Máxima, Guillermo y sus hijas acompañaron a Beatriz de Holanda y a la familia del fallecido príncipe en el momento más duro
En torno a las 9 del viernes, los restos mortales del príncipe Friso de Holanda abandonaban el Palacio Huis ten Bosch de La Haya en un coche fúnebre, cubierto de flores, en dirección al cementerio de Lage Vuursche, situado en la localidad de Baarn, seguido de otros dos vehículos en cuyo interior viajaban la princesa Beatriz, vestida de riguroso luto, y algunos familiares, entre ellos la princesa Laurentien acompañada de dos de sus tres hijos.
Antes de recibir sepultura en el cementerio de una pequeña iglesia situada junto al castillo de Drakensteyn, en un acto reservado sólo a los familiares y a un reducido círculo de amigos, alrededor de las 15, tuvo lugar el servicio religioso celebrado en la más estricta intimidad, por expreso deseo de la familia. Allí se pudo ver a la viuda de Friso, la princesa Mabel, quien, vestida de negro y oculta tras unas gafas de sol, llevaba un ramo de flores lilas.
El sepelio tuvo lugar en la iglesia de Stulperk y fue oficiado por el sacerdote Carel ter Linden, el mismo que celebró la boda de Friso y Mabel en 2004 y también la de Máxima y Guillermo. La pequeña iglesia, construida en 1659, es un templo protestante y está situado justo al lado del cementerio donde reposarán los restos mortales del príncipe, quien falleció el pasado 12 de agosto tras permanecer en coma 18 meses después de quedar enterrado por una avalancha mientras esquiaba en la estación de Lech, en los Alpes austríacos.
Para preservar la intimidad de la Familia Real holandesa, se colocaron en torno al cementerio una serie de paneles, a la vez que se restringió el acceso a la zona y sólo tuvo acceso un pequeño grupo de fotógrafos. Un florista de La Haya fue el encargado de decorar el templo.
Aunque la lista de los asistentes al sepelio no trascendió, destacó la presencia del rey Harald de Noruega, padrino de Friso, y varios representantes del Consejo de Ministros, encabezados por el presidente Mark Rutte. En total, se calcula que asistieron unas 100 personas.
Los miembros de la Familia Real se han desplazado a pie desde el castillo de Drakensteyn hasta la iglesia adyacente, con la princesa Beatriz al frente. Junto a la que fuera reina de Holanda hasta este año caminaron las hijas de Friso, Luana y Zaria, y su viuda Mabel, seguidas del rey Guillermo Alejandro, su esposa Máxima y sus tres hijas, Amalia, Alexia y Ariane. Mientras los adultos iban vestidos, como marca el protocolo, de riguroso negro, las hijas del Príncipe aparecieron con un vestidos de color blanco roto, y las hijas de los Reyes, por su parte, de blanco.
El rey y su hermano, el príncipe Constantino, fueron dos de los seis responsables de portar el féretro de Friso de los Países Bajos. El entierro terminaba alrededor de las cuatro y media de la tarde. Tras el servicio religioso, de aproximadamente una hora, la Familia Real abandonó la iglesia de Stulpkerk para dirigirse al castillo Drakensteyn.
Será en el castillo Drakensteyn donde Beatriz de Holanda instalará su residencia a finales de este año o principios del próximo. También es el lugar en el que el príncipe Friso y sus dos hermanos pasaron su infancia.
El primer ministro holandés, Mark Rutte, calificó el fallecimiento del príncipe Friso como un hecho "enormemente triste". "Pese a que todos lo temíamos, la noticia de su muerte es devastadora. Para la princesa Mabel y sus dos hijas el dolor tiene que ser indescriptible. En estos momentos nuestros pensamientos están con ellas", rezaba el comunicado oficial del Jefe del Gobierno. "Igualmente, su pérdida supone un gran golpe para la princesa Beatriz. Ver morir a un hijo es lo peor que le puede suceder a una madre. Los reyes Guillermo y Máxima y los príncipes Constantino y Laurentien pierden un hermano y un cuñado que siempre les apoyó. También para ellos nuestro recuerdo en este triste día", continuaba la nota.
Antes de que termine el año, la Familia Real organizará otro funeral abierto al público para que los holandeses que lo deseen puedan dedicar sus plegarias a Friso. Hoy, las banderas ondean a media asta en toda Holanda para recordar al hermano del rey.
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