La actriz habló con LA NACIÓN sobre su trabajo en la película Chocolate para tres, sus días de soltera y sobre qué hace cuando no recibe muchas propuestas laborales en relación a la actuación
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Florencia Torrente está acostumbrada a que le marquen los parecidos con su famosa mamá, Araceli González. Sin embargo no reniega de eso, hizo su propio camino y en ella conviven la diseñadora que lleva su marca de indumentaria desde hace años y la actriz que por estos días presenta uno de sus papeles más jugados. En diálogo con LA NACIÓN, contó cómo fue ponerse en la piel de Julia en la película Chocolate para tres, una joven que debe afrontar secretos familiares mientras que lucha con trastornos alimenticios y además, habló de su separación y de cómo lleva sus días de soltera.
En el film, que se estrenó hace dos semanas, comparte elenco con Arturo Puig, Beatriz Spelzini, Gastón Soffritti, Romina Gaetani y Andrea Pietra. Según Torrente, este personaje le llegó en el momento justo, ya que estaba atravesando una situación similar con una amiga. “Fue muy fuerte hacerlo porque una cosa es compartirlo y acompañar, y otra cosa es poder reflejar y transmitir lo que esa persona vive y siente”, remarcó.
—¿Cómo describirías a Julia, tu personaje en Chocolate para tres?
—Es una chica más joven que yo, tendrá 23 o 24 años, y está en una crisis muy grande porque se encuentra en una situación donde tiene que tomar decisiones de adulto, de adultos muy responsables, donde descubre un montón de mentiras y encima de todo eso, o por todo eso, está transitando una bulimia y una anorexia. Para mí fue clave cuando me llegó el guion porque venía de transitar algo con una persona muy cercana. Entonces entendí que era un mensaje para compartir desde el conocimiento. Y fue muy fuerte hacerlo porque una cosa es compartirlo y acompañar y otra cosa es poder reflejar y transmitir lo que esa persona vive y siente. La importancia de que sea verosímil y con la responsabilidad que requiere poder contar una historia que capaz que no se habla tanto. Además es muy importante porque en casi todas las familias hay algún caso.
—Hace un tiempo se hablaba más de esto.
—Sí, pero ahora se habla más por ejemplo de salud mental, que también es importante. Todo es importante. Está bueno encontrar estos espacios desde el arte y la cultura para poder hablar de las cosas que nos afectan a todos y que quizás estás transitando algo dentro de tu casa y no lo sabés.
—¿Llega más el mensaje que si fuera directo, una charla por ejemplo?
—Exactamente, porque cuando no es directo y personal es mucho más fácil de ver.
—¿Y desde lo personal? Alguna vez contaste que tuviste anorexia nerviosa...
— Sí, que no es lo mismo que la anorexia, la nerviosa es básicamente que vos no podés comer porque estás transitando una angustia muy grande. No tiene que ver con que ves mal tu cuerpo y a partir de eso, elegís no comer. Yo no elegía no comer, de hecho yo me sentaba y me obligaba a comer, pero yo no tenía hambre porque eran otras cosas las que me pasaban, eran emociones que no podía procesar.
—¿Cómo fue entonces con tu experiencia volver a los veintipico y hacer este personaje?
—Yo la verdad lo linkié más con mi amiga, que es un caso real de esa enfermedad real que la estaba viviendo en ese momento. Me preguntaron también si había hablado con profesionales y con especialistas, pero la verdad es que lo transité durante muchos meses pasando por una etapa donde no me había dado cuenta y donde sentí culpa por no haberme dado cuenta. Esta película fue en algún punto un mimo para mí, para sanar mi culpa y poder hacer algo lo más sincero y verdadero posible y así ayudar otro. Es importante tener un espacio de contención y tener quien te acompañe, estar atentos. Soy una persona considerada resiliente, atenta a mis amistades, a las personas que quiero, pero a veces no es suficiente, a veces son alarmitas muy chiquititas porque de pronto cuando sucede, se cae toda la información y decís, ´¿cómo no la vi?´ Entonces, es muy importante el espacio de contención.
—¿Pudiste ver la película con tu amiga?
—No lo pensé. Me enteré hace muy poco que se estrenaba ahora, entonces fue todo muy rápido.
