El villano de The Handmaid’s Tale está casado desde 2009 con María Dolores Diéguez, con quien tuvo dos hijas y a quien conoció en un restaurante en Italia en 2004
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En una industria como Hollywood en la que prima la exposición, el actor Joseph Fiennes y su esposa, la exmodelo y fotógrafa María Dolores Diéguez, decidieron disfrutar de su vínculo de manera old school: con escasa exposición mediática y pocas declaraciones a la prensa. En ese micromundo esa elección de vida les funciona a ambos desde hace 17 años.
Este jueves, Fiennes cumple 51 años y su carrera está pasando un gran momento, una suerte de renacimiento gracias al éxito televisivo The Handmaid’s Tale, el drama basado en la novela distópica de Margaret Atwood en la que interpreta al comandante Fred Waterford, líder de la totalitaria República de Gilead, y antagonista de la heroína de la cruda historia, June Osbourne (Elisabeth Moss). La serie, estrenada en 2017 y que en nuestro país se puede ver por Paramount+, se convirtió en el símbolo de un movimiento contra la opresión a la mujer. “Algo que aprendí trabajando en este show es que la democracia y la libertad de expresión son tan preciosas como frágiles. Nunca deberíamos dar por sentado que gozaremos de nuestros derechos de manera eterna, sino que tenemos que mantener nuestros ojos bien abiertos y atentos”, le contaba el actor a LA NACION en abril, con motivo del estreno de la cuarta temporada.
Su interpretación le valió una nominación al Emmy al premio SAG del Sindicato de Actores y lo reividicó tras un período de sequía de papeles jugosos, en el que parecía que nunca le llegaba el rol ideal para del regreso. Fiennes -hermano del nominado al Oscar Ralph Fiennes- fue un fenómeno a fines de los 90, un galán gracias a sus protagónicos en Shakespeare apasionado y su rol en Elizabeth, donde fue partenaire de Cate Blanchett. Años más tarde, en esa búsqueda de papeles jugosos, conoció a María Dolores Diéguez, con quien actualmente vive en Mallorca con sus dos hijas.
Diéguez nació en 1982 en Suiza. Hija de los emigrantes españoles Oigna, una costurera, y de Gerardo, quien instalaba postes de electricidad en Galicia, Dolores fue testigo de cómo sus padres comenzaron desde cero una vida en otro contexto, con otra cultura, y estudió para formarse como una fotógrafa que actualmente es muy respetada en España.
Diéguez conoció a Fiennes en 2004 un restaurante en Taormina, una ciudad italiana situada en la costa este de Sicilia. “Yo tenía mi mesa reservada y él estaba sentado justo enfrente, con un amigo mío. Lo miré a los ojos y pensé: ‘Guau’. Nuestros spirits se juntaron. Hubo una fusión muy fuerte. Fue químico”, le contó la fotógrafa a la edición española de la revista Vanity Fair. De acuerdo a su testimonio sobre ese día que cambió su vida, no reconoció a Fiennes y, cuando sus amigos le contaron de quién se trataba, su entusiasmo se disipó por un momento. “Pensé que salir con un actor solo me daría problemas”, dijo sin rodeos.
Sin embargo, ese flechazo pudo más y pasaron una semana juntos en la idílica ciudad italiana. Él tenía 34 años, y en esa época modelaba para los relojes de la marca Harry Winston. Ella, a sus 22, trabajaba como modelo para la misma marca. “Quedábamos todas las mañanas a las 9.30 para desayunar un granizado de café y un brioche. Luego, por la noche, volvíamos a cenar a la mesita del italiano. Pero no pasó nada. Ni un besito”, contó la artista. Cuando Fiennes debió regresar Londres, y María Dolores, a Berna (donde estudiaba Bellas Artes), se produjo la inevitable separación. De todos modos, decidieron que había algo allí para seguir explorando, se prometieron mantener la relación a distancia, y cumplieron con creces.
“Entonces no había ni Facetime ni WhatsApp, así que hablábamos por teléfono. Nuestras facturas se dispararon. Salía más barato un billete de avión. Hasta que un día me dijo: ‘Voy a Ciudad del Cabo a rodar una película. ¿Te vienes conmigo?”, contó Diéguez. Efectivamente, allí voló la joven, y en ese lugar, donde Fiennes estaba filmando el drama histórico Man to Man, se terminaron enamorando. “Cuando vi la mesa llena de niños pidiendo helados y Coca-Cola y Joe los invitaba a cenar, ese momento en el que descubrí su bondad, me enamoré”. El sentimiento fue mutuo y en 2009 se casaron en una boda íntima en la Finca Cartuleggio en la Toscana, cerca de la ciudad de Lucca. Es decir, volvieron al país que fue testigo de ese primer encuentro.
Fiennes y Diéguez tienen dos hijas, Eva, de 11 años, e Isabel, de 10. En cuanto a su lugar de residencia, por sus respectivos trabajos se reparten el tiempo entre su finca de la sierra de Tramuntana en Mallorca, y Canadá, donde el actor filma The Handmaid’s Tale.
De acuerdo a la publicación Helen Cummis, a Diéguez se la conoce en el ámbito del arte como Lola Álvarez y actualmente disfruta junto a Fiennes de una vida apacible, sin planes de un regreso a Los Ángeles, donde vivieron años atrás “Nadar en el frío mar, hacer senderismo y sentir el poder de la naturaleza, es lo que despierta mi expresividad más profunda y un sinfín de ideas empiezan a fluir”, contó la artista de raíces hispano-suizas que aprecia la discreción y la vida lejos de los flashes, y que aseguró que, hasta el día de hoy, no mira The Handmaid’s Tale. “No puedo, pero conozco el personaje de Joe por los libros y cuando le ofrecieron el rol le dije ‘go for it’ [acéptalo]”, expresó la fotógrafa.
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