Se llama Franco Elías; toca la guitarra desde chico y desde hace unas semanas forma parte del elenco de El jorobado, que se reestrenará en el Luna Park en abril; gracias a la insistencia de su novia se presentó en el casting
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Franco Elías es el hijo de Cae (Carlos Alberto Elías) y creció entre escenarios, giras y música. A los 12 años, jugando al Guitar Hero, se dio cuenta de que era feliz tocando la guitarra y su papá le hizo entender que podía ser su profesión o apenas un hobby. Hoy, ese niño creció y tiene una banda de rock que se llama Auge y además es uno de los personajes protagónicos de El jorobado, obra de la dupla Cibrián-Mahler que se reestrena el próximo 10 de abril en el Luna Park. En una charla con LA NACIÓN, el joven contó su historia, habló de su crianza, de su amor por la música y confesó que llegó al casting del musical gracias a su novia. “Somos una familia multifacética. Hasta no hace mucho mi hermana trabajaba con nosotros y ahora todos hacemos la nuestra. Ya no tocamos juntos con mi papá; 2023 fue una mezcla en la que me repartí entre mis cosas y las suyas. Laburé durante 7 años con él”, detalla Fran (como le guste que lo llamen porque si no siente que “lo retan”), antes de entrar a los largos ensayos que hacen desde hace seis semanas. “A los 7 años ya jugaba a ser uno más en el escenario, y saltaba de un estudio de grabación a un avión, a las giras. Mi papá siempre fue un tipo familiero así que lo acompañábamos a todas partes. Mi mamá viene de la rama del baile y así se conocieron ellos, y cuando era chico era solamente mamá, pero ahora es parte de la producción y el equipo de mi papá”.
-¿Ser músico estaba predestinado?
-Toda la vida me regalaron guitarritas de juguete, criollas, acústicas y yo jugaba a tocar. De a poco fui agarrándole la mano, aunque un tiempo me frustré y la dejé hasta que a los 12 años que volví a coachear con profes y gente importante que me guio. Así le agarré el gusto, jugando al Guitar Hero con la PlayStation. Un día me di cuenta de que tocaba “Welcome to the jungle”, de Guns N’ Roses, que me divertía muchísimo y valía la pena hacerlo de verdad.
-¿Entonces fue jugando que te enamoraste de la música y no viendo a tu papá en el escenario?
-Un poco y un poco. El juego me despertó la curiosidad por la música de los 80 y empecé a escuchar bandas espectaculares, hilé cabos y me di cuenta de que ya había visto esos discos y escuchado esa música en mi casa con mi papá. Y de pronto agarraba un vinilo de Bravo y entendía que era mi papá. Ahí empecé a flashear.
-¿Qué escuchaban en tu casa?
-De todo porque, no por nada, dicen que mi papá es el rockero más romántico. Él hace una fusión de la música baladista latina y la influencia del rock de los 80. Mi mamá me hacía escuchar Luis Miguel y mi papá Guns N’ Roses.
-¿Y hoy vos también fusionás esos géneros?
-Sí, con mi banda Auge que es un power trío de rock-pop. Nos conocemos de toda la vida con Alu y después se sumó Leo. Crecimos juntos. Con Alu nos conocemos desde los 12 años y no sabíamos que íbamos por el camino de la música. Nos encontrábamos a jugar al fútbol, salíamos con amigos y una vez se enteró de que yo tocaba la guitarra y me contó que él, la batería. Cuando salíamos del colegio íbamos a su casa y nos pasábamos toda la tarde tocando hasta que mi papá me venía a buscar. Así nació Auge, nos encontramos con diferentes personas que fueron conformando ese trío y hoy somos grandes amigos.
-¿Por qué Auge?
-Teníamos muchas ganas de que fuese un nombre corto y con fuerza. A la vez queríamos hacer canciones que nos hicieran sentir bien, que nos levantaran el ánimo y ahí nos dimos cuenta de que cuando una persona está en su mejor momento, significa que está “en auge”. Y somos Auge. Estamos juntos más seriamente desde 2017. Hicimos giras por diferentes ciudades y provincias, tuvimos videoclips en MTV. Y hay madres fans de mi papá que venían con sus hijas a vernos porque ellas eran fans mías. A su vez iban juntas también a ver los shows de mi papá. Es muy lindo lo que se generó.
-El look de los músicos, ¿es algo que se prepara meticulosamente o simplemente surge?
-Como hijo de mi papá, tengo una escuela importante (risas). Mi imagen es una consecuencia de estilos que me gustan y fueron fluctuando. Me aburro rápido y cambio de look; tuve el pelo largo, más corto, rapado de un lado y largo del otro, jopo. Cuando entré a las audiciones, Pepe me dijo que le gustaba mi look y que me mantuviera así porque para el personaje funciona muy bien. Y lo llevo con más orgullo que antes.
-¿Cómo es tu relación con tu papá? A veces no es fácil ser hijo y compañero de trabajo...
