En silencio, Kevin Spacey se enfrenta a la Justicia y a un futuro cada vez más complicado
Los procesos judiciales que enfrenta el actor, denunciado como responsable de varias agresiones sexuales, condicionan fuertemente sus planes artísticos
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El largo silencio de Kevin Spacey hace mucho más ruido que todo el estrépito generado a su alrededor cada vez que se menciona su nombre. Lo comprobamos una vez más en la mañana del último jueves, cuando el atribulado actor llegó a la sede del histórico edificio londinense conocido como The Old Bailey, sede de la principal (y más antigua) corte penal de la Corona británica, para escuchar los cargos en su contra e invocar su inocencia.
Allí, una vez más sin pronunciar palabra, Spacey pasó al lado de las cámaras y los micrófonos que en vano quisieron obtener alguna declaración previa al acto formal en el que fue notificado del juicio por cinco acusaciones de agresión sexual que lo tendrá como acusado y comenzará el 6 de junio de 2023. Lo mismo ocurrió a la salida: cronistas, camarógrafos y fotógrafos se abalanzaron contra la camioneta que lo esperaba en la puerta del juzgado y se fue a toda velocidad, con la policía ubicada como barrera entre los medios y el hermético actor.
Los hechos que llevaron a Spacey a los tribunales habrían ocurrido entre 2005 y 2013, cuando era director artístico del prestigioso teatro Old Vic, en Londres. Las víctimas de cuatro de ellos son tres hombres, de alrededor de 30 y 40 años en la actualidad. A estas denuncias comprobadas por distintos casos de agresión sexual se suma otra acusación específica contra Spacey por “hacer que una persona participe sin consentimiento en una actividad sexual con penetración”. Un modo legal de hacer referencia, lisa y llanamente, a un caso de violación.
Spacey, que tiene hoy 62 años, se declaró inocente (“not guilty”) de los cinco cargos y recibió del juez (vestido con la túnica roja y la peluca blanca que se siguen utilizando en los tribunales del Reino Unido) la notificación de la fecha del juicio y la confirmación de que no tiene ningún inconveniente para desplazarse o viajar dentro y fuera de las fronteras británicas. Esperará en libertad el comienzo del proceso. Llegó este último jueves al tribunal vestido con el mismo traje azul y la misma corbata al tono, con pintas blancas, que mostró al llegar el 16 de junio pasado a una audiencia previa relacionada con el mismo proceso en otra sede judicial.
¿Hará lo mismo el próximo 4 de octubre? A Spacey lo aguarda dentro de tres meses una nueva estación de lo que podría convertirse en una interminable travesía por los tribunales. Una corte federal de Nueva York fijó para ese día para el comienzo del proceso abierto a partir de la denuncia que reveló por primera vez el costado más oscuro y oculto, y hasta allí desconocido, del actor. Fue también por agresión sexual y quien la hizo fue otro actor, Anthony Rapp, figura conocida en Broadway por su papel protagónico en el musical Rent y otras apariciones destacadas.
Según la denuncia, Rapp tenía 14 años cuando Spacey lo invitó a su casa después de una fiesta y lo agredió sexualmente de un modo que todavía provoca en la víctima un cuadro de “angustia emocional extrema”. Apenas conocida la acusación, Spacey se excusó diciendo que no tenía recuerdo del episodio (ocurrido en 1986). Se disculpó públicamente por lo que, desde su visión, fue el resultado de un “comportamiento profundamente inapropiado surgido de una situación de ebriedad” y reconoció por primera vez su homosexualidad. No volvió a hablar del tema.
Ese episodio y todos los que le siguieron convertirán a Spacey en el gran protagonista de una nueva producción audiovisual que lo tiene como protagonista excluyente, pero en este caso de un modo completamente ajeno a su propia voluntad. El Channel 4 británico prepara un documental en dos partes que llevará el título de Spacey Unmasked (”Spacey desenmascarado”). Nadie estuvo más cerca hasta ahora de retratar el rápido proceso que transformó al actor en un verdadero paria después de haber vivido una etapa de extraordinario éxito artístico, reconocido en todo el planeta sobre todo gracias a su personificación de Frank Underwood en House of Cards.
