"Lo más probable es que lo conociera en su momento más vulnerable: acababa de perder a su madre y, por supuesto, también acababan de reclutarlo en el Ejército, lo que podía llegar a resultar devastador en el pico de su carrera". Así, varios años después, recordaba Priscilla Ann Beaulieu Wagner sus primeros encuentros con Elvis Presley , quien luego se convertiría en su primer marido y padre de su hija mayor, Lisa Marie.
Su historia de amor tiene condimentos cinematográficos, pasajes de cuento de hadas pero también puntos oscuros que parecen haber quedado enterrados en Graceland y no hacen más que alimentar la leyenda de la leyenda sobre el Rey del Rock. Quizás sea, justamente, el comienzo del romance el dato más polémico: en 1959, cuando se conocieron, el cantante tenía 24 años, y ella apenas 14. Hoy, esa información generaría un escándalo de proporciones que, posiblemente, truncaría la carrera de cualquier artista; en ese momento, sin embargo, nadie pareció espantarse demasiado. Los tiempos cambian.
El primer encuentro
Cuando Priscilla dice que Elvis atravesaba un momento difícil en su vida, no exagera. En diciembre de 1957, el cantante -que ya era toda una sensación: tenía editados tres discos, uno con canciones de Navidad en camino y había protagonizado tres películas- fue convocado a unirse al Ejército estadounidense. El asumió su compromiso, aún pese a los temores de su madre, Gladys, y solicitó ser tratado como un soldado raso.
Con toda la atención de la prensa y de sus fervientes seguidores sobre sus espaldas, el joven del provocador movimiento de caderas se enlistó el 24 de marzo de 1958 en Fort Chaffee, Arkansas. Intentó ser uno más, pese a que todos sabían muy bien quién era. Hubo, sin embargo, hasta quien se animó a arriesgar que su carrera artística había llegado a su fin y que Elvis intentaría llevar una vida "normal" una vez que cumpliera con su servicio.
Pero una llamada telefónica lo cambió todo: en agosto de ese mismo año, Presley fue notificado de que su madre se encontraba internada y en grave estado, afectada por una hepatitis. El consiguió tomarse una licencia para regresar a Memphis; dos días después de llegar al hospital, Gladys murió debido a una falla cardíaca. Tenía 46 años y dejaba solo y devastado a su único hijo, que por entonces tenía 23.
Tras finalizar su entrenamiento, el cantante se unió en octubre a la 3ª División Blindada en Friedberg, Alemania. La leyenda reza que fue allí donde descubrió su gusto por la práctica de karate, pero también donde comenzó su relación con las drogas. Las anfetaminas eran moneda corriente entre los soldados por aquella época, y Elvis descubrió que con ellas podía sentirse más fuerte y vigoroso.
Pero el mayor descubrimiento tenía nombre y apellido. Priscilla Beaulieu, por entonces de 14 años. Era hija de Anna Lillian Iversen y James Wagner, un piloto de la Armada estadounidense que murió en un accidente aéreo cuando ella tenía apenas unos meses. Su madre volvió a casarse poco tiempo después con Paul Beaulieu, un oficial de la Fuerza Aérea que le dio su apellido y había sido trasladado a Alemania. Fue Currie Grant, un amigo de Elvis que brindaba servicio junto a él, quien la vio en un club que la joven solía frecuentar, se acercó a ella y le preguntó si quería conocer al cantante. Ella dijo que sí, y horas más tarde se encontraba en la casa en la que el ídolo vivía (sí, en Alemania, Presley ya había dejado de ser un soldado raso).
"Había oído hablar de Elvis, por supuesto. Una de mis amigas pertenecía a uno de sus clubs de fans al que podías unirte y me mostró una revista en la que él aparecía firmándole los pechos a una mujer rubia. Cuando lo vi, pensé que jamás me uniría a un club de fans así. Me pareció asqueroso. Fue más tarde cuando me lo presentaron en persona, pero yo no lo veía como una gran estrella de cine o como a un cantante icónico", contó ella muchos años después. El flechazo fue inmediato.
