Es hijo de un famoso galán, probó la actuación, pero se radicó en Ámsterdam y tiene un emprendimiento vegano
En noviembre de 2020 se fue a Europa con su novia y junto a ella lanzó una propuesta eco friendly; de todas maneras, pese a la distancia, asegura que siente a su familia muy cerca porque son muy unidos
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Hijo del actor Gabriel Corrado, Lucas también estudió teatro y tuvo la oportunidad de experimentar el mundo de la actuación en la novela Por amarte así y en la película Baires. Además fue parte de una banda con la que llegó a tocar en México frente a 60 mil personas. Sin embargo, sintió que ese no era realmente su camino y en 2020 se fue a vivir a Ámsterdam, en donde junto a su novia Nicole Cini desarrollan Bluehouse World, una plataforma de marketplace online que conforma la red más amplia de compañías eco amigables y veganas de la región. En una charla con LA NACION, Lucas Corrado habló sobre su motivación para ser vegano y su decisión de irse de la Argentina y lanzar su emprendimiento en Europa. Además reflexionó sobre cómo es de vivir lejos de su familia y recordó su breve paso por el mundo del espectáculo.
–¿Por qué elegiste vivir en Ámsterdam?
–En 2015, cuando terminé la carrera de economía empresarial en la Univeridad Di Tella, viajé a Ámsterdam porque tenía un proyecto para lanzar un emprendimiento gastronómico, junto a un gran amigo. Trabajé con él en su cadena de restaurantes, aprendí un montón y pude aportar mi pata de innovación. Ya estaba interesado en el veganismo. En ese momento todavía comía carne, pero quería llevar adelante un proyecto vinculado al consumo vegano. Después tuve una oportunidad de volver a la Argentina y la tomé, pero siempre me quedé con las ganas de volver a Países Bajos porque me quedó algo pendiente y porque me encanta el lugar y hay muchas posibilidades de emprender.
–¿Y cuál fue ese proyecto que te trajo otra vez a Buenos Aires?
–Me convocaron para hacer una participación en la novela, Por amarte así (protagonizada por Gabriel Corrado, Catherine Fulop y Maite Zumelzú y que emitió Telefe). Yo ya venía estudiando teatro, siempre me divirtió. Soy muy curioso y me gusta seguir mis pasiones; la música fue una y la actuación también, quizás heredada de mi padre. Fue una gran experiencia y tuve la suerte de poder trabajar con él, que además es muy amigo. Y también compartí con Gastón Soffritti que es amigo y eso hizo que fuera una experiencia superdivertida. Fue una buena motivación.
–Entonces, en algún momento tuviste la intención de ganarte la vida como actor, ¿qué pasó?
–Fue algo que siempre me interesó. En casa es un tema muy presente y mi hermana Clarita también participó de algunas novelas. Siempre tuve un costado extrovertido y la actuación me dio un espacio creativo. Me preparé con Nora Moseinco y por eso tomé las oportunidades cada vez que las tuve. Pero me di cuenta de que quería generar un impacto distinto, tengo un espíritu emprendedor, trabajé en gastronomía, estudié economía empresarial, tuvimos hostel en Mar del Plata. La parte actoral fue una posibilidad, pero me ganó el espíritu aventurero y probar otras cosas. Hoy Bluehouse es el resultado de herramientas que me dio la carrera que estudié, las experiencias en actuación y la música. La curiosidad me llevó por distintos caminos, pero mi misión está relacionada con lo que hacemos ahora. También hice una pequeña participación en una película que se llama Baires, con Benjamín Vicuña, Sabrina Garciarena y Germán Palacios, y está en Prime Video. Tuve propuestas incluso durante la facultad porque como hijo de mi padre me han llamado, pero no acepté porque estaba muy enfocado en la carrera y quería terminar.
–¿También te probaste como músico?
–Toco la batería desde los 5 años, que me regalaron una. Después tomé clases, formé parte de un par de orquestas y tuve dos bandas: una que se llamaba The skinners y tocábamos en colegios y fiestas de 15; y ya más grande, en Malcom y tocábamos en bares, eventos y fiestas, pero también estuvimos en La trastienda, en The Roxy y en el Hard Rock Café. Además hicimos una gira muy interesante en México en 2014 con Ricky Martin, Juanes y The smokers. Fue alucinante porque había 60 mil personas en el estadio. Hasta hicimos un disco con EMI Music. Tuvimos la oportunidad de quedarnos en México, pero tengo esta particularidad que busca otros proyectos y no me quedo en algo que no me resuena del todo. Hoy hago música acá con amigos y estoy cantando y nos juntamos a zapar cuando podemos. Soy un gran predicador de que la vida es una y hay que experimentar con todo lo que a uno le resuene y no aferrarse al deber ser sino conectar con lo que uno quiere.
–¿Y cómo fue que te volviste a Ámsterdam para quedarte?
