Emilio Disi, hombre de dos mujeres
Emilio Roberto Parada fue un hombre enamoradizo que disfrutaba al conquistar a las chicas de su San Cristóbal natal y que apelaba, como herramienta de seducción, a una picardía que suplantaba un ausente cuerpo esbelto y musculoso. Su alter ego, Emilio Disi , apellido artístico que tomó al azar al bucear a tientas por las páginas de la guía telefónica, se mantuvo siempre alejado de los escándalos y de su vida marital tan solo se conocen dos nombres. Dos amores bien intensos y de larga duración. El primero, la emblemática pareja conformada con la comediante Dorys del Valle. El segundo, su unión con Elvira, su mujer en las últimas dos décadas de vida. De la madre de sus hijos poco y nada se le escuchó decir.
Paradojas del destino, al momento de morir, en la mañana de este 14 de marzo, el actor llevaba internado varios días en el Instituto Fleming de Colegiales ubicado a muy pocas cuadras del loft donde reside Dorys, la mujer con la que compartió 18 años de su vida personal y profesional y de la que se separó, en 1991, de la peor forma. Esa mujer con la que conformó un rubro artístico que se convirtió en un sello que los acompañó por años: Dorys del Valle y Emilio Disi. Así. Ella primero, él, con caballerosidad, después. Una marca que supo de éxitos populares, de esos que hoy son bien inusuales. Programas de televisión como Un departamento de comedia, Stress o Sume y lleve contaban con el favor de la audiencia que aprobaba todo lo que la simpática pareja proponía. Otro tanto sucedía sobre los escenarios. Durante una década, allá por los ´80 dorados para los veranos marplatenses, Dorys y Emilio encabezaron, siempre junto a Nora Cárpena y Guillermo Bredeston, y diversas estrellas invitadas, temporadas emblemáticas en el escenario del Teatro Hermitage. Aquella marquesina rectangular con sus nombres en luces de neón era toda una postal frente a la playa Las Toscas. Con Cárpena y Bredeston conformaban un cuarteto arrollador que se cansaba de vender los tickets de las dos funciones diarias de martes a domingos. Obras como El último, que apague la luz o Que la inocencia te valga hacían las delicias de un público populoso que buscaba ver en vivo a sus admirados ídolos de la pantalla chica. Un poco de picardía, mucho de naif, y algunas bellas chicas conformaban el cóctel infalible de cada temporada estival. Una receta perfecta. Tan acabada como la que ellos desarrollaban para sostener felizmente la vida conyugal.
Una historia previa
Emilio Disi jamás fue afecto a mostrar a su familia públicamente. Tuvo tres hijos: Emiliano, Fernanda y Cecilia pero, además, entabló con Laura, hija biológica de Elvira, su última mujer, un vínculo de padre e hija. Así la sentía. La joven a él, lo llamaba "papá". Dorys del Valle, por su parte, antes de vincularse con Disi había estado en pareja con el reconocido director de televisión Francisco Pancho Guerrero, con quien tuvo a sus hijos Fernanda y Martín. Por una intervención quirúrgica, la actriz no pudo volver a quedar embarazada. Pero, según manifestó, tampoco le interesaba tener descendencia con Disi.
Tanto Emilio como Dorys desarrollaron una vida profesional por separado hasta el momento en el que se cruzaron por primera vez. Él había estudiado en el conservatorio y anhelaba hacer algunos clásicos importantes en teatro. Dorys, en cambio, ya tenía su lugar en las marquesinas y en el género que mejor sabe hacer: la comedia. Fusionaba una belleza muy vistosa con un natural dominio del tempo del humor escénico, tan complejo de desplegar.
Emilio soñaba con títulos importantes pero, según sus propias palabras, cada vez que encaraba un clásico, surgía en él la mueca del humor, algo innato que le brotaba cada vez que se levantaba el telón. A la hora de conocer a Emilio, Dorys trabajaba con figuras como Darío Víttori. De hecho, fue ella quien posibilitó el ingreso de Disi a la compañía exitosa del veterano actor. El trabajo los unió. Los consagró. Los enamoró. Y los llevó a convertirse en una de las parejas más queridas del ambiente artístico.
Inseparables
Durante casi dos décadas era casi imposible verlos distanciados. Sus nombres estaban unidos artísticamente y sus vidas eran una unidad de apariencia perfecta. Una especie de familia Ingalls a la Argentina. "Él fue muy bueno con mis hijos", dijo alguna vez Dorys. Emilio, por su parte, siempre se mostró muy servicial y dándole el lugar que su mujer merecía.
Las calles de Belgrano, el barrio porteño en donde residieron casi siempre, eran testigos de algunas caminatas o almuerzos en algunos restó exclusivos. En invierno, hacían televisión y giras teatrales por el interior. Sus comedias en Canal 9 y Canal 13 medían siempre muy bien. En verano, desde diciembre a marzo, llegaban las clásicas temporadas teatrales de Mar del Plata. Luego de las funciones, era común ver a Dorys y Emilio cenar juntos con sus amigos de la farándula y pasar largas madrugadas en el bar del Hotel Hermitage con vista al mar hasta que el sol comenzaba a despuntar sobre la Bristol. Jamás se les conoció pelea pública ni privada. Mostraban una vida que, de tan placentera y perfecta, generaba envidia. Jóvenes, exitosos y buenos amantes. ¿Qué más se podía pedir? Sin embargo, sabido es que no todo lo que brilla es oro. Ni mucho menos. Los trapitos sucios los lavaban en casa. Hasta que algo estalló. Y todo acabó.
La guerra de los Disi
Todo tiene un final, todo termina. Lo impensado, un día sucedió. El habló poco y nada sobre su ruptura con Del Valle. Ella fue un poco más contundente. ¿Qué pasó realmente para que una pareja arraigada en el imaginario popular y aparentemente tan enraizada en su vínculo termine de una manera brutal?
