Una mujer viaja a Varsovia a escarbar en los cimientos de la memoria, tapada por el tiempo, el horror y la desidia. Quiere encontrar al cartógrafo que trazó el mapa del ghetto que albergó a sus ancestros, que fue destruido por completo, sepultando en el olvido escenas dramáticas de un pasado no tan lejano. La obra se llama El cartógrafo, estrena el viernes en el Teatro San Martín, y la mujer que la protagoniza se llama Elena Roger . No, esta vez no va a cantar. Tampoco quiere llamarse protagonista. Prefiere decir que se sumó a una obra de ensamble y así pone en valor el trabajo de sus compañeros del elenco dirigido por Laura Yusem: Mario Alarcón, Horacio Acosta, Ana Yovino, Jazmín Diz y Gustavo Pardi. "Es interesante ser llamada no porque cante muy bien. Que se valore la actriz. Es otra cosa", dice en una charla con LA NACION. Famosa mundialmente por interpretar a Evita en Broadway y en el West End londinense, y a Edith Piaf, la actriz y cantante argentina pospuso algunos proyectos en los últimos años para recibir a sus dos hijos y levantar su hogar en Barracas, un verdadero refugio que tiene todo lo que la representa: sustentabilidad -su compromiso con el medio ambiente está a la cabeza en la lista de sus preocupaciones-, tranquilidad y sobre todo, amor. Sin embargo, entre el éxito de los musicales y su transformación en madre de dos, pasaron cosas: lanzó dos discos, Tiempo mariposa (2014) y 3001 - Proyecto Piazzolla (2016), junto a Escalandrum, realizó una gira internacional, cantó en el Colón, actuó en cine y ahora puede volver al teatro de texto "sin por eso dejar de cantar".
"Hace mucho que tenía en mi cabeza hacer una obra en el San Martín, como experiencia, y una obra de texto que no fuera musical. Esta es una obra con un color naturalista, en una sala pequeña, llama a una actuación bastante íntima, que a mí me atrae esa búsqueda", cuenta, entusiasmada.
- ¿Qué es lo que te atrapó de este texto?
-Es una tragedia personal para contar una tragedia mundial. A través de la guerra, del Holocausto, mi personaje intenta transitar su propia tragedia. Se encuentra en Varsovia con todos los signos de que existió el ghetto pero fue destruido en su totalidad. No quedaron rastros de la ciudad. Creo que hay una parte que se reconstruyó como era. Edificios que parecen de la época pero no lo son. Ella llega a Varsovia y se da cuenta que hay signos. Un monumento acá. Una piedra de los restos del ghetto, una piedra quemada donde están grabados los nombres de los últimos que resistieron. Pero en la inmensa ciudad parece desaparecer. Está o no está. Quién lo recuerda. Quién lo sabe. Está presente en la memoria de la gente.
-¿Tuviste que investigar acerca del nazismo?
-Tenía conocimiento de la época del Holocausto porque en la película Wakolda (de Lucía Puenzo) hice un personaje que era agente del Mossad, entonces estudié mucho lo que sucedió en esa época. Así que la información ya la tenía. La obra también da mucha información al respecto. Pero la construcción de mi personaje tuvo que ver con ir creándolo en las escenas, en los ensayos. Con una sensibilidad para plasmar lo que está escrito. Esta obra tiene muchos recovecos. Es un mapa, el texto también es un mapa y es muy interesante.
-¿De qué manera te impacta hoy la historia del Holocausto?
-Tuve la oportunidad de hacer un concierto para la renovación del Museo del Holocausto acá en Buenos Aires. Y una de los sobrevivientes, una señora subió a hablar y dijo "esto es para la memoria, es para que nunca más". Me quedé mirándola y escuchando sus palabras. Pensé en su "nunca más". Hay muchos nunca más en otros lugares del mundo y también que están sucediendo en este momento. Sigue habiendo matanzas horribles. El mundo está en guerra, no ha aprendido a resolver las cosas de otra manera. El paradigma del dinero destruye muchísimo todo. El ser humano está cegado por la plata.
-Hay quienes dicen que las mujeres no habríamos causado matanzas si no fuera por el machismo. ¿Ves una relación entre machismo y guerra?
-No lo sé. Cuando hablamos de machismos sabemos que hay muchas mujeres machistas. Las conocemos. Las brujas que se quemaban en la época de la inquisición eran quemadas por mujeres también. Así que no sé si es distinto. Es el poder. Y está en cada ser. Uno piensa que como la mujer tiene el poder de dar vida… Pero hay mujeres que no sienten eso. No es una guerra entre mujeres y hombres. Tiene que ver con otra cosa. Con la humanidad. Eso hay que sacárselo de la cabeza y tratar de que todos entendamos que necesitamos un espacio de libertad y paz. Y de respetar la decisión sobre nuestros cuerpos.
