La cantante, que está de gira en España, habló de todo
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Si no fuera por lo que se comenta en los pasillos del hotel, nadie diría que a Emilia Mernes (Nogoyá, Argentina, 27 años) le duele la panza. Algo le cayó mal, pero comparece segura, con aplomo, luciendo esa madera de estrella que ha hecho de ella una de las cantantes del momento. El look —cuero negro—, está estudiado al milímetro: “Medio Matrix”, dice entre risas. La película, de 1998, empata con el marco temporal de su nuevo disco, .mp3, un título que cristaliza un momento musical, el de los primeros 2000, del que se confiesa deudora. Está feliz de estar en España en estos días a pesar de la agitada agenda: Gala de LOS40 Music Awards (con premio incluido), presentación y promoción del disco, conferencia de prensa. Como la Trinity de la película, también aparece con anteojos de sol, que no se quita durante la entrevista pero que no consiguen opacar ni la energía que desprenden sus ojos ni las pequeñas joyas bajo los párpados que ya se han convertido en su seña de identidad.
–¿Cómo es la vida de una superestrella?
–¡Superestrella es un título muy grande! Siento que todo lo que pasa es consecuencia del trabajo y el sacrificio de muchos años. Gracias a Dios soy afortunada, qué te puedo decir: es una vida ajetreada. Pero con lo bueno y lo malo... no dejo de elegirla.
–Tu primer álbum en solitario salió hace año y medio, ¿cómo cambió tu vida?
–Estos dos últimos años han sido de mucho crecimiento, de muchas horas en el estudio para poder contar lo que tengo que decir, y siento que la gente se ha identificado con ello. Vivo un sueño, aunque cuanto más crecimiento, más trabajo. No me quejo, lo hago de corazón. Siento que nací para esto (risas).
–¿Pero no es una rueda que va muy rápido? ¿Cómo llevás eso a nivel mental?
–Total. Es muy importante para mí rodearme de personas reales, que no me digan todo el tiempo que todo está bien. Que me corrijan, que me digan mis errores. Mi familia es mi cable a tierra. Mi ciudad, mi pueblo, la comida caliente de mi mamá. Un buen terapeuta, que acomode los patitos en fila. Estar rodeada de amor es la clave.
–¿Y cuál es el plato estrella de tu madre?
–¡Uh! Las pastas. Todas las pastas, pero la lasaña... uff.
–.mp3, el título del álbum lleva a los primeros 2000. A las descargas, a la nostalgia...
–Es lo que crecí escuchando. Mis primeros recuerdos fueron con mp3. Quería traer ese concepto a la actualidad: hay muchos chicos que me siguen que no tienen ni idea de qué era eso, cómo se reproducía la música en ese momento. Para mí, era la época dorada de la música. Admiro mucho esa era del pop.
–Entonces costaba más conseguir canciones.
–¡Tenías que piratearlo todo!
–Ahora todo está a un clic de distancia. Eso es cómodo, pero ¿creés que las cosas tienen menos peso?
–Es más fácil sí, también hay más oferta... va todo muy rápido. Estamos en un momento muy difícil también para los artistas, eh. Todo el tiempo nos demandan que las canciones pasan de moda rápido, que no perduran, antes era muy distinto: la venta, la comunicación, no había redes sociales, pero qué voy a hacer. Este es el mundo que me tocó.
–Tini, Karol G, Ludmilla, Nicki Nicole... Pertenecés a una generación de cantantes jóvenes en la que el componente generacional y de ayuda mutua es importante.
–Sí, sobre todo en la Argentina, que siento que hay un movimiento musical muy grande y sobre todo de mujeres. Siento que somos uno de los países en los que más reconocimiento se le da a la mujer. Y nuestro compañerismo es genuino, de verdad. Cuando alguna tiene un logro, me alegro de corazón y siento que es mutuo.
–Tu novio es otra estrella ascendente, Duki. ¿Es duro vivir una relación escrutada hasta el milímetro?
–Sí, pero a la vez siento que para nosotros es fácil porque, al llevar la misma vida, nos acompañamos y nos entendemos. Si tuviera una relación “normal” no sé si nos hubiésemos sincronizado así. Preservamos lo importante para nosotros y, bueno, mostramos lo que queremos mostrar.
–Componés. Es interesante ver cómo hay una voluntad en los cantantes de hoy por domar las palabras, por adueñarse de ellas. Muchos hacen muy buenas letras.
–Siento que en este álbum pude sacar muchas cosas que tenía dentro y he querido contarlo de una forma no tan convencional. No quiero que escuches frases armadas poéticas que venían escritas en los libros, trato de expresar las cosas como yo lo diría realmente. Mis miedos más profundos, mis momentos más vulnerables, mis tristezas... pero también mis momentos de poderío, de felicidad. Y luego, me gustan las baladas. Me fascinan esos momentos en el show donde se apagan las luces y estoy yo con mi banquetita y el micrófono, y puedo sacar todo para fuera.
–¿Quiénes son tus referentes de la generación mp3?
–Missy Elliott, Gwen Stefani, Avril Lavigne, Beyoncé, Rihanna, Christina Aguilera, Britney, Pink... todas me inspiraron muchísimo.
–¿Las cantantes de entonces tenían un reconocimiento menor al que tienen las cantantes hoy?
–Seguramente sí; seguramente hayan tenido que pasar cosas complicadas y hayan tenido que abrir muchas puertas para que nosotras podamos estar acá. Pero siento que el éxito que alcanzaron es muy grande.
–¿Y con quién harías un dúo si pudieras elegir?
–Uy, diría algo delirante: diría que mi inspiración número uno es Beyoncé. ¡Pero estoy delirando completamente! En otra vida, quizá. Pero bueno, nadie te priva de soñar a lo grande...
–¿Qué importancia tienen las redes sociales para un artista hoy?
–La verdad es que estoy muy pendiente. Sé que es mi herramienta de trabajo. Trato de mostrar lo que soy como persona y a la vez de vender lo que soy como artista. Tiene su parte buena y su parte mala: recibís amor, y algunas críticas que pueden atravesarte. Tenés que estar bien preparado psicológicamente.
–¿Esas críticas llegan a doler? ¿Aunque sean de un desconocido?
–Antes me afectaban mucho más. Lo traté en terapia bastante. Hubo un punto en que yo era muy hateada en las redes, y me empecé a creer todo lo que la gente me decía. Tuve que hacer un trabajo grande de autoestima y seguridad. Hay comentarios críticos de fans con buena onda, buena energía, que de verdad que son constructivos, y los tomo. Los otros, no dejo que me traspasen.
–Hablás de vender lo que sos como artista en redes. En eso es importante el look. No puedo resistirme a preguntar por tu sello personal: las joyas bajo tus ojos.
–Los brillos los uso desde 2018 que empecé como solista. No los he creado, claro, pero ya me identificás con ellos. Quizás no recordabas mi nombre, pero recordabas que soy la chica de los brillitos en los ojos. Buscaba un sello y lo encontré.
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