Gabriel Corrado, internacional: forma parte de la tercera temporada de la serie inglesa Riviera con Julia Stiles
Galán de galanes, Gabriel Corrado cautiva con sus ojos color cielo que hacían suspirar a quienes consumían sus exitosas telenovelas y que todavía le mandan mensajes de amor a través de las redes sociales. "Son los piropos 5.0", concluye el actor que pronto volverá a la pantalla como el jefe de gobierno porteño en la tercera temporada de Riviera, serie que se estrena el 15 de octubre en la cadena inglesa Sky y que en nuestro país se podrá ver por Fox Premium.
En esta cuarentena por la pandemia del Covid-19, Corrado aprovecha para perfeccionar su inglés, estudiar dirección de orquesta, entrenar y desarrollar historias con su productora. En los tiempos difíciles, lejos de achicarse, se adapta a las circunstancias y mira hacia adelante. "Siempre veo el vaso medio lleno", sintetiza el actor en diálogo con LA NACION.
-¿Cómo terminaste trabajando en una serie inglesa?
-En esta tercera temporada de Riviera gran parte de la acción sucede en la Argentina. Hice un casting el año pasado, en inglés y en castellano, y para mí fue una gran oportunidad. Si bien otros trabajos que hice se vieron internacionalmente, esto tiene otra calidad en cuanto a que es una serie de alto presupuesto. Quedé elegido y me gratifica mucho tener un personaje protagónico.Vinieron a grabar entre noviembre y febrero pasados, terminamos justo antes de que se cerrara el mundo. La primera y segunda temporada se pueden ver en distintas plataformas y la tercera, se estrenará en Fox en Latinoamérica, y en Sky en Europa. Hace poco más de un año que mi representante me contó sobre esta serie, me preparé e hice el casting y quedé.
-¿Cómo te arreglaste con el inglés?
-Me entrené especialmente para esta serie porque hablo inglés, pero tenía que perfeccionarlo. Mis hijos hablan perfectamente inglés y Clara, la más chica (21 años), me ayudó muchísimo a coachearme también las escenas porque además es actriz. Fue muy importante para mí. Sin Clarita no sé si me hubiese animado.
-¿De qué se trata Riviera?
-Es un thriller de lujo, con suspenso e intrigas, en donde nada es lo que parece y todos se manejan dentro de la cúpula de poder. Se filmó en Venecia, en la Costa Azul y Buenos Aires y la protagonista es Julia Stiles y también trabajan Rupert Graves y Poppy Delevingne. Interpreto al jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires y tengo muchas escenas muy buenas. Mi personaje tiene profundidad, potencia, es un tipo poderoso que se siente el dueño de la ciudad. Si bien es seductor y simpático, es un tipo siniestro y despiadado y lucha por su reelección. Viajamos a París para ver el tema del vestuario y fue fantástico. Se va a ver Buenos Aires de una manera increíble y lugares emblemáticos como el Teatro Colón. La trama es muy atractiva.
-Tenes más de 30 años de carrera y encontraste la manera de prosperar y seguir vigente, ¿hay un secreto?
-Siempre busco crecer y permitirme otras oportunidades. Un actor renace con cada proyecto. Quiero decir que interpretás un rol nuevo y renacés en esa piel de un personaje diferente. Lo interesante en esta carrera es ir creciendo, como en la vida misma y que te motiven los desafíos. Buscar nuevas chances está en mi ADN. Eso es lo que más me entusiasma de mi carrera, si no me hubiera dedicado a otra cosa, y cuando las oportunidades aparecen hay que jugársela y no achicarse.
-Además de actuar, tenés una productora desde hace muchos años y publicaste libros. Sos muy inquieto, ¿qué se viene ahora?
-Este es un momento pésimo para la producción audiovisual, pero nosotros seguimos proyectando cosas. En este momento estamos desarrollando historias y presentamos una en Telefe y otra en Antena 3 de España. El proyecto y los guiones son el plano del edificio porque si tenés una buena historia es más fácil tener éxito. Estos meses estamos abocados a eso y estoy trabajando con algunos guionistas. Si bien no escribo guiones, participo en las ideas y me hace feliz. Después viene el trabajo de gestión y de convencer voluntades para poder llevar a cabo ese proyecto, de entusiasmar a las cadenas y llevarlo adelante.