El documental promete revelar detalles desconocidos sobre las denuncias por agresión sexual que pesan en contra de Spacey e imágenes inéditas de su carrera como actor. Es muy probable que en estos días los responsables de este trabajo tengan que sumar nuevos materiales, descartar otros y, sobre todo, salir a buscar más datos complementarios de los previstos para su investigación. Este último jueves, pocos minutos después de notificarse en Londres de la fecha confirmada del juicio en su contra, se anunció que Spacey quedaba afuera de uno de los proyectos que imaginó para recuperar algo o mucho del respeto artístico que había perdido por completo a partir de esta sucesión de denuncias.
Se trata de 1242: Gateway to the West, una suerte de drama histórico ambientado en tiempos medievales que había sido presentado para su potencial venta y financiación previas al rodaje en el Marché du Film (mercado) del Festival de Cannes, en mayo pasado. Para incentivar el interés de los posibles compradores hasta se había diseñado el afiche oficial de la película, en el que se ve a Spacey ocupando el centro y el espacio superior del cuadro, vestido con atuendo religioso.
En la síntesis argumental presentada en Cannes, Spacey personificaría allí a un hombre considerado santo que trata de impedir, desde su castillo instalado en Hungría, que los ejércitos del poderoso conquistador mongol Gengis Khan invadan suelo europeo. Con dirección del húngaro Péter Sóos, el proyecto iba a comenzar a filmarse el 17 de octubre próximo con un elenco internacional integrado, entre otros, por Eric Roberts, Michael Ironside, Terence Stamp y Christopher Lambert, con un presupuesto aproximado de 25 millones de dólares.
Pero después de lo ocurrido este último jueves en Londres todo cambió, y uno de los productores de la película, Bill Chamberlain, explicó a Variety que la confirmación de la fecha del juicio contra el actor determinó que quedara al margen del proyecto. Algo muy parecido a lo que ocurrió en 2017 inmediatamente después de que Rapp dijera por primera vez que Spacey había sido protagonista de un caso de agresión sexual.
Esa revelación se conoció en octubre. Faltaban apenas dos meses para el estreno, con fecha ya confirmada para el 22 de diciembre, de Todo el dinero del mundo (All the Money in the World), dirigida por Ridley Scott, en la que Spacey personificaba al multimillonario J. Paul Getty. Toda la promoción de la película con su imagen estaba lista, incluyendo un tráiler oficial que ya se había difundido en todo el mundo. Pero el 17 de noviembre hubo un acuerdo unánime entre Sony Pictures, Scott y los productores de la película para sacar a Spacey de la película y volver a filmar todas sus escenas con otro actor. El elegido fue Christopher Plummer.
Allí empezó para el actor un largo ostracismo que en los últimos meses parecía haber terminado. En el mercado de Cannes también se puso a la venta el thriller Peter Five Eight, cuyo rodaje ya concluyó. Es la primera película protagonizada por Spacey desde 2018, cuando apareció en un papel destacado en el elenco de El club de los jóvenes millonarios, disponible en HBO Max y Movistar Plus.
“Hay quienes desean que no actúe, pero son superados en número por los fanáticos de todo el mundo que esperan que un artista que han disfrutado durante décadas regrese a la pantalla. Esta es una película para fans que se preocupan más por el arte que por el escándalo”, señalaron los productores de Peter Five Eight, un proyecto que a primera vista, por tamaño, expectativas y nombres involucrados, está muy lejos de los títulos que hicieron de Spacey un intérprete relevante, valorado por la crítica y el público, y reconocido dos veces con el Oscar. Primero en 1996, como mejor actor de reparto por Los sospechosos de siempre, y luego en 1999, como mejor actor protagónico por Belleza americana.
