Desde que irrumpió en la pantalla de América, allá por 2013, Intratables se erigió como el programa diario de actualidad por excelencia, marcando la agenda política del país. Y en eso mucho tuvo que ver Santiago del Moro, que con su carisma y su capacidad para organizar los debates entre panelistas e invitados supo imprimirle un estilo muy definido al ciclo.
Por eso, se entiende, el canal se la vio difícil cuando Del Moro anunció su partida para probarse el traje de conductor de programas de entretenimientos en Telefe. Tentó a numerosos profesionales, pero ninguno quiso ocupar ese espacio, tal vez por temor a las comparaciones o por no sentirse a la altura del desafío que entraña el complejo formato. Entonces optaron por recurrir a un profesional de la casa como Guillermo Andino, quien primero llenó el bache y luego se hizo cargo de la transición. Hasta que, para tranquilidad de los directivos y sorpresa de muchos, hace pocos días alguien dijo que sí y desde hoy, a las 21:30, Intratables tendrá oficialmente un nuevo conductor.
Fabián Doman fue el elegido y el que finalmente se animó al rol de "domador en el circo romano de la televisión" –como alguien supo definir alguna vez el rol de conductor en Intratables- , para lo cual debió dejar el miércoles pasado su puesto al frente de Nosotros a la mañana en eltrece.
-¿Sos consciente de que sos el protagonista de uno de los pases más inesperados del año?
-Si hubieras dicho "importante" te hubiera contestado que no, pero como dijiste "inesperado", mi respuesta es sí.
-¿Cómo fueron las tratativas?
-Se dio todo muy rápido, las tratativas no duraron ni siquiera 48 horas. Era un club que quería un jugador y un jugador que tenía ganas de ir a jugar a ese club. Fue así de simple.
-América te conquistó proponiéndote primero el noticiero de las tardes de su señal de noticias A24, ¿no? ¿Fue parte de una estrategia o simplemente una sucesión de hechos casuales?
-Bueno... Es verdad que yo ya había firmado contrato para hacer la tarde en A24, de 17 a 19, cuando me llamó Juan Cruz Ávila y quizás eso le hizo ver a América que yo me podía llegar a ir de eltrece. Es sólo una suposición, no se los pregunté. Luego el noticiero quedó stand by, iba a empezar el 15, pero con Ávila decidimos que había que poner todas las fuerzas y el trabajo en Intratables. Y en eso estamos.
-¿Cómo se tomó eltrece tu decisión? ¿Quedaste en buenas o malas relaciones con el canal?
-Debo reconocer que tanto la actitud del canal como de Kuarzo (la productora) fue muy positiva. Lo único que me hizo dudar de irme fue una deuda eterna y personal que yo tengo con (el gerente de programación) Pablo Codevilla y (el productor) Martín Kweller. Ellos sostuvieron Nosotros a la mañana cuando no era el programa que fue después. Ellos me bancaron cuando la parada no era tan fácil y así llegué a cumplir casi cinco años al frente del ciclo.
-¿Qué fue lo que te decidió a dar el volantazo y aceptar conducir Intratables? ¿Volver a tu primer amor, el periodismo político?
-Sí, totalmente. Ya en Nosotros a la mañana habíamos abandonado un poco los temas de espectáculos, hacíamos mucha actualidad, mucho tema de inseguridad y eso un poco roza la política. Este es un año electoral, muy complejo, muy difícil de desentrañar, en el que no sabés qué va a pasar en la Argentina en materia política y económica en la próxima media hora. Y un programa como Intratables –desde mi punto de vista el programa político más importante de la televisión- es ahora y más que nunca un desafío muy seductor.
-Y si es tan seductor, ¿por qué nadie después del alejamiento de Del Moro quería conducirlo? Durante meses América tanteó a muchos profesionales y todos finalmente dijeron que no.
-¿Sabés que lo iba a preguntar privadamente, si era verdad que a todos los que había trascendido los habían convocado o no? Pero no lo hice, me queda pendiente. Supongo que habrán dicho que no por un montón de razones y cada uno tendrá la suya; quizás son todas las razones por las que a mí me encanta Intratables. Yo amo el debate, amo escuchar dos posiciones antagónicas. Me aburre cuando seis, siete u ocho panelistas opinan todos los mismo. A mí no me gustan los panelistas que hacen el resumen y la metáfora de lo que dice el de al lado; o la sinonimia, que es cuando vos decís "qué día claro" y otro agrega "y... es un día con mucha luz". No, eso para mí no va. Por eso me aburría con 6,7,8, no sólo porque no estaba de acuerdo con los contenidos, sino porque todos pensaban igual. A mí como televidente me gusta estar frente a una pantalla y no saber qué va a pasar, por eso veo mucho fútbol, porque hasta el final no sabés cómo va a terminar el partido. Me gusta desconocer el resultado y en ese sentido Intratables es un programa que arranca con un debate y nunca sabés dónde y cómo va a terminar.
