En qué anda Lori Petty, la protagonista de Punto Límite que encontró en la actuación una herramienta para sanar su pasado
No soñaba con ser actriz sin embargo, la cámara la ayudó a hacer catarsis y visibilizar su historia de abuso familiar
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Podría haber sido uno de los grandes nombres de su generación, sin embargo, Lori Petty prefirió el bajo perfil. Con una historia de abuso familiar en sus espaldas, la protagonista de éxitos como Punto Límite, Liberen a Willy y La guerrera nunca deseó ser actriz, sino que se encontró con esa vocación de manera tardía, casi como una vía para sanar su pasado y hacer catarsis.
Pionera en la lucha feminista, sus papeles y producciones no sólo le permitieron exorcizar los fantasmas de su infancia sino ayudar a otras mujeres a empoderarse, perder el miedo y “contar sus propias historias”.
Una infancia difícil de olvidar
Nacida el 14 de octubre de 1963 en Tennessee, Lori Petty creció en el seno de una familia religiosa. Hija de un pastor pentecostal, solía acompañar a su padre en sus viajes de trabajo hasta que sufrió uno de los golpes más duros de su vida: a los 10 años sus padres se separaron y su hogar se resquebrajó.
Su madre cayó en el alcohol y las drogas y se puso en pareja con un hombre -al cual la actriz recuerda como “golpeador” y “abusador”- que hizo de su infancia un tormento. Al cuidado de sus hermanas menores, Lori tuvo que madurar de golpe y fue la religión que la ayudó en este difícil trance: “En ocasiones, cuando la electricidad se apaga en mi casa o hay un terremoto, pienso: ‘Oh, Jesús viene’. Es lo que se perforó en mi cerebro desde que nací”, confesó en una entrevista con The New York Times a principios de los ‘90.
Sin dudas, su infancia fue un trauma difícil de superar que la marcó en muchos aspectos y decisiones de su vida. Será por eso que, pese a no tener ningún tipo de vocación o deseo previo, decidió dedicarse a la interpretación. A decir verdad, la estadounidense siempre tuvo una fuerte orientación hacia el arte pero no soñaba con ser actriz; ese mundo de fantasía era algo muy lejano dentro de su dura realidad.
Poco después de graduarse de la escuela secundaria, se dirigió a Omaha, Nebraska, para trabajar como diseñadora de envases de alimentos. Fue entonces cuando decidió que quería ser actriz. “Miré a las personas que me rodeaban, y miré a las personas en la televisión, y decidí que quería ser una de las personas en la televisión”, recordó, entre risas. Entonces, hizo las valijas y aterrizó en Nueva York, aunque “la Gran Manzana” no le puso las cosas fáciles. Mientras trabajaba como camarera y dormía de prestado, comenzó a estudiar actuación pero no lograba quedar en ningún casting.
Con sus ilusiones a cuestas y no más de 20 dólares en el bolsillo, Petty voló hacia un nuevo destino, uno más cerquita de la meca del cine. Y parece que su decisión fue la correcta: Los Ángeles fue la ciudad que por fin premió su esfuerzo y le abrió las puertas a un mundo desconocido, ese que disfrutó pero que jamás la obnubiló.
Sus primeros pasos fueron en la televisión cuando a mediados de los ‘80 debutó en programas como The Thorns y Booker. Luego, su nombre se turnó en los créditos de series emblemáticas como La dimensión desconocida y División Miami. Su saltó a la pantalla grande ocurrió en 1990 en la comedia Un mujeriego en apuros, donde interpretó a la esposa de Robin Williams.
Sin embargo, fue recién un año después cuando esta incipiente actriz saltó a la fama. Fue con su protagónico en Punto límite, un thriller de acción que cuenta la historia de un agente del FBI que se infiltra en una banda de surfers que roban bancos escondiendo su identidad detrás de máscaras de expresidentes norteamericanos, el que hizo conocido su particular rostro mundialmente.
Bajo la producción de James Cameron y la dirección de su entonces esposa Kathryn Bigelow, este film implicó varios desafíos para esta novata en la industria. El primero, tener que coquetear con los dos galanes de la trama (Keanu Reeves y Patrick Swayze) sin caer en el típico prototipo de bomba sexy, que por esa época había establecido la serie Baywatch. El segundo, tener que aprender una disciplina de la que Petty no tenía conocimiento ni habilidad alguna: su personaje, Tyler Ann Endicott, era una camarera aficionada al surf. Para su tranquilidad, luego de varios meses de clases y un arduo entrenamiento, la actriz logró domar las olas como toda una profesional.
Si para la industria cinematográfica este film se convirtió en un modelo a seguir a la hora de contar historias de agentes encubiertos, para Petty significó esa ola gigante que la impulsó a la cima del éxito. Sus posteriores trabajos en el medio dan cuenta de ello. Mientras que en Un equipo muy especial (1992) se convirtió en la líder de un equipo de beisbol durante la Segunda Guerra Mundial, en Liberen a Willy (1993) interpretó a una amable instructora de ballenas. “Estos eran personajes femeninos completamente desarrollados en una película importante. No tenías que quitarte la ropa, no tenías que usar un pequeño vestido o colgar del brazo de un héroe de acción que va a matar a un millón de personas”, expresó segura sobre lo que buscaba comunicar con cada papel que encarnaba.
Pudo haber sido una chica de armas tomar en El demoledor pero algunos problemas (no se sabe si con la producción o con Sylvester Stallone) la dejaron fuera de los créditos, siendo inmediatamente reemplazada por Sandra Bullock. Sin dudas, a Petty le sobraba carácter.
