La actriz, protagonista de La Panelista, film que se estrena el jueves, mantuvo una extensa e íntima charla con LA NACION donde se refirió a las consecuencias que le trajo expresar sus ideas políticas, el dolor por la pérdida de su padre y su relación con Mariana Fabbiani, su excontrincante televisiva
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“Quien no me vio en teatro, quizás piense que soy la actriz que solo hace los muñecos: La Niñera, Moni Argento, los personajes de Poné a Francella o la que se ríe con Marley. Este trabajo, en cambio, me permite un color de actuación diferente, más austero, en otro tono”, reflexiona Florencia Peña en el comienzo de la charla con LA NACION, expectante ante el estreno de este jueves en cines de La panelista, la película dirigida por Maxi Gutiérrez que la cuenta como protagonista y en la que interpreta a una obcecada colaboradora de un programa de televisión que se verá envuelta en una situación trágica y oscura. “El guion te va llevando hacia un lugar inesperado. Parece que es una cosa, pero termina siendo otra”, reconoce la popular actriz.
La panelista se plantea desde un género no tan transitado por el cine argentino y propone una mutación en torno a la atmósfera más liviana que plantea en el inicio. A medida que transcurre el relato, la densidad comienza a ganar terreno: “No tenemos una tradición de comedia negra al estilo Alex de la Iglesia, por eso me resulta atrayente el viraje que toma la historia”, sostiene Peña.
El film pone en el centro de la escena los pormenores de la dinámica televisiva y la oscuridad en torno a una lucha descarnada por ganar audiencia: “Es interesante la metáfora que plantea: hasta dónde se puede llegar por una primicia en la TV de hoy convertida en una picadora de carne, donde lo único que importa es que un invitado deje un buen titular o una primicia que se replique, en segundos, por todos lados”. Florencia Peña puede dar fe de la intimidad de un medio estupendo y, a la vez, descarnado: “Empecé a los 7 años y ya tengo 47, pasé por todos los modelos de televisión”.
-No siempre el poder de convocatoria se perpetúa en el tiempo. Sin embargo, y a pesar de tu juventud, llevás una extensa carrera de cuatro décadas y habitando lugares relevantes.
-Es muy difícil, a veces me admiro de mí misma. Pegar un éxito no es tan difícil como sostener la atención. Y no hablo solo de la gente, sino también del medio.
Militancia
La expectativa que genera en Peña el estreno de La panelista se vio opacada esta semana por una polémica en la que se vio inesperadamente envuelta. El nombre de la actriz figuraba en la lista difundida de personas que ingresaron en la Quinta Presidencial de Olivos durante 2020, en momentos de confinamiento estricto para prevenir el avance de la pademia, y por eso recibió una catarata de críticas y agresiones en las redes sociales.
“Todos atentaron contra mí en estos días”, dice con la voz quebrada ante la consulta de este diario sobre la difusión de ese encuentro en el que Peña le acercó al Presidente una semblanza de la difícil situación del gremio artístico. El lunes, la conductora hizo su descargo frente a las cámaras de su programa en Telefe, hacia el que dirige la consulta de este diario -la entrevista fue realizada con anterioridad a que se diera a conocer la reunión- sobre su parecer sobre lo ocurrido. Este miércoles, el mal momento que le tocó atravesar le pasó factura en lo físico, y minutos antes de comenzar la emisión de Flor de equipo, tuvo que recibir asistencia médica por un pico de estrés. “Colapsé”, fue la definición que le dio a sus compañeros, quienes se hicieron cargo del programa y dieron cuenta de su estado de salud.
-A diferencia de colegas como Nancy Dupláa o Pablo Echarri que tienen una actitud militante, últimamente vos hablás menos de política, al menos en público. ¿Por qué?
-Hablo menos de política porque sufrí mucho, muchísimo, así que tuve que tomar una decisión. En Twitter expongo mis ideas, pero le saqué el megáfono a mi pensamiento. Más allá de eso, todos saben que soy picante, no me callo nada y digo lo que pienso.
-¿Hubo una razón puntual por la que habías decidido manifestarte a viva voz?
-Sentía que la imagen que tenía la gente de mí no se condecía con quien soy. Necesité unir esas partes, entonces salí a gritar. Ahora me acomodé. Soy la que soy, tengo los mismos pensamientos, ya saben qué pienso. Pero también, soy muy respetuosa del pensamiento ajeno, convivo con amigos que están parados en un lugar opuesto al mío y jamás se me ocurriría pelearme, los amo. Hasta nos divierte esas miradas tan distintas.