Noviazgo clandestino
Nadie parecía estar muy seguro de que fuera una buena idea. Por eso, no debía trascender bajo ninguna circunstancia que Elvis había quedado prendado por una chica de apenas 14 años.
Los primeros pasos se dieron de manera sigilosa, con la venia de la familia Beaulieu y la promesa de Presley de que, algún día, esa chica se convertiría formalmente en su esposa. Se volvieron inseparables, en gran parte gracias al anonimato que el territorio alemán le garantizaba al cantante. La primera foto de Priscilla se hizo pública en 1960, cuando fue captada mientras despedía a Presley en el aeropuerto. El cantante había cumplido con sus 24 meses de servicio y estaba listo para retornar a su Memphis natal, a pesar del dolor que eso significaba para ambos.
Elvis y "Cilla" se mantuvieron en contacto a través de cartas y de ocasionales llamadas telefónicas. Ella siguió con atención lo que decían las noticias del otro lado del océano, y escuchó una y otra vez las explicaciones que su "novio" le daba en pos de desmentir los romances que se le adjudicaban. Poco a poco, la relación se fue enfriando, aunque nunca dejaron de pensar el uno en el otro.
Para 1962, luego de que Priscilla cumpliera 16 años, Elvis la llamó para invitarla a viajar a Los Angeles junto a él. Aceptó, aunque le avisó que antes debería convencer a su padre de que la dejara ir. Fueron varias las conversaciones que el ídolo mantuvo con el capitán Beaulieu, hasta que consiguieron llegar a un acuerdo: sería una visita de dos semanas, pero no sucedería antes que ella terminara su año escolar. Además, él se comprometió en enviarle un pasaje ida y vuelta en avión, en primera clase, un itinerario de las actividades diarias que llevarían adelante y no tendrían permitido estar a solas en ningún momento. Por las noches, de hecho, la adolescente se quedaría en la casa de unos amigos de la familia, y estaría obligada a escribir una carta a diario para sus padres.
El contrato se cumplió a medias. De hecho, tras pasar la primera noche separados, él decidió llevarla a conocer Las Vegas y ella estuvo de acuerdo. Para evitar conflictos, escribió varias cartas y le pidió a un empleado de Elvis que las enviara a diario durante su ausencia. No había tiempo que perder: una suite en el Sahara Hotel y Casino aguardaba por ellos.
Yo no quiero media novia
Antes de regresar a Alemania, Presley le hizo prometer a su enamorada que convencería a sus padres para pasar la Navidad junto a él en Graceland. En su mente ya estaba todo planeado: ella se mudaría junto a él y terminaría el colegio en Memphis, para luego pasar por el altar.
Priscilla no era la misma cuando estuvo de regreso en Alemania: Elvis no sólo había definido que debía llevar el cabello bien batido y los ojos muy delineados, sino también la había llevado de compras para que eligiera atuendos más estadounidenses que europeos. De algún modo, le había mostrado cómo era su mujer perfecta, y ella se había dejado moldear a su gusto.
Finalmente, el ídolo puso en jaque a los Beaulieu: ellos debía decidir entre dejar ir a su hija aún a riesgo de que las cosas salieran mal o truncar lo que para ella era amor verdadero. "Les dije que debían dejarme ir o que arruinarían mi vida", confesó ella hace algún tiempo. Sin demasiadas alternativas, creyeron en la propuesta de Presley y dejaron que la joven abandonara el nido. En 1962, Priscilla se mudó definitivamente a los Estados Unidos.
No todo fue felicidad durante el noviazgo. Siempre atento a sus obligaciones artísticas, el cantante estaba embarcado a pleno en su carrera como actor. En el rodaje de Viva Las Vegas, en 1964, mantuvo un fogoso romance con su coprotagonista, Ann-Margret, al tiempo que eludía las visitas que Priscilla pretendía hacer a la "Ciudad del Pecado". Finalmente, Elvis tomó la decisión de regresar hacia la chica por la que tanto había esperado. En 1967, el Rey estaba listo para cambiar de estado civil y, sin más, le propuso casamiento a "Cilla".
La boda del rey
Aún cuando muchos esperaban una ceremonia fastuosa digna de la primera estrella de rock que conoció el mundo, el casamiento de Elvis y Priscilla fue más un trámite para las cámaras que un momento emotivo y personal.
La ceremonia se celebró el 1 de mayo de 1967, en el Hotel Aladdin de Las Vegas. Fue Coronel Parker, el manager del cantante, quien habría decidido que se trataría de un evento publicitario antes que de una boda en el sentido más convencional. De hecho, el intercambio duró apenas ocho minutos, luego los novios brindaron una conferencia de prensa y los periodistas y demás "invitados" fueron agasajados con un desayuno privado.
Para la ocasión, "Cilla" cumplió con todas las expectativas del novio: llevó un batido bien alto, sus ojos bien delineados y un vestido blanco que ella misma diseñó. Elvis, en tanto, optó por un esmoquin negro simil piel de serpiente y botas texanas, además de su ya legendario jopo.
Los padrinos del novio fueron Marty Lacker y Joe Esposito, dos reconocidos miembros de la mafia de la ciudad de Memphis. Y no hubo lugar para famosos: el único invitado de renombre fue el comediante Redd Foxx, que mantenía una relación muy cercana con el cantante. El espectáculo culminó con un baile lento al son de "Love me tender" y el corte de una torta de seis pisos cuyo valor ascendía a unos 22 mil dólares.
La pareja se retiró luego a una mansión en Palm Springs, California, que había sido especialmente alquilada por Presley para pasar un mes junto a su flamante esposa sin curiosos ni obligaciones laborales a la vista.
Un matrimonio con tormentas
De regreso de su luna de miel, Elvis y Pricilla brindaron una recepción íntima en Graceland para amigos, familiares y hasta algunos fans del cantante. Lo inmediato para él fue volver al trabajo: apenas dos meses después de dar el sí, inició el rodaje de Speedway, película que lo unió a Nancy Sinatra.
"Cilla" continuaba con su vida de esposa, aún cuando era dueña de una personalidad inquieta y llena de intereses. Por eso, todo parecía cronometrado en la relación, como para que ella se mantuviera todo el tiempo "ocupada" con algo: nueve meses después de unirse en matrimonio, nacía la primera y única hija de la pareja, Lisa Marie. Fue el 1 de febrero de 1968, y el mundo cambió repentinamente para ambos.
Existen muchas leyendas alrededor de las "locuras" que Elvis hizo por su pequeña, a quien adoraba. Sus deseos eran órdenes para él, y las joyas y los grandes regalos en general eran moneda corriente después de cada ausencia del cantante. Una vez, por ejemplo, la llevó en su jet privado hacia el norte de los Estados Unidos, para que la niña pudiera cumplir su sueño de "jugar con la nieve". Un carro de golf y un pony fueron algunos de los presentes más exóticos que el Rey le hizo a su princesa.
Sin embargo, las cosas con Priscilla iban de mal en peor. Los constantes rumores de romances que tenían a su marido como protagonista, sumado a la adicción a las drogas y el excesivo consumo de alcohol del cantante terminó por desgastar la relación, aún cuando ambos se profesaban un profundo afecto de manera mutua. Hay quienes aseguran que al momento de firmar el divorcio, en octubre de 1973, ambos permanecieron tomados de la mano, convencidos de que estaba haciendo lo correcto.
La canción "Always on my mind" se convirtió en una suerte de epílogo de ese amor. Y aún cuando no fue escrita por Elvis, él hizo muy propia la letra al punto de convertirlo en uno de sus temas más recordados y exitosos.
"Fue un momento muy duro para los dos, de mucha confusión, de largas conversaciones por teléfono. Había mucho conflicto entre nosotros, pero también mucho amor", recordó Priscilla hace algún tiempo.
Tras la muerte de Presley, el 16 de agosto de 1977, Priscilla se convirtió en la heredera del legado del cantante, pero también en su guardiana y protectora. "Por desgracia, Elvis vivió una vida muy difícil. La del rock and roll es una vida difícil, y aunque no pudimos sacar adelante a nuestra familia, seguimos siendo muy cercanos en los años siguientes. Estoy muy orgullosa de todo lo que hice por ese hombre", aseguró emocionada, durante una entrevista televisiva.
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