estar mejor, y lo logré. El momento que más me costó fue cuando vi a Leo entrar con la Copa del Mundo para que lo entrevistara. Ahí sí que no me pude contener. Esa imagen que esperamos tanto tiempo y que para nosotros ver a Leo con la Copa, para aquellos que no habíamos visto a Diego en el 86, era como verlo a él también. Era la foto con la que nos criamos. Entonces me costó un poco. Pero bueno, estábamos todos igual. Era un momento en el que valía un poco todo, por eso zafé.
-¿Cómo será tu futuro inmediato en lo laboral?
-Voy a seguir con la cobertura de la Selección Argentina en TyC Sports, que es mi gran objetivo para este año. En marzo Argentina casi seguro va a jugar un partido en Argentina, te estoy contando una noticia. Tienen que ver si es oficial o amistoso, o contra quién, pero van a aprovechar este momento. Entonces esto va a seguir muy latente, y después tengo que tener varias reuniones con el canal, con los productores. Si existiera la posibilidad de no estar tan en el día de Independiente, si no hacer algo más general, seguir con algún programa. El año pasado, éste que está terminando, estaba de 16 a 19. Pero mi gran desafío para este año es meterme en el mundo de Twitch, que ya empecé con algunos streamers. Potenciar mi canal de YouTube y poder hacer periodismo en plataformas, que es el gran objetivo que me puse para este año. Poder instalarme ahí, porque sé que hay gente a la que le gusta. Mi desafío es poder hacer periodismo dentro de esas plataformas. Con entrevistas, con información: eso es a lo que apunto.
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