—¿Cómo manejás la ansiedad, filmaron entre 2021 y 2022, y estrenan dos años después? ¿Te estás preguntando todo el tiempo cuándo se estrena?
—No, no, estoy en una etapa de la vida en la que lo transito con tranquilidad porque muchas veces capaz no suceden las cosas, entonces cuando pasa está bien. Te armás de paciencia, es el arte de esperar esto.
—Hace poco dijiste que estabas en una etapa de tu vida en la que te cuestionabas...
—No es que es ahora a mis 36, fue a mis 18, a mis 15, a los 25, a los 30 y ahora.... Me parece que es importante preguntarnos si lo que estamos haciendo es lo que queremos hacer y no vivir en piloto automático toda la vida, de pronto tenés 80 y pensás en que no tenías ganas de hacer algo. Entonces estoy en un proceso de cambios y es lo que pasa en este laburo, que tenés que reconfirmar constantemente tu amor por lo que hacés porque puede pasar mucho tiempo sin que trabajes.
—Hay que aprender a manejar esos parates, ¿cómo lo llevás?
—Yo lo último que hice este año fue en marzo una obra de teatro y después nada, yo soy una persona activa, tengo mi marca de ropa hace 11 años y tengo un proyecto personal que estoy desarrollando y también estoy escribiendo una serie, así que siempre tengo cosas, pero hay momentos en los que digo: “¿Tiene sentido seguir dándole?” Me pasó que me pregunté eso y a la semana me mandaron la película y la vi y dije: “Sí, yo quiero hacer esto”. Esta profesión es parte de mi pasión, uno siempre quiere hacer lo que ama, que no quiere decir que todo lo otro que haga no lo amo, pero hay que surfear esas olas.
—Cuando dejás de grabar, ¿qué hacés?
—Me pongo a escribir. Hay que encontrar espacios donde desarrollar cosas y no estar a la espera, aprender a que no hay que esperar a que sucedan las cosas.
—¿Tener tu marca de ropa tiene que ver con esto de hacer cosas más que con lo económico?
—Es un proyecto que creé con una de mis mejores amigas, mi amiga de los 5 años, ella es diseñadora de indumentaria, yo estudié arte toda mi vida, entonces fue como construir algo juntas por el hecho de hacerlo y por reivindicar a las mujeres de mi familia, así empezó y así sigue transformándose todo el tiempo. Es un lugar para canalizar.
—Ahora que hablás de las mujeres de tu familia, tenés muchos gestos y formas de tu mamá, ¿te lo dicen muy seguido?
—Sí, ¡soy su hija! Las comparaciones son de afuera.
—Y a la hora de trabajar, todo esto que hablamos de los altibajos lo habrás visto en tu casa...
—Mi mamá trabajó siempre, toda su vida, siempre para adelante y yo también, no es que dejó de trabajar, pero hay que trabajar el ego, la frustración, la inseguridad que te genera que una parte de vos no esté funcionando como quisieras. Si lo único que hacés es ser actor y sí, debe ser mucho más difícil, pero para mí hay un montón de cosas, no soy solamente actriz. Me gusta hacer arte y a eso me dedico entonces, es como que son diferentes canales y no tiene que ver solo con lo económico sino también con el desarrollo personal.
—Mamá actriz, hermano también actor, ¿te ayuda charlar estas cosas con ellos?
—Me ayuda tener una familia que me contiene y que nos contenemos entre todos, no sé si pasa por la profesión, pero nos amamos porque nacimos en una casa de artistas entonces es imposible no tener información. Nos escuchamos, nos contenemos y eso es lo más. Como todas las familias a veces nos queremos matar...
—Creciendo en una familia de artistas convivías también con la exposición mediática, ¿cómo lo vivías?
—Salir a comer con ella (su mamá) y que la gente la saludara para mí era normal, lo que no me gustaba era la gente desubicada o fotógrafos o periodistas invasivos, pero en realidad para mí era como cualquier hijo que acompaña a su papá si es médico, era mi cotidianidad.
—¿Y la mirada de la gente?