Se dice que Dorys estaba en Punta del Este cuando se enteró que Emilio había dejado el departamento de Belgrano donde vivían. Se dice que él ya estaba saliendo con Elvira, su última mujer. Se dice que él armó todo de manera tal que Dorys no recibiese lo que le correspondía en el reparto de bienes gananciales. Se dice, se dice, se dice. Mil y un rumores y pocas certezas.
Lo cierto es que prontamente, Emilio se enamoró de Elvira y pasó a convivir con ella. La mujer, de estricto perfil bajo, jamás salió a hacer declaraciones. Mucho menos a referirse a las acusaciones de Dorys sobre el que ahora era su ex marido. Emilio tampoco habló demasiado. Casi nada. La pareja con Elvira sorprendió a los allegados pero, con el correr de los años, se enraizó de tal forma que ya nadie dudó del verdadero amor que los unía. Solo en abril de 2017, mientras Emilio protagonizaba la comedia Sálvese quien pueda, se rumoreó una separación. El actor desmintió la versión. Y el tiempo le dio la razón.
Del Valle, en cambio, más de una vez se explayó dando detalles sobre la vida con Disi, sobre los decibeles de la batalla legal tras la separación y no se privó de acusar a su ex de haberla dejado sin nada.
Emilio recompuso rápidamente su vida y siguió con una carrera profesional estelar. Acompañó, durante años, a Susana Giménez interpretando a Mariano Garipetti, marido del personaje de Susana Spadafucile que interpretaba la diva de Telefe en su sketch. Además, el actor filmó éxitos cinematográficos de la saga de Los bañeros y encabezó decenas de comedias teatrales. El apoyo del público jamás le fue esquivo. Y la vida junto a Elvira le sumó una placidez y una felicidad que él no se cansaba de manifestar, aunque sin ahondar en detalles ni datos, fiel a su estilo recoleto.
Dorys, en cambio, no tuvo una carrera tan fluida luego de su separación. Aunque no se privó de encabezar algunos títulos en teatro y realizar varias giras por el país. Su talento hubiese merecido una permanencia más nutrida en el medio, pero, quizás, ella misma, al apelar a declaraciones rimbombantes contra su ex, se cerró algunas puertas. Es que Dorys, en lo personal, jamás superó la separación con el gran amor de su vida. Aunque, con despecho, no se privó de criticarlo en público, y con ferocidad, más de una vez. Esta actitud no siempre fue muy bien vista por el medio ni por el público, sobre todo teniendo en cuenta lo querido que era Emilio para sus colegas y para los espectadores. Dorys hizo lo que pudo. Lo que se puede cuando el alma está destrozada por el abandono del ser amado.
Dorys siempre sostuvo que no le interesó jamás lo material y que por eso perdió buena parte del patrimonio conyugal. Además, alguna vez contó que con Emilio llevaban ritmos de vida diferentes: ella amante del día y él de la noche. Con lo cual dejó entrever que dejaba vía libre para posibles infidelidades de su marido. Emilio, en una de sus pocas apariciones hablando de su separación, enumeró las pertenencias y el dinero cash que le habría correspondido a su ex en el reparto de bienes, un inventario que siempre es desagradable vociferar a viva voz por una cuestión de recato y buen gusto. Más allá de todo, siempre es ingrato ver el litigio atravesado por el escarnio público de dos personas muy queridas y que conformaron una dupla que derrochaba amor. Al menos para el afuera.
En veintiséis años de separados, Dorys y Emilio se cruzaron en solo tres oportunidades. La primera sucedió en el Hermitage de Mar del Plata. Se pasaron por delante, pero ella dice que ni lo vio: "Bajé la persiana y para mí no existe. Una vez que bajo la cortina, no te veo". Emilio confesó que, alguna vez, compartieron un restaurante, pero que se sentaron en mesas distantes. Finalmente, en abril de 2017, en el festejo del cumpleaños número 60 del productor Carlos Rottemberg, ambos aceptaron el convite y participaron de la velada. Demostraron civilidad ante la expectativa de los invitados que esperaban que los platos volasen en cualquier momento.
Nada los volvió a unir
A pesar de haber trabajado con las mujeres más bellas, Emilio siempre se cuidó de no generar rumores ni comidillas. No se le conoció ningún tipo de desliz ni estando en pareja con Dorys ni en sus años con Elvira, a quien siempre le manifestó su eterna gratitud en público.
La historia de desamor de Dorys y Emilio escribió su último capítulo en los últimos meses, cuando ya se supo sobre la penosa enfermedad que había minado el cuerpo del actor. En un par de oportunidades se la consultó a la actriz sobre su sentimiento ante el mal trance de su ex. Pero ella se mostró imperturbable. "Para mí dejó de existir hace 25 años".
Emilio Disi murió a los 75 años. Elvira y sus hijos no lo abandonaron, ni a sol ni a sombra, en los últimos meses, tan críticos y con varias internaciones. También estuvieron muy cerca Carlos Rottemberg, Javier Faroni, Pedro Alfonso, Freddy Villarreal y Luis Brandoni, quien hasta le ofreció protagonizar teatro juntos en un claro gesto para alentar la recuperación anímica y física de su amigo. En todo este período tan doloroso, Dorys se mantuvo distante. Fría y segura de sus sentimientos. Una de las partes ya no está. Y la otra continúa rumiando ante el dolor del gran amor trunco hace más de veinte años y ahora, quizás, ante la partida física y la separación definitiva. Solo Dorys sabe qué la unió, qué la separó y qué siente hoy ante la partida del hombre de su vida con el que construyó dos vínculos: la comunión de la escena y el amor sin ficción.
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