Facundo Espinosa: por qué se alejó de la actuación, su sueño frustrado de ser futbolista y su historia de amor
El multifacético intérprete habló con LA NACION sobre su presente, su familia y por qué tomó algunas decisiones trascendentales en su vida
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Trabaja en televisión desde los 9 años y estuvo en los programas más exitosos de los 80 y 90. A sus 28 años necesitó parar y se dedicó a hacer jingles y cortinas musicales para cine y televisión. Sin embargo, volvió y se lució en El marginal 4, y pronto se lo verá en la serie Medusa, por Paramount+. Facundo Espinosa es un tipo inquieto, curioso, de esos que no se conforman con cualquier respuesta. En pareja con Lucila, con quien tuvo a Mara (12) y Ema (6), tienen un negocio familiar al que se dedica a tiempo completo cuando no tiene que grabar. En diálogo con LA NACION, el actor recordó sus comienzos, explicó por qué se alejó durante unos años del medio, y aseguró que no pudo ser jugador de fútbol profesional porque no le daba la altura.
“El marginal 4 fue una experiencia espectacular, una serie recontra consagrada que disfruté mucho y a la que le sigue yendo bien en Netflix. Después filmé otra serie, Medusa, que va a estrenar Paramount+. Es un policial piola, muy divertido, pero no puedo contar nada más. También estoy grabando tres temas y además locuto cosas que escribo en Tras la noche, que se escucha durante la madrugada de Radio con Vos. Tengo ganas de escribir, de dirigir. Hay muchos proyectos que ojalá se den”, detalla Espinosa, muy entusiasmado.
-¿Combinás la actuación con la música?
-Trabajé durante muchos años haciendo música para el mundo de la publicidad, la televisión, el cine. Por ejemplo, hice la cortina musical de Botineras, la de ShowMatch en 2008, y de películas como Sudor frío. Y escribí y produje todos los trabajos del Rey Sol Marquesi de Son amores y Los Roldán. Tuve un estudio de grabación durante diez años, pero en un momento me cansé y lo cerré.
-Se te conoce más como actor...
-Sí, porque estuve en programas de mucho éxito, pero paralelamente musicalizaba programas y películas, produje discos, hice jingles. Generalmente hice la música de los programas donde trabajaba.
-¿Estudiaste música?
-Toco de oído, guitarra, batería, bajo. Aprendí grabando, a las trompadas, igual que a actuar. Nunca estudié actuación. Bueno, una vez, durante seis meses, pero ni me acuerdo (risas).
-¿Aprendiste trabajando?
-Yo creo que sí. Empecé a los 9 años en Clave de sol y no paré. De todos mis compañeros aprendí algo. Me acuerdo de Germán Kraus, en Mi familia es un dibujo, que tenía una experiencia gigante. Me costaban algunas cosas y Germán siempre me ayudaba. Jorge Palaz fue la persona que puso el ojo para que hiciera esto, y estoy eternamente agradecido. De todos los que me cruce aprendí. Laburé en todos los canales y en casi todas las productoras.
-¿Cómo se dio esa primera vez?
-Me llevaron a un casting. Yo jugaba al fútbol y tenía un compañerito cuya hermana hacia publicidad, y a su mamá la parecieron simpáticos mis rulos y me llevaron a un casting y quedé. Fue mi primer casting, el de Clave de sol. Ahí arranqué.
-¿Cuándo fue una elección ser actor?
-Trabajo profesionalmente desde muy chico y era mucha presión para un nene que nunca actuó. No sabía ni lo que estaba haciendo, simplemente me llevaron a un casting, me tomaron de casualidad y una cosa sucedió a la otra. El mismo productor, Jorge Palaz, me volvió a llamar para otro programa, después para otro y se seguía dando. Siempre me llevó la rueda. Amo la profesión, me gusta filmar y estar en el equipo de trabajo realizando una producción, pero también me gusta hacer cualquier cosa: la mecánica, la herrería. Hago de todo.
-Sos habilidoso...
-Cualquier tipo de actividad me gusta, me llama la atención, quiero aprender a hacerla, y a medida que aprendés más cosas, tenés más facilidad. Me animo a desarmar lo que sea, a armar y aprender sobre cualquier materia. Soy autodidacta.
-¿Terminaste la secundaria?
-No. Un poco porque trabajaba mucho y otro poco porque nunca me llamó la atención. Creo que el colegio sirve para una contención, cuidar a los chicos mientras trabajan los padres, pero no veo que tenga demasiadas cosas positivas, más allá de lo mínimo indispensable.
-¿Qué dijeron en tu casa?
-Me hincharon con que siguiera hasta que me puse muy enojado. Los programas de los colegios no me parecen interesantes y no se le puede reclamar a un alumno que no aprende cuando lo que enseñan no sirve para nada. Hay que reubicar las prioridades en la educación y hacer que un chico se interese y no sea una obligación insoportable realizar todas esas tareas sin saber para qué. Hay que explicarles para qué van a usar eso que aprenden. Porque para aprender hay que tener interés y ganas.
-¿Y si tus hijas te hicieran el mismo planteo?
-Que dejen el colegio y empiecen a trabajar. No se me mueve un pelo.
-Vos ya estabas trabajando y continuaste durante muchos años, pero durante un tiempo bajaste la intensidad, ¿qué pasó?
-Por momentos había baches de seis meses o un año, y en ese momento pasaba de largo. A los 28 años me alejé de la actuación.
-¿Por qué?
-Porque no había cortado nunca, ni un minuto. Me dediqué más a mi estudio de grabación, tocando, componiendo, tuve varias bandas. Hoy día no, pero estoy grabando tres temas, como solista. Tengo ganas de sacar tres temas cada cuatro meses, para despuntar el vicio, sin expectativas. Todo lo que hago hoy lo hago para disfrutarlo.
-¿Cuándo volviste a actuar?
-Me volvieron a llamar, de a poco. Todo se va dando. Tenemos un negocio familiar con mi mujer y es un plan B que cuidamos y nos gusta también. Siempre supe que no se puede depender del trabajo de actor y tampoco quiero. Hoy es eso, y mañana será otra cosa.
-Jugabas al fútbol cuando debutaste como actor, ¿qué pasó con ese deseo?
-Quería ser futbolista. Soy fanático del fútbol aunque no soy hincha de ningún equipo porque no entiendo qué lógica tengo que utilizar y no sabría cómo sostenerlo. Miro cualquier partido si tengo ganas. Fui arquero en Papi- fútbol de ligas profesionales de niños, jugué en Racing y quise probarme en Vélez y en otros clubes, pero no llegué, no pude. No me daba la altura. Cuando tuve que pasar a la cancha de 11 me dijeron que no tenía altura. Mido 1.72 y para ser arquero tenés que ser más alto. Sigo jugando en mi barrio, con mis amigos de Mataderos.
-¿Te sentís rebelde?
-No quiero ser eso, y soy eso. No soy un tipo de hacer caso, pregunto por qué, cómo, dónde y después decido. Eso me trajo problemas todo el tiempo.
-¿Y te frustra?
-No, todo lo contrario. Soy rebelde, pero sin pelear, sin discutir ni invadir al otro tampoco. M i rebeldía pasa por mí y lo que quiero hacer. Siento que no importan las emociones de los otros, sino que hay que cumplir con obligaciones porque sí, pero yo no soy ganado. Obvio que se respetan normas sociales, pero el sistema no es contemplativo con las personas. Dicen que no alcanza la plata, pero la gastan en bombas, soldados, drones y el ser humano vive cada vez más oprimido, más dependiente de un sistema que lo maltrata constantemente. Yo creo que el cambio va a ser de cada uno, por eso es importante hablar, comunicarse, decir lo que pensamos y no para convencer al otro sino para que se escuche otra cosa diferente.
-Un idealista... De los trabajos que hiciste, ¿hubo alguno que te dio más satisfacción?
-Todos. Cuando laburaba como un autómata, no disfrutaba tanto porque era chico y no tenía conciencia de lo que estaba haciendo. Después lo hice con conciencia y empecé a quererlo, a interesarme. Hago todo con cariño, con detalle, tratando de que salga bien. Me acuerdo especialmente de Coco, de Son amores, o de Leo de Los Roldan, que era muy divertido.
-Hiciste poco teatro, ¿por qué?
-Solamente tres veces. Nunca me dediqué y no creo que sea lo mío porque no me siento tan cómodo como en un set de grabación. No me relajo, no estoy acostumbrado y tampoco me dan tantas ganas. Me gusta la televisión y el cine me fascina. Tengo cámaras, filmo, dirigí videoclips. Me he animado a hacer de todo. Nunca me aburro, me fascinan los trabajos manuales. Me vuelvo loco con los calefones, los desarmo, los vuelvo a armar y después los miro y funcionan genial.
-Un marido perfecto...
-No creas. En casa mi mujer también es como yo y hacemos de todo, desde albañilería hasta electricidad.
-¿Cómo se conocieron?
-Nos conocimos en un bar, de casualidad, hace 15 años y espero que estemos juntos mucho más. Lucila y mis hijas son todo.
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