La actriz y conductora volvió a su tierra natal en 2017 para trabajar unos meses, pero se terminó quedando a vivir; ahora, ya instalada allá, habló con LA NACION y contó cómo pasa sus días
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Llegó de su Paraguay natal en 2005 para hacer una comedia en la temporada de verano de Carlos Paz. Le fue bien, se quedó, entró en “Bailando por un sueño”, en “Patinando...”, hizo más obras de teatro, fue panelista, estudió periodismo, se enamoró del productor comercial Nicolás Sporleder y hoy tienen juntos una hija de 5 años, India. Luego, en 2017, Dallys Ferreira tuvo una oportunidad de trabajo en Paraguay y decidió regresar a su tierra con la idea de quedarse apenas algunos meses. La sedujo pensar que su hija podía empaparse de esa cultura, la suya, pero una cosa fue llevando a la otra y se quedó. Actualmente conduce La mañana de Unicanal, programa que en su franja horaria gana en materia de rating. En diálogo con LA NACION, Ferreira reflexiona sobre su decisión de quedarse en Asunción, aunque dice extrañar la Argentina, pero también habla de los prejuicios que tuvo que enfrentar.
-¿Quedarse en Asunción fue una decisión o se dio?
-La verdad es que primero se dio y después fue una decisión, no lo planeamos así. Vinimos a finales de 2017 porque yo iba a filmar una película, lo cual iba a llevar un tiempo, así que organizamos todo para quedarnos. La idea era disfrutar un poco de la familia y volver a Buenos Aires a principios de 2018. Al final no se pudo filmar la película y por cuestiones confidenciales de contrato no puedo contar nada, pero no tiene que ver con un motivo mío sino de producción. Ya estábamos acá y pensé que estaba bueno hacer televisión durante unos meses antes de regresar a Buenos Aires. Preparamos un piloto, lo presentamos en el canal de noticias ABC TV y terminamos haciendo un magazine por las tardes, durante dos años y el año pasado, renuncié en plena pandemia y me mudé de emisora, a La mañana de Unicanal.
-Y te quedaste...
-Sí, una cosa llevó a la otra y todavía estamos acá. Tenemos casa en Asunción y decidimos quedarnos porque se me abrieron las puertas en la tele y además muchas marcas empezaron a llamarme para ser su imagen y hacerles la comunicación en redes sociales. Extraño un montón la Argentina, pero aprovechamos y disfrutarnos lo que estamos viviendo acá.
-¿Es verdad que querías que tu hija creciera en el lugar donde creciste vos?
-Sí, siempre dije que tenía ganas de que India viviera un poco en Paraguay y tuviera experiencias en mi tierra. Ya habla guaraní y tiene mucho de la cultura paraguaya. Su otra familia es la Argentina y también va a tener esa parte, claro. Es muy satisfactorio verla crecer acá.
-¿Cómo fue el reencuentro con tu gente y tu tierra?
-Se dio tan perfectamente que creo que hay una intervención de Dios en todo esto. Es lo mejor para nuestra familia. India tiene otra libertad en este contexto de pandemia porque aquí las restricciones no se vivieron tan severamente. Al principio con esta cuestión de instalarnos y ver qué hacer, me desenchufé totalmente y encendí mi teléfono de la Argentina recién después de un año. Insisto, extraño un montón y quiero mucho a la Argentina, tengo hermosas experiencias, recuerdos y mucho de mi formación tiene que ver con ese país. En mi vida hay un antes y un después, pero no se puede tener todo en la vida y hoy estar en Paraguay implica un crecimiento para mí profesionalmente y para mi familia. Cuando se pueda, voy a ir de visita en principio. Con Nicolás decimos que somos gitanos de la vida, preparamos las valijas y vamos. Por ahora, seguimos aquí y hay un proyecto de hacer una película en la Argentina, de una producción internacional. Ojalá se den las condiciones, si es así voy a ir durante un mes para filmar. Mi deseo es poder hacer cine.
-¿Y si aparecen oportunidades en la televisión argentina? Dijiste que tenés muchas ganas de trabajar con Jorge Lanata.