—No era una mirada especial, estaba acostumbrada, obviamente cuando era más chiquita no. Ella creció también y empezó a crecer en su profesión, y estaba conmigo y con mi abuela que nos acompañaba y nos llevaba a todos lados.
—¿Y cuando hay un escándalo en el medio que rodea a tu familia cómo lo llevás? Un ejemplo concreto, Sabrina Rojas habló de Griselda Siciliani y se viralizó una entrevista de hace un tiempo en la que tu mamá hacía referencia a la ex de Suar...
—Yo no sé quién habló, vivo en Narnia, no tengo idea de nada, no sé qué pasó ni qué hicieron. O sea, tiene que ser algo demasiado ruidoso para que me entere, pero no tengo idea, la verdad es que no es raro, pero no veo tele y no estoy mucho en las redes. Las redes las uso por trabajo, hago lo que tengo que hacer, posteo y salgo, estoy más en la vida real. No es que voy a scrolear... Posteo muchas cosas de mi trabajo, comparto cosas que me parecen interesantes, hablo de meditaciones y cosas saludables. Sobre los haters, es re fácil sentarse con tu celular a criticar a las otras personas y no mirarte. No me afectan los comentarios, pero no me gusta cuando es con mi familia o cuando la gente se ensaña, igual tiene que ser algo muy fuerte como para que yo me meta.
—¿Sos una muestra de que podés ser famosa y convivir con los medios desde chica y aún así resguardar tu intimidad?
—Sí, podés tener una vida expuesta y podés tener una vida privada, uno elige abrir, pero también es un manejo, no es como antes que era mucho más invasivo, cuando te ibas de vacaciones te perseguían, tenías a una persona haciendo guardia en la playa para sacarte fotos, eso ya no pasa porque todo el mundo tiene un celular, todo el mundo te puede sacar una foto entonces no es necesario. Cierta invasión igual sucede con las personas, yo ante todo siempre buena onda en la vida en general. Ahora si estás sentado ahí y me estás sacando una foto y no me lo estás diciendo, no me va a copar por más de que mi vida sea pública. Pero la mayoría de la gente es buena onda.
—Hace poco compartiste en redes que te habías separado y que te mudaste, ¿cómo va esta etapa viviendo sola?
—Muy bien, feliz, vivo sola, pero no es que toda la vida viví en pareja o en la casa de mi familia, viví muchos años sola así que estoy reviviendo eso, tranquila en mi espacio nuevo.
—¿Te afecta no estar en pareja?
—No, para nada, me encanta estar sola, está bueno el silencio, tener tu espacio. No digo que uno en pareja no lo tenga, pero a mí me gusta estar conmigo, que no es lo mismo que estar sola. Escucho música, cocino, leo, dibujo, pinto, canto, estoy con mis perros, con mi gata, me siento en el pasto. Me encanta estar conmigo, es muy importante cultivar el vínculo con uno mismo, no llegás a aburrirte, yo me hablo, me armo monólogos, tengo sesiones de terapia conmigo misma, me sirvo un vino, escribo. También tengo amigas y comparto con ellas y mi familia.
—¿Cómo sigue tu año en lo laboral?
—Estoy terminando de leer una obra para hacer acá en Buenos Aires y hay un par de proyectos. De a poco, porque estoy en una etapa de la vida donde no quiero hacer cualquier cosa, estoy en una etapa selectiva, cuando era más chica era hacer, hacer y hacer. Y hay una serie que quedó de Disney+, que está buenísima y se doblará en todos los idiomas.
—¿Por qué hacías por hacer?
—Para estar, para arrancar, sumar experiencias y porque todo está buenísimo, te entusiasma, pero hoy ya tengo 36 años, y no es que soy grande, pero estoy en otro momento de mi vida, quiero hacer cosas que me impulsen, que me incentiven, que me devuelvan algo. Nuestra energía es muy importante como para desperdiciarla y tirarla en cualquier lado. Poner el cuerpo en una obra es algo que demanda mucho y me tiene que gustar.
—¿Y a la tele te gustaría volver?
—Sí, pero es terrible, hay muy poco contenido en nuestro país, por eso está bueno acompañar y apoyar.
—¿Y producir?
—Estoy ahora terminando de armar una serie. Actuaría yo y dirigiría una amiga.
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