-Como cantante, ¿qué pensás del cupo femenino en la música que se está debatiendo en este momento?
-Creo que tiene que haber un cupo en todo, que tenemos que hacernos de un lugar. Dicen que si somos capaces tendríamos el lugar. Pero, en una orquesta, por ejemplo, ¿quiénes son los directores? Y... son hombres. No tiene que ver con si somos capaces o no. No es que las mujeres no están en los lugares porque no son capaces. Yo también contrato a mi amigo. Y los hombres se sienten más cómodos con hombres, no es ilógico, está todo bien, pero nosotros necesitamos el espacio igual. Por eso el cupo. Muchas mujeres sostienen familias. Necesitamos que sea equitativo. Cuando te cuentan que al mismo cargo le pagan más a un hombre que a una mujer, pensás, ¿dónde estamos viviendo? ¿Cómo puede ser? No se trata de dejar de ser mujeres. No nos tenemos que parecer a los hombres. Tenemos que seguir teniendo un día femenino. No pasa nada porque tengamos que faltar un día. Tenemos dolor de ovarios, tenemos que estar orgullosas que podemos crear. Eso no quiere decir que no podamos luchar por los espacios que tengamos que luchar. Pero ojalá todo sea desde el amor. Desde la energía femenina que venimos hablando. Desde el amor, no es una guerra. No desde la lucha mujeres contra hombres.
-Hay hombres que temen contratar mujeres por las denuncias...
-Sí, he escuchado terapeutas que dicen que no quieren hacer entrevista a puerta cerrada con una mujer. Puede ser que haya que llegar a un extremo para después nivelarlo. Pero cuántas mujeres sufrieron un montón de cosas por ser mujeres. Cuántas fueron quemadas. Podemos decir que el hombre fue a la guerra y las mujeres no. Pero las mujeres se comían las violaciones de los que venían a invadir. Es toda una cultura que se tiene que cambiar. El hombre tiene que cambiar su chip. Tendrá que respetar. Tendrá que no hacer chistes irónicos. Tendrá que no mirar el trasero a la chica con la que trabaja. Es incómodo. Una cosa es que te diga qué linda un amigo y otra es que te la diga alguien que tiene el poder de ponerte y sacarte de un lugar. Tendrán que aprender a respetar.
-¿Por qué creés que se armó tanto escándalo cuando hablaste del "poliamor"?
-El escándalo es el fracking, la salmonera, la soja transgénica, ese es el escándalo. Se señala mucho. Se ha enseñado que hay que señalar al otro y uno aprende a hacer cosas para que la sociedad no te señale. Estamos hablando del amor no del odio. Si habláramos de la guerra habría que escandalizarse.
-¿Cómo es criar a los hijos en la deconstrucción?
-No podría decirlo. Día a día, criar a un niño es muy difícil. Uno tiene un montón de ideales y cuando te das cuenta ves lo difícil que es. Ellos tienen otra personalidad vienen con otra data. Todo el tiempo quiero darles lo mejor y que sean felices. Ellos vienen con un viaje. Ellos te muestran otra cosa todo el tiempo.
-¿Tenés previsto grabar un nuevo disco?
-Sí. Espero poder lograrlo. Hasta que no salga no quiero decir nada. Tengo algunas ideas… Tengo que armarlo.
-¿Volverá Piaf en 2020?
-No sabemos todavía. El proyecto está. No pudimos coordinar la agenda con el director inglés. Cuando sepamos eso y podamos definir una fecha, sabremos en qué teatro. Las condiciones son que se haga con la misma producción.
-¿Tenés ganas de volver a hacerla?
Tengo dos sensaciones: una es que ya está, ya lo hicimos, mejor dejarlo en esa cosa maravillosa que fue. Pero por otro lado, me hacía feliz, y por qué no volver a hacerlo. Sería una excusa linda festejar los diez años de la última función de Piaf.
-¿Volverías a trabajar en el exterior?
Por ahora apuesto acá. Tengo a mi familia. Tengo hijos pequeños. Recién ahora puedo hacer teatro, venir todos los días. Desde que terminé Evita me dediqué mucho a mi familia. Algo que entendí que era importante cuando estaba allá. Entendí que mi vida no pasaba solo por la profesión. Que había otra parte que yo también quería realizar, tener un hogar, niños, eso cambia el foco. Doy gracias a Dios de tener una obra de teatro, de poder seguir cantando en conciertos… Es un poco difícil irme. Hay que estar en los lugares para que te llamen y eso. Hay que reavivar todo ese fuego. Me han convocado a un par de proyectos que no pude hacer. Pero siento que mi nombre todavía resuena. Recién ahora podría ponerle fichas al exterior.
-Entonces no está descartado.
-No está descartado. Hay épocas, etapas. Y quizás no pase nunca más. No pasa nada.
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