-Esa sería una propuesta muy importante, pero yo estoy trabajando súper bien acá. Me gusta salir de mi zona de confort y eso es lo que me está sucediendo hoy, trabajo como periodista, que es la carrera que estudié en la Universidad de Palermo y es algo que descubrí cuando hacia Desayuno americano, por eso me formé y me enriquecí. Claro que quiero volver a trabajar en la Argentina y tocaré puertas para ver qué oportunidades hay. Siempre tuve trabajo, incluso cuando me vine a Paraguay tenía una propuesta para sumarme a un programa de Canal 9, pero ya tenía este proyecto y decidí apostar por Paraguay. Hoy no podría dejar todo lo que he logrado y el lugar que tengo acá.
-De alguna manera, ¿tenés el corazón dividido?
-En mi corazón en primer lugar está Paraguay y eso siempre fue así. Tengo muchas ganas de poder crecer en ambos países, aunque sé que todo no se puede. Durante 15 años decidí priorizar la Argentina, que me dio muchísimo y ahora es tiempo de hacerlo en mi tierra. Recuerdo que para criticarme me decían que era un país generoso por recibirme y darme el lugar que tenía y nunca me enojé ni me ofendí porque efectivamente creo que era así. Pero también puedo decir que la Argentina no te regala nada, si trabajás, recibís lo que te merecés y eso es lo que me pasó. Tenía ganas de hacer otra cosa, de ir más allá, incursionar en el periodismo más duro sin dejar de lado la espontaneidad.
-¿Y tu marido se adaptó a esta nueva vida?
-Nicolás trabaja de manager de la familia porque con estas empresas [en relación con las marcas a las que representa] trabajamos todos en casa. Mi hija de una manera muy atenuada, dosificada, con lo que le divierta y además, ataja la luz y pone las musiquitas en los reels y los tik tok; y mi marido graba. Todos queda en familia.
-¿Qué pensás del recorrido que hiciste?
-Es muy gratificante mirar mi recorrido. A veces pienso que parece que hubiera tenido muchas vidas: llegué en 2005 a Buenos Aires y las experiencias me enriquecieron, me ayudaron a madurar, a crecer. Hice el “Bailando...”, el “Patinando...”, estudié teatro, hice comedias y dramas, televisión, magazines periodísticos, me formé como periodista. Fueron muchas cosas. Y sobre todo me sacudí los prejuicios porque soy una mujer muy libre y abierta y no me creo ninguno de mis personajes, ni el de la periodista, ni el de la panelista ni el de la actriz. Nunca me quedé en mi zona de confort y siempre busqué crecer, aprender y prepararme.
-¿Cómo lograste romper los prejuiciosos que había con vos? “La chica bonita que ahora pretender ser periodista...”
-Nunca me quedé con el título que me ponían y no me hice cargo de ese estigma. Hice oídos sordos. Hoy ocupo un lugar importante como presentadora en la televisión paraguaya, pero me lo gané. Siempre decidí avanzar en la vida.
-Decís que tu deseo es hacer cine, ¿volverías a subirte al escenario para hacer una comedia?
-Más de lo mismo, creo que no, pero sí una comedia que tenga un compromiso. Todo depende de la propuesta, aunque no es lo que busco. Quiero elegir cosas que me sigan haciendo crecer.
-¿Cómo te desenvolvés en una sociedad tan machista como la paraguaya?
-Soy una gran defensora de la mujer, de nuestras libertades y derechos y siempre lo fui. Aprendí a apelar a la persuasión, que es un trabajo más arduo y complejo pero con mejores resultados. No llevo el feminismo al enfrentamiento sino a que el otro pueda entender por qué debemos luchar para que las cosas sean diferentes. Paraguay no está en la etapa en que el otro lo entienda solo porque lo decís sino que necesita la lógica, entender que hay muchas mujeres que sufren violencia, abusos. Apelo a las cifras y el año pasado la violencia contra la mujer fue el delito que más se cometió en Paraguay, más que la inseguridad. Apunto a que las personas entiendan sin imponerles. La sociedad se manejó siempre de una manera y lleva tiempo cambiarla.
-¿Tienen ganas de tener otro hijo?
-Hace quince años que estamos juntos con Nicolás y queremos otro bebé, muchísimo. No nos presionamos, pero estamos buscando un hermanito para India. Lo hacemos en el medio de esta vorágine laboral, en la que me acuesto a medianoche y me despierto a las 4 de la mañana. Ojalá llegue porque queremos mucho tener otro hijo.
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