-Y ahí te calzás un traje y entrás a jugar vos...
-Exacto. Eso lo hago yo. Me encanta esa parte. Me entusiasma ponerme el traje de Batman y salir, viajar, convencer y buscar oportunidades como cuando abrí el mercado rumano, donde no tenían ficción propia y en el 2005 empezamos a producir ficción asociados a un canal de allí. Siempre con mucho esfuerzo, pero hay que estar atento y reconvertirse según los tiempos que corren. En los últimos años cambió la manera de producir, las reglas del juego son otras y hay que tener una mochila liviana y ser ágil para moverse porque si tenés una estructura muy pesada, se hace difícil. Yo soy one man show, un espectáculo de un solo hombre, como se dice y me muevo solo. Eventualmente contrato a alguna persona para que me ayude a hacer las cosas que no puedo hacer. Por ahora, no hay protocolos para trabajar. En otros países ya empezaron y se retrocedió porque hubo contagiados y es delicado el tema. The Batman se estaba filmando y el protagonista (Robert Pattinson) se agarró Covid y tuvieron que parar. Es todo un tema porque cuando empezás a producir, bajás la banderita del taxi y los gastos empiezan a correr. En la vida hay que ser muy cauto.
-Cuando deseaste ser actor, ¿te imaginabas que ibas a desarrollar una carrera tan larga y amplia?
-No. Era sí mi sueño de muy chiquito porque siempre quise ser actor y eso es lo que me siento, un actor con mucho entusiasmo y pasión por lo que hago. Como me mata la ansiedad de esperar que me convoquen, entonces aprendí a buscar oportunidades. Así me educaron en mi familia y no sé esperar a que suene el teléfono. Entendí las reglas del juego de esta carrera de riesgo y hay que tener iniciativa y generar cosas, pero no me imaginaba todo lo que me pasó. Sí imaginaba ser actor porque de muy chico tuve ese deseo.
-¿Y te acordás qué te despertó ese deseo?
-Creo que es una mezcla de los cuentos que mi madre me leía y yo dibujaba porque tengo una gran imaginación. También veía mucha televisión con mis padres y me llevaban al teatro. Tuve una educación vinculada a lo artístico y cultural y en mi colegio además había una gran tradición de darle mucha bola a la actuación, a la música y el dibujo. Supongo que todo eso me fue formando. Además estudié guitarra y canto desde muy chiquito en el conservatorio que quedaba cerca de mi casa. Recuerdo una vez que estábamos viendo una novela con mi madre y, con 9 años, le dije que algún día iba a estar allí. Dicen que cuando deseás profundamente las cosas se logran, y yo creo mucho en la ley del deseo, sobre todo cuando tenés una pasión. Agradezco tener un sueño y también la voluntad de lograrlo. Es una mezcla de un montón de cosas. Tuve la suerte de saber qué quería e ir a por ello.
-¿Siempre te ganaste la vida como actor o en algún momento debiste hacer otra cosa?
-Mi pasión es esta. Siempre tuve trabajo, a veces con mucho esfuerzo y cuidando la economía, que es muy endeble. Soy una persona cuidadosa en los gastos y sencilla en la manera de vivir, sin grandes estridencias ni locuras. No es fácil a veces. Lo veo en mis hijos, que son jóvenes y les cuesta mucho. También a mí cuando tenía 20 me costó mucho todo y nadie me regaló nada y ni me habilitó para entrar en el mundo del espectáculo. Lo fui buscando hasta encontrarlo.
-Clara sigue tus pasos, ¿qué hacen tus otros dos hijos, Lucía y Lucas?
-Clara estudió psicología, estudia teatro y está buscando qué hacer. Quizá se vaya a perfeccionar afuera. Lucas es licenciado en Economía, está con un emprendimiento y se va a vivir a Amsterdam (Holanda) con su novia. Lucía es licenciada en Comunicación social y trabaja en producción, en Barcelona, donde vive hace un año y medio. Constanza y yo vivimos con Clarita, todavía nos queda la más chiquita y no tenemos el nido totalmente vacío [risas].
-Tienen una pareja larga con Constanza, que sobrevivió a todas tus novelas, a las fans y al tiempo, ¿hubo muchos altibajos?
