La actriz que, hoy estrena Doctor Strange en el multiverso de la locura, habló con LA NACION de Wanda Maximoff y su desafiante rol en la película
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Elizabeth Olsen no pensaba que su destino la esperaría delante de las cámaras. Sin embargo, su talento la empujó a una auspiciosa carrera en Hollywood. Hermana menor de dos icónicas celebridades infantiles, Olsen es una de las caras más populares del cine actual, en gran medida gracias a su interpretación como Wanda Maximoff, la Bruja Escarlata, heroína de Marvel Studios. A continuación, la historia de una actriz que triunfó a pesar de su desconfianza en la industria, y en un diálogo exclusivo con LA NACION, su opinión acerca de su nuevo film, Doctor Strange en el multiverso de la locura, que hoy llega a las salas argentinas.
Lejos de ser “la hermana de...”
Elizabeth Olsen sentía un interés natural por las cámaras, pero algo no terminaba de gustarle. Nacida el 16 de febrero de 1989, Lizzie (como le dicen en su círculo íntimo) comprendió desde muy pequeña el peso de la fama. Sus hermanas mayores son ni más ni menos que Mary Kate y Ashley Olsen, las gemelas que con apenas cuatro años, habían amasado millones de dólares gracias a su trabajo en la sitcom Full House. Como caras de innumerables marcas desde su niñez, las Olsen eran verdaderas celebridades, algo que intimidaba a la pequeña Elizabeth. Pero la actuación se respiraba en la casa de esa familia, y Lizzie sentía una irremediable atracción por ese mundo.
Sin embargo, a Elizabeth la fama de sus hermanas mayores le significaba un trampolín del que quería escapar. La palabra nepotismo, como ella misma reconoció en varias oportunidades, comenzó a circular por su cabeza. No quería poner un pie en la industria gracias a los logros de sus hermanas, y por eso es que siendo una preadolescente, prefirió hacer a un lado su interés por la interpretación. Con catorce años, Elizabeth era de las mejores jugadoras de vóley de su escuela, y como escapatoria a la actuación, empezó a fantasear con la posibilidad de dedicarse profesionalmente a ese deporte. Pero en el fondo, sabía que eso era traicionarse a sí misma. Sin darle más vueltas al asunto, abandonó su apellido, y bajo el nombre de Elizabeth Chase, comenzó a cursar en la secundaria, y a buscar sus primeras pruebas de casting. Pero un episodio familiar volvería a hacerla dudar de seguir ese camino.
En 2004, Mary Kate Olsen fue internada en una clínica para tratar un cuadro de anorexia. Muchos medios sensacionalistas cubrieron esa noticia demostrando una falta notable de sensibilidad. Para el clan Olsen fue un momento muy difícil, y Elizabeth sufrió mucho la intromisión del periodismo en la intimidad de su familia. Ese nivel de exposición la llevó a replantearse su vocación, aunque alentada por el consejo de sus hermanas, ella continuó apostando por la actuación. La moraleja aprendida, eso sí, es que su intimidad iba a convertirse en su bien más preciado.
Sus primeros pasos
Años dedicados a estudiar canto, baile e interpretación. Elizabeth Chase estaba decidida a abrirse camino como actriz. Irónicamente, Mary Kate y Ashley comenzaron a tomar distancia del radar público, priorizando su emprendimiento como diseñadoras de moda. De esa manera, la sombra de sus hermanas parecía perder volumen, y Elizabeth empezaba a confiar en que si la industria apostaba por ella, era por su talento, y no por su árbol genealógico. Su gran debut llegó finalmente en 2011, en el film Martha Marcy May Marlene. En ese thriller –disponible en Google Play– ella componía a una joven que escapaba de una secta enfrentando las consecuencias emocionales que le dejaba su pasado. El largometraje fue un pequeño suceso en el festival de Sundance, y alcanzó para instalar el nombre de Elizabeth Olsen en la cinefilia y en la prensa especializada.
En los años posteriores, la actriz demostró su versatilidad, paseando por el terror, el drama y la comedia, en proyectos tan disímiles como La casa silenciosa, Paz, amor y malentendidos, Luces rojas y Amor y letras. En 2013, Olsen protagonizó uno de los títulos más importantes de su carrera, la remake de Oldboy, el film coreano de culto (disponible en Apple TV+). Su camino avanzaba, y algo era indudable: cualquier tipo de historia parecía calzarle a la perfección. En 2012, por su interpretación como Edie Parker, esposa de Jack Kerouac, para la película Amores asesinos, Elizabeth fue nominada al Bafta como revelación (disponible en Star+). Hasta ese momento, la actriz parecía destinada a convertirse en una de las grandes referentes del cine independiente. Muchos proyectos de mediano presupuesto, y en su mayoría con destino de festivales, la buscaban con decidido interés. Su tarea pendiente era la de estar al frente de un poderoso blockbuster, una posibilidad que llegó poco después.