A diferencia de los anteriores, su rol de antiheroína punk en La guerrera (Tank Girl, 1995), una película de ciencia ficción basada en la serie de cómic británica fue objeto de críticas demoledoras. A pesar de esto, logró convertirse en una cinta de culto para los seguidores y se destacó por su temática feminista. Algo con lo que la protagonista estaba más que satisfecha. De hecho, la propia directora del film, Rachel Talalay, confesó que eligió a Lori porque “estaba loca en su propia vida y la película necesitaba a alguien así”.
A este fracaso se sumó otro tropezón profesional que fue el levantamiento de una sitcom que escribió junto a Karyn Parsons para la cadena Fox, Lush Life. Su mala racha cobraba cada vez más impulso por lo que la artista tomó una decisión: alejarse de las grandes producciones de Hollywood, esas que le generaban demasiada presión y no la dejaban disfrutar de su talento.
Perderse para volver a encontrarse
Feliz con sus años sabáticos, la actriz sintió la necesidad de reinventarse en otra disciplina, una que al igual que la actuación le permitiera canalizar sus emociones y sanar las heridas del pasado. Mientras se afianzaba en el ámbito de los bastidores y los pinceles, Petty volvió al set aunque sólo por un ratito y sólo para despuntar el vicio de la interpretación en proyectos como ER, Line of Fire y CSI: Nueva York.
En 2008, esta gran aficionada al arte decidió ir por más y debutó como directora con The Poker House, un largometraje de corte autobiográfico con el que, además de probar una nueva faceta, se propuso exorcizar sus fantasmas del pasado y servir de ejemplo para que otras mujeres se animen a contar sus historias. “Es importante empoderar a las mujeres para que cuenten sus historias. Tenemos cuatro mujeres aquí y apuesto que la mayoría de nosotras hemos sido abusadas sexualmente antes de cumplir los veinte. No importa lo que un hombre asqueroso te haya hecho, eso no te convierte en una mala persona”, advirtió sin tapujos.
La elegida para exponer su tormentosa experiencia fue nada más y nada menos que Jennifer Lawrence, quien no supo hasta casi el final del rodaje que su personaje estaba basado en la vida de su directora. “Era muy chica cuando filmé esta película, leí el guion, me gustó, audicioné y empecé a actuar, pero es ahora que realmente valoro la experiencia y me doy cuenta de lo dura que debió haber sido para Lori”, comentó sorprendida en plena promoción del film.
Es que, en lo que fue su primer protagónico, Lawrenece tenía la tarea de interpretar a Agnes, una joven de 14 años que debe criar a sus hermanas, de 12 y 8, mientras su madre regentea un prostíbulo en el pueblo. Entre su rol de hermana y madre, esta adolescente debe lidiar con los abusos de un padrasto alcohólico y golpeador. “La historia hace foco en las tres niñas, pero Jennifer carga con esta película en su espalda, está en cada escena. Por eso mi foco estaba en elegir bien a esa actriz que llevará la historia adelante”, explicaba la creadora, feliz con su elección.
A pesar de ser un film de bajo presupuesto, esta cinta ganó premios en el Festival de Cine de Los Ángeles y generó mucha repercusión entre el público, más precisamente entre esas mujeres silenciadas durante años y que pudieron sentirse reflejadas en alguno de los personajes de este guion. “Estoy feliz porque no tenían esa voz. Yo solo conté una historia acerca de tres pequeñas que se amaban y se cuidaban entre ellas, y así salieron adelante”, expresó Petty más que conforme con el resultado.
Cuando su vida lograba alcanzar un equilibrio, la actriz volvió a ser noticia aunque, esta vez, no por su trabajo. El 4 de septiembre de 2009, fue arrestada por conducir en estado de ebriedad y debió pagar una fianza de 100 mil dólares. Si bien su manager no emitió palabra, quien sí lo hizo fue el sargento interviniente, Richard Parks, que le confirmó a la prensa que la famosa había quedado bajo custodia policial en el barrio Venice de Los Ángeles durante algunas horas del día domingo.
Volver para quedarse
Casi como si fuera un presagio, sus problemas con la ley se trasladaron a la pantalla cuando en 2014 la invitaron a participar de la serie furor del momento: Orange is the New Black. En realidad, su paso por algunos episodios de Prision Break y Dr. House fueron el puntapié inicial para que los productores se acuerden de su talento y la convoquen, aunque fuera sólo por un par de capítulos.
Para su regreso triunfal, Lori quiso hacer algunos cambios: con su cabellera cortada al ras y teñida de color ceniza, la actriz le dio vida a Lolly Whitehill, una mujer esquizofrénica que en tan sólo un episodio supo ganarse el corazón del público (¡y de los productores!)
Es que su historia y su actuación fue tan impactante que su estadía en la cárcel de mujeres se extendió más de lo esperado, casi por tres temporadas, recuperando así parte de la popularidad perdida. Luego, vino el turno de Dead Awake y algunas participaciones esporádicas en Hawaii Five-O y Gotham. Lo último que hizo en cine fue Fear, Love, and Agoraphobia, un drama sobre un hombre agorafóbico que ha sido abandonado por todos los que confiaba en su vida.
Hoy, a sus 58 años, Petty se muestra muy activa en sus redes sociales, elige cuidadosamente sus trabajos, y milita por el Partido Demócrata. Por los indicios que da, hay otro proyecto cinematográfico en puerta, más precisamente una película de terror, aunque todavía no hay muchos detalles. Lo único claro es que esta artista comprometida y multifacética está muy lejos de retirarse y tiene mucho más para decir.
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