-Un programa puro vértigo...
-Sí, pero un vértigo ordenado.
-¿Te molesta entrar a Intratables como reemplazo de su conductor original?
-¿De Del Moro? ¿Uno de los mejores conductores que tiene la televisión? No, al contrario. Lo veo al revés, es un honor. De todos modos, te lo voy a decir en términos políticos: nadie se acuerda cómo un candidato llegó a tal si después gana. O aún si después pierde haciendo una buena elección. Te voy a poner un ejemplo de estas horas, el de Pedro Sánchez en España. Él tuvo un camino dificilísimo en lo político y lo personal, lo echaron de su partido y luego volvió; después ganó las internas pese a que la cúpula del socialismo no lo quería, con Felipe González a la cabeza. Y sin embargo se sobrepuso a todo. Hizo un gobierno de minorías con los catalanes y Podemos. Le convocaron a elecciones y las ganó. Y ahora es el nuevo líder político de España. Sin hacer paralelismos, no me preocupa reemplazar a Santiago ni el camino que me llevó a hacerlo. Lo importante son siempre los resultados.
-¿Qué opinás de Santiago del Moro?
-Hay tres grandes figuras en la televisión argentina que son Tinelli, Mirtha y Susana. Detrás de Mirtha y Susana hay dos o tres conductoras que están ahí, creciendo. Y atrás de Marcelo, están Santiago y Guido Kaczka, que no por nada los han puesto a competir a la misma hora, porque son dos conductores extraordinarios. Esto te dice algo de lo que pienso de él, ¿no? Yo supongo que Santiago ya conduciría estando en el jardín de infantes. Se nota que él nació conductor, yo nací periodista y después fui conductor. Él es un conductor de raza.
-En su momento Intratables tenía mucho de su impronta, ¿qué quedará y qué cambiará en el programa?
-Es lo que estamos trabajando porque hay una esencia en el programa que no puede cambiar y otras cosas que deben modernizarse y ampliarse. La idea es crecer. Iremos viendo lo que sentimos al aire, tal vez esta pregunta te la pueda contestar mejor dentro de un mes.
Yo quiero que en este Intratables 2019 estén todas las voces, todos los temas y todas las ideas
-¿Qué ocurrirá con el panel en esta nueva etapa? ¿Se mantendrán los integrantes históricos? ¿Habrá incorporaciones?
-Débora Plager queda. Yo ya trabajé con ella en C5N y es una gran periodista. Mi idea es que ahora ella sea el puntapié inicial de cada tema porque no se puede debatir un tema si no está sabido, informado y explicado. No puedo hablar, por ejemplo, de la bahía de Samborombón si primero no te explico qué es y me parece que en ese sentido Débora va a tener un rol fundamental, ya que sabe mucho, es objetiva y explica muy bien. También van a seguir, entre otros, Pablo Vilouta, que es la persona que más conoce este programa y Dieguito Brancatelli, que lo conozco de cuando era relator de Boca. Entre los nuevos están confirmados Luis Bremer y Ernestina Pais, que me parece que es un upgrade para este y cualquier otro programa. Me parece que hay que ampliar la mirada, hay que escuchar a gente que no necesariamente es periodista. A mí me encantaría tener en un panel conviviendo a Pablo Echarri y a Juan Acosta o a Alfredo Casero y a Jorge Asís. A mí lo que me interesa es el debate de ideas, de políticas, de propuestas. Me da la mismo si las expresan un candidato, un periodista, un actor o un verdulero. En definitiva, yo quiero que en este Intratables 2019 estén todas las voces, todos los temas y todas las ideas.
-Desde su inicio Intratables se caracterizó por marcar la agenda política de la Argentina, ¿seguirá siendo esto un objetivo?
-Sí, Intratables marcó la campaña de 2015. Fue una pieza fundamental de esa campaña y mi desafío como conductor y el de la producción y del canal es que el programa vuelva a ser la pieza fundamental de la campaña que se avecina, uno de los ejes prioritarios para cualquier candidato de 2019; una campaña por cierto muy singular... en un país que no es el de 2015.
-¿Cómo ves hoy a la Argentina? ¿Qué análisis hacés de la situación?
