El susto de Marisa Brel: "No podía respirar, creí que me moría"
"Me pasó un camión por encima y me dejó devastada emocionalmente. Y eso, ya lo sabes, le pega al cuerpo", escribió Marisa Brel hace unos días en su cuenta de Instagram. Una fuerte bronquitis que casi la dejó sin poder respirar, la obligó a ir al médico y a revisar cómo había llegado hasta ese punto. "No soy de las que muestran en las redes sociales que la vida es perfecta. Si estoy bien, estoy bien y si estoy mal, también lo muestro. Soy un ser humano normal", le contó la periodista a LA NACIÓN, ya recuperada pero aún con algunas dificultades para respirar.
-¿Te sentías mal y te resistías a ir al médico?
-Mucha gente se siente mal y no va al médico porque le da miedo que piensen que tiene coronavirus o teme contagiarse. No tengo coronavirus, no me hicieron ni un testeo siquiera, porque nada que ver. Nunca tuve fiebre. Es una bronquitis muy fuerte. Tuve una seguidilla de problemas personales emocionales que hicieron que detonara, e implosioné. Si te sentís mal, tenés que ir al médico. Fui a la clínica de Nordelta a la que le tengo mucha confianza porque fue donde descubrieron lo de Paloma [hace dos años, su hija mayor debió ser operada de urgencia por una hidrocefalia y le descubrieron un tumor en el cerebro ]. Me hicieron de todo y era bronquitis.
-¿Era muy complicado el cuadro?
-Pensé que en una semana iba a estar bien, pero la segunda fue peor y la tercera mucho peor. Un día me levanté con la garganta cerrada. Tal vez es normal en una bronquitis, pero yo pensé que me moría porque fue horrible. No tenía manera de respirar. Miraba el piso y pensaba dónde me voy a caer. Veía todo en cámara lenta.
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-¿Te asustaste?
-Me asusté mucho cuando me ahogué. Casi veo la luz [ríe]. Lo desdramaticé porque, de verdad, pensé que me moría; no tenía manera de abrir la garganta. El susto me duró cuatro o cinco días. Cada vez que toso se me cierra la garganta, pero trato de relajarme y confiar en que se va a volver a abrir. Después de ese cuadro me fui a la clínica, de urgencia, y era un broncoespasmo que yo no había tenido en mi vida: no suelo tener bronquitis. Ya estaba medicada pero se nota que no alcanzó. Soy muy de terapias alternativas y la bronquitis tiene que ver con una acumulación de broncas y detoné.
-¿Y cuáles son esas broncas acumuladas?
-Lo que me pasó fue emocional. Es sabido que si no te escuchás, si no parás tu cabeza y tus emociones, te repercute en el cuerpo. Gracias a Dios estoy entera. Estoy transitando la tercera semana de la bronquitis y no tuve que estar internada pero sí en observación porque me dieron inyecciones, y un puff para que se me abran los bronquios. Tuve una tragedia familiar con la pedida de un bebé que estaba por nacer. Y estoy en medio de los estudios de Paloma y es todo un tema. Cada seis meses se hace los estudios para saber si el tumor creció o no. Eso me afecta mucho, pero anímicamente estoy fuerte.
-¿Y cómo está Paloma de salud?
-Mejor que yo. Mi hija es una leona, una reina. Tiene 17 años y es mi maestra. No tiene que tomar ni una aspirina por ahora. Paloma está cursando el último año de secundaria y ya había decidido terminar la escuela haciendo home schooling. Fue visionaria, justo antes de que se decretara la cuarentena. Así que estoy aprendiendo una linda a convivencia con mi hija, que empezó a cocinar, a trabajar. Está creando una marca de ropa con su mejor amiga Agustina. Está muy motivada.
-¿Llevan bien la cuarentena en familia, entonces?
-En lo personal, la cuarentena no me cambió mucho más que los viajes. Tenía planeados seis viajes por trabajo. Me iba a España a capacitar gente y después al norte de Italia, a Francia, y tres días antes paramos todo. Después iba a ir Chile, a Perú. Y ahora tendría que estar volviendo de un crucero por el Caribe... Viajar es mi oxígeno. Pero fuera de eso, hace siete años que hago home office y soy una feliz pionera haciendo network market desde mi casa, en pijama. Tengo equipos trabajando en siete países. Mi rubro es de alimentos y explotó. Yo capacito equipos, desarrollo liderazgo. El que está en problemas es mi marido (Carlos Evaristo, docente y director de teatro), que da clases de teatro y tuvo que recurrir al zoom. Mi hijo Timoteo tiene 7 años y es un nene Montessori [un método educativo], y toma clases por zoom. Felices de estar en familia, los disfruto. Y todos estamos aprendiendo a respetar los espacios, obviamente. Siempre cuento lo que me pasa porque es una manera de ayudar a tomar conciencia. "Aprender, crecer y avanzar" es mi lema. Todo es un gran aprendizaje.
-¿Le das mucha importancia a tu vida espiritual?
-Muchísima. Practico los cuatro acuerdos totecas, hago registros akashitos, barra de Access, trabajo con energía, sanación pránica. Hago todo lo que me sirve para ayudar a evolucionar mi ser. Es una prioridad en mi vida. Por eso enseguida supe de dónde venía mi bronquitis: de broncas acumuladas. Hice la listita y casi no me alcanza el cuaderno. Hoy lo cuento con una sonrisa, pero me asusté mucho. En los últimos meses tuve un cambio muy fuerte en cuanto a salud y ahora como y tomo más saludable. Yo era un desastre, comía chatarra y bebía dos litros de gaseosa cola todos los días. Hace tres años que trabajo en FuXion, que es una empresa de bebidas saludables; soy la líder número uno de la compañía a nivel ventas en veinte países. Un negocio de liderazgo muy hermoso. Gracias a este negocio descubrí la vida saludable
-¿Qué hábitos cambiaste?
-La pregunta es qué no cambié. Lo primero es que ya no tomo dos litros de gaseosa cola por día. Le daba la teta a Paloma y hacia mis tratamientos in vitro tomando gaseosa. Comía muy mal, mucha chatarra. Mi mejor amiga, Mercedes Martí, que es naturista, me lo decía siempre pero yo no lo veía. Y vivía enferma, con gripe, anginas, insomnio, anemia, no podía ir al baño. Todo era debido a la inconsciencia de comer y tomar mal. Con mi nuevo trabajo empecé a explorar todo un movimiento de vida saludable que me enamoró. Como de todo: aprendí a comer verduras, frutas, a tomar proteínas y a balancear mi alimentación. No estoy de acuerdo con las dietas y bajé seis kilos desde noviembre. Además bajé el estrés y duermo mejor.
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