Prestigiosa y popular, el próximo jueves estrenará Historias invisibles, film de Guillermo Navarro que protagoniza junto a Vanesa González y Antonella Ferrari, sobre el flagelo de las organizaciones de trata de personas
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“Es cruda, no te da mucho respiro. Desde el comienzo, se plantea el conflicto, no hay demasiada escapatoria”. Eleonora Wexler se acomoda dentro de una de las salas del Centro Cultural San Martín para conversar sobre Historias invisibles -el film de Guillermo Navarro, que protagoniza junto a Antonella Ferrari y Vanesa González- y que se estrenará este jueves 6 de junio en salas de todo el país. En el elenco también se destacan Pablo Pinto, Pablo Tolosa, Mariano Bertolini y Pinty Saba.
“Un thriller donde el horror es la realidad”, reza el eslogan de difusión. Una buena síntesis para explicar esta narración en torno dos jóvenes captadas por organizaciones de trata de personas. Una de las interesantes singularidades del material -basado en casos reales- es que posicionan este flagelo social tanto en la clase media capitalina como en una familia sin recursos de una provincia argentina. Polaridades que se encuentran ante aquello que se puede ejercer solo con la connivencia del poder de turno.
-La posibilidad de mostrar a diversos estratos de la pirámide social diezmados por el mismo drama es una radiografía muy precisa que posibilita el film.
-A la hora de elegir hacer la película, ese fue uno de los aspectos que más me gustó, nadie escapa de eso y, por otra parte, cuando mi personaje visita un allanamiento, se da cuenta que todos los responsables están cubiertos, protegidos.
La actriz interpreta a la madre de una chica de 18 años que es víctima de ese entretejido de mujeres tomadas de rehén para servir en las redes que las esclavizan para el trabajo sexual. El personaje de Wexler emprende, en una búsqueda desesperada, una recorrida por burdeles que la lleva a enfrentarse con los más diversos poderes y corrupciones posibles.
En mayo de 2024, llegar a la entrevista con ella, realizada en pleno centro porteño, implica cruzarse sobre la calle Paraná con postes en la vía pública que tienen adosadas calcomanías ofreciendo servicios sexuales de mujeres, quizás, muchas de ellas, respondiendo a una organización proxeneta detrás. A la vista de todo el mundo. Naturalizado. El cine, una vez más, denuncia aquello que, con solo abrir los ojos, se encuentra a la vuelta de la esquina. “La trata sigue estando, con la misma impunidad. Hay algo de ´esto no se toca´, es poder, negociado y plata, una mafia que pareciera intocable”.
El guion, escrito por el director Guillermo Navarro, surgió a partir de pensarse en el lugar de un padre al que le arrebatan a su hija adolescente. Impulsado por las noticias que denunciaban desde la prensa, desarrolló su relato que terminó ganando el premio -en la categoría Mejor guion de largometraje- en Latino Screenplay Competition, competencia de cine latino en Hollywood.
-Como actriz, apelarás al oficio y a herramientas propias para entrar y salir de la composición ficcional. En el tipo de narrativa que propone Historias invisibles, al tratarse de hechos tan crudos y sostenidos en sucesos reales, ¿cómo llevaste a cabo ese proceso? ¿Cómo trabajaste tu propia emocionalidad?
-Este rodaje me costó, aunque, hubo un punto, en el que no terminé de involucrarme del todo, porque hay algo que tiene que ver con mi propia hija; apareció lo inconsciente de la preservación, porque su edad, salidas y movimientos son cercanos a los del personaje. Lo conté como actriz, pero tuve que protegerme; es la primera vez que me sucede algo así.
Wexler también menciona los films Algo incorrecto y Yo nena, yo princesa, que implicaron una destreza energética de su parte que fue más allá del habitual manejo de la técnica actoral. “La problemática testimonial suele atravesarte. En mi caso, se ha llegado a manifestar con alguna rigidez en el cuello, señales de eso que una va transitando”.