-Tengo conciencia de lo privilegiado que soy de poder hacer lo que me gusta, de recorrer los escenarios del país y ganar horas de vuelo gracias a que laburo con mi viejo. Él me abrió un montón de puertas, me hizo conocer un montón de lugares, me hizo entender la profesión que primero era un juego para mí. Y un día me dijo que podía elegir y que la música podía ser mi hobby o mi profesión.
-¿Y cuándo decidiste que fuera tu profesión?
-Estudié otras cosas en paralelo. Soy diseñador gráfico, productor musical, hice un profesorado de educación física... Me gusta mucho entrenar, corro maratones. Papá, muy pillo, siempre me dijo que en la Argentina había que tener varios planes B. Hice diseños para marcas, generé contenido para otras, fui parte de un grupo creativo, pero tocar la guitarra es lo que más feliz me hace. En realidad, cantar y actuar.
-El jorobado es tu primera gran oportunidad, ¿cómo se dio?
-Voy a ser el Truhan en El Jorobado, que estrenamos el 10 de abril en el Luna Park y son seis funciones. Después hacemos gira y probablemente un cierre también en el Luna. Estudio teatro hace siete años y venía laburando en el mundo del teatro, pero sí, esta es mi primera gran oportunidad. Siempre pensé que estudiar teatro era fundamental para mi figura en el escenario y me resultó divertido hacerlo integralmente. Necesitaba la experiencia de cantar, bailar y moverme libremente en el escenario. Siempre fui el payaso de la familia, nunca tuve pudor. Hice teatro musical con Claudia Lavalle, Sandra Guida y otros grandes referentes. Hice cosas pequeñas como Confesiones, en el Border, y además cubrí roles importantes en grandes montajes como El violinista en el tejado, Wicked, pero eran reemplazos. Este es mi primer personaje y de la mano de Pepe Cibrián y Ángel Mahler. Me enteré cuando Pepe lo publicó en sus redes sociales. Yo estaba con mi novia que es fanática del mundo Drácula, Cibrián y Mahler, y me dijo que me presentara y me anotó la fecha en la agenda porque todavía faltaba bastante.
-Fue un empujoncito, para que te animara...
-¡Sí! Yo estaba haciendo castings desde hacía tiempo y no se daba. En este fueron 25 días de audiciones y desde que empezó pensé que estaba en una master class. Aprendí muchísimo de Pepe y de las 3500 personas quedamos 50. Hay gente increíblemente talentosa. Además yo compartí con talentos que había visto en otras obras como Luz Espósito que es Esmeralda, y Francisco Sureda que es el Jorobado.
-¿Cómo te llevás con Pepe?
-Desde el primer día con Pepe tuvimos un ida y vuelta increíble y sentí un guiño favorable de su parte. Me dijo algo que no me voy a olvidar nunca: que yo era un equilibrista que no le tenía miedo a que no hubiera red. Me dijo que era muy favorable que me tirara, aunque no hubiera red. Entrar en una producción como esta es un vértigo espectacular y poco común. Estoy muy agradecido y siento orgullo por lo que estoy viviendo porque soy parte de la magia de Cibrián-Mahler y de la mística del Luna Park. Es el puntapié inicial de algo que no frena.
-¿Pepe sabía que eras el hijo de Cae?
-A las dos semanas un día me dijo: “¿Vos sos el hijo de...?”. Y le dije: “sí, soy”. A veces me reta en escena y me dice: “no Cae, eso no es así” (risas). Y mi papá está feliz porque sabe que me estoy divirtiendo y es consciente de que plantó una semilla en mí, pero no me presionó para que creciera. Yo fui el encargado de regarla todos los días y laburarla por mi cuenta. Mi papá me da rienda suelta, me potencia, me pregunta qué necesito. Me dio las alas y yo me encargué de que tengan fuerza.
-¿Vivís con tu familia?
-Viví en pareja durante un tiempo y cuando nos separamos volví a la casa de mis viejos.
-¿Y cómo fue ese regreso?
-Fue chocar un poco con una dinámica que ya no quería, pero todo bien. Mi casa es grande y mis viejos dejan que estemos cómodos y prefieren que no trabajemos mil horas de algo que no nos gusta para pagar un alquiler.
-Hoy estás en pareja, ¿quién es?
-Se llama Melanie. Ella estudia medicina.
-¿Cómo se conocieron?
-Por nuestros padres. Su mamá es productora de televisión y es amiga de mi papá. Un día vinieron a un recital y Melanie me conoció antes que yo porque le preguntó a su mamá quién era el guitarrista. Y la mamá le dijo: “Es Fran, el hijo de Cae que te quise presentar mil veces”. Le pidió mi Instagram y me escribió.
-Te encaró ella, entonces...
-Sí (risas). Yo ya conocía a su mamá y cuando nos encontramos con Melanie estuvo todo impecable desde el primer segundo. Todo fluyó de una forma que no pudimos decir que no. Nuestros padres se reían y nos contaron que siempre dijeron que algún día íbamos a estar juntos y tuvieron razón. Hace dos años que estamos.
Agradecemos a @vittorino_parrilla_arg
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