-¿Afectó a tu rol de actriz el exponer tan enfáticamente tus ideas, tu empatía con el kirchnerismo?
-Entendí que, si quiero ser actriz o comunicadora, tenía que tomar una decisión.
-¿Por qué?
-Mi figura se había desvirtuado. La gente ya no me podía ver actuando, solo me vinculaban con la Florencia Peña que opinaba en la televisión. Re banco que los artistas puedan expresar sus ideas de un lado o del otro, porque en la exposición siempre se tiene más para perder que para ganar. Sin embargo, creo que el artista tiene que tener una posición. Tenemos un micrófono, una voz, entonces hay que sostener una mirada sobre la vida. Muy distinto es ser operador de mentiras diciendo cosas que no se saben de donde salen, con datos sin asidero. Lo digo por gente de un lado y del otro. No hay que llenarle a la gente la cabeza con mierda.
-Decías que sufriste mucho por expresar tus ideas y ese parece ser un sino trágico histórico de nuestro país. Hugo del Carril y Libertad Lamarque, íntimos amigos y con posturas ideológicas diferentes, también padecieron por expresar sus ideas. ¿Nada ha cambiado?
-Es muy triste. Incluso, me da pena decirte que me tuve que callar. Pero no quiero que se me mal interprete, solo silencié un poco el megáfono, porque todo el mundo sabe qué pienso.
-¿Por qué la pasabas mal? ¿Te agredía el medio o el público?
-A mí me operaron mucho. Instalaron muchas fake news sobre mí y tuve que salir a ponerle el pecho, a defenderme. Me han tratado de chorra mucho tiempo.
-¿Te referís a lo que se comentó sobre el costo de un servicio de catering cuando grababas una serie en la TV Pública?
-Está instalado que compré una torta de 5000 pesos, o que la TV Pública había comprado eso, pero lo cierto es que eso lo pagó mi productora porque yo era socia en ese proyecto. Fue un catering completo que hizo mi hermana, porque me salía más barato. Se instalaron cosas como verdades que fueron operaciones adrede. Yo creo que lo que molesta de los actores populares es que con nuestra voz tenemos mucha llegada a la gente y cuando decimos algo que a alguno le molesta, pasan estas cosas. A mí me publicaron el teléfono y la dirección de mi casa en blogs, me amenazaron, la pasé brava. Así que, pensando en mi familia puse el freno.
Repasando la historia del país y su compromiso ideológico, la actriz es categórica: “Yo, en dictadura, me hubiera tenido que ir y hoy estaría exiliada. Por suerte, eso ya no pasa”.
Padecer el éxito
Peña cuenta con cinco millones y medio de seguidores en sus redes sociales, una cifra no menor que habla de su injerencia en el gusto popular. Sin embargo, para la actriz no siempre eso redunda en la oferta laboral: “Hay que generar en el medio una necesidad para seguir siendo parte, que me sigan eligiendo para programas o películas significa que alguien confía en mí. Me sorprende el nivel de intensidad y exposición de todos estos años, fue un sostenerme y reinventarme”.
-Es un gran mérito teniendo en cuenta cómo se modifican las variables del consumo.
-Hoy los pibes se manejan en otros formatos como Tik Tok, Instagram. Al ser ya una cuarentona, esa generación no sabe quién soy. En realidad, yo, que odio a Moni Argento, hay algo que le tengo que agradecer.
-¿Qué?
-Gracias a ella, los pibitos saben quién soy.
-Perdón, creo que escuché mal. Entendí “odio a Moni Argento”.
-Entendiste bien. La detesto… la detesto…
-¿Por qué?
-Pará… pará… te lo desarrollo…
-¡Por favor!
-Tengo una búsqueda como actriz, no me gusta estar en los lugares donde me apoltrono. ¿Qué nos pasó? Tuvimos una primera temporada que fue un fracaso, pero cuya repetición fue un éxito y fue la llave para hacer un segundo ciclo.
-Todo a favor… ¿Cuál es el problema?
-Con esos personajes tan fuertes y en un éxito de esa envergadura, con Guille (Francella) siempre sostuvimos que no era bueno quedarse en ese lugar mucho tiempo porque nos iba a costar salir. Finalmente, nada de lo que nosotros pensamos sucedió, porque hace 16 años que estamos repetidos.