-Nos casamos en el año 1989, pero vivimos juntos desde el 1987. Estábamos ya de novios cuando hice mi primera novela en Canal 9, Quiero morir mañana, y al poco tiempo nos fuimos a vivir juntos. De alguna manera, los dos entramos en este mundo, en el que hay una parte real y otra de ficción. Juntos enfrentamos el pasar del anonimato a la popularidad, algo que es muy fuerte para cualquier persona y hay que saber llevar con cuidado. La verdad lo hemos transitado respetándonos mucho. No expongo a mi familia, pero no la oculto tampoco porque es lo más importante que tengo y nunca me imaginé en mi vida de soltero ni de playboy.
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-¿De verdad? ¿Ni siquiera en los tiempos de galán cuando recibías mensajes de amor y hasta propuestas indecentes?
-Soy un galán maduro, sigo recibiendo propuestas y algunas son indecentes [risas], pero la vida es así. Es un piropo 5.0. Las redes sociales te acercan a la gente. Antes salía del canal y la gente me esperaba en la puerta o si viajaba me iban a buscar al aeropuerto. Hoy las redes sociales generan otro furor y es muy directo. Siempre me dicen cosas lindas. Me siento muy querido y yo también le pongo todo a mi trabajo. Es lindo sentirse querido y ampliar fronteras. Esto lo hablé mucho en análisis porque soy el hijo del medio, tengo un hermano mayor y otro más chico y, de alguna manera, siempre quise llamar la atención. Bueno, ser actor es como llamar la atención de manera profesional y decir "aquí estoy yo". Me encanta haber formado la familia que formamos con Constanza, mantenerla viva y es un placer compartir con mis hijos, con quienes en estas épocas hacemos encuentros por Zoom. Todos me acompañaron siempre en mi carrera cuando vivimos en España, en Italia, y también en Mar del Plata para hacer Hombre de mar. Siempre valoré que me acompañaran en mis sueños y para ellos también era la oportunidad de vivir en otro país. Quizá por eso son emprendedores, buscan oportunidades y tienen amigos por todos lados. Hoy el mundo es más chico y estamos conectados.
-¿Estás haciendo algo nuevo durante esta cuarentena?
-Sigo estudiando inglés, tomo clases tres veces por semana. Estoy aprendiendo dirección de orquesta, que es algo que me gusta. No la estoy pasando mal porque traté de canalizar mis energías. Y en relación al trabajo, aproveché para desarrollar ideas. La casa se transformó en un SUM (salón de usos múltiples), jugamos mucho, por ejemplo al ajedrez online con amigos o con la computadora. También entreno porque un actor tiene que cuidar mucho su cuerpo porque es el instrumento de trabajo y aparte es lindo verse bien. No padecí esta cuarenta sino que me adapté y trato de hacer cosas. También tengo varios proyectos, pero soy cabulero y hasta no firmar, prefiero no contar nada. No me quejo.
-Con este aislamiento estamos todos más conectados a través de las redes, de WhatsApp... ¿cómo te llevás con eso?
-Tengo un grupo de WhatsApp con mis compañeros de la escuela primaria, el único que tengo además del de mi familia y hace poco empezaron a surgir temas políticos que estaban envenenando el espíritu del grupo, creado para hablar de cosas divertidas, creativas y amorosas. Así que yo escribí algo para que cambiemos de tema porque era un embole y muchos compañeros habían dejado de participar. Ya bastantes quilombos hay en el mundo y si tenés un espacio lindo hay que cuidarlo. Si hay problemas los podemos enfrentar y hablarlos, pero no cargar tintas, meterse en la trinchera y tirar misiles porque no vale la pena. Hay que cuidar las relaciones y está bueno ver la mitad del vaso lleno en la vida. Hay que mantener los vínculos sanos, estar a la altura de las circunstancias y pelear por salir de esta. La queja es un veneno que corre como si fuera pólvora y alcohol y hay que cambiar la mentalidad y pensar en uno, pero también en el otro. Este es uno de los aprendizajes que nos deja la pandemia: me cuido para cuidarme yo, pero también para cuidar al otro porque todos vivimos en este planeta. Respetémonos.
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