Después de su primera experiencia en Chiquititas entendió que tenía que formarse; actualmente protagoniza tres obras de teatro, es maestro de actores y se convirtió en Sebastián en El primero de nosotros
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Gastón Ares se tomó al pie de la letra las enseñanzas de su maestro, Agustín Alezzo, quien solía repetir: “soy un gran administrador del tiempo”.
Y él también lo es porque, además de protagonizar tres obras de teatro, es parte de Las dos carátulas, el elenco estable de Radio Nacional, y forma actores, directores y productores en su propio estudio, El impulso.
Además, se destaca en la tira de Telefe El primero de nosotros, donde interpreta al tercero en discordia entre Damián de Santo y Nicolás Riera. En diálogo con LA NACION, Gastón Ares cuenta cómo nació su pasión y revela por qué no aceptó ser un Susano en Hola Susana.
Tres obras de teatro
Todos los viernes a las 20, está en el Teatro de la Cooperación protagonizando El lindo Don Diego, una obra del siglo de oro español escrita por Agustín Moreto, con la que viajará a España en julio para participar en varios festivales.
Por otra parte, Los sábados, a las 22.30, protagoniza Génesis en el teatro Multiescena: “es nuestra cuarta temporada y en esta oportunidad, además de actuar, la produzco. La estrenamos en Mar del Plata después de pandemia, cuando había 30% de aforo, y nos fue muy bien, nos nominaron a los premios Estrella de Mar como comedia dramática y mejor autor nacional; fue un espectáculo bendecido. Génesis representa dos formas opuestas de mirar la vida, a través de temáticas contemporáneas tales como las teorías conspirativas, el determinismo zodiacal, las frases hechas y las cábalas que dan como resultado un cóctel paródico de lo que sería vivir con ese rejunte malinterpretado”, detalla.
Y, por último, los domingos a las 19, también en el Multiescena, protagoniza Un balcón con vistas, obra con la que saldrá de gira a mediados de mayo. “Esto es un juego para mí, no un trabajo forzoso. Es lo que me apasiona y por eso la energía y las ganas nacen solas”, dice, justificando su espíritu inquieto.
Desde hace cinco años, Ares forma parte de la Compañía Argentina de Teatro Clásico, dirigida por Santiago Doria. “El año pasado nos sumamos a los festejos de los 100 años del Teatro Cervantes y actuamos en la sala principal, donde protagonicé La dama boba, de Lope de Vega. Así cumplí un sueño que había acariciado durante muchos años”, se entusiasma.
Además forma actores, directores y productores, y durante la pandemia desarrolló Ciberteatro, una especie de radioteatro del siglo XXI que reúne actores de habla hispana de distintas partes del mundo, creando espectáculos en vivo y difundiendo a dramaturgos del mundo entero.
El tercero en discordia entre Nacho y Cristian
En El primero de nosotros, la exitosa novela de Telefe, Ares se mete en la piel de Sebastián, interpelando a Nacho (Damián De Santo) y Cristian (Nicolás Riera). “Vengo a jugar un poco el rol del tercero en discordia, con consciencia o no de mis actos, pero claramente desde un enfoque de total naturalidad ante una relación de amistad, de amor. En lo personal me resulta maravilloso que en las tiras diarias se muestre una sociedad más inclusiva; porque eso, considero, es lo que ya somos”, afirma.
“Me gusta -continúa- la frase armada de ‘todavía falta mucho por hacer’, pero me gusta aún más la idea de ‘ya somos, y hay que continuar aplicándolo a diario’. Está bueno porque ya no es una historia donde hay que ocultar el deseo hacia una persona del mismo sexo sino que se habla de problemáticas en distintos vínculos sociales afectados. Es una manera de apoyar lo social, y generar conciencia de evolución. Por eso ni dudé cuando me propusieron hacer este personaje”.
-¿Es difícil para un actor de teatro dar el salto a la televisión, para lograr mayor popularidad?
-Es una cuestión hasta filosófica para un artista. Un actor necesita prestigio porque es la pócima que te sostiene en el tiempo haciendo lo que querés. Y en proyectos audiovisuales es difícil lograr el prestigio; en cambio en teatro, si tenés una actuación sólida, lo lográs. Tuve oportunidades ser popular cuando me propusieron ser un Susano, pero no acepté.
-¿Por qué?
-Porque tenía un proyecto con Agustín Alezzo, la obra Los justos con la que ganamos premios, a él le dieron el ACE de Oro. Yo sigo sembrando prestigio. Soy consciente que todo es elección. Lo popular va y viene, puedo pegarla en un programa de televisión pero el camino va por el teatro. La tele es una falsa vidriera que muchas veces sostienen los actores secundarios y también algunos protagonistas, claro. Difícilmente un artista de raza acepte un proyecto donde no haya un sustento actoral, un texto bueno, o una buena dirección porque la pasás mal si estás en escena con alguien que no tiene técnica o si en una función hace una cosa y a la siguiente algo totalmente distinto. Actuar no es hacer morisquetas al público. Y por otra parte, no me interesa el ego para que me palmeen la espalda. Si mostrás solidez, te van a necesitar.
-¿Cuándo decidiste ser actor?
-Paradójicamente, el inicio de todo fue haciendo televisión, como extra, y después una participación en Chiquititas, cuando tenía 18 años. Había terminado el colegio y como mi papá es contador, era complicado querer dedicarme a algo artístico: en mi familia querían que siguiera una carrea universitaria. Recién cuando empecé a trabajar me enteré que los actores tenían que formarse, yo no tenía idea. Entendí que si me quería dedicar a esto en serio, necesitaba que ser profesional. Me formé en el ex IUNA como Licenciado en Actuación, y con Alezzo, e hice canto, danza, malabares, circo. De chico hacia magia y era el que en la escuela siempre levantaba la mano para ser parte de los actos. Me gusta contar historias y que la gente se divierta.
-¿De esa manera tu familia te apoyó?
-Me costó muchos años que me entendieran porque, además, estaba el tema de la estabilidad económica. Me decían: “está bien, hacelo, pero, ¿te pagan o estás jugando...?”.
-Seguramente tuviste que trabajar de otra cosa para sostenerte económicamente.
-¡Claro! Hice de todo. Fui cadete de supermercado, vendía productos de cosmética, animé fiestas infantiles, hice mudanzas, de todo. Estudié economía y gestión. Hasta que pude ganarme la vida como actor. Tengo una teoría que puedo graficar como un triangulo equilátero y en cada ángulo hay tres P: prestigio, placer y plata. A veces tenés que aceptar un proyecto que te da plata pero no prestigio y placer, y otros te dan prestigio y placer pero no plata. Y cuando aparecen, raramente, esos que tienen las 3 P, ni lo dudás. Soy un tipo muy productivo.
Ares fue parte de varias tiras: Por amarte así, Fanny la fan, Viudas e hijos del Rock and Roll y, más recientemente, Entrelazados, una de las primeras producciones de Disney+ realizadas en la Argentina. También fue parte de Fuerza bruta e hizo decenas de obras de teatro. Es coach de actores y actrices de renombre, cuyos nombres “por ser una cuestión privada, no puedo develar”, se ataja.
Apasionado de su metier, también hace surf, entrena a diario, juega al fútbol, anda en longboard y disfruta de las salidas con amigos, especialmente en el río y en contacto con la naturaleza.
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