-Entonces…
-Al interpretar un nuevo papel, lucho todo el tiempo contra Moni. Cuando me tocó hacer Sweet Charity, Frankie & Johnny o Cabaret, tuve que esforzarme para que Moni no apareciera. Es más, la gente está esperando que se filtre, reconocer algo de Moni. Lo pueden decir directores como (Javier) Daulte, (Alejandro) Tantanián o (Claudio) Tolcachir a los que les he pedido que me guiasen hacia un lugar donde Moni no fuera evidente.
-Para los músicos, un hit es llave y ancla al mismo tiempo. ¿Algo de eso sucede con criaturas como tu Moni Argento de Casados con hijos?
-Si a un actor le gusta quedarse a vivir en un personaje, porque eso lo hace feliz, me parece fenómeno, jamás lo juzgaría. Minguito es un ejemplo de eso. Minguito fue toda la vida Minguito y ha sido una gloria, lo recordaremos por siempre.
-No sería el tipo de opción que vos manejás.
-Esa no fue mi búsqueda, jamás quise ser Moni Argento toda la vida.
-Hay algo de la memoria colectiva contra lo que no podrás luchar.
-Sé que voy a ser recordada, en parte, por ese personaje, pero necesito transitar por lugares que superen mi marca y sean siempre diferentes.
-¿No rescatás nada del personaje?
-Por supuesto que sí, soy muy agradecida de haber sido una de las protagonistas, junto a actores tan geniales, de la comedia más exitosa de las últimas dos décadas.
-Y cuyas repeticiones por Telefe siguen gozando de buen rating.
-Y la gente nos espera para que hagamos la versión en teatro, que esperemos que en algún momento suceda, pero también necesito de otras sustancias para avanzar como actriz.
La pandemia del Covid truncó el estreno de la versión escénica de la exitosa sitcom. Durante el proceso de pre producción, una polémica se desató en torno al proyecto cuando la actriz Erica Rivas, una de las intérpretes de la serie, objetó el guion de la versión y decidió no sumarse a la propuesta. En ese entonces, Rivas alegó que el humor que transitaba el texto no se condecía con los actuales parámetros sociales en torno a la mirada crítica sobre el machismo y el rol preponderante de la mujer: “Lamenté mucho que no fuera parte, es una actriz grosa y necesaria, pero su salida tiene que ver con cuestiones en las que no me quiero meter”, se planta Peña.
-La partida de Rivas, ¿las enemistó?
-No terminamos peleadas, la admiro mucho, hemos trabajado muy bien juntas, nos hemos divertido.
-El estreno, ¿se canceló definitivamente?
-En la vida, definitivo no hay nada… siempre está la intención de reflotar el proyecto. Espero que suceda, sería un cierre a algo que quedó abierto, porque la gente nos pide que volvamos. Sería como hacer 30 recitales y despedirnos para siempre.
Límites
Casados con hijos establece una suerte de disputa permanente entre los vínculos de los personajes. Con humor corrosivo, hombres y mujeres encuentran en la riña y la crítica de los puntos débiles del otro, una razón de subsistencia. “Moni no hacía nada por sometimiento y María Elena era un personaje feminista”, sostiene la actriz, quien no comparte la mirada crítica de Erica Rivas en torno a una postura machista como bandera ideológica del material: “Si bien Casados con hijos era una crítica al machismo, hoy hay un debate que se está dando, y nadie aún tiene la respuesta, que tiene que ver con determinar cuál es el límite del humor. ¿Hasta dónde podemos y con qué hacemos humor? Esto no es igual en Estados Unidos, Bélgica o Argentina. Los americanos se ríen de absolutamente todo, basta con mirar South Park o Saturday Nigh Live. En Argentina, aún hay temas con los que no nos reímos, es un debate que nos debemos”.
-También es cierto que hay una clara evolución con respecto a esas cuestiones.
-Desde ya, hoy reírse por la fealdad, deformidad o por la obesidad de una mujer es un límite. Me parece bien que eso suceda, después de tanto sufrimiento, tanta lucha porque a las mujeres no se nos considere por nuestro aspecto físico. El mundo avanzó y tenemos otra cabeza.
-Sos una mujer empoderada, sin ningún lugar a dudas, pero alguien puede sostener que, mostrándote en ropa interior en tu cuenta de Instagram, te cosificás, dando un mensaje contrario a la esforzada lucha de las mujeres.
-Ante eso, siempre contesto lo mismo: es mi cuerpo, es mi cuenta de Instagram y soy una mujer con muchas facetas, además de mi culo y de mis tetas. Esa es una parte, pero si encendés la televisión te encontrás con la Florencia pensante que baja línea y al mediodía se ríe con un invitado, la que deja algún pensamiento en Twitter, o la que se sube a un escenario.
-El recorte distorsiona.
-Desde ya. Si solo se mira a la mujer que muestra el culo, se está haciendo foco en una sola parte. Además, tengo un culo que me gusta y me dan ganas de mostrarlo.
-Algunas mujeres pueden sentir que, al no tener un cuerpo armónico, deben censurarse y no exhibirse con mayor libertad.
-Jamás bajé línea diciendo que, si no se tiene un buen cuerpo, no se puede mostrar. El cuerpo es parte de lo que somos, es lo que contiene el ser.
La conductora de Flor de equipo, el magazine matutino de Telefe, recuerda aquellos años de la adolescencia en los que debió transformar su cuerpo para ingresar en los cánones sociales de la época: “Me saqué tetas a los 18 años porque la sociedad me hizo creer que con esas tetas grandes nunca iba a ser considerada en serio. Me hicieron creer que, por tener pechos grandes, era culpable de las cosas que me decían en la calle. Y yo me lo creí”.
-Hoy, ¿te hubieses operado?
-No. Entendí que, con mi cuerpo y con mi vida, puedo hacer lo que quiero. Alguien puede decir que muestro mi cuerpo porque es de tal o cual forma, que entra dentro de los cánones de los cuerpos hegemónicos, pero yo no tengo la culpa de tener un cuerpo voluptuoso. ¿Qué es tener un cuerpo hegemónico? Este es mi cuerpo.
-También hay un ideario ideológico libertario en la desnudez.
-La mujer tiene que poder hablar del goce y del deseo... De eso hablo cuando me pongo en pelotas. Al que no le interesa, que no me siga. Ahora bien, jamás diré que para realizarse o ser feliz hay que tener determinado cuerpo. No pasa por ahí.
-También sos atacada por estas cuestiones.
-Me banco todo lo que dicen y me voy a seguir desnudando.
-Decidir qué hacer con el propio cuerpo es también una manifestación empoderada.
-A mí me filtraron un video y hubo gente que me dijo: “Embromate, mirá como te mostrás”.
Peña se refiere al video que se viralizó, donde se veía a la actriz manteniendo sexo con su pareja: “Nadie me va a hacer creer que me tengo que embromar por haberme grabado. Si quiero, me voy a seguir grabando. Lo que está mal es robar un video privado y hacerlo circular masivamente”.
-¿Se encontraron a los culpables?
-No, pero tengo cinco juicios de los cuales estamos esperando la sentencia contra buscadores de internet y medios de comunicación que publicaron en sus tapas la imagen donde se veían mis partes íntimas. Esto fue hace solo nueve años atrás, hoy la cabeza cambió y ese tipo de delitos están más legislados.
Minuto a minuto
-El rating define el destino de los programas, más allá de su calidad. Con Flor de equipo competiste con Lo de Mariana y te fue bien. Con LAM enfrente, las mediciones son más parejas. ¿Cuán pendiente estás de estas cuestiones?
-Estoy muy contenta con mi faceta de comunicadora en Telefe, pero comprendo perfectamente los vaivenes de la televisión en vivo y del minuto a minuto. Nunca tendremos la respuesta de por qué algo engancha o no a la gente. Con lo que no estoy de acuerdo es con entrar en una competencia vil con el contrincante. Lamenté muchísimo el levantamiento del programa de Mariana (Fabbiani), no escribí nada en mis redes para no parecer demagoga. A mí también me levantaron programas y, en esas circunstancias, uno siente que falló. En carreras tan extensas como la de Mariana o la mía, te pasan muchas cosas, nadie está exento.
-Flor de equipo y Lo de Mariana rivalizaron con ética.
-La competencia tiene que ser con nobleza, como la que tengo hoy con Ángel (de Brito). Ahí estamos en un empate técnico. No me parece mal, mientras el canal pueda vender esos programas, el resto solo es una cuestión de egos. Siempre voy a preferir una competencia pareja que una competencia de aplaste, porque en esta última opción hay uno que se queda sin laburo.
-¿Te comunicaste con Mariana Fabbiani, luego del término de su programa?
-No. No somos amigas, aunque la quiero porque nos conocemos, hemos trabajado juntas cuando éramos niñas. Quise dejar pasar tiempo para llamarla porque no quería que sintiera que le estaba mojando la oreja. Mariana es una persona que yo respeto mucho, es una conductora consagrada. Ya va a tener su revancha como la hemos tenido todos.
Dolores
Madre de tres hijos y en pareja con Ramiro Ponce de León, la actriz encuentra en su presente una plenitud ampliamente anhelada: “Mis chicos están creciendo hermosamente, con Rama la pasamos muy bien juntos, estoy en un momento muy feliz. La vida es un vaivén, este es un momento de mucha paz, amor y tranquilidad. No siempre fue así, por eso atesoro tanto esto que me pasa”.
Esa plenitud se vio alterada en el 2020. El año pasado, Peña sufrió la muerte de su padre, un golpe doloroso en un contexto de desasosiego como el de la actual pandemia: “Tuve muchos dolores en mi vida, pero este último fue atroz”, se emociona.
-Su fallecimiento no estuvo vinculado al Covid.
-No, se trató de un cáncer que descubrimos de un día para el otro. Mi viejo tenía muchas ganas de vivir. Era joven, muy conectado, llevaba cincuenta años de casados con mi madre, un amor que ya no existe. Fue una pérdida grande.
-¿Pudiste tener una última charla con él?
-Le habían dado seis meses de vida y terminó viviendo dos años. Era vivir sin saber cuándo se iba a ir, pero fue un tiempo de sanación. Charlamos sobre cosas que nunca habíamos hablado, conversamos sobre lo que necesitábamos hablar. Fueron dos años hermosos y hoy sabemos que está en algún lugar mirándonos y cuidándonos.
-Sos una mujer muy libre. ¿Tiene que ver con la crianza de tus padres?
-Papá era muy protector, caballero, chapado a la antigua, así que sufría viéndome como una mujer autosuficiente, que trabajaba tanto y muy independiente. Para él, todo eso era una debilidad, porque fue criado para cuidar a la mujer y proveerla de todo, así que me veía a mí con tres trabajos y le parecía tremendo. En los dos últimos años pudimos hablar eso.
-Pudo verte en Cabaret, la última obra que protagonizaste.
-Él pensaba que no llegaba al estreno, pero allí estuvo en la primera función. Fue muy fuerte debutar sabiendo que estaba mi viejo en la platea. También asistió a la última función de la primera temporada. Cuando fue a saludarme al camarín nos dimos un gran abrazo, lloró un montón, ya estaba muy mal.
-¿Qué te dijo?
-Fue muy fuerte, cuando nos abrazamos me dijo: “Me quedo tranquilo porque sé que vos vas a estar bien”. Nunca me lo voy a olvidar. Se fue en paz, pero lo extrañamos horrores.
-Ausencias presentes.
-Totalmente, él está presente.
-Se te percibe con mucho humor. ¿Es una herramienta para superar dolores?
-Con el humor transformo la tragedia, es una herramienta que me ayuda a vivir. Desde ya, sufro mucho la vida, soy dramática, soy actriz... Si no hubiese tenido humor y si no hubiese venido a mí el arte, hoy estaría con el chaleco de fuerza colocado. Soy muy intensa con algunas situaciones, pero lo revierto con humor.
Futuro
-Serás la protagonista de la versión cinematográfica de Más respeto que soy tu madre.
-Ayer me llamaron de la producción para decirme que tengo prohibido hablar sobre este tema. Solo te puedo decir que sí y que me entusiasma mucho.
El texto se basa en los relatos de Hernán Casciari que nacieron en un blog y lograron gran trascendencia. Las versiones teatrales estuvieron a cargo de Antonio Gasalla y fueron un éxito de público. Ahora, con dirección Marcos Carnevale, la historia de una familia algo disfuncional y bien real encontrará en Florencia Peña a una exquisita comediante para interpretar a la matriarca de ese clan.
-¿Hablaste con Antonio Gasalla?
-Todavía no, ya charlaremos…
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