Elecciones
-Tomando un término aplicado a las artes plásticas, podríamos decir que la “curaduría” que hacés de tu carrera es bien interesante, con elecciones precisas, acertadas, pensadas. Entiendo que habrá habido muchas negativas de tu parte a aceptar diversos papeles.
-Me dejo llevar por lo que voy sintiendo, no es que me programo hacer tal o cual temática. En 2021 aparecieron estas temáticas crudas, de testimonio, evidentemente era un camino que debía transitar.
-¿Qué estás rodando ahora?
-La bastarda, una serie de 22 capítulos que produce Kapow, de temática popular, un culebrón. Es una experiencia que se está haciendo, de alguna manera recuperando algo que desapareció de la televisión de aire. El público necesita ver su telenovela, su ficción de todos los días, así que este proyecto es un experimento entre lo que sería una serie y una telenovela.
Escrito por Leo Calderone y dirigido por Jorge Nisco, el material, que se verá el año que viene por Disney, va en busca de un “resarcimiento” del medio en torno a la recuperación de temáticas populares. “Grabamos un mes en San Martín de los Andes, con muy bella producción. Si sale bien, es un gran espacio que se abrirá para generar más trabajo y volver a este tipo de programas muy accesibles para el público y no quedar encerrados en un determinado nicho, La bastarda tendrá un registro diferente a lo que suele verse en plataformas”.
Eugenia “China” Suárez, Diego Cremonesi, Mónica Raiola y Carlos Belloso son algunos de los nombres que también conforman el elenco de la historia.
-Entonces, ¿dijiste muchos “no” en tu carrera?
-No hago aquello que no me resuena, que no tengo ganas de contar en el momento en el que me lo ofrecen. De todos modos, me siento una privilegiada, no sólo de poder elegir, sino de estar trabajando en este momento; pero, insisto, se trata de un abanico que se abre, de una cosa que lleva a la otra, y no de una planificación muy estudiada. Aunque, hubo un tiempo en el que solo me ofrecían hacer villanas -tipo de personajes que me encanta hacer-, pero que sentía que ya había sido suficiente, que me sería difícil escapar de eso, entonces puse un freno; me planteé con qué me podía dar aire y empecé a contar otro tipo de historias. Si es posible, se trata de buscar un equilibrio.
-Ley de la atracción, mediante.
-Hay algo de eso, de una energía que va fluyendo. Uno mueve y todo se mueve.
-En lo personal, ¿también?
-Totalmente, sin dudarlo, cuando uno está estancado y se queda quietito por miedo a... no se va para ningún lado. En la vida, si uno mueve una ficha, el alrededor se comienza a mover también.
Precoz
-Recuerdo haberte visto en el musical Annie...
-¿Me viste en Annie?
-Sí, claro, en el Lola Membrives. Mi referencia iba dirigida a ¿si te ha quitado algo haber trabajado desde niña?
-Sí, por supuesto que hubo cosas que me quitó. Trabajar desde chica me quitó ser una niña común y silvestre y, en cambio, estar criada en un mundo de adultos. Inevitablemente, tenía responsabilidades que llegaban solas, porque debía cumplir con un horario de trabajo, pero me gustaba, nunca fui obligada, fui acompañada.
-¿Siempre lo elegiste?
-Sí, aunque, si lo pienso en función de la crianza de mi hija cuando era una niña, yo salteé un montón de etapas.
-¿Te acompañaban tus padres?
-Muchísimo. En la época del colegio, trabajaba en Mesa de Noticias y hacía las tareas del colegio en el bar del canal, vivía en los canales.
-A veces, los chicos suelen ser crueles con el compañero de aula “famoso”, ¿te han hecho pasar malos momentos?
-Sí, en la primaria no la pasé bien. No voy a negar que era una nena bastante particular, me desenvolvía muchísimo y era picante, mucho más picante que ahora.
-Se te percibe una persona tranquila, alejada de todo bochinche dentro del medio.
-Pero de niña era brava, muy desinhibida; luego me convertí en una mujer más tímida. Más allá de mi personalidad, los compañeros no me la hacían pasar bien.
-Eras “la de la tele”.