En 2014, la actriz formó parte del elenco de Godzilla, una nueva versión producida en los Estados Unidos sobre el mítico monstruo japonés. Olsen compartió pantalla con Bryan Cranston y Aaron Taylor-Johnson en un proyecto que costó 160 millones de dólares. Una producción de ese tamaño fue un verdadero reto para Elizabeth, quien debió trabajar a una escala mucho mayor que la de cualquiera de sus títulos previos. Un protagónico en un título de esas dimensiones era un reconocimiento que, irónicamente, la acercaba a esa masividad que ella tanto temía. Pero aún no había llegado a su vida la heroína que le daría fama mundial.
El compromiso con la Bruja Escarlata
Durante sus años de mayor exposición, los medios indagaban incansablemente en la vida personal de Elizabeth, sin obtener demasiados resultados. Entre 2012 y 2014, se supo que estuvo en pareja con el modelo Boyd Holbrook, y durante 2015 con el actor Tom Hiddleston, un vínculo que llegó a su fin porque la actriz quería focalizarse en su carrera. Y es que por esos años, obtuvo un rol con el que tendría un compromiso a largo plazo, y que le iba a permitir explorar distintos tipos de relatos.
En 2014, la escena poscréditos de Capitán América: el soldado del invierno mostraba a dos hermanos encerrados en una prisión. Los lectores de cómics rápidamente reconocieron que se trataba de Quicksilver y la Bruja Escarlata. La llegada de Marvel a la vida de Olsen fue un punto y aparte en su carrera. Interpretar a esa villana devenida en poderosa heroína, le permitió bucear en historias amargas pero en las que no faltaba la acción. Olsen se preparó concienzudamente para ese desafío, leyó centenares de cómics de la Bruja Escarlata, y practicó danza con el objetivo de lograr movimientos estilizados para las imponentes escenas de batalla. Finalmente en 2015, dentro de la película Los Vengadores: Era de Ultrón, Olsen se unió a las filas de esos superhéroes a través de un personaje que interpretó en a lo largo de otras cinco películas.
La Bruja Escarlata no es una heroína tradicional: su vida está atravesada por el drama de ver morir a sus seres queridos, pérdidas que ella intenta suplir con el uso de la magia. Y sobre eso, Olsen le dijo a LA NACION: “Wanda tuvo que aprender mucho cuando perdió a Pietro, su hermano. Eso la hizo sentir muy sola en el mundo. Y su pareja, Visión, llenó ese lugar. Pero luego, ante el vacío que dejó el perderlo a él, ella creó la fantasía de sus hijos, que era algo que necesitaba. Ese fue desde siempre su sueño: crear la familia que había perdido. Creo que todo ese proceso estuvo muy ligado a mi crecimiento como actriz, pero no tanto a mi vida personal”.
Elizabeth nunca dejó de trabajar, y eventualmente encontró ese equilibrio por el que tanto luchó. Su vida privada aún es un misterio, ella no tiene redes sociales, y solo trascendió que está casada con el músico Robbie Arnett, porque accidentalmente se refirió a él como “mi marido”, en el marco de una entrevista. Con respecto a su carrera, entre sus proyectos se encuentra la miniserie Love and Death, en la que interpreta el caso verídico de una mujer que sin mediar explicación mató de 41 hachazos a su vecina. Pero en este momento, la atención vuelve a estar puesta en la Bruja Escarlata, gran coprotagonista de Doctor Strange en el multiverso de la locura.
En este nuevo film, la heroína atraviesa importantes cambios, y su pasado familiar y los sucesos de Wandavision se convierten en motivo de tortura. Y en referencia a la evolución del personaje en la nueva Doctor Strange, Olsen le confesó a LA NACION: “El guionista Michael Waldron puso a Wanda en el lugar de tener que tomar varias decisiones muy difíciles, y ahí se trabaja el vínculo de empatía con los espectadores. Creo que es importante como sociedad, como público, ser capaces de estar en desacuerdo con alguien, pero comprender el por qué de sus acciones. Eso es muy importante para mí, y estoy de acuerdo que en este film ese es principalmente nuestro objetivo”.
Por todo eso, es que se puede asegurar que Elizabeth Olsen alcanzó su meta. Ella supo ganarse un lugar importante en la industria, construyó un espacio propio que no dependió de sus hermanas, y abrazó el apellido Olsen con orgullo, anteponiendo su trabajo por sobre su vida personal.
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