–En el medio de la pandemia trabajamos con mi novia y actualmente socia, en un nuevo concepto. Los dos estábamos haciendo un cambio muy grande hacia un consumo más responsable, orgánico y eco amigable y nos dimos cuenta que no era fácil encontrar todos los productos que queríamos consumir y usar. Por eso desarrollamos Bluehouse World. Lo empezamos en la Argentina y en noviembre de 2020 decidimos viajar a Países Bajos. Si bien era un momento de mucha incertidumbre porque acá estaba todo cerrado y había toque de queda después de las 21, estaba la posibilidad de encontrar alojamiento a buen precio. Cuando todos se iban, nosotros veníamos y eso ayudó a instalarnos rápido y enfocarnos en lanzar nuestra propia compañía con todo el esfuerzo y la paciencia que eso conlleva. En julio de 2021 lanzamos Bluehouse Word desde Ámsterdam.
–El emprendimiento entonces nació a partir de una necesidad de ustedes.
–Exacto. Todo lo que pueda estar involucrado en el consumo consciente como ropa, cuidado personal, comida, bebidas, estaba muy descentralizado y hacer una compra era muy complicado. Armamos una plataforma enfocada en la curaduría de marcas, que trabaje de cerca con estos proveedores y genere una comunidad online de gente que quiere consumir conscientemente y que puedan encontrar todo en una misma plataforma, con productos verificados. Ahora funciona en Países Bajos, pero hay proyectos de extendernos en el Benelux (acuerdo de cooperación intergubernamental entre Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo) y Alemania. Nuestro objetivo es concientizar al consumidor con información útil y facilitar tips y recomendaciones. Hoy tenemos un equipo en la Argentina también y eso me entusiasma.
–Hasta hace cuatro años comías carne, ¿qué te motivó a ser vegano y hacer un cambio tan grande en tu vida?
–Si veo mis cuadernos y mis dibujos de cuando era chico, todo era “salvemos al planeta, a las ballenas, a los animales”. Y siento que ese espíritu que tenía de chico, muy conectado con la naturaleza, volvió a aflorar. No son solamente las gallinas, vacas y cerdos que sufren porque los humanos los someten para poder saciar esa necesidad de comer esos alimentos. Hace seis años volví a conectar con ese lado mío y me pregunté qué estaba haciendo. Ese fue un tránsito que duró unos años. No estaba preparado entonces, pero la pandemia me puso una pausa y pude meditar sobre mis decisiones. Y lo hicimos en conjunto con Nicole porque solo era más difícil. Nos fuimos de la Argentina comiendo carne, volamos a Países Bajos y acá no compramos nunca más carne ni ningún producto lácteo ni nada que tuviera origen animal. Fue un cambio extremo, de la noche a la mañana, y nos informamos sobre la alimentación consciente de una manera súper profunda para poder estar bien físicamente. Se puede estar muy bien consumiendo vegano porque todas las proteínas vienen de las plantas, los animales lo consumen y después los humanos no veganos.
–¿Cómo conociste a tu novia?
–Nicole es mi novia y socia. Estuvimos de novios en el colegio secundario. Ella es la mejor amiga de mi hermana Lucía, teníamos buena onda y las familias se conocen. Mi hermana fue una especie de celestina, nos pusimos de novio y estuvimos un año juntos, pero éramos muy chicos. Estuvo bueno que cada uno tuviera su propia experiencia, los dos aprendimos mucho y hace cuatro años nos reencontramos con motivo de una propuesta laboral que me hicieron y yo hice partícipe a Nicole porque me interesa su opinión y su creatividad. Volvimos a salir y acá estamos, juntos y con un proyecto en conjunto.
–¿Te adaptaste a esta nueva vida? ¿Extrañás?
–Por el trabajo de mi papá vivimos en Italia, España, en Mar del Plata y tuvimos esa forma de crianza que no era nómade, pero sí sabíamos que pasábamos tiempo en otros lugares. Y sabía que igual estaban mis amigos. Hoy vivo en Ámsterdam porque me encanta y porque Bluehouse me trajo. Siento a la familia muy cerca porque somos muy unidos y nos apoyamos mutuamente, igual que con mis amigos y eso me acompaña mucho. Hablamos todas las semanas y además acá tenemos amigos, algunos que conocía de antes y otros nuevos. Además tenemos un grupo de vecinos con los que nos levantamos a las 8 de la mañana y vamos al canal que tenemos cerca, que es superlimpio y hacemos cold plunge, que es meterse en el agua fría durante cinco minutos, lo que te genera un shock de energía espectacular. Es una práctica milenaria que tiene muchos beneficios. Así arrancamos todos los días y en invierno me meto más motivado, siempre en traje de baño. Hago mucho deporte porque es fundamental para la salud mental y corporal.
–¿Hablás en inglés o aprendiste holandés?
–Con el inglés te manejás en cualquier parte, pero después de tres años hablo un poco de holandés. No nos queda otra que aprender el idioma. Aprendimos unas palabras con una plataforma de idiomas, tomé clases con el papá de una amiga de mamá cuando estaba en Buenos Aires y decidimos venir, y todas las semanas hacemos una clase con Nicole.
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