-Era “la famosa”, pero también hago mi mea culpa. En realidad, no era un lindo grupo el de la primaria, aunque sí con muy buenos maestros.
En la secundaria, las aguas se atemperaron. El grupo era más armónico y, seguramente, Wexler una jovencita más aplomada, menos mareada por la fama precoz. “A los quince me puse de novia”, recuerda y confiesa que, de aquellos tiempos, conserva una amiga y, sobre todo, un gran vínculo de amistad nada menos que con quien era el docente de literatura: “Somos muy amigos, vino a mi fiesta de cincuenta; cuando él entraba en el aula me provocaba mucha admiración. Nos llevaba al teatro, era de esos profesores con un conocimiento que mixturaba su rigidez con su pasión”.
Hoy, está centrada en la lectura de Las gratitudes de Delphine de Vigan, pero, en su adolescencia, influenciada por aquel profesor que la marcó indeleblemente, hasta se animó a “trazar el mapa de los Buendía, pasaba horas marcando ese álbum”, en relación al apellido que atraviesa a Cien años de soledad, la novela de Gabriel García Márquez. En plan de pensar en literatura, también piensa en Gabriela Cabezón Cámara y en su novela Las aventuras de la China Iron.
Dulce hogar
En septiembre, Eleonora Wexler protagonizará una comedia dirigida por Nelson Valente en el teatro Picadero, la sala que está manejada por el empresario Sebastián Blutrach, actualmente su pareja.
-El teatro Picadero, ¿sería como una nueva casa para vos?
-Podría ser, ¿no?
Lanza una carcajada y, aunque sin desentenderse de lo capcioso de la pregunta, continúa con lo suyo: “Siempre fue una casa porque es un espacio que trabaja en un mix entre el teatro off y el comercial, con una programación que hace que el actor lo sienta muy cercano”.
-Contame un poco...
-Debutamos en septiembre…
-Me refería a tu pareja con Blutrach.
-Ah, estamos muy bien.
-¿Hace cuánto que son pareja?
-Hace un año, la amistad pasó a otro plano. Somos muy amigos, nos conocemos desde hace muchos años, es una persona a la que admiro profundamente y me encanta como es.
-¿Conviven?
-No, no, no.
-Muy enfática, ¿no hay planes al respecto?
-No, cada uno tiene su casa, ya somos grandes. A mí me gusta tener mi espacio, estar con mis perros.
-Se encuentran en el Picadero.
-Claro, y para viajar, compartir y disfrutar.
-¿Cómo toma tu hija Miranda este tipo de decisiones? ¿Te apoya?
-Sí, por supuesto, me banca y me escucha y yo la escucho a ella. Está enorme y maravillosa, estudia gestión deportiva, algo que tiene que ver con su amor por la equitación y los caballos, una conexión que no sabemos de dónde le viene, pero que les llegó a los tres años. Vino con eso.
-Como vos con la actuación...
-Exacto, por eso las dos entendemos la pasión, algo que, a veces, es difícil de encontrar.
-¿Tienen buen vínculo?
-Hoy es una mujer hermosa que me acompaña en la vida, aunque hemos pasado de todo, como suele suceder en estos vínculos de madres e hijas.
-Ahora sí, ¿qué estrenarás en el Picadero?
-Se trata de una comedia llamada La mentira, de Florian Zeller, que dirigirá Nelson Valente, y que haremos con Gonzalo Heredia, Alexia Moyano y Lautaro Delgado.
-Antes hablábamos de la “curaduría” de tu carrera y uno de los aspectos que definen tus elecciones es la mixtura entre lo audiovisual y la escena.
-Es cierto, pero, luego de la pandemia, me costó encontrar materiales de teatro que tuviera ganas de hacer.
-Hiciste El testamento de María en el teatro San Martín, Mary para Mary en el Picadero...
-Pero eran unipersonales, ahora tenía mucho deseo de trabajar con otros compañeros y de hacer comedia... ¡pare de sufrir!
-¿En la vida te pasó decir “paré de sufrir”?
-Sí, claro, pero cuando era más chica. Mi hija, en ese sentido, fue más simple. De adolescente, yo era más torturada.
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