Ese tiempo de gloria artística, que por supuesto incluyó la construcción de Frank Underwood, el personaje más poderoso e influyente de su carrera, en la serie House of Cards, quedó completamente en el pasado. Hoy, Spacey solo está en condiciones de acceder a proyectos de factura muy modesta (como Peter Five Eight) o L’uomo que disegnó Dio (El hombre que pintó a Dios), una producción independiente filmada en Italia el año pasado y dirigida por Franco Nero, que también es su protagonista. También defendió a Spacey en una entrevista con el Corriere della Sera: “Si me preguntan sobre las acusaciones en su contra lo único que puedo decir es que todos somos pecadores y desafío por lo tanto a quien se anime a definirse como una persona santa. Kevin es un gran actor y el arte no puede ser cancelado. Llegó al set con una gran humildad y con esa actitud nos acompañó en todo momento”, dijo.
¿Le alcanzarán estos intentos a Spacey para recuperar al menos parte del esplendor artístico y el favor del público que parecen haber quedado definitivamente atrás? En su afán de reivindicación, los productores de Peter Five Eight y Franco Nero todavía están solos. Spacey todavía no habló del tema. Apenas se expresa a través de sus abogados, como lo hizo en junio cuando negó “enérgicamente” las denuncias que lo llevaron a juicio en el Reino Unido y prometió encontrar los argumentos adecuados para “establecer su inocencia”. Tampoco habla a su favor su extraña aparición a fines de 2019 protagonizando un video navideño lleno de mensajes irónicos y enigmáticos.
El silencio, por lo que se ve, parece ser hoy su única estrategia. Ni siquiera habló cuando en septiembre pasado se le ordenó pagar 31 millones de dólares a la productora Media Rights Capital (MRC), responsable de la producción de House of Cards. Un arbitraje privado, mecanismo habilitado en Estados Unidos para resolver de manera reservada litigios judiciales de alto perfil fuera de los tribunales, comprobó varios incumplimientos contractuales por parte del actor y lo señaló como responsable de las pérdidas millonarias sufridas en su momento por MRC.
Por cargos de agresión sexual, Kevin Spacey pierde el protagónico de “1242: Gateway to the West”. pic.twitter.com/z7A3RiDnXy
— Cine Tuitazos (@CineTuitazos) July 14, 2022
Un informe de CNN posterior a la denuncia de Rapp dejó a la vista varias denuncias de acoso sexual contra Spacey realizadas por integrantes de la producción de House of Cards. El actor fue despedido y la omisión de su personaje en los tramos finales de la serie exigió una reescritura completa, sin contar todas las demoras y complicaciones.
Más de un observador asoció esta necesidad con la última aparición pública de Spacey, previa a esta última audiencia judicial en Londres. El 29 de junio aparecieron imágenes del actor en un puerto de Croacia como si fuese un turista más que disfruta del verano europeo. Las fotografías de los medios pendientes de la vida de los ricos y famosos lo muestran allí, de bermudas y gorra, a punto de subir a un barco.
¿Placer o trabajo? En esos días comenzaron a trascender las noticias de la participación de Spacey en un reality documental destinado a exaltar la figura de Franjo Tudjman, el primer presidente de la Croacia independiente, que al momento de su fallecimiento en 1999, a los 77 años, estaba bajo la investigación del Tribunal Penal de La Haya, acusado de crímenes de guerra cometidos en la antigua Yugoslavia.
En el mundo audiovisual se admite que sólo en caso de extrema necesidad un actor más o menos reconocido aceptaría sumarse a un proyecto tan abiertamente propagandístico, fundado en un interés político que podría salpicar, ahora o en el futuro, el prestigio de su protagonista. Spacey aceptó el compromiso una vez más sin dar explicaciones. Al verlo, nos queda la sensación de que ese contenido y deliberado mutismo en algún momento terminará. Lo que está cada vez más lejos es esa postura teatral y bastante altanera, segura de sí misma y algo desdeñosa con la que se daba a conocer al mundo, dentro de la pantalla y fuera de ella.
Ahora, en sus horas más bajas, lejos de las luces y los brillos amigables del mundo del espectáculo, expuesto ahora al bien distinto desafío de desfilar durante más tiempo del que llegó a imaginar por los estrados judiciales, Kevin Spacey hace cada vez más ruido con su prolongado silencio.
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