Facundo Mazzei: "Sufrí un poco de bullying al comienzo, pero después pude ganarme el respeto de mis colegas"
Baila folclore desde que tiene memoria porque sus padres enseñaban en una escuela de danzas y un ballet. De grande, Facundo Mazzei se gana la vida como bailarín y coreógrafo, aunque insiste en que no tiene técnica ni formación. A la danza le sumó la música y este año invirtió sus ahorros en su sueño y editó dos temas, "Te extraño tanto" y "Locos". Participó del Cantando 2020 y quedó eliminado en la tercera gala, pero no se desanimó. El desaliento le duró poco y ahora trabaja en nuevas composiciones y prepara un streaming, Bailemos, para este domingo, a las 21, por la plataforma de Plateanet.
"Voy a ser el host junto a Nadia Muzyca, que es primera bailarina del Teatro Colón, y vamos a presentar a artistas increíbles, cada uno en su estilo. Somos recontra diferentes todos y esa variedad de disciplinas es la que enriquece el show. Y como si esto fuera poco, nos acompaña Eleonora Cassano, que no va a bailar, pero nos va a enseñar mucho con su experiencia. Este encuentro es una bendición en el medio de esta pandemia", relata con entusiasmo, en diálogo con LA NACION. Y enseguida acota: "Es una gran iniciativa de Ricky Pashkus, que es el director de este streaming, el primero de baile. Bailemos es ahora, con el protocolo que corresponde, el distanciamiento social y todos los recaudos y permisos del caso. Fue una satisfacción subirme al escenario después de tanto tiempo, no puedo explicar lo que sentí, la energía de poder mirar a otros compañeros realizando sus números".
-Sos un artista que un día entró al "Bailando por un sueño" y ganó popularidad, ¿eso te trajo roces con otros colegas?
-Toda mi vida bailé folclore, no soy un bailarín de estudio, no tengo técnica tampoco y todo lo que hago es innato y de apasionado. Cuando entré al ambiente se me hizo un poco complicado, por las oportunidades que me daban. Cuando me sumé a Ideas del Sur [por entonces la productora de Marcelo Tinelli] para protagonizar una apertura hubo celos porque mis compañeros, que quizá sí habían estudiado, decían: "¿Por qué a Facundo?".
-¿Sentiste algo de resentimiento por parte de tus colegas?
-Sí, pero traté de hacer oídos sordos y seguir adelante. Lo que hago es una gran pasión y nunca quise que se manche con energías que no están buenas. Es lo que me han inculcado mis padres. Creo que sufrí un poco de bullying al comienzo, en ese sentido, pero después pude ganarme un lugar y el respeto de mis colegas. La mayoría tiene cosas lindas para compartir de mi trabajo, y además es un ida y vuelta porque yo también felicito a mis compañeros y nos acompañamos.
-¿Ahora te sentís aceptado?
-Totalmente. La gente ya sabe que no estudié y que disfruto de hacer lo que hago. Todos podemos, con más o menos formación, con o sin estudios. Expresar algo con el cuerpo es sanador, entonces bienvenido quien quiera hacerlo. La crítica queda de lado porque estamos en otros tiempos.
-Brillás como bailarín y coreógrafo y remarcás que no estudiaste, ¿qué hubiera sido de vos si te hubieses formado?
-(Ríe) Yo también pienso: "¡Qué lástima!". Siento que a veces estoy muy limitado por no tener técnica o por no ser más elongado. Creo que la técnica me hubiese dado otros condimentos increíbles. Pero también muchos maestros y directores me dicen que, quizá, con técnica hubiese perdido la verdad que tengo hoy en día para bailar.
-¿La técnica se puede aprender de más grande?
-Hay cosas que se pueden aprender estudiando de más grande pero si quiero hacer clásico, por ejemplo, me va a costar bastante porque estoy un poco oxidado para encarar una clase técnica específicamente de baile clásico. Si hay ganas se puede aprender a cualquier edad y después hay que ponerle dedicación y constancia. Yo doy mis clases desde el lugar que tengo, porque en los últimos años absorbí muchos conocimientos, y enseño cómo encaro la danza y los movimientos sin haber estudiado. Mis clases sirven para un bailarín y para alguien que tiene una base y recién empieza: son bienvenidos todos.
-¿Cómo entraste en el mundo de la danza?
-Bailo folclore de chico porque mis padres tenían una escuela y un ballet, mamé todo eso, bailaba en las peñas, he ido a Cosquín también con ellos. Esa formación me ayudó a tener un porte y una presencia, me dio mucha fuerza, y yo implemento el folclore en otros estilos.
-Con flamantes 32 años, trabajaste en teatro con Flavio Mendoza durante muchos años como bailarín y coreógrafo, estuviste en varias ediciones de "Bailando por un sueño" y ahora te lanzaste como cantante. ¿Qué pensás del camino recorrido hasta ahora?
-En este año que transitamos es inevitable no mirar hacia atrás y está bueno ver el crecimiento, admitirlo y hacerse cargo de lo que fui creando, más allá de las oportunidades que me dieron. Todo lo transité con ganas, lo disfruté un montón y, por suerte, trabajé mucho. Tuve la oportunidad de hacer under, teatro comercial, televisión y eso me permitió conocer gente, me dio experiencia. Hoy estoy muy satisfecho del camino recorrido y que todavía busco, porque soy insaciable y sigo estudiando, tomando clases. Para ser sincero, últimamente tomo más clases de canto, y para las de baile estoy un poco vago porque, además, doy clases.
-¿La música se fue dando o la buscaste?
-Canto desde chico pero mi mayor pasión siempre fue bailar. La danza estaba en primerísimo lugar, pero mi papá y mi abuelo cantaban y yo los acompañaba en las peñas, desde un lugar con mucha vergüenza. Y también era cara rota, en un punto, porque era chiquito y no me daba cuenta de las cosas. En Ideas del Sur me dieron una oportunidad como cantante, y no lo podía creer. Pero después no me seguí formando porque la danza no me dejaba tiempo. Flavio [Mendoza me propuso protagonizar Siddharta y entonces me preparé y le agarré el gustito. Siddharta me cambió todo el panorama y el personaje me atravesó por completo e hizo que me acercara al canto, mucho más. Y así fue que agarré todos mis ahorros, hablé con la gente de Tres Música que es la productora que inicio a Lali [Espósito] e iniciamos este camino.
-Pasaste por el Cantando 2020 pero te eliminaron en la tercera gala, ¿lo viviste como una frustración?
-Me quedé con gustito de poco. Hubiese querido continuar porque estoy en el camino de la música y la tele te da visibilidad. Al mismo tiempo, sé que es un show y son las reglas del juego. Dolió, pero no llegó a frustrarme. Era también una buena oportunidad económica, pero se dio y ya pasó.
-¿Cómo está hoy tu relación con Karina La Princesita? Fueron muy amigos y después se distanciaron.
-En estos días hablamos por teléfono, justamente. La veo por tele y sé que ella sufre la exposición, así que como la vi cómoda se lo dije. Tenemos una linda relación hoy. Hubo un momento que no nos entendimos quizá, por nuestros laburos. Karina es una tremenda artista que está acostumbrada a trabajar sola y Siddharta fue algo especial para los dos. Terminamos disfrutándolo mucho y fuimos grandes compañeros, y más allá de la obra hemos ido a comer, a bailar. Muy linda relación.
-¿Sentís que tenés enemigos en el medio?
-Tuve resquemores con Gabo Usandivaras, un colega y bailarín increíble, y con Marcelo Polino, pero no son enemigos. Si nos cruzamos, nos saludamos con la mejor onda.
-¿Quiénes son tus preferidos en el Cantando?
-Me encanta Ángela Leiva. Me parece una artista increíble. Y disfruto mucho a Miguel Ángel Rodríguez con Lula Rosenthal. Son muy genuinos y muy buenos artistas. Esos son mis preferidos. También me gustan Thiago y la Bomba Tucumana; él canta increíble y está bueno que la gente pueda conocerlo más.
-¿Cómo llevás esta cuarentena?
-Decidí tomarme esto con mucho optimismo. Soy una persona demasiado dependiente de mis vínculos y me agarró solo la pandemia así que me dije: "Hay que aprender algo de todo esto y sacarle el jugo". Así que empecé a mirar hacia adentro, a hacer introspección, ¡pero ya pasaron 7 meses! Hasta aprendí a cocinar, porque antes nunca tenía tiempo. Hice videollamadas con mis primas, con mis amigas. Y tuve un acercamiento mucho más grande con mi papá, y fue muy lindo para los dos. Pero hace un mes estuve un poco enroscado con esta situación, y con no generar ingresos. Tengo mi estudio de danzas y estamos con clases online pero el alumnado te hace el aguante hasta donde puede, porque muchos quieren seguir tomando clases y al mismo tiempo no pueden gastar plata. Eso estuvo complicado pero salimos a flote. Estamos resistiendo.
-Decís que la pandemia te agarró solo… Pero, ¿hay algún amor?
-Tengo un compañero pero no estoy en pareja. Y además él está en su casa. Nos vimos en el último tiempo, con permisos, pero al principio era nada de nada. Tremendo.
-Decís que esta cuarentena te acercó más a tu papá, con quien tuviste poca relación durante algunos años de tu vida. Tomando en cuenta que aprendiste a bailar con ellos, ¿es crítico con vos o le gusta todo lo que hacés?
-Todo lo que hago es porque mi mamá me puso en este camino. Ella falleció hace siete años pero pudo llegar a verme haciendo lo que amo. Y mi papá es crítico, bastante exigente. Como maestro de danzas era muy exigente con su alumnado, y eso lo mamé. Pero en general le gusta mucho lo que hago. Y en lo mediático me dice que hable, que no me tengo que callar. A veces tengo más lengua y otras prefiero no meterme en conflictos.
-Alguna vez contaste que a los 13 años sufriste abuso... ¿En qué o en quién te refugiaste para seguir adelante?
-La danza y el arte hicieron que viviera ese episodio de mi vida un poco más liviano. Es un tema delicado que transité aferrado a lo que más me sana en esta vida, que es bailar y cantar. Logré transformar muchas cosas desde ese lugar. Y entendí otras tantas sobre el escenario... En esa etapa de mi vida, el arte también me ayudó a sanar y a salvarme.
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