-El 2015 era un país con expectativas, con utopías positivas; un país de esperanza, aún para el que votó a Scioli, a Massa o a De la Sota. Y, por supuesto, de grandes esperanzas para el que votó a Macri. Hoy veo decepción, gente que no sabe a quién votar o que directamente ya declara que no va a ir a votar. Creo que la clase dirigente, la clase política –en todo su conjunto- chocó el país. Ojo, cuando digo que chocaron el país no me estoy refiriendo a que el dólar está a 45 o a 47, hablo de algo más profundo. Vuelvo al ejemplo español: España está profundamente dividida y sin embargo el domingo pasado aumentó la participación electoral. ¿Eso de qué nos habla? De que tendrán sus diferencias, muchas, -de hecho Vox es una cosa y Podemos otra-, y de que han estado con problemas económicos y ahora están en medio de una crisis política, pero eso no generó que la gente diga que está decepcionada de la clase dirigente española.
-¿Y cuál es tu pronóstico? La semana pasada Mirtha Legrand dijo al aire que pensaba que Cristina Kirchner iba a ganar las próximas elecciones.
-Yo preasumo que Cristina será candidata y que Macri también lo va a ser. Y que Vidal va a ser candidata a gobernadora. Bajo esas tres presunciones creo que el final va a ser como el de Boca-River en el Real Madrid. Va a ser eterno. En términos de tenis va a ser una final a 5 sets, en tie break, entre Macri y Cristina. No sé quién gana, no lo saben ellos, no lo sabe nadie. Hoy es imposible que una encuesta diga lo que va a pasar.
-Y ese margen tan pequeño, por el cual ganaría uno u otro, ¿no profundizaría aún más la grieta?
-Sí, pero la grieta no es nueva. La grieta la renovó el kirchnerismo e, increíblemente, Macri hizo lo mismo. Ambos concentraron poder desde la confrontación y ahora la grieta es muy sólida. Distinto, por ejemplo, es lo que hizo Barack Obama cuando llegó a la presidencia, que construyó poder personal desde el consenso o Abraham Lincoln, quien nombró en su gabinete a todos sus adversarios. A través de la historia argentina la grieta tuvo sus distintas etapas. Una fue la de peronistas y antiperonistas en el ´55. Y luego, cuando vino la Revolución Libertadora, la grieta tomó dimensiones gravísimas. Más tarde, Frondizi intentó superarla y no pudo y yo no sé si aquella grieta original entre peronistas y antiperonistas no fue el huevo de la serpiente del nacimiento de las organizaciones guerrilleras en los ´60 y de la posterior dictadura y desaparición de personas en los ´70. También podríamos remontarnos mucho más atrás, a 1916, cuando Yrigoyen toma el poder y se desata la grieta entre radicales y conservadores. O incluso a 1830, a la de unitarios y federales. Pero te digo algo a favor de la actual grieta: es menos feroz, al menos nadie pierde su trabajo por su forma de pensamiento.
-¿Qué pensás de las ambiciones políticas de Marcelo Tinelli? Él ha declarado que "Cristina y Macri tienen el boleto picado" y se mostró interesado en apoyar un espacio alternativo.
-Pienso que sus ambiciones son genuinas y loables, confío plenamente en sus ganas de ayudar y participar, pero no es su momento. No creo que sea el momento ni para él ni para Facundo Manes. Hoy más que nunca la política argentina es impiadosa y en este contexto se los podría devorar.
-¿Qué te pareció la transición de Intratables comandada por Guillermo Andino? ¿La seguiste de cerca? ¿Tuviste algo que ver desde las sombras?
-Las transiciones televisivas son complicadas... porque el equipo, la producción y el plantel se sienten inseguros. No se sabe qué va a pasar, quién va a seguir y quién no y eso el televidente también lo percibe. Por eso creo que a Guillermo hay que hacerle un monumento, hizo un trabajo extraordinario. Él supo, sin dudas, llevar el barco a puerto.
-La semana pasada el ciclo fue reemplazado por los programas más importantes de la emisora en una estrategia que fue definida como "esperando la llegada de Fabián Doman a América"? ¿Qué te pareció este tratamiento de estrella que te brindó el canal? ¿Te lo esperabas?
-No, para nada, tendré que acostumbrarme a que América trata a sus conductores de estrellas. Por un lado, me encanta y se los agradezco y por otro, no me siento estrella. Yo no creo que los periodistas y los conductores de televisión seamos semidioses. Fue una estrategia de marketing brillante, y todos, desde Jorge Rial a Moria Casán, han escrito algún tuit sobre mi llegada y se han mostrado muy receptivos. De afuera, América parece una familia, ojalá yo pueda integrarme bien a ella. Yo soy un bicho raro de televisión porque no me siento estrella, para nada y no actúo como tal. El otro día la producción se sorprendió porque llegué a una reunión en colectivo. Me preguntaban: "¿pero vos tenés SUBE?" No lo hice porque no tenga auto sino porque en el colectivo descanso y no atiendo el celular. Yo también voy al supermercado, primero porque tengo que ir y segundo porque quiero ver los precios. A un periodista que se especializa en política y economía no le pueden contar los precios, tiene que verlos.
-¿Qué te parece el Pollo Álvarez, quien te reemplaza desde el jueves pasado en Nosotros a la mañana?
-Cuando me fui de vacaciones el año pasado yo propuse al Pollo para que me reemplazara, así que ¿qué puedo pensar de él y del actual reemplazo? Me encanta. Además de ser un muy buen conductor es buena persona, es lo que se ve en pantalla, es un tipazo.
-Si bien vos tenés una larga trayectoria, fundamentalmente en la gráfica, tu popularidad comenzó en 2013, cuando –trabajando en noticieros de C5N- te divorciaste de tu mujer Evelyn Von Brocke de una forma muy mediática. ¿Te arrepentís de aquel momento o lo considerás necesario para haber llegado a tu actual lugar en la televisión abierta?
-Ambas cosas. ¿Qué me dio a mí toda la difusión del divorcio? Mucho, es cierto, pero no fue buscado, no fue adrede. Todavía hoy no le encuentro explicación a la difusión que tuvo, porque no fue la locura de un sólo productor de televisión o de una revista. Evidentemente el tema generaba rating y vendía, no sé por qué. Un psicólogo me dijo que se debió a que nosotros dos representábamos la situación de mucha gente. Como nunca nos agredimos públicamente la cobertura era más divertida que agresiva. La cobertura de mi divorcio me dio fama, ahora... la fama no te cambia, te muestra como sos y sos lo que eras. Si vos eras zapatero antes de ser famoso, seguirás siéndolo después. Yo era periodista y conductor, ¿qué me hizo la fama? Me hizo más conocido en lo que era. Es verdad que luego algunos empezaron a decir: "Ah, este llegó a conducir tal cosa o hizo tal otra por la fama que le dio el divorcio", pero esas voces se acallaron inmediatamente con el trabajo en sí, cuando descubrieron que había dirigido una revista y un diario y que hasta había sido corresponsal en los Estados Unidos.
-De todos modos, en un momento abandonaste tu perfil de periodista serio para convertirte en un personaje de la tele; incluso llegaste a participar en "Bailando por un sueño".
-Para mí participar en "Bailando por un sueño" fue lo mismo que haber estado sentado en la mesa de Mirtha Legrand o en el living de Jorge Rial, son experiencias que hay que vivir, nadie te las puede contar. Como haber estado en la torre Eiffel o haber trabajado en una conferencia en la Casa Blanca. Siempre digo que soy un tipo que ha tenido algunos momentos de muy buena suerte y no me arrepiento de ninguno de ellos. De ShowMatch aún recuerdo lo que me dijo Oscar Ruggeri al oído cuando esperábamos el puntaje del jurado, que nos salvaría o nos mandaría al duelo: "Esto es peor que estar en el vestuario antes de la final de un Mundial". Estás muerto de miedo, literalmente.
-¿Y cómo se coló dentro de tu transformación de periodista a personaje la figura del galán y playboy?
-Ah, eso fue una locura porque yo de playboy no tengo nada y de galán, menos. Yo creo que eso empezó cuando Rodrigo Lussich y Adrián Pallares publicaron una nota hablando de Lanata, Feinmann y yo, donde decían: "Ahora los periodistas desplazaron a los actores y los modelos". Ahí empezó a correr el rumor y generarse una bola que fue difícil de parar. Una vez tuve que llamar a un medio para pedirles por favor que no publiquen una foto con una mujer... ¡porque era mi hermana! Es verdad que hubo un episodio con una cantante, muy desagradable, que alegó estar esperando un hijo mío. La pasé muy mal porque era mentira y me hacía quedar como que yo no me hacía cargo del embarazo. Algo que me desacreditaba como profesional y como persona. Un locura, que por suerte luego se aclaró cuando confesó que había mentido en busca de promoción. Pero salvo ese episodio, no hubieron otros. Así que nunca me creí lo del galán o playboy; y si tuve una mínima intención de serlo, tras ese episodio, la perdí en 10 segundos. Yo tengo cara de marido, no de amante.
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