Asegura que duerme entre siete y ocho horas diarias. Sin embargo, la diversidad de sus actividades haría que cualquier mortal no pudiese descansar más de un puñado de minutos. Florencia Bertotti está acostumbrada a las obligaciones desde muy chica: a los 12 debutó en un aviso de mermeladas y no paró más. Nació en 1983, nueve meses antes de la vuelta de la democracia al país y pertenece a esa generación de actrices que pasaron buena parte de su infancia y adolescencia en los sets, y no reniegan de eso. "Es cierto que el que mucho abarca poco aprieta, pero es un desafío ir buscando el equilibrio entre hacer lo que me gusta y vivir de lo que me gusta. Me interesa seguir probando, no ir siempre a lo seguro", afirma a LA NACION, en medio de un bache de su agenda atestada de obligaciones que desmientan cualquier tipo de pausa y contradice el letargo pandémico.
Por estas horas está involucrada en la nueva edición de la campaña Gran día a través de la cual Mc Donald´s dona todo lo recaudado por la venta de su famosa hamburguesa Bic Mac a la Fundación Sí y a la Casa Ronald. El Gran día será el próximo 13 de noviembre, pero desde ahora se puede adquirir el producto de manera virtual y contribuir con la obra benéfica para la que Bertotti compuso un tema al que, este año, le puso su voz y protagonizó un clip.
Para la actriz, el particular momento por el que transita la humanidad con la irrupción del Covid-19 se convirtió en una experiencia superadora: "Fue un aprendizaje aunque, al principio, fue shockeante. Hubo algo cinematográfico en cómo fue transcurriendo todo". Además de la acción solidaria, el 21 de noviembre se verá por streaming Cien metros cuadrados, su último trabajo teatral, y por Telefe, de lunes a viernes a las 18, una nueva generación de niños disfruta de Floricienta, aquel éxito creado por Cris Morena que Bertotti protagonizó y cuyas repeticiones son un verdadero éxito. A todas estas actividades vinculadas con lo artístico se suma su trabajo empresarial al frente de Pancha, una marca de indumentaria para niños. "El textil fue un rubro que se abrió como esencial, así que pude seguir trabajando, tuve un tiempo corto de aislamiento severo, más allá que lo único que hacía era ir de mi casa al trabajo y nada más", explica. Como aquella Cabeza de David fragmentada de Marta Minujín, la actriz reparte no solo su tiempo sino sus deseos y su don creativo que la lleva a transitar los caminos más diversos.
Replanteos
"Soy poco hipocondríaca, confiada, nada paranoica con respecto a las enfermedades. Hay gente que tiene una tosecita y va a una guardia, yo no tengo ese perfil. De todos modos, me cuidé y a mí mamá no la vi por más de cuatro meses, eso fue lo que más padecí y lo más extremo que hice. Creo que no ver a los mayores fue lo más duro. Se perdieron en el camino los abrazos, las caricias y hasta las salidas al sol que necesitan los abuelos, pero fue por un bien mayor que es el cuidado", reflexiona la actriz que es mamá de Romeo Kaczka, su hijo de doce años fruto de su matrimonio con el conductor Guido Kaczka, de quien se separó en 2010, luego de cuatro años de relación. "Con la pandemia decidimos que esté más tiempo en cada casa, así había menos idas y vueltas. Cuando Guido tuvo coronavirus, Romeo quedó con el papá, así que fueron catorce días en donde arañaba las paredes".
Conocedora del grupo etario al que pertenece su hijo debido a que es, en gran medida, el público que consume sus ficciones televisivas, el ejercicio de la maternidad depara otros desafíos alejados de ese entendimiento entre ella y sus audiencias: "La posibilidad de conectar con un hijo, o con quien sea, es siempre tratando de empatizar con el otro desde sus fortalezas y debilidades, en ese camino estoy bastante atenta con lo que hay sobre la mesa. Mi rol mayor y lo que más me convoca es mi función de mamá".
-Más allá de la pandemia, hay desafíos enormes en torno a la crianza de un hijo en un mundo complejo. ¿Cómo te atraviesa la realidad? ¿Hay temores con respecto al crecimiento de Romeo en este contexto?
-Cuando uno desconoce tiene miedo. En cambio, yo veo cómo se va estructurando, armando, conozco las herramientas que tiene mi hijo. Voy descansando en ese camino o apuntalando lo que haya que apuntalar.
El querer gustar a todos es un arma peligrosa, toca de cerca la seguridad e inseguridad de cada uno, de acuerdo a cómo estés plantado
El dilema de las redes sociales es mucho más que un título de Netflix, es una problemática que encierra peligros concretos a partir del poderío que ejerce la comunicación virtual sobre las vulnerabilidades. La adolescencia es un universo propicio sobre el que se despliega esa dinámica: "A todos nos atraviesa como sociedad. Creo que lo peor es dejarse de escuchar por agradar en las redes, por ir en busca del like, de la aprobación a la exposición. El querer gustar a todos es un arma peligrosa, toca de cerca la seguridad e inseguridad de cada uno, de acuerdo a cómo estés plantado".
-¿Cómo visualizas el futuro de Romeo?
-Mi preocupación es que nunca se deje de escuchar, de estar atento a lo que le pulsa, a lo que tiene ganas de hacer. Los de afuera son de palo y el que disfruta la vida es uno. Ahí es donde más hincapié hago y busco que sea mi legado. El camino es propio, único, de nadie más.
-Predicás con el ejemplo.
-Todo lo que uno dice tiene que apoyarlo con hechos, a las palabras se las lleva el viento. Los chicos son lo que maman y ven. Si te ven feliz haciendo lo que sentís y no buscando lo que conviene, es un buen espejo. Me alejo de lo resultadista. El mensaje "cuando vos llegues a algo", "cuando vos tengas tal cosa", no es bueno. El camino es toda la vida. Esto no quiere decir no tener proyectos ni pensar en el futuro.
-Disfrutar el tránsito.
-A eso voy.
-Este momento pandémico, ¿puede enseñar algo al respecto?
-Ya no importa lo que tenías, todo es relativo.
Desde 2010 está en pareja con Federico Amador, a quien conoció cuando compartieron las grabaciones de Niní. La relación se afianzó, aunque prefieren preservarse sin demasiada exposición pública. La posibilidad de la convivencia en tiempos de pandemia fue motivo de aprendizaje: "Lo llevamos bien, aunque todos tuvimos una adaptación. Hubo redistribución de tareas en el hogar, aprender a hacer cosas que no hacíamos y a convivir las 24 horas. Al principio, te pasás facturas, hubo que sentarse a negociar un par de veces, pero si eso no pasaba, me hubiese preocupado. Aprovechamos un montón para unirnos como familia y compartir mucho más tiempo. Eso es de lo más positivo que tuvo la cuarentena para nosotros. Somos vasollenistas", reconoce con humor.
En el aire
Las repeticiones de Floricienta por Telefe gozan de muy buena audiencia. A pesar de ser una repetición, la historia cautivó a nuevas generaciones de chicos que disfrutan de las aventuras del personaje creado por Cris Morena e interpretado por la actriz: "No se puede creer lo bien que le va, me doy cuenta en la calle que hay un cariño muy presente. Me da mucha alegría, es la sensación de ser abuela: ya lo hice ahora solo disfruto el cariño de la gente. Mis amigas me mandan videos con sus hijos viendo el programa, cantando las canciones. Me da mucha ternura".
Floricienta se estrenó en eltrece y se emitió entre 2004 y 2005 con Cris Morena como la ideóloga; RGB, la productora de Gustavo Yankelevich, sosteniendo el producto, y Bertotti como protagonista. Fue un suceso que incluyó temporadas de teatro y giras internacionales. Cuando el proyecto llegó a su fin, Bertotti, junto a su entonces marido Guido Kaczka, decidió impulsar una idea propia a la que bautizó como Niní. Cris Morena y RGB entendieron que era un plagio de Floricienta y le iniciaron acciones legales. Finalmente, Niní debió salir del aire. Con los años, la actriz y la productora cicatrizaron aquellas heridas.
-La repetición de Floricienta, ¿es una forma de cerrar el círculo del enfrentamiento con Cris Morena?
-Eso es una fantasía de la pantalla para afuera. Nosotras ya pasamos por esa etapa, hace un año y medio habíamos vuelto a hablar. Se magnificó más de los medios para afuera que lo que realmente fue. Las vidas son profundas en muchos sentidos y a uno lo atraviesan un montón de cosas. Esa experiencia fue un pedacito de algo que pasó en mi vida, no es algo que me describe. La gente se puso contenta con esa sensación de que está todo perfecto.
-¿Cuál de todas tus vocaciones es la que tiene mayor peso?
-Hago un millón de cosas al mismo tiempo. Actuar me encanta, pero me consume mucho tiempo para mi vida cotidiana porque tiene una carga horaria que me haría descuidar algunas cosas. Cuando abordo una ficción, que siempre son cuatro o seis meses, arreglo un horario que me permita ir a buscar a mi hijo al colegio y ocuparme de Pancha. Ir a la oficina a trabajar todos los días, me encanta. Mucha gente me dice: "Qué lástima, no te llaman más de la tele". Me causa gracia porque pareciera ser que uno no va a la tele porque no lo llaman.
El tema de la campaña Gran Día de Mc Donald´s no solo está escrito por Bertotti, que encuentra en la composición otra de sus pasiones, sino que también es interpretado por ella. "Lo primero que hice fue ir a la Casa Ronald y conocer lo que hacen. Es maravilloso ver cómo reciben al grupo familiar de un chico enfermo que está internado o haciendo un tratamiento en Buenos Aires y les dan alojamiento y contención. La Fundación Si, por su parte, hace residencias universitarias para chicos que no tienen acceso a una carrera. Hay jóvenes que venían de lugares sin luz ni cloacas y hoy son ingenieros", se emociona al reconocer la inmensa obra solidaria en la que participa desde lo artístico y en la generación de los contenidos del evento: "Busqué que sean empáticos con la gente", concluye sabiendo de la importancia de su aporte.
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