El conductor volvió a la pantalla chica, después de alejarse de los medios en 2016; ahora siente que es su momento para cerrar un círculo y sueña con hacer radio también
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Hace diez años que Franco Bagnato no trabaja en televisión. Se convirtió en una figura popular gracias a la conducción de Gente que busca gente (América), pero luego se alejó de los medios en 2016. “Hice un corte muy abrupto”, reconoce en diálogo con LA NACION. En este tiempo fue senador de la provincia de Buenos Aires por Cambiemos y redactó la Ley de Identidad de Origen, que permite que todos tengan acceso a la posibilidad de saber de dónde vienen. Fundador de Radio Brisas de Mar del Plata, también cedió sus acciones hace más de seis años y la última vez que apareció en televisión fue en el ciclo Doctores, que emitía Telefe. Este verano regresó por Net TV con Toda la vida, de lunes a viernes, de 13 a 14.30, y sintió otra vez esa pasión de los 20 años cuando conoció a Juan Alberto Badía, vio cómo se hacía un ciclo radial y su rumbo cambió para siempre.
-¿Qué pasó en 2016 que decidiste alejarte de los medios?
-Pasó la vida. En 2016 tuve una propuesta para volver a trabajar en Miami, contratado por la misma persona que me había contratado en 2000 cuando me fui por primera vez con toda mi familia. Pero finalmente el proyecto se abortó y me estaba planteando qué iba a hacer cuando surgieron propuestas relacionadas con la política. Primero me ofrecieron ser candidato a Intendente de Mar del Plata por Cambiemos y sentí que no estaba preparado. Mar del Plata es mi ciudad porque, aunque nací en Buenos Aires, allí hice mi vida, me construí, hice la secundaria, me casé, están mis padres, pero sentí que no estaba preparado para esa responsabilidad. Sin embargo, quedó abierta una puerta y al tiempo me ofrecieron dirigir la radio de la provincia de Buenos Aires y sentí que tal vez podía hacer un aporte porque tenía que ver con mi profesión. Después en la realidad hay matices porque es entrar a gestionar un medio público que tiene otras particularidades ajenas a la profesión. Cuando acepté, decidí que iba a dividir mi profesión de esa responsabilidad institucional. Entendí que una cosa es mi trabajo y otra cosa es ese tipo de tareas; no está bueno especular. Guardé mucho mi perfil, me aboqué a lo que estaba haciendo y, de alguna manera, cerré mi profesión de origen y lo que más me gusta, lo que me define.
-No debe haber sido fácil hacer ese cierre...
-No, porque nunca pensé que eso me iba a pasar alguna vez. Hubo muchos cambios en mi vida, viajé mucho, me mudé once veces, trabajé en otros países, pero nunca pensé que me iba a alejar de mi profesión. Se dio naturalmente porque al año de estar en la dirección de Radio Provincia me ofrecieron ser candidato a senador por la quinta sección electoral por Cambiemos. Esta vez decidí aceptar porque me pareció que podía hacer un aporte. Fueron cuatro años de mi vida en los que también mantuve ese perfil bajo. Me alejé de la profesión y cuando terminó mi mandato lo lógico era que volviera a trabajar de lo que sé hacer. Terminé mi mandato en diciembre de 2021 y me tomé un año para ordenarme y ver hasta dónde tenía ganas de volver a los medios. Me di cuenta que casi ninguna de las cosas por las que antes trabajaba eran las que me motivaban a volver. Porque cuando uno es más joven quiere trabajar para sustentar a la familia, claro, pero también para consolidar una carrera, tener un nombre, ubicarse en un lugar. Y todo eso ya lo había pasado.
-¿Cuál fue entonces la motivación para el regreso?
-Darle un broche a mi trabajo. Creo que tenía que volver para cerrar mi carrera de otra forma. Y para hacer un aporte, no ya como una necesidad vocacional sino como un propósito: sentir que puedo dejar algo. Cuando me ofrecieron hacer Toda la vida en Net TV porque Viviana Saccone se iba a hacer temporada, me pareció que estaba muy bien reencontrarme de esa manera con el día a día del oficio. Y estoy en ese proceso, en ese desafío. Estoy cómodo, aunque al principio sentí la ausencia de lo cotidiano. Fueron muchos años de no estar trabajando y el nuestro es un oficio de repetición. Había perdido el timing, estoy recuperándolo y es un momento muy distinto al de Gente que busca gente, por ejemplo.
-Ese programa te dio popularidad también, ¿qué recuerdos tenés de ese momento?
-Fue un programa casi emblemático que tuvo 6 temporadas, desde 1996 hasta que me fui a los Estados Unidos. Mi vida fue una mudanza y siempre por decisión personal. Tuve la suerte de que mi familia me acompañara, pero ahora los chicos ya están grandes y nosotros estamos más grandes también y las mudanzas cuestan más. Creo que esta es la última. Soy bastante desapegado del cliché de la popularidad o la fama porque no creo en eso. A mis 60 años entendés que las cosas importantes son otras y que el trabajo es trabajo y hacer lo que te gusta es una bendición. Mi hija Julieta es bioquímica y Martin está por recibirse de psicólogo. A Andrea, mi mujer, la conocí trabajando: era mi productora en la radio, en Mar del Plata. Estamos casados hace 32 años y muy contentos de la familia que formamos. Cuando miro para atrás sé que lo más importante que hice fue mi familia.
-¿El deseo es seguir en los medios o incursionar en la política una vez más?
-No, la política fue una etapa que estuvo muy bien y me permitió conocer una realidad desde otro lugar. Tuve la posibilidad de ser uno de los autores de la Ley de Identidad de Origen en la provincia de Buenos Aires, que le va a dar la oportunidad a más de tres millones de personas al derecho a la identidad. Lo hicimos junto a otros dos senadores, Elisa Carca de Juntos por el cambio, y José Luis Pallares, del Frente de todos. Solamente falta que sea reglamentada. La gente me decía que los ayudara. Una mujer una vez me dijo que en 1999 su mamá la buscó en mi programa y quería ver el tape y yo era apenas el conductor, no tengo el material que además fue borrado. Me miraban con desazón, no lo podían entender. Me encanta hacer televisión de servicio, pero la televisión es la televisión y el Estado es el Estado, y faltaba que el Estado se encargara de ayudar a las personas que buscan sus orígenes. Y la vida me dio la oportunidad de cerrar un círculo. Eso justificó ese tiempo, pero ahora que me reencontré con mi profesión me doy cuenta que es lo que realmente me gusta. Es instintivo.
-Gente que busca gente fue tan importante para vos como para quienes se reencontraron con sus familias, entonces...
-Además de una escuela, fue una selección de grandes profesionales porque tenía una producción extraordinaria y yo era un eslabón más. El programa instaló algo que no era tan visible: buscar la identidad. Se reencontraron más de 1500 familias. Me siento orgulloso de haber sido parte. Se convirtió en una marca.
-¿Creés que podrías volver a hacer Gente que busca gente?
-En un momento hubiese dicho que no porque sentía que era una etapa terminada, pero ahora que estoy revisionando mi carrera y descubriendo cuáles son mis límites hoy, diría que no sé. Dejo la puerta abierta.
-¿Proyectos?
-Voy a hacer Toda la vida hasta marzo, aunque con la idea de continuar. Me siento muy a gusto y volver a la radio es mi asignatura pendiente. Me gustaría hacer radio en Buenos Aires, de forma continua y permanente porque es un vínculo diferente al de la televisión. Estoy como un chico de 20, tengo ganas de hacer todo. Hice radio en Buenos Aires, pero no con la continuidad que tuve en Mar del Plata.
-Badia fue quien te mostró la cocina de la radio, ¿cómo fue?
-Vivía en Mar del Plata y estudiaba profesorado de historia mientras trabajaba en una inmobiliaria. Un día Badia vino a ver una casa para el verano, hablamos y me invitó a ver cómo hacía su programa. Fue un flash. Quise hacer eso, lo llamé, me sugirió